Reseña del Libro Cabeza de Narco de Alejandro Aguirre

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Colaboración Especial

Por Pablo Chiw

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Aquí en la Paz, en el mundo de las y los escritores, hay una expresión que se utiliza para bien venir a quienes han logrado alcanzar un nivel suficiente de habilidad para con las letras: tienes buena pluma.

La metáfora me resulta sumamente interesante, así como el chofer de Uber tiene su beat cereza y el pescador su cuchillo, el escritor tiene su pluma. Aquí pudiéramos correr el riesgo de distraernos un poco con la imagen ¿Cómo es la pluma que visualizas? ¿se trata de una pluma metálica con inscripciones medievales? ¿es una pluma fuente con punta dorada y cuerpo de marfil? ¿o una BIC transparente con la tapa extraviada y el extremo mordisqueado? Algún hiperrealista objetará que las plumas ya no se usan, los chavo-rucos usan teclados y los millenials las pantallas. Y quizá tengan razón. Pero yo creo que sería un error darle demasiada importancia a la pluma, para mí, lo que verdaderamente importa es la tinta ¿De dónde sacan la tinta los autores?

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Sé de algunos que la toman de sus sueños lúcidos y nos comparten realidades oníricas, donde mariposas amarillas vuelan liberadas precediendo la llegada del hombre enamorado.

Conozco a personas que escriben desde sus sueños húmedos, desde el deseo más íntimo, más intenso, más perverso incluso. Seducen, envuelven y nos invitan con sus letras a recorrer los cañaverales de frutas fermentadas, a revolcarnos entre sábanas y humerales, entre besos, carnes y sonidos animales.

Con Cabeza de Narco, Alejandro Aguirre extrae la tinta desde su herida más profunda; la del costado izquierdo, por allí entró la daga del cristal y se le clavó hondo. Esto representa un problema existencial sumamente complicado, pues cada vez que su corazón se hincha, se engrandece, se inflama, la punta del cristal se clava. Tampoco se puede andar por la vida con el corazón contraído.

Cómo no le va a doler allí en lo profundo del corazón si él sabe, porque conoce, porque ha escuchado, porque ha estado con tantas personas que le hablan sobre el abismo, que le describen el abismo, que le advierten del abismo mientas van cayendo, mientras se van perdiendo, mientras se van oscureciendo hasta convertirse en una sombra indistinguible del fondo.

Hablamos de vidas que se pierden, pero que no se extinguen inmediatamente, desaparecen de nuestros caminos y allá a los meses, a los años, escuchamos el golpe seco de su cabeza impactar definitivamente el suelo. Ahora si sucedió la última de sus muertes, porque los adictos se mueren muchas veces, se mueren para la sociedad y los amigos, se mueren para la familia y la pareja, se mueren para sí mismos cuando abandonan por fin la esperanza, se mueren cuando muere su cuerpo vacío de todo propósito o sentido y mueren por última vez cuando se pierden para siempre en la fosa común o en la fosa clandestina, nadie pronunciará sus nombres otra vez.

​Cabeza de Narco es un libro sobre el dolor que supura desde las profundas heridas y rupturas abiertas en el tejido social de nuestra Baja California Sur, historias escritas con tanta misericordia que conmueve, más que exceso de realismo es un compromiso obligado con la verdad. Pues quien busca decididamente el cambio social, debe ser los suficientemente honesto para describir la realidad tal cual lo atraviesa.

Debo advertirles que la empatía de Alejandro es contagiosa, el dolor que sufrió durante cada historia escrita será el dolor nuestro durante cada historia leída. Su libro es un llanto agónico que retrata implacablemente la magnitud de nuestra tragedia compartida, es, por lo tanto, un libro que debe llorarse comunitariamente, pues en esa comunión es donde podemos conjurar las fuerzas para hacer frente a este abandono en el que nos encontramos.

Cabeza de Narco cuenta trece historias donde la vulnerabilidad de sus protagonistas me lleva a entender la obra a partir de los atributos metafóricos del cristal.

1. Transparencia: Lo que se dice y la forma de decirlo, aunque se articula de manera bellísima, no oculta la bancarrota ética y moral en la que nos encontramos. Al contrario, acentúa con mayúsculas, rojas y negritas la magnitud de la catástrofe, grita con todas sus fuerzas la condición Odílica del huracán de consumo, extracción, robos y asesinatos que ocurren mientras ignoramos las advertencias.

2. Su Filo: Podemos ver astillas de cristal quebrado repartidas injustamente por los vecindarios más pobres de la ciudad, allí esperan sin prisas, ni preocupaciones, pero nosotros sabemos que es cuestión de tiempo para que un muchachito pase corriendo con su pie descalzo y tenga la mala fortuna de clavarse en el cristal hasta llegarle al hueso, allí donde difícilmente podrá desprenderlo de sí. La clase social si importa y mucho a la hora de repartir desgracias.

3. Fragilidad: Quizá esta es la característica más conmovedora de todos los personajes, su condición sucinta, fugaz, perene. Al final de cuentas, todos mueren, se muere el drogo dependiente, se muere la prostituta, se muere el sicario, se mueren los padrinos y sus ahijados. Para quien revolotea alrededor de la estructura desechable del mercado transnacional de las drogas la vida es tan frágil como el cristal, un poquito de lumbre y se vuelve humo.

Cabeza de Narco es una obra sublime porque en ella Alejandro Aguirre sublima y espiritualmente derrama las lágrimas que materialmente no puede llorar.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Colaboración Especial

Por Pablo Chiw

Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de la Laguna, especialista en Psicoterapia Clínica por la Universidad Diego Portales; Maestro en Liderazgo Educativo por la Universidad Mundial; Maestro en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Baja California Sur; y actualmente Estudiante de Doctorado gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en el posgrado de Desarrollo Sustentable y Globalización de la UABCS.

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