Carta Al Padre 2023. Regresa el concurso literario de CULCO BCS

CULCO BCS | CULTURA Y COMUNICACIÓN DE BAJA CALIFORNIA SUR

CONVOCA AL CUARTO CONCURSO

«CARTA AL PADRE» 2023

FOTO: Internet

Podrán participar hombres y mujeres de cualquier ocupación, de 18 años en adelante, que radiquen en Baja California Sur. En caso de quedar seleccionados sus textos, las y los participantes aceptarán su publicación en esta revista digital bajo las siguientes condiciones:

Sobre la recepción de trabajos: Las y los concursantes deberán enviar su texto en Word al correo m_peraltadelgado@yahoo.com.mx y modestoperalta@culcobcs.com del jueves 1 de junio al miércoles 14 de junio a las 12:00 horas. En el Asunto deberá decir: “Concurso Carta al Padre en CULCO BCS 2023”. En el cuerpo del correo deberán escribir sus nombres y teléfonos, así como sus datos de localización. Si se detecta algún error, se les regresará esta convocatoria para que verifiquen su posible falla. Deberán recibir respuesta de “Recibido” para asegurarse de su participación. No se aclararán dudas por inbox. No se solicitarán textos en físico, sólo es por correo electrónico. Adjuntos se enviarán los archivos con la carta firmada con seudónimo y otros archivos con fotografías (opcional); CULCO BCS se compromete a enviar al jurado sólo sus textos, sin dar a conocer los datos del o la participante.

Sobre la presentación del trabajo: 2 Hojas tamaño carta como mínimo y 4 como máximo; márgenes de 3X3 cm; fuente Arial o Times New Roman número 12; párrafos justificados o a la izquierda; espaciado doble; hojas numeradas. No se editarán los trabajos para el concurso, sólo para publicación, en caso de salir seleccionados.

Sobre el contenido: Se trata de una carta personal y real (no ficticia) dedicada al padre de familia, con calidad literaria y entera libertad de expresión; sólo para efectos del concurso, se deben omitir nombres o poner “alias”, aunque en caso de quedar seleccionada la carta, sí sería publicada con los datos reales; CULCO BCS no censurará palabras y respetará el sentido de la carta, sea a manera de homenaje o de crítica, y sólo se reservará de publicar si el contenido denigra la dignidad de alguna persona. El autor puede iniciar y terminar su carta como desee; debe proponer arriba y al centro de la hoja el título de su carta, que podría editarse en caso de publicarse.

Sobre el dictamen: El jurado se compone de tres personalidades de las letras en BCS y su fallo será inapelable. Su deliberación será a más tardar el viernes 16 de junio a las 18:00 horas, dándose a conocer los resultados en el Facebook de CULCO BCS y de los patrocinadores, mismo día en que se darán a conocer los nombres del jurado. Los jueces determinarán los lugares del 1 al 5, mismo número de cartas que se publicarán. Los aspectos a calificar son: originalidad, calidad literaria y calidad de la escritura.

Sobre los premios:

  • Primer lugar: Publicación de su carta en CULCO BCS el domingo 18 de junio, Día del Padre de 2023; desayuno completo para dos personas en Café Delis y paquete de libros de autores y temas sudcalifornianos.
  • Segundo lugar: Publicación de su carta en CULCO BCS la semana posterior al Día del Padre; desayuno completo para dos personas en Café Delis.
  • Café Delis se ubica en La Paz, BCS. Los ganadores podrán disponer de sus consumos el Día del Padre o hasta un mes después como máximo; serán debidamente identificados ante los patrocinadores y podrán invitar a sus padres o a quien deseen. No son transferibles.
  • Se notificará al resto de los concursantes que hayan quedado en los lugares 3, 4 y 5, para pedir su autorización si desea la publicación de su texto en CULCO BCS en la semana posterior al Día del Padre.
  • Lee aquí la carta ganadora del Primer Lugar del concurso de 2022.

Sobre las fotografías: Este es un concurso literario, y aunque esto no impedirá su participación, es preferible que en el mismo correo del texto se adjunten dos o tres fotografías de los participantes y sus padres o familias (opcional); las imágenes deben ser en JPG, amplias y con buena resolución para manipularlas con fines de publicación en tamaño 604X468 px. El crédito dirá “FOTO: Cortesía” o nombre de autor.

Restricciones: No podrá participar personal de CULCO BCS, ni sus colaboradores vigentes o anteriores. Tampoco podrán participar los ganadores del primer y segundo lugar de los concursos anteriores. Cualquier situación no contemplada en la presente convocatoria se resolverá entre la Dirección de este medio y el Jurado.

CULTURA Y COMUNICACIÓN DE BAJA CALIFORNIA SUR AGRADECE EL PATROCINIO DE “CAFÉ DELIS”, EMPRESA COMPROMETIDA CON EL ARTE Y LA CULTURA EN LA PAZ, BCS, Y AL DEPARTAMENTO DE FOMENTO EDITORIAL DEL INSTITUTO SUDCALIFORNIANO DE CULTURA.

                                        




Parcela blanca, de Kenia Cano, naturalezas muertas y vivas

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Siempre hay que buscar la poesía vital de Kenia Cano, en especial ahora en su nuevo libro Parcela blanca (2023, Bonobos Editores), que como un caballo corre en la pradera del arte, uniéndose al viendo estético del verso y a las imágenes recreadas al paso de las crines de la bestia, que no detiene su carrera hacia el horizonte que significa. Recorre así las salas del museo en la vida, se desconcierta, se aviva con otros relinchos, otros belfos que se encuentran en las redes interminables de los objetos que están por aquí y allá.

Ninguno de esos animales podrá desconocer que en los alrededores otras obras y otros pintores en la historia del arte acompañan su troteo, pues a lomo o ensillado los potros, su manada, se acompañan siempre de su vigor equino, lo que resignifica la mirada de la artista Cano, que una y otra vez con palabras filma las imágenes que brotan también de sus dedos en los planos que acomodan formas, colores: un brillante sentido de logros consumados por la también poeta.

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Los objetos dentro de las paredes que se erigen en formas que respiran, que se asocian unas con otras y le dan un paisaje a quien mira, donde se siente contemplativo, pero incluso a sus anchas en un mundo que habla por quien observa. El amor y sus cosas vuelan en el aleteo de las abejas, las vacas y la leche, se anclan con su suavidad ante los ojos atónitos y acostumbrados al mismo tiempo. Son naturalezas vivas y muertas, depende de cómo las veas y cómo las leas: la poeta ha logrado que palabras, figuras e imágenes se reproduzcan como en un cinematógrafo, así como las historias del pasado lejano se transmutan y se regeneran en los latidos de los poemas en prosa.

Se puede decir que existe un disfrute inmenso, intenso, porque cada descubrimiento nos ha llevado al goce, al asco, la seguridad de que el arte se ha fusionado con nosotros al leer y visitar el museo imaginario que se nos ha presentado en la lectura de este poemario de prosas vivientes u objetos que charlan con nosotros. En efecto, la Parcela blanca ha de ser el límite donde se monte la realidad para ir en pos de quienes pueden gozar de un buen trozo de la cotidianeidad.

Kenia Cano nació en la Ciudad de México en 1972, pero radica en Cuernavaca. Algunos de sus libros de poesía andan por la tierra, por el aire como Hojas de una sibarita indiscreta (1994), Tiempo de hojas (1995), Oración de pájaros (2004), Las aves de este día (2009, Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer), Un animal para los ojos (2009) y Diario de poemas incómodos, este último publicado por el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro en 2017. Ha sido parte de varias antologías nacionales, poemas suyos han sido traducidos al francés, al inglés y al rumano; asimismo, imparte talleres de poesía y de correspondencia entre poesía y artes visuales.

La poeta Kenia ha logrado que su nombre esté estrechamente vinculado con su entorno, con la plástica y las letras, fusionada con su andar armónico a través de los objetos con una mirada siempre acuciosa para desnudar de significado aquello que permanece oculto.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Testigo, de Gabriel Rovira, toda una vida de poesía

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ya hemos hablado de cómo los nuevos tiempos están marcando la historia de nuestras civilizaciones en todos los sentidos, especialmente el de los libros, de cómo poco a poco el mundo digital está dando paso a la desaparición del libro en papel, aunque algunos se resistan a que tal cosa suceda, pero que tarde o temprano sucederá. 

Con la aparición de dispositivos para lectura, de los que ya he dado cuenta en anteriores colaboraciones para Culco, esos cambios se aceleraron desde hace algunos años, pienso, para bien. Eso incluso da paso a que los libros tengan mayor alcance y mayor cobertura, además de que los propios autores pueden ser sus propios publicistas y divulgadores de su obra, ante la casi imposibilidad de que las grandes editoriales tomen en cuenta a nuevos creadores en sus catálogos, que usualmente apuestan por nombres consagrados o también recomendados de la elite del medio cultural y editorial.

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Es el caso del poeta y narrador Gabriel Rovira, un destacado escritor asentado en La Paz, B.C.S. desde hace más de treinta años y que se ha dedicado a la academia, donde decenas de generaciones de estudiantes han pasado por sus aulas. Rovira es sin duda alguna uno de los profesores más entrañables y queridos, que ha dejado una huella importante en lo literario y en la enseñanza de la lengua. Ya hemos hecho algunos apuntes literarios en este mismo medio acerca de la obra Rovira, donde destacamos la solvencia de su escritura.

Nacido en la Ciudad de México en 1962, estudió Letras en la ENEP Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); inició su carrera docente desde 1985 dando clases en las universidades más importantes de México, como la propia UNAM, la Universidad Iberoamericana, la UNISON y el ITESM. Estudió la maestría en Letras Mexicanas en la UNAM y la de Educación en la Universidad del Noroeste; asimismo, el doctorado en Literatura de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 1991 es profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS). Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Es miembro del Cuerpo Académico de Estudios Humanísticos de la UABCS, entre otras actividades.

Como escritor se inició muy joven, a los catorce años, en lo que luego sería Crónica del sueño, y a los dieciocho publicó su primer cuento en la antología Los frutos compartidos; ha aparecido en diversas compilaciones y en colaboración con autores diferentes a lo largo de su vida literaria. Por otro lado, tiene publicado en lo individual Los pequeños objetos amados (y otros cuentos), en la editorial Diana, en 1983, con un tiraje de quince mil ejemplares; también Discurso del asombro, de 2003 en la UABCS, así como una gran cantidad de publicaciones de artículos y temas dedicados a la educación.

Hace algunos días terminé de leer su libro Testigo publicado por él en Amazon y me ha maravillado encontrarme todas las voces que Gabriel Rovira ha desarrollado en el transcurso de toda una vida dedicada a las letras, donde veremos sus influencias, sus lecturas, sus amores, su familia, su entorno y el constante fluir de la cotidianidad. 

El sinfín de hallazgos que uno puede encontrar en cada verso, en cada poema, nos remite al encuentro con nuestros propios recuerdos, nostalgias, espejos en los que uno puede identificarse a plenitud. Gabriel es de esos poetas con los que nos unimos no solo por su voz sólida, fuerte, rítmica, sino también porque tiene la capacidad de que su poesía abarque la vida misma, es decir, que le habla a su lector, que le habla al individuo que entra en diálogo con él, con su corazón, con su inteligencia, pero sobre todo con su pasión por las relaciones interpersonales.

La poesía es uno de los géneros menos leídos y sin embargo por intuición es el más venerado. Testigo es una obra que deslumbra por su contenido bien cuidado, un trabajo honesto que hace honor a las tradiciones poéticas de la lengua española; será, con mucho, un libro leído y también venerado porque le habla a las personas que buscan y se desencuentran constantemente, en una eterna conversación poética con la realidad. Acercarse a la poesía, en especial la de Gabriel Rovira, será siempre una oportunidad de que constatemos la vitalidad de los versos y de la necesidad de que haya lectores que se adiestren en eso de limpiar el alma con las palabras de una poesía que todo lo trastoca. Vaya a Amazon, teclee Testigo de Gabriel Rovira y dese la oportunidad de leer a este poeta de voz clara y directa. No se arrepentirá.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Las palabras terminan encontrándote, aunque no sean tuyas

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja  California Sur (BCS). Hay libros que pretenden llevarlos al cine y a veces son un éxito, pero otros se convierten en monumentales fracasos de taquilla, a pesar de que la obra literaria obtuvo gran difusión y superventas, sin que necesariamente esto signifique que es malo, pues se ha asociado a los bestsellers como productos literarios inferiores, sobre todo por escritores alzacejas que tienen obras espléndidas y reconocidas en el mundo académico e intelectual.

Hay escritores que debido a la dedicación literaria con que crean sus libros son rechazados por las editoriales comerciales por considerarlos demasiado cultos, pero de poco interés para el gran público. Yo creo que por eso existe tanto concurso literario lanzados por los gobiernos y las universidades, para hacerle frente a esos creadores que no obtienen respuesta en el mundo editorial, aunque puede ser un arma de dos filos, porque en ocasiones a los estados solo les interesa cumplir con su deber institucional, y terminan embodegando las publicaciones sin que se les dé amplia difusión. No es una regla general, pero sí ocurre con mucha frecuencia.

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Pienso en Mario Puzo, quien deseaba ser reconocido como un gran escritor por el mundo intelectual: sus primeras dos obras las escribió para ser admitido en el Olimpo de los dioses alzacejas. Nunca obtuvo ganancias económicas ni mucho menos reconocimiento, aunque algunos sí hablaron bien de esos dos libros, hay que decirlo. Así que decidió dejar atrás las exquisiteces culteranas y se dedicó a estructurar un libro libre de sus obsesiones de aceptación: de ahí nació El Padrino, un bestseller que como todos sabemos alcanzó el éxito internacional y con el que se inspiraron para hacer tres películas, con guiones del propio Puzo, en conjunto con Francis Ford Coppola.

Así que eso de que sueñes con hacer la gran obra de la lengua española para las editoriales comerciales es una apuesta económica que no están dispuestas a asumir; por supuesto, hay excepciones que han logrado una extraordinaria obra y ser un superventa —seguro que ya tienen dos en mente, ¿no?—, pero están contadas con la palma de la mano. Hay una película que vi en 2012 llamada en México Palabras robadas, pero en inglés The Words, es decir, Las palabras, que me parece es la forma en que debemos ver el filme, no por el robo, sino por la significación literaria que me produce. Según las reseñas cinematográficas, se trata de un drama romántico que me parece no le hace justicia a su estructura, que se maneja a varios niveles, pues no se trata solo de las relaciones humano-afectivas, ni creo que sea solo compleja y pretenciosa ni menos floja narrativamente como aseguraron algunos en su momento. Incluso algunos medios suizos dijeron que era un plagio de una novela de Martin Suter, de 2004, Lila, Lila, que incluso fue hecha película en 2009. Klugman y Sternhal, los directores, negaron tal cosa, pues según ellos era una historia que habían planeado desde 1999, mucho antes de que apareciera la mencionada novela.

The Words es una película debutante dirigida por Brian Klugman y Lee Sternthal, y protagonizada por Bradley Cooper, Zoe Zaldana, Dennis Quaid, Jeremy Irons, entre otros. La historia trata de un exitoso escritor —Clayton Hammond— que presenta su más reciente libro, The Words, quien va contando y leyendo la obra. El escritor actúa como narrador frente a un público y al mismo tiempo es el narrador que despliega la historia de Rory Jansen, un escritor que lucha por ser publicado y reconocido; sin embargo, al igual que con Mario Puzo, las editoriales han rechazado su primer libro por ser demasiado bello y culto. Decide casarse con Dora, su pareja, y como luna de miel se va a París, más que por placer, para olvidar la frustración de que no le publican su libro. Caminando por las calles, en un anticuario halla un maletín de piel que le gusta y Dora decide comprárselo. Al regresar a su país, la decepción de Rory es tan grande que está a punto de tirar la toalla para nunca más escribir porque ha sido rechazado nuevamente.

Atorado en la desilusión, se pone a revisar el maletín y descubre que dentro hay un manuscrito de hojas amarillentas y gastadas. Se pone a leerlo. Ahí es cuando entra el narrador del libro, quien comienza a contar su historia, ocurrida durante la segunda guerra mundial. Algunos dicen que la historia está inspirada en un hecho de la vida de Ernest Hemingway, quien en un viaje perdió su obra escrita hasta 1922 y que jamás recuperó. Rory queda impactado por el relato, lo que él siempre ha querido, aquellas palabras que hasta el momento no le han surgido más que a partir de sus lecturas y no de las experiencias que la vida le ha ofrecido. Para sentir el placer de cómo se escriben aquellas palabras, decide transcribirlas a su computadora, palabra por palabra, incluso los errores de dedo y las faltas de ortografía. 

El manuscrito que encuentra Rory Jansen trata sobre Jack, un joven que se enlista al ejército durante la segunda guerra mundial, que en lugar de ir al frente, lo utilizan para cosas logísticas, como la cocina. Ahí conoce a un soldado que le habla de cosas que le abrieron los ojos, de libros que nunca había leído, así que le presta libros, con los que Jack se mete en un mundo desconocido que no sabía de su existencia. 

Dora, la esposa de Rory, por accidente lee la novela en la computadora, quedando fascinada con la historia, por lo que anima a Rory a que busque quién se la publique; en la confusión, sin aclararle a Dora que no es de él, guarda silencio y decide entregar el manuscrito al director editorial donde trabaja. Y ocurre lo impensable: el libro es publicado, obteniendo con ello un éxito comercial sin precedentes.

Aquí es donde entra el tercer narrador de la historia, que hasta ese momento no existía porque lo suponíamos muerto (pero estaba vivo, como el gato de Schrödinger): aparece el verdadero autor del libro perdido, Jack, ya muy anciano. Sentado en una banca, Jack le dice a Rory que él es el autor del libro que lo ha vuelto famoso. Jansen queda impactado y su primer impulso es ofrecerle parte de las regalías, pero Jack lo rechaza. No se entiende por qué a Jack anciano no le importa el dinero, pero al mismo tiempo quiere dejar patente que él es el autor. Esto derrumba a Rory y provoca que su relación con Dora entre en conflicto.

Mientras el autor de The Words va relatando a su auditorio, hay una escritora novel joven, Danielle, quien curiosa y seductora pretende sacarle el final del libro a Hammond, pues este los dejó en ascuas en la presentación aseverando que para saberlo debían comprarlo. Danielle termina sacándole el final de la novela, pero al espectador de la película le queda ambiguo porque se podría deducir que es un libro autobiográfico de Hammond, o quizás no. De este modo, como se puede ver, hay varios niveles narrativos: uno, el de Clayton Hammond; dos, el de Rory Jansen, su historia, y tres, el de Jack, el autor del manuscrito. Para mí hay cuatro planos más: uno, el de los guionistas de la película; dos, el de la historia que cuenta Jack; tres, el del anciano Jack que termina de contarle a Rory su historia, y finalmente, que me parece el más importante: el observador de todos estos narradores, quien es el que puede mirar el conflicto creado por las palabras de todos ellos.

Como se puede ver, no solo es una historia que funciona como matrioshka, sino que es el encadenamiento de la duda de quién creó a quién, cómo en apariencia es una historia que en realidad se convierte en una cadena que llega hasta nosotros como espectadores, que se adiciona a la anécdota de Hemingway y el reclamo de plagio de otra historia similar… Lo cual nos lleva también a mirar nuestras propias narraciones, si no somos, asimismo, una concatenación de relatos que no tiene fin y que en algún momento podemos encontrarnos con nosotros mismos frente al espejo o en la calle con nuestras palabras, que al parecer no me pertenecen, pero que en definitiva terminarán por encontrarme debido al gigantesco encadenamiento a que estamos sometidos desde que apareció la primera palabra y nos comenzó a enredar hace miles de años.

 

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Roque Dalton, la poesía como revolución y la toma de conciencia

 

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El poeta salvadoreño Roque Dalton (1935-1975) es la personificación del luchador social que está íntimamente ligado al arte como compromiso político. Ha habido un largo debate en si la poesía debiera ser activa participante de las revoluciones como modo de emancipación de los trabajadores y de los pobres del mundo. Dalton, junto a otros grandes poetas —pienso en Federico García Lorca, José Martí y aun en Silvio Rodríguez—, con su voz dejó una muestra de lo que significaba el deber a favor de los oprimidos. Muchos poetas han sido asesinados y perseguidos por su manera de pensar y de escribir, que han quedado como ejemplos de valentía, fraternidad, visión permanente de una cultura que puede ser transformada.

El neoliberalismo trajo consigo la domesticación de los poetas a través de la búsqueda de becas, premios, viajes a cargo de los erarios nacionales, donde se centraba un discurso aburguesado, en la preocupación de los conflictos individuales y un alejamiento profundo de cualquier cosa que oliera a popular. Roque Dalton tuvo una formación católica, ligada al conservadurismo de Centroamérica, sin embargo, en su estadía por estudios académicos en Chile descubriría el marxismo y con ello el comunismo, es decir, la toma de conciencia de una sociedad que se le revelaba desigual, injusta, opresiva, esclavizante y que influiría en él al grado de asumirlo como una misión, donde su poesía se vería impregnada e influida por sus nuevos pasos como pensador progresista.

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Carlos Salinas de Gortari bien sabía que una manera de tener a raya a los poetas era encausarlos en la meta única de fijar su atención en la canonjía —una jugosa e inalcanzable zanahoria, salvo para los grupos de elite— y no en la obra como detonante cultural y social, poetas que produjeran obras prefabricadas, trazadas como proyectos y no como experiencia de vida, obras separadas de las mayorías y más centradas en la importancia y la ganancia económica. Nunca vimos que surgiera un Roque Dalton en ese proceso. A cambio, vimos a poetas ensalzados, mimados, entregados en encuentros literarios nacionales a los placeres momentáneos que podían ser subsanados con peptobismol o mélox.

Roque Dalton hizo toma de conciencia, su nirvana, su iluminación, se le cayó la venda de los ojos. Ahí es cuando pensamos en si la poesía es más que un acto vanidoso o un arma caliente que puede golpear la conciencia, provocar el despertar y sacudir con su canto. Cada espíritu habrá de experimentar a su manera esa mutación; si no se da, simplemente quedará en el olvido, pero no cimbrará las entrañas ni correrá como reguero de pólvora para moverle el tapete a medio planeta. Pero si el poeta es vapuleado por el elixir de la toma de conciencia, entonces su alcance habrá de estremecer y de seguro será perseguido porque sus versos serán espadas que van rasgando las cortinas que cubren la realidad creada por los sistemas.

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