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Caperucita Roja, muy roja: fantasía como realidad o realidad manoseada

 

Modesto Peralta Delgado. Fotos: Cortesía.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Dicen que el teatro es mejor verlo escenificado, no leído. No obstante, con los años uno va comprobando que esta verdad a medias deja mucho que desear, porque sin el texto, ¿qué sería del teatro? Recuerdo que hace muchos años, allá por 1992, fui a ver la puesta en escena de Largo viaje hacia la noche, de Eugene O’Neall (1888-1953), con una querida amiga de quien tengo gratos recuerdos. De los actores sólo me viene a la memoria Daniel Giménez Cacho (1961). La cosa es que yo quedé profundamente impresionado por la historia que me contaban y de cómo los actores encarnaban sus personajes como si fueran sucesos reales. De eso no me cupo duda. La catarsis llevada por la entrega actoral.

Al salir del teatro quise leer la obra para confirmar que lo que había visto era de ese tamaño literario. Y entonces un amigo actor me prestó el libro (a quien por cierto nunca se lo regresé y que todavía me reclama airadamente… Perdón, Enoc). Lo leí dos veces. El resultado de esas lecturas fue que pude comprobar que la obra contenía muchas más cosas que lo que se había puesto en escena, que las lecturas eran múltiples, que la anécdota sólo era la cosa superficial para llegar a algo más dramático y existencial.

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Pues, bien, hace unas semanas entrevisté a Modesto Peralta Delgado en mi programa Letras Vivas (miércoles, 16:00 horas, 1180 de AM) en Radio UABCS, con motivo de la aparición de su más reciente libro Caperucita Roja, muy roja (Una comedia de dos horas que en realidad dura una). Una primera lectura me dio el hilo conductor de lo que Modesto quería hacer. Sin embargo, en una segunda lectura me ofreció nuevos parámetros y nuevas maneras de leer teatro. Uno puede hacerlo como quiera, ya sea haciendo voces, o leyendo en voz alta, o imaginando lo que sucede. Lo leí detenidamente y me sorprendió lo que puede ocurrir cuando tomamos conciencia de un libro, de la historia que nos cuentan.

La obra de Modesto Peralta Delgado es fascinante. Cierto, tiene visos de obras anteriores, de situaciones que ya se habían tocado desde hace décadas o desde hace más de un siglo. Sí, estamos pensando en Seis personajes en busca de autor, de Luigi Pirandello, o de la novela de Miguel de Unamuno, Niebla, o de la película Más extraño que la ficción, todas ellas hermanadas bajo una sola consigna: la realidad puede ser alterada. Ahora bien, lo que aleja a Caperucita Roja, muy roja de las otras, es que acontecen en un espacio donde todos participan, incluido el público, donde pareciera una amarga representación cotidiana de la vida nacional, tanto política, religiosa, periodística como económicamente, es decir, una realidad sobre otra realidad, sobre otra realidad…, donde al final uno no entiende si aquello es una cortina de humo, o un intento por hacernos saber que nuestra cotidianeidad es frágil y mutable.

Claro, hay un Lobo, una Caperucita, una Abuela y un Cazador. Pero también se incluyen a una Periodista, a una Directora de la obra, una Tía (que puede ser los medios masivos de comunicación, como la TV), y paleros, entre los que se encuentra un sacerdote. En apariencia el caos reina a lo largo de las escenas; lo cierto es que todo está engarzado para que podamos tener las lecturas varias que cada quien interprete desde su realidad, o sea, nos volvemos partícipes y al mismo tiempo espectadores, lo cual nos hace pensar que no podemos ir por la vida sin que nos toque algo de lo que se va transformando o de la que va pasando. Los actores, según la obra, son novatos, lo cual delinea nuestra propia inexperiencia de la vida: todos somos novatos para vivir a cada instante.

De este modo, el personaje deja de serlo y toma conciencia de sí, de su propia humanidad. Hay una lucha entre el bien y el mal, pero no desde el punto de vista maniqueo, sino desde la visión de que sólo los humanos han creado la fantasía de la moral y que es tan superficial y variable como el clima. Dentro del teatro ocurre todo, lo que es decir dentro de su mundo; afuera, la ciudad dejó de existir, como un símbolo de que nada es seguro y de que todo puede cambiar de la noche a la mañana. Luego viene un intento de cambio de historia, Hemingway a la vista, se quiere dar un giro nuevo porque el público fue engañado y se requiere un nuevo relato para que la gente no se vaya y se trague una nueva historia… ¿Les suena? No obstante, bajo la superficie también se adivina una necesidad imperiosa de que las cosas cambien, de que se requiere una transmutación, y que la vuelta del Lobo a veces no hace otra cosa que decirnos que la realidad no puede ser cambiada hasta que tomemos conciencia de que el Lobo debe morir antes de que nos devore. Si el Lobo vive, la realidad continuará ad infinitum, una realidad sobre otra, y otra, y otra… Una realidad matrushka

Caperucita Roja, muy roja es el periplo de varias realidades que se presentan en sí mismas como reales, como las nuestras, como nuestros valores cambiantes, como nuestra moralidad jodida que a veces deseamos imponer a madrazos y toletazos, o a balazos, o base de propaganda política, religiosa y económica a través de los medios coercitivos. Podemos decir que Modesto Peralta Delgado sí acaba con la ñoñería de Caperucita y nos confronta con nosotros mismos para que nos preguntemos: ¿qué significa ser personas? Y agregaría: ¿qué significa estar vivos?

Presentación de “Caperucita Roja, muy roja”; acompañaron al autor los teatreros Raúl Conde Peraza y Juan José López Ochoa.

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*Modesto Peralta Delgado, Caperucita Roja, muy roja, una comedia de dos horas que en realidad dura una, México, Gobierno del Estado de B.C.S., ISC, 2016, 62 páginas.




Alfonso Álvarez Bañuelos cumple 30 años haciendo teatro en La Paz (II)

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La Paz, Baja California Sur (BCS). En exclusiva para CULCO BCS, el maestro de teatro, Alfonso Álvarez Bañuelos, concedió una entrevista en el marco de su trayectoria de 30 años de carrera en el teatro en La Paz, y que este año dirigirá su obra de teatro número 100. Da clic AQUÍ para leer la primera parte, donde habla de sus primeras impresiones del teatro, sus estudios en la Ciudad de México y el inicio de su carrera teatral en esta capital.

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Altaira

Altair Aquila, es “la estrella del águila”, una constelación: eso significa Altaira, que dirige Álvarez Bañuelos, y el que también cumple 30 años de carrera, pues se inició con él desde 1987. Desde entonces, cientos de alumnos han pasado por sus enseñanzas y han interpretado algún personaje. El director presume haber montado obras de todos los géneros dramáticos, de varios dramaturgos mexicanos, y también del teatro clásico y mundial. Actualmente, el grupo de teatro Altaira se compone de unos diez actores y actrices. Adelantó la sorpresa de que él mismo escribe una obra de teatro para sus histriones, con la que cerraría este 2017 y que sería la centésima velita en su pastel.

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¿Cuáles son las obras más significativas? No quiso dar muchos nombres. Recordó Del amor y la danza, una obra de su autoría que causó polémica en 1989 por su temática gayAlgo sobre la muerte, inspiradas en poemas de Jaime Sabines —es una de sus favoritas, pero curiosamente no la vio tanta gente, dijo; y de las más recientes: Colisiones.

Al preguntarle por el quehacer teatral en La Paz, reconoce el trabajo que hacen directores como Guillermina Sáenz, Aletse Almada, Mario Jaime, Mario Rey y Rubén Sandoval, que “a veces sin un cinco, siguen haciendo teatro, ¡eso es pasión!”. Y justamente eso es —en su opinión—, lo que falta a otros teatreros de BCS.La mayoría de los que hacen teatro en La Paz les hace falta pasión, muchos se han vuelto gente teatrales burócratas, se puede decir, lo que les interesa es, por ejemplo, tener un presupuesto para que les apoyen para hacer una obra, o tener una beca, y si no no hacen anda o lo hacen con mucho trabajo. Están esperando todo mundo a que les den”.

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Taller de teatro de la UABCS.

Un dato curioso: aunque William Shakespeare, es uno de los dramaturgos favoritos de Álvarez Bañuelos, nunca ha montado una de sus obras de teatro. “No lo he montado porque no he encontrado… Necesito un ejército de actores buenos, aquí en La Paz —y se van a enojar por lo que digo—, pero no hay, yo le tengo muchísisimo respeto a Shakespeare (…) Sus personajes son súper complejos, el manejo del lenguaje, necesitas tener muchísimo, mínimo 20 actores excelentes”.

Gays, en todos lados

En 2015, Álvarez Bañuelos presentó Hasta abrirse la piel y otras obras de teatro gay, bajo el sello del ISC. Sólo en esa ocasión, en esta ciudad, y posteriormente en la Feria del Libro de la Ciudad de México, fue promocionado. Desconoce por qué, pero no ha tenido amplia difusión, aunque se ha enterado que ha sido un libro muy pedido cuando se han obsequiado ejemplares en diferentes presentaciones editoriales en BCS; y asegura que en esa ocasión en la Ciudad de México, los ejemplares se vendieron en sólo dos horas.

¿La fama de que hay muchos gays en el mundo del teatro, es cierto o es falso? Se le preguntó, y contestó que “¡hay mucho gay en todos lados, hay gays en todas partes! No sé si muchos o pocos, es cosa de irle preguntando a cada quien, que sería una cosa que no me importaría, sólo que me gustaran las personas (…) Sí hay todavía muchísimos prejuicios, hay gente que dice ‘te acepto, a pesar de ser gay’, y gente que es heterosexual, a lo que yo les respondo, ‘a pesar de que eres un menso de primera, también eres mi amigo'”. Lo que sí es cierto, es que usualmente, a los talleres de teatro, se apuntan más mujeres que hombres.

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Un lujo que lo vale

El teatro para mí es un placer y es un lujo también, no me pongo codo cuando se trata de gastar en mis lujos”, dijo Álvarez Bañuelos al señalar que la mayor parte de sus decenas de obras no han tenido apoyos del gobierno, sino que él, en algunas ocasiones, ha puesto de su bolsillo la producción. Como ejemplos, recordó Noche de luna en Balandra y Raptola, violola y matola, ambas, de considerable diseño de producción.

Amante del teatro y el cine, pero renuente a mencionar títulos y obras, por ser tantas y no dejar fuera a ninguna, le preguntamos a Álvarez Bañuelos por sus obras de teatro, películas y actores favoritos. Entre sus directores de cine se encuentran Bergman, Fellini y Visconti; entre sus actrices, Meryl Streep y Julieta Egurrola; ¿su pareja ideal basado en algunos personajes de ficción? “Lee los placeres y los días (de su autoría), y busca un personaje que se llame Alex, también si son morbosos que otros la lean, ¡quien quite y salga por ahí!”, dijo entre risas.

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“Ser dramaturgo es lo cosa mas triste que hay porque casi nadie lee dramaturgia, ni los teatreros leen, leen más la poesía o el ensayo”, dijo; sin embargo, de su faceta de director esta orgulloso y feliz. “Soy feliz porque hacer teatro es construir un mundo como director, tu mundo que traes en tu interior, cuando lo ves plasmado con la escenografía, con los actores, con la música, y todos los elementos y verlo, te sientes como una especie de Dios pequeño, aunque es un espectáculo que es efímero es increíble, porque es como la vida: se te va en un momento, ero en ese momento llegas a una cumbre en que te sientes feliz y realizado”.

*Fotografías exclusivas de J. R. Fernández.




Alfonso Álvarez Bañuelos cumple 30 años haciendo teatro en La Paz (I)

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Alfonso Álvarez Bañuelos. Fotografías: J. R. Fernández.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Fue el 7 de mayo de 1987 que el maestro Alfonso Álvarez Bañuelos inició su primer proyecto de teatro en La Paz: la puesta en escena La jojoba y la ballena, de Heriberto Parra, en el recién estrenado Teatro de la Ciudad; 30 años han pasado desde entonces, y para este 2017 pretende montar su puesta en escena número 100, con lo que se convierte en el director de teatro más prolífico de Baja California Sur. Celebrando este aniversario, el también dramaturgo, concedió una entrevista exclusiva a CULCO BCS.

Desde su natal Guanajuato, y a muy corta edad, tuvo contacto con el teatro. “Hubo una función que recuerdo yo cuando era niño, en Guanajuato, Las tentaciones María Egipciaca, con María Douglas, que me dejó totalmente fascinado”; también recordó las obras de Abraham Oceransky, Julio Castillo, Hector Méndoza y Luis de Tavira. “Siempre quise ser director, no actor de teatro”, afirmó.

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“Mi primera vivencia que yo recuerdo, cuando era niño, que tenía 5 años, fue que salí en una obra de teatro infantil que se llamaba La gallina de los huevos de oro, yo salí de uno de los duendes (…) La primera cosa que recuerdo yo de mi vida es una imagen del Teatro Juárez —de Guanajuato—, de la parte de atrás, tras bambalinas, de pronto: la sensación de cuando se abre el telón y se ven las luces”, dijo. ¿La primer obra de teatro que leyó? Los cuervos están de luto de Hugo Argüelles, a quien conoció y con quien trabó amistad años más tarde.

Alfonso Álvarez Bañuelos estudió en la Escuela de Arte Teatral en la Ciudad de México, aunque subrayó que una de sus mayores experiencias fue haber formado parte del “Laboratorio de Artes Escénicas” que dirigía el actor Sergio Bustamante, donde estuvo con teatreros del nivel de Hugo Argüelles, Abraham Oceransky y Juan Felipe Preciado. Todo ello ocurrió a finales de los 70’s y principios de los 80’s. Sin embargo, su mejor escuela de teatro ha sido la práctica: “sobretodo, el teatro lo he aprendido viéndolo, leyéndolo y haciéndolo”.

Nunca ha participado en televisión, y sólo una vez en cine, aunque no mencionó el nombre de la cinta donde interpretó el papel de un director de teatro; fue una película protagonizada por Martín Lasalle y Julieta Egurrola. También contó que le llegaron a ofrecer el papel de “Felipe Montero”, cuando hubo un proyecto para filmar Aura, la famosa novela de Carlos Fuentes, sin embargo, esa película no se realizó.

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Modesto Peralta Delgado entrevista a Alfonso Álvarez Bañuelos.

Y se quedó en La Paz

Un poco fastidiado de la Ciudad de México, Álvarez Bañuelos fue invitado a venir a trabajar en el recién estrenado Teatro de la Ciudad, en La Paz, cuyas raíces con esta ciudad le vienen por el lado materno. Venía “por un tiempo”, pero ‘ese tiempo’ se extendió a 30 años haciendo teatro en La Paz. Contó que duró 8 años dando clases gratuitas de actuación en el foso del flamante recinto, donde llegó a tener más de cien alumnos. El primer producto de su estancia en esta ciudad fue La jojoba y la ballena, un musical infantil, que —asegura—, hasta la fecha es muy recordado. “Curiosamente muchas personas se acuerdan de la puesta en escena, como Christopher Amador, quienes estaban en el kinder o la primaria, y todavía dicen, ‘¿cómo hiciste el efecto de las olas, de la ballena?’. La montamos en ese año y luego se hicieron dos temporadas”.

Pasó una década para que el maestro se integrara al Patronato del Teatro Juárez —recinto con más de 100 años de historia, ubicado en el Centro Histórico de La Paz—; y hacia 1997, se encarga, junto con otros interesados, en su restauración —que por cierto, recibió su más reciente remodelación el año pasado. Ahí, actualmente —y desde hace 13 años—, es donde da el taller de teatro de la UABCS, el que en este primer semestre cuenta con once alumnos y con el que montará su obra número 93 en La Paz, el siguiente semestre la 94, y antes de fin de año la 95, con su grupo de teatro Altaira. Sumando las cinco puestas en escena que hizo en la Ciudad de México, Álvarez Bañuelos llegaría este año a dirigir su obra de teatro número cien.

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No te pierdas la segunda parte de este artículo dedicado al maestro Álvarez Bañuelos, donde habla sobre la trayectoria del grupo de teatro Altaira, las obras de teatro gay y a quiénes admira en el teatro y el cine.

 *Fotografías exclusivas de J. R. Fernández.




Última llamada para ver “Caperucita Roja, Muy Roja”, en La Paz

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Este sábado 26 de noviembre es la última fecha agendada este año de “Caperucita Roja, Muy Roja”. Fotos: Modesto Peralta Delgado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). ArtEscena MkM invita a la presentación de la farsa “Caperucita Roja, Muy Roja” en La Paz, este próximos sábado 26 de noviembre en el Teatro Juárez, en su última fecha agendada para este año; la obra de teatro, dirigida por Mario Rey, es una comedia de humor negro escrita por Modesto Peralta Delgado, ganadora del Premio Estatal de Dramaturgia, “Ciudad de La Paz”, 2015.

La función de gala de “Caperucita Roja, Muy Roja” se presentará en el Teatro Juárez, en el Centro Histórico de La Paz, este próximo sábado a las 20:00 horas, con un costo de recuperación de 100 pesos. Boletos en taquilla.

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Bajo la dirección de Mario Rey, los actores y actrices invitan al público a presenciar la obra, sólo para adolescentes y adultos. Se trata de una farsa que parte de un final echado a perder del clásico cuento infantil, ya que en plena función, quien interpreta al Lobo Feroz, es un ser que realmente pretende comer gente;”Lo real… es lo que la gente quiere que sea real…”, señala el eslogan de esta puesta en escena de humor negro.

Mario Rey lleva un récord de 14 obras producidas en los últimos 7 años con ArtEscenaMkM, dentro de ellas se encuentran El cartero llamó 2 veces, Tita la muñequita, Gusy  y don Espuro, Los cuenta cuentos y Quien riera como llora Chavela, entre otras. Además, la puesta en escena cuenta con la música original de Lidia Calderón de la Barca.

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Peralta Delgado es el autor de la obra premiada por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura en 2015, instituto que publicará este año el libro, de manera que la función será un referente cuando se realice la presentación editorial de esta comedia; este año, el escritor ha presentado en diferentes ciudades de Baja California y Baja California Sur “Prólogos a la Muerte”, Premio Estatal de Cuento 2013.

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