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Dan primera lectura al dictamen de reforma que incluye el matrimonio igualitario

FOTO: Congreso del Estado de Baja California Sur.

La Paz, Baja California Sur (BCS). La Comisión de Puntos Constitucionales y de Justicia del Congreso del Estado de Baja California Sur, presentó en primera lectura el Dictamen referente a la iniciativa que plantea reformas al Código Civil de Baja California Sur, donde se incluye el matrimonio igualitario y que fue presentada por la diputada Ma. Rosalba Rodríguez López, Presidente de la Comisión de Igualdad de Género, informó el Congreso del Estado.

El documento del dictamen expone que, con la actual reforma, se busca defender los derechos humanos de las y los ciudadanos, establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Constitución de la Entidad y los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es parte, así como de las garantías para su protección.

El presentador del Dictamen, diputado Esteban Ojeda Ramírez, Presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales y de Justicia, refiere que la iniciadora de la iniciativa diputada Rosalba Rodríguez, argumenta que defender un derecho humano es una tarea que las y los legisladores no deben postergar, y que tuvo pláticas con diversos grupos de la sociedad en las que le manifestaron la situación de discriminación en que viven, quienes no tienen acceso a la figura del matrimonio civil y por tal razón presentó la propuesta en estudio.

En ese sentido la iniciativa de reforma hace referencia a la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) del 6 de noviembre del 2015, 23/2015, dirigida a los Titulares de los Poderes Ejecutivos y a los Órganos Legislativos de todas las entidades federativas del país, sobre el “matrimonio igualitario”.

De igual manera, argumenta la jurisprudencia expuesta en el expediente 43/2015 de la primera sala de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación que señala que “la  ley  de cualquier entidad federativa que, por un lado, defina al matrimonio como la unión entre un  hombre  y  una  mujer, o que considere que su finalidades la procreación, resulta  inconstitucional y es impostergable la reparación de dicha discriminación  en  los  marcos  normativos,  en  respeto  de  la  dignidad  de  las personas,  su  igualdad  y  derecho  a  la no discriminación, no  con  una  figura jurídica diferente, si no con su reconocimiento en  la figura jurídica  del matrimonio”.

Ojeda Ramírez puntualizó que, negarle a las parejas del mismo sexo los beneficios tangibles e intangibles que son accesibles a las personas heterosexuales, a través del matrimonio, implica tratar a las personas homosexuales como si fueran ciudadanos de segunda clase; no existe ninguna justificación racional para no darles a las personas homosexuales todos los derechos fundamentales.

Esteban Ojeda Ramirez dijo que, la Comisión dictaminadora encuentra la iniciativa en estudio procedente y legalmente ajustada a las disposiciones constitucionales, a los tratados internacionales y a las leyes secundarias, ya que con esta reforma normativa se pretende priorizar los derechos humanos de las personas por encima de estereotipos sociales y cumplir con los preceptos constitucionales de eliminar la discriminación, que tanto lastima a los seres humanos, al excluirlos de sus derechos, en figuras jurídicas como el matrimonio y el concubinato.

La propuesta de reforma al Código Civil de Baja California Sur establece en el artículo 150 que, “el matrimonio es la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua, mediante la cohabitación doméstica y sexual. Debe celebrarse ante el Oficial del Registro Civil y con las formalidades que estipule el presente código, bajo estos principios…”

También se modifican los artículos 173, 174, 176, 218, 219, 220, 260, 262, 330, y queda pendiente la segunda lectura del Dictamen de la iniciativa de reforma al Código Civil de Baja California Sur para someterse a discusión y aprobación.




Respeto al designio de un dios vs el matrimonio igualitario

FOTOS: Internet.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ante la iniciativa de ley que plantea aprobar el matrimonio igualitario en Baja California Sur, las protestas de organizaciones y personas opositoras se han radicalizado. El argumento de algunos de ellos, se reduce al dicho de que el matrimonio es un designio de un dios, y que este debe celebrarse entre “un varón y una hembra”, según ellos por que eso preservará los valores de nuestra sociedad. Aducen los defensores de la que consideran la familia natural (integrada por un hombre y una mujer), que esta se organiza con el propósito de perpetuar la especie, y que el matrimonio igualitario, es decir entre personas del mismo sexo, nos llevaría a la ruina social.

Por otro lado, los que están a favor del enlace amoroso y legal entre dos personas del mismo género, defienden su prerrogativa a elegir, además argumentan que el matrimonio es un derecho y, como tal, no debe ser sometido a consulta o ser negado por cuestiones religiosas, y más aún cuando se supone que vivimos en un Estado laico.

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En las últimas semanas, el Congreso del Estado ha sido escenario del conflicto entre los fervorosos por la familia natural, entre estos destaca el grupo del Frente Nacional por la Familia de BCS (FNFBCS), y la comunidad LGBT+, así como ciudadanos heterosexuales que han ido a respaldar la lucha de estos últimos por los derechos de todos. En estas trifulcas, hemos escuchado verdaderas cátedras de cerrazón y egoísmo por parte de personajes que pueden calificarse de fanáticos religiosos, por ejemplo: “Vean lo que ha sucedido en otros países. Vean las consecuencias del matrimonio igualitario, ahora se está aceptando la pedofilia, matrimonios múltiples, hasta relaciones con animales, por aquí se empieza…” , advirtió una mujer, a gritos, al presentarse la iniciativa para reformar el Código Civil de Baja California Sur y reconocer el matrimonio igualitario, como ya se hace en otras partes del país.

 Y no, la homosexualidad no es el parteaguas para llegar a la pedofilia, tampoco para tener varios esposos o esposas, o de ambos, y mucho menos es la antesala de la zoofilia. Me parece que a estas prácticas, criminales unas, comunitarias otras y animalescas las últimas, se puede llegar por otros caminos, que pueden ser tan perversos como religiosos y hasta divinos.

En junio otra mujer dio una declaración de odio e ignorancia que es una joya: “…ofenden a la ciudadanía, al buen vivir, a la familia sobre todo, es la institución creada desde un principio y debe haber respeto, respeto a la familia, porque todos somos, un día vamos a ser padres (sic) y queremos lo mejor para nuestros hijos, y la palabra de dios dice que varón y hembra nos hizo dios. El que quiera irse por otros lineamientos está en su derecho; nosotros no los juzgamos, porque de nada sirve nuestro juicio, el juicio viene de arriba no de aquí de abajo, pero el orden viene de las autoridades y de la Constitución. Las mayorías queremos el bien para Baja California Sur y toda nuestra nación. No queremos, no queremos remedos, ni parches de medio-hombres, medio-mujeres ni de libertinos que solamente promueven leyes injustas para vivir fuera de la verdadera libertad, porque pasan de la libertad al libertinaje, eso es lo que está pasando en toda nuestra nación…”.

Esta señora no entiende que formar una familia no te obliga a tener un hijo, que la sociedad familiar legal tiene diversos propósitos, entre estos, la seguridad de los contrayentes en los ámbitos jurídico y de protección social. Las personas van más allá de sus preferencias sexuales, la mente es más amplia que el cuerpo, pero alguien que enarbola un único y divino origen de todo, no va a entender esto. Ella dice que hay que seguir la palabra de dios. ¿Cuál de ellos?, dioses hay muchos; es más, la religión es más diversa que la sexualidad. ¿Cuántos diferentes grupos de creyentes se reparten el dominio del mismo dios con variantes de prácticas, normas, prohibiciones y/o permisiones?

Se equivoca la mujer, sí juzgan, y lo hacen en la tierra, y ese es el juicio que importa, pues es el que coarta la convivencia de las personas, estigmatizando a los que tienen preferencias distintas. El juicio de arriba, ese no es relevante, por que polvo fuimos y polvo seremos. Así que lo que importa es el aquí y el ahora, no lo relacionado con “el más allá” o “el reino de los cielos”, del que no tenemos ninguna certeza. Las personas medio-inteligentes no tienen la capacidad de entender las diferencias, esa es la calidad de algunos de los que se oponen al matrimonio igualitario.

Y aunque el FNF se ha deslindado de esos personajes, lo que sostienen es también una máxima incivilizada y autoritaria, pues aseveran que el matrimonio no es un derecho humano, y que el matrimonio igualitario es una ficción jurídica; eso ha señalado Alan Loubet, dirigente de la asociación, aduciendo que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, acogiéndose igual que los fanáticos religiosos a las supuestas máximas de su dios. Tal cerrazón, egoísmo e ignorancia, pervive en un sector importante de nuestra sociedad, a pesar de que desde 2015 la Suprema Corte de Justicia de la Nación calificó, mediante una jurisprudencia, que las leyes que suscriban al matrimonio como un enlace entre personas de diferente género y con la intención de procrear hijos, son inconstitucionales y violatorias de los derechos humanos.

¿Quiénes son estas personas para decidir qué es lo correcto y lo incorrecto con base en la religión? También en la religión hay diversidad, en México y en el mundo no sólo se adora a su dios, y hay muchos que ni siquiera reconocen a alguna deidad; y si de perversión hablamos, deberían de empezar a limpiar la casa de Dios, ahí están los cientos de miles de crímenes de pedofilia cometidos por ministros eclesiásticos, y no necesariamente esos depredadores son homosexuales, pero sí son criminales. Los opositores al matrimonio igualitario viven apuntalando una fe que ha perpetrado atroces crímenes sexuales de toda índole, y están espantados por el amor entre dos personas adultas del mismo sexo.




No es el matrimonio igualitario

FOTOS: Culco.

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mucho se ha hablado, y poco se ha escrito a profundidad, sobre el matrimonio igualitario en Baja California Sur. Lo que sí hemos leído y visto, al respecto, es una cantidad profusa de pastores religiosos emitiendo declaraciones sin fundamento —basados en el engaño—, para manipular la información en contra de este derecho.

Alguien que busca representar a la fe de las masas, ofende a sus feligreses cuando habla desde la mentira. Quien busca ser guía espiritual y utiliza su poder de convocatoria, credibilidad y capacidad de convencimiento para refutar —con todo derecho— lo que no le parece en público, pero utilizando mensajes 100% falsos, no puede ser menos que mezquino, rayando en lo miserable, e inclusive, peligroso para las instituciones laicas. Tuvimos una guerra civil, que costó la vida cientos de miles de mexicanos, para poder separar iglesia y Estado, nunca lo olvidemos.

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Coincido con mi compañero Arturo Rubio Ruiz, quien en este medio publicó el artículo Concepción legal de familia y matrimonio. ¿Qué debe hacer el Congreso de BCS? , sobre que la pugna actual sobre el tema es estéril, ya que el matrimonio civil bajo las condiciones actuales, no permite se cumpla a cabalidad el artículo primero de la Constitución Mexicana:

En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte […] Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Ya que si solo un porcentaje de mexicanos puede acudir al Registro Civil —lo que es un derecho— y lograr el reconocimiento legal de su enlace, mientras a otro porcentaje  de la población le es negado realizar este registro por cuestión de preferencia sexual, entonces este último grupo de mexicanos, no goza a cabalidad de los derechos reconocidos en la Constitución. Y no podemos seguir viviendo en un país sin Estado de derecho.

Sin embargo, difiero por otro lado, respecto a que la postura de la comunidad de la diversidad sexual esté alimentada y sostenida por el radicalismo y la beligerancia, y que el parlamento se haya vuelto un circo “por la presencia de ´grupos antagónicos’ que no se han expresado adecuadamente”.

En primera, aprovecho la cita para poder posicionar algo, que hasta la fecha los medios han invisibilizado: la principal consigna de los manifestantes a favor del matrimonio igualitario es cero confrontación, esto implica: evitar gritos e interrupciones; incluso, protestar en silencio, con el puño alzado todas y todos, en señal de civilidad.  Asimismo, ya que el diálogo es imposible e inexistente por parte de los pastores y las agrupaciones religiosas asistentes al Congreso, también se sugiere no entablar conversación con ellos.

Por ello es que, realmente, no se puede hablar de una actitud radical y beligerante de parte del  colectivo que se manifiesta a favor del reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo, siendo por el contrario, que la expresión de este grupo no solo ha sido adecuada, civilizada y asertiva, sino a todas luces acertada: los medios nacionales tienen los ojos puestos sobre Baja California Sur; la radio local, los periódicos, la televisión, las asociaciones, las familias, las escuelas, todos hablan del tema.

En todo caso, beligerantes y radicales aquellos pastores religiosos que se presentan ante los medios y ante el propio Congreso, emitiendo disparates como “si aprueban el matrimonio igualitario será obligatorio que niños en jardines  y primarias coman popo”,  hasta proyecciones mentales de “en las escuelas enseñaran el fisting, el riming y el sexo anal a niñas y niños”, o que tal “está comprobado que el 100% de los homosexuales violan niños”. Esa fracción del grupo de los que están en contra es radical y agresiva, además de mentirosa y manipuladora.

Segundo, La Paz es Diversa, y las demandas de la diversidad no están alimentadas ni sostenidas por nada más que el derecho humano, es muy sencillo: derechos para todos y todas las personas. ¿Es radical poder heredar tus bienes? ¿·Es beligerante pedir que, a tu pareja le puedas dar de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social para tener acceso al derecho básico de la salud? Esto y más, es lo que está en disputa.

Ilógico pensar que la salud, el bienestar social, los derechos legales, sean solo accesibles para un grupo de mexicanos. Violento es, la omisión del Congreso local por no votar en lo inmediato a favor del matrimonio igualitario, cuando no hacerlo es seguir viviendo sin un Estado de derecho.

Coincido una vez más con mi compañero, que en el Congreso hay figuras calentando el asiento, con evidente incapacidad para representar y gobernar para todas y todos en este Estado. La cosa es sencilla: la Suprema Corte de Justicia de la Nación se manifestó, indicando que, de forma obligatoria para todas las autoridades, en sus respectivos ámbitos de competencia, y por ende, en todo México, el contrato civil matrimonial se entienda como la unión libre, monogámica, entre dos personas, sin importar la preferencia sexual de los contrayentes.

¿Por qué a las personas heterosexuales, cisgénero, bugas, debería de importarnos, y, aún más, deberíamos de activarnos, alrededor del matrimonio igualitario? Porque como mexicanos privilegiados —ya que tenemos acceso a un derecho que otros no—, tenemos una obligación moral de construir, para otros, las oportunidades a las que sí podemos acceder, porque vivimos en una simbiosis no reconocida. Los humanos somos gregarios por naturaleza, no podemos negarnos como sociedad ¿qué es una sociedad sin igualdad de condiciones? Un retroceso al medioevo.

No es el matrimonio igualitario. Somos todos.

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Concepción legal de familia y matrimonio. ¿Qué debe hacer el Congreso de BCS?

FOTO: CULCO BCS.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La inminente reforma a la legislación local sudcaliforniana, relativa al contrato matrimonial, ha generado una polémica que ha enfrentado en diversos escenarios a dos posturas diametralmente opuestas, alimentadas y sostenidas, respectivamente, por dos grupos antagónicos, radicales y beligerantes. La controversia ha convertido el recinto parlamentario local en una carpa de circo, ante la incapacidad de nuestros diputados, que rebasados por el escenario montado, no atinan a darle el manejo adecuado a las expresiones de los grupos en conflicto.

La polémica es compleja, por las implicaciones del tema, pero la pugna es estéril, y la tardanza del Congreso por adecuar nuestro marco normativo local, no hace sino alimentar la contienda, cuando es de todos sabido, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya se ha manifestado al respecto, y su interpretación, como máxima acepción sobre el tema, resulta obligatoria para todas las autoridades, en sus respectivos ámbitos de competencia, y por ende, en México —acorde a la jurisprudencia de la Suprema Corte—, el contrato civil matrimonial se entiende como la unión libre, monogámica, entre dos personas, sin importar la preferencia sexual de los contrayentes; y se reconoce como un derecho de las parejas homosexuales el poder casarse legalmente. Cualquier disposición contraria al criterio jurisprudencial, resulta combatible en la vía de amparo.

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Siguiendo la interpretación jurisdiccional en cita, para celebrar un contrato matrimonial, la heterosexualidad,  la procreación, la fidelidad, el respeto mutuo, desaparecen como requisitos, y lo que era un vínculo indisoluble de manera incausada, se convierte en un convenio de convivencia monogámica entre dos adultos, de temporalidad indefinida, unilateralmente disoluble, que solo genera obligaciones patrimoniales y alimentarias; ubicable un escalón arriba del concubinato –que sólo impone obligaciones alimentarias—, y dos arriba del amasiato, que no genera ninguna obligación.

La reingeniería conceptual del contrato matrimonial consagrada en la jurisprudencia, que significa un triunfo igualitario para unos, resulta una degradación moral para otros. Sin embargo, el Congreso no puede tomar partido faccionario, debe ajustarse al mandato jurisdiccional y, a menos que encuentre argumentos suficientemente sólidos, como para sostener ante la Suprema Corte la constitucionalidad de la heterosexualidad como requerimiento para obligarse en un contrato civil matrimonial, deberá suprimir dicho requisito del Código Civil del Estado.

Corresponde entonces al Congreso local adecuar la legislación civil y familiar sobre el tema, tal y como lo ha hecho ya el legislativo federal, en materia procesal. Actualmente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece, en la fracción XXX del Artículo 73 —adicionada el 15 de septiembre de 2017 y reformada el 14 de marzo de 2019— que, el Congreso de la Unión, tiene facultad exclusiva para expedir la legislación única en materia procesal civil y familiar, de tal suerte, que en breve, todos los procesos relacionados con controversias familiares, se regirán por un código nacional de procedimientos civiles y familiares, buscando con ello la unificación de criterios y la uniformidad en la aplicación e interpretación de las leyes que rigen el derecho de familia.

Podemos afirmar entonces, desde la academia, que en México ha evolucionado el concepto y la naturaleza jurídica de la familia, para definirla actualmente como una institución de derecho, de orden público e interés social, integrada por personas físicas que, habitando o no en la misma casa, se encuentran vinculadas por:

  1. El acto jurídico del contrato civil matrimonial y/o la adopción;
  2. El hecho jurídico del concubinato;
  3. El hecho material de la inseminación artificial —cuando origina la filiación— y
  4. Los parentescos de consanguinidad civil y afinidad.

El marco legal debe garantizar la protección de la familia, tanto en en su constitución e integración, como en su desenvolvimiento, por ser el pilar de la estructura social del estado.

El objetivo primordial de la familia, es la sana convivencia de sus miembros, por medio de la permanencia y estabilidad de sus relaciones, lo cual satisface las necesidades de subsistencia y defensa.

El Estado Mexicano le reconoce a la familia la personalidad jurídica necesaria para ser persona moral y, en consecuencia, titular para ejecutar derechos de sus miembros, y cumplir las obligaciones individual o colectivamente consideradas (Artículos: 3º fracción II inciso C, fracción III, 4º párrafo primero y séptimo, 16 párrafo primero, 18 párrafo sexto, 27 fracción XVII in fine, 29 párrafo segundo, 107 fracción III inciso a), 123 apartado A fracciones VI, XXIV, XXV, XXVIII y XXIX, apartado B fracciones VIII, VIII inciso c), XI inciso d) y e), XIII párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

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Candente sesión en Congreso de BCS… Y otra vez a congelar matrimonio gay

Colaboración Especial

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Apenas llegar al recinto legislativo, la media mañana de este martes, parecería una ocasión especial: decenas de personas se encontraban a sus puertas; muchas de ellas aún terminando de garabatear alguna consigna en sendas cartulinas fosforescentes, y de lejos se podían apreciar conglomerados de periodistas alrededor de algunas figuras de interés. Este 11 de junio se esperaba que se llevara a cabo la discusión acerca de la iniciativa para reconocer el matrimonio igualitario en Baja California Sur. Tema que mueve las masas. Sí, los hay. Los hubo.

Las posturas son tan evidentes y definidas, como las hay oscuras y ambiguas. Los líderes del movimiento que convocó a la manifestación presente, se expresan con claridad y firmeza al respecto del tema, con oralidad fluida y una forma cálida —incluso carismática—, al dirigirse a los medios, aunque no tanto a la tribuna legislativa.

En cambio, los manifestantes de a pie, aquellas personas que sostenían las pancartas en las que se leían consignas a favor de la llamada familia natural y en contra del matrimonio igualitario en diversos tonos, desde aquellos simplistas “hombre+mujer=matrimonio” hasta los que acusaban al matrimonio entre personas del mismo sexo como obra de Satanás, se mostraban más bien reacios a decir algo. Varias personas fueron interceptadas por algún medio para saber de su propia voz a causa de qué se manifestaban y sólo se recibieron miradas hoscas, risas nerviosas y someros “venimos con el Frente”, “hable con el pastor”, “estamos aquí apoyando la vida”, “defendemos a la familia”… Algunos, hasta se cubrían el rostro con sus cartulinas, cuando notaban una cámara cerca.

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A pocos minutos de haberse iniciado la sesión, el representante del Frente Nacional por la Familia Natural (FNFN) en Baja California Sur, Alan Loubet, cobijado por estos manifestantes, alzó la voz desde las gradas y se expuso como víctima de la discriminación del Congreso que, a su parecer, le cerraban las puertas y no le permitían dialogar para tratar el punto de vista del Frente acerca del controvertido tema.

Quedó de lado la afable sonrisa con que Loubet se dirigía a los medios que le dieran foro a la entrada del recinto. Con el rostro desencajado de indignación, de pronto, acusó a los diputados de ser dictadores impositivos y directamente señaló a la diputada Rosalba Rodríguez López —quien presentara la iniciativa en controversia el pasado 7 de mayo—, de discriminarlos y negarse a tomarlos en cuenta. La diputada le respondió, dirigiéndose mas bien a la audiencia caldeada que al propio representante del FNFN, informando que no ha recibido la solicitud de este movimiento para entablar este diálogo.

Para Loubet no parece haber claridad al respecto de los medios y formas para solicitar foro ante esta autoridad; continúa manifestándose a la brava señalando y repitiendo que los diputados los evaden y los discriminan. Finalmente, y ante la insistencia del Congreso, cede y permite que la sesión continúe. Pero no por mucho tiempo.

A este punto, el ánimo de los presentes bullía. Las pancartas se agitaban y se escuchaba el cuchicheo de los manifestantes —niños, mujeres y personas de la tercera edad, en su mayoría—  asintiendo a las palabras de su líder. Poco avanzó la sesión, cuando un nuevo protagonista tomó la voz, igualmente sin mediar formalidad alguna.

Un hombre al que algunos a baja voz llamaban el extranjero, y que posterior a la jornada se identificó como Javier González Pantoja. Tomó la palabra increpando a los legisladores por querer aprobar el matrimonio gay, y pretendiendo educar a gritos a la audiencia informando que los homosexuales son pederastas, que así han sido llamados por millones de años, y que apoyar al matrimonio igualitario es fomentar la pederastia en detrimento de la niñez.

¡Yo lo estoy traduciendo bonito! El manifestante, más bien, vociferaba insultos, agresiones y descalificaciones personales hacia los diputados, a quienes no bajaba de contadores malogrados, recamareras incultas,  fracasados que de ningún modo tenían derecho ni capacidad para decidir sobre el tema. La intensidad con que se expresaba llegó al punto que incluso Alan Loubet instó a su comparsa a abandonar el recinto con el fin de deslindarse de él.

Una vez fuera la mayor parte del grupo de manifestantes, el ambiente dentro del recinto se asedó. Aunque la sesión prosiguió con calma, no era una calma fina sino más bien aquella que queda después del primer temblor, cuando no sabes si habrá réplicas. Se sabía que puertas afuera estaban los líderes de la protesta organizando a su gente y no había claridad sobre si habría o no alguna nueva intervención escandalosa.

Pero el tiempo hace mella, y el poco dinamismo de una jornada larga discutiendo temas legislativos sin controversia terminó por mermar el ánimo de los manifestantes. Aunque cerca del cierre de la sesión volvieron a ingresar a la sala una gran cantidad de personas del FNFN, ya no tenían la mirada convencida de unas horas atrás. Más bien se podía escuchar a los niños preguntar cuánto faltaba para irse; a algunas personas ligeramente confundidas que preguntaban a qué hora sería el debate entre los diputados por el matrimonio gay …Y a algunos cabecillas que les respondían murmurando Ya casi se acaba, ya casi terminamos.

En el último punto de la sesión tomó la voz la diputada Rosalba Rodríguez López exponiendo sobre un tema que ninguna relación tenía con el controversial matrimonio igualitario, y hubo un destello de protesta que, por fuera de lugar, no llegó ni a chispa. Una voz solitaria se escuchó interrumpiendo a la legisladora, gritando No queremos lesbianas en el Congreso. Muchos de los presentes parecían abochornados.

La jornada concluyó con un Javier González Pantoja pretendiendo tomar el estrado —ya vacío—, para finalmente abandonarlo y terminar por repetir las mismas rancias reclamaciones al presidente del Congreso del Estado, Homero González Medrano, a la salida del recinto. Entre descalificaciones e insultos, todos fuimos abandonando la sala.

Y, entonces, ¿el matrimonio igualitario en BCS, para cuándo?

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