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Noticias del gran mundo. Tom Hanks siendo Tom Hanks, pero en el viejo oeste

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Por Marco A. Hernández Maciel

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los seres humanos siempre estamos ávidos de historias, y en el viejo oeste, allá por 1875 en un territorio texano que aún estaba pensando en si ser independiente o unirse a Estados Unidos y con la Guerra de Secesión terminada, las historias y las noticias viajaban de pueblo en pueblo a la velocidad en que un hombre podía transportarse por los caminos agrestes y leer, ante un público emocionado, las noticias del gran mundo que se les escapaban entre el trabajo de construirse una vida en aquella tierra.

En esta historia que se estrenó el pasado 10 de febrero en Netflix, ese hombre es el Capitán Kidd, interpretado por Tom Hanks, un veterano de la Guerra Civil que se gana la vida leyendo las noticias de pueblo en pueblo y que, en una de sus tantas travesías, se ve en la necesidad de llevar a una huérfana con su familia, hasta el otro lado de Texas.

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El western dirigido por Paul Grengrass, quien tiene en su portafolio producciones como Capitán Phillips y la saga de Jason Bourne, aprovecha las convenciones del género mientras intenta crear una reflexión de los procesos comunicativos y las necesidades de una sociedad que busca dominar el territorio y establecerse como residente en este nuevo mundo, pero no logra llegar más allá de ser una anécdota aleccionadora con Tom Hanks haciendo el papel de Tom Hanks, pero en el salvaje oeste.

Y no cabe duda que Hanks es una figura que no aburre y siempre logra empatizar con el público casi en cualquier historia donde se acomode, pero si el guión no le exige ser más que solo el buen vecino Hanks, se limita a eso y queda la sensación de que nos queda a deber, sobre todo al conocer el puñado de personajes icónicos que ha logrado construir en su carrera en el cine. Y en ese sentido, su personaje, el Capitan Kidd, sufre también de una evolución contradictoria y forzada para intentar maquillar lo que todos sabemos que va a pasar en la historia. Es como si el guionista, que fue el mismo director Paul Grengrass, no estuviera satisfecho con el desarrollo del personaje y en un intento de fintarnos del predecible final, nos pone unos petardos que desvían nuestra atención de la línea argumental, pero son tan burdos y evidentes que al final solamente por esa personalidad bonachona del protagonista es que aguantamos el polvoso y caluroso viaje.

Al final, queda la sensación de que el filme fue la oportunidad en el momento para que Hanks y el director del filme cumplieran el objetivo de hacer “su western”, un género que apasiona a los cineastas y en el que, a pesar de no ser ya el género dominante, todavía en últimos años ha habido grandes apuestas y logros como True Grit de los hermanos Cohen, 3:10 to Yuma de James Mangold o The Hateful Eight de Quentin Tarantino. Y habrá que decirlo, Hanks, a pesar de las irregularidades del guión y la producción, sale airoso en su papel y deja la sensación de que sería interesante verlo de nuevo a caballo con sombrero y disparando unas cuantas rondas, pero ahora con una apuesta más arriesgada al nivel de su laureada historia en el cine.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

 




Ya no estoy aquí: la voz del extinto movimiento “kolombia”

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Por Alejandro Aguirre Riveros

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ya no estoy aquí” da voz a una cultura underground ahora casi extinta: el famoso movimiento “kolombia” neoleonés. Una tribu urbana conformada por hijos o nietos de migrantes provenientes de estados del sur y centro del país que decidieron buscar trabajo en Monterrey. Jóvenes y adolescentes de familias foráneas cuya vida giraba en torno a un marcado gusto musical por las cumbias vallenatas, importadas a Nuevo León desde Estados Unidos por la constante ola migratoria de países centroamericanos como Colombia.

El sello distintivo de esta tribu era su ropa tumbada en una mezcla entre cholo, punk y pachuco, con sus exuberantes patillas y cortes de pelo, paliacates y converse en actitud desdeñosa y gallarda a la vez. Atuendos característicos con los que estos morros se abrían paso en las pistas de baile al ritmo del muy peculiar chuntaro style: un estilo de baile urbano que guarda cierta similitud al Gangsta Walk afroamericano pero en su vertiente latina y cumbiansera.

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Así fue como, alrededor de la llamada cumbia rebajada, comenzó a surgir en las periferias de Monterrey una forma muy particular de vida donde toquines, bailes y fiestas, así como peleas y pugnas territoriales, se entremezclaban con el sentimiento de rechazo y marginación por parte de una de las ciudades más ricas del país que los llamaba nacos y chundos. Un rechazo social generalizado que facilitó que el narco barriera con este movimiento contracultural a base de balaceras y luchas por expulsarlos de sus propios barrios. Una purga enmarcada por el inicio de la guerra del narcogobierno de Calderón en el que los corridos, la tambora sinaloense y la moda buchona pasaron a dictar gustos y afinidades conforme extendía su dominio sobre el mercado de estupefacientes en estos barrios periféricos.

Fernando Frías, director y guionista de la cinta, retoma esta realidad para narrar una odisea moderna protagonizada por un Ulises adolescente, cholo y terco que termina siendo desterrado de su barrio, bajo amenaza de muerte, obligado a cruzar la frontera como ilegal y encarar la soledad del sueño americano a sus diecisiete años. Sin hablar una pizca de inglés se descubre perdido en las frías calles de Nueva York, arrastrando a cuestas un estilo de vida que lo vuelve huérfano e incomprendido. Relato que se entremezcla en una serie de flashbacks con los encontronazos entre la naciente narcocultura y la clica del movimiento kolombia que hasta entonces había dominado las calles del famoso Cerro de la Campana.

Se trata de una película que mezcla documental con ficción a través de actores no profesionales y el uso de las locaciones reales en las que el movimiento “kolombia” echó raíces: barrios, canchas y callejones de las periferias de Monterrey. Locaciones que son explotadas a través de un estilo visual que rompe con el viejo molde de la película social filmada cámara en mano para dar un sentido propio a las angostas callejuelas del Cerro de la Campana y que contrastan con el universo multiétnico de Nueva York. Factor al que se suma la impecable actuación de Juan Daniel Garcia Treviño, quién protagoniza la cinta con gran aplomo y presencia, a pesar de ser su primera participación frente a las cámaras. Se trata de un joven que siendo músico del mismo barrio en el que se desarrolla la cinta, acudió al casting llamando la atención del director, quien lo seleccionó a pesar de no saber bailar. Habilidad que García Treviño se vio obligado a desarrollar con gran maestría a pesar de tener una lesión en ambas piernas, producto de un atropellamiento durante su infancia, que complicaba las largas sesiones de baile. Un mérito que habla de un compromiso actoral poco común entre los llamados “no actores” y que, sin duda, da a la película una profunda autenticidad.

Ya no estoy aquí” ganó el premio a la mejor cinta en el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2019 y fue recientemente estrenada en Netflix. Con ella, Fernando Frías de la Parra resalta como director al hacer una profunda reflexión sobre la búsqueda de la identidad en un mundo globalizado cuya multiculturalidad choca con un sentimiento generalizado de rechazo, alienación y abandono.

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5 grandes series que no están en Netflix

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Por Alejandro Aguirre Riveros

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Netflix se ha caracterizado por tratar a su público como a una piñata: abanicando golpes a diestra y siniestra y dando en el blanco muy de vez en cuando. Si, es cierto, cuando pensamos en el contenido original de Netflix nos vienen a la mente series como Strangest Things, House of Cards, Bojack Horseman, Dark, La Casa de Papel o Black Mirror. Pero lo cierto es que sus series originales están constituidas mayoritariamente por una cantidad desproporcionada de  contenido chatarra: The Goop Lab, Iron Fist, Real Bob, Bloodline, Disjointed, Insatiable, Friends from college, Haters Back Off!, Girlboss, Hemlock Grove, Tuca and Bertie, Flaked, Marseille (con el gran Gerard Depardieu), Fuller House, The Ranch, Gypsy, Chelsea, Frontier (Jason Momoa), Between y Marco Polo, por mencionar algunas.

Por este tipo de series sorprende poco que, en plena competencia por dominar el mercado de video streaming, aparezcan propuestas mucho más interesantes en plataformas como Amazon Prime, Apple TV, Disney Plus o HBO Go. Para muestra, estas cinco grandes series que con una primera temporada han logrado desmarcarse por completo de la oferta promedio de Netflix.

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The BoysAmazon Prime

https://youtu.be/pbTY9gZkh5w

Una visión distópica donde los superhéroes son marca registrada y estos se desenvuelven impunemente para hacer justicia en nombre del conglomerado millonario que los representa: Vought Enterprises. Pero detrás de las figuras de acción, comics, comerciales y espectaculares, se esconde un gusto implacable por la violencia, el sexo, las drogas y un desmedido machismo. Vicios que habrán de ser descubiertos por Hughie, quien comienza a develar la verdad sobre sus héroes tras ser testigo de cómo A-Train (versión satírica de Flash) arrolla a su novia a más de mil kilómetros por hora; y por Stardust, la nueva integrante del grupo “The Seven”, quien tendrá que enfrentarse a la misoginia de quienes consideraba como sus ídolos.

 

Watchmen – HBO Go.

Damon Lindelof (Lost, The Leftovers, Prometheus, Star Trek Into Darkness) tomó el comic original de Alan Moore y elaboró una continuación donde, 34 años después, surgen nuevos personajes y conflictos. Una especie de remix protagonizada por la lucha entre un grupo de supremacistas blancos y un departamento de policías enmascarado. Se trata de una audaz adaptación del cómic poblada de personajes complejos y una feroz crítica a la vigilancia y los conflictos raciales de Estados Unidos. Una joya audiovisual con grandes momentos cinematográficos, y musicalizada magistralmente por Atticus Ross y Trent Reznor.

 

The Hunt – Amazon Prime.

https://youtu.be/R_M8fBn8-BQ

Protagonizada por el vehemente Al Pacino, la serie mezcla realidad con ficción para narrar la búsqueda de un grupo de cazadores de nazis neoyorquinos, que a finales de los setentas descubren una conspiración formada por viejos criminales de guerra para crear un Cuarto Reich en los Estados Unidos. Una serie cuya impecable calidad invita a ser devorada de un tirón, en gran parte gracias a su estilo visual, la narrativa vertiginosa y la vívida representación de la ciudad de New York a finales de los setentas.

 

Little America – Apple TV

Cada capítulo cuenta la historia verdadera de una familia migrante de diferente nacionalidad: India, Siria, Nigeria, Irán, China, Uganda, México. El resultado es un mosaico que resalta el lado humano de uno de los temas más incómodos y menos representados en la televisión norteamericana: la vida de los migrantes que llegan para quedarse. Sin embargo, el gran acierto de la serie es que cada episodio es dirigido por un director con raíces en la cultura que representa dicho capítulo, para lograr así el tono adecuado entre realismo y entretenimiento, sin caer en lo melodramático pero manteniendo siempre una postura fiel ante la adversidad constante a la que se enfrentan quienes llegan a Estados Unidos en búsqueda de un mejor porvenir.

 

The Mandalorian – Disney Plus

Desde que Disney se adueñó de la franquicia de Star Wars se ha dedicado a cavar la tumba de una de las sagas más emblemáticas de los últimos años. En un intento por satisfacer a los viejos fans y atraer nuevos, han ido dando tumbos haciendo que cada estreno sea peor recibido que el anterior. En este entorno, Jon Favreau (El Rey León, Chef, Iron Man) logró lo impensable: revivir el viejo espíritu innovador y de aventura que había caracterizado a las películas originales de Star Wars. Con capítulos de media hora, The Mandalorian mezcla los elementos del spaghetti western con el space opera, para contar la historia de un caza recompensas viajando por una galaxia muy lejana, luchando contra el imperio – encarnado por un sorprendente Werner Herzog imperial –  y haciendo alianzas impensables, para proteger a uno de los personajes más entrañables de los últimos años.

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The Laundromat: del lavado de dinero al lavado de talentos

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Por Alejandro Aguirre Riveros

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Steven Soderbergh (Traffic, Erin Brockovich, Ocean Eleven) es un director de cine que se ha caracterizado por dar un enfoque más artístico y arriesgado al cine hollywoodense de grandes presupuestos. The Landroumat, su nueva película, distribuida en exclusiva por Netflix, no es la excepción. Mediante un casting excepcional con figuras como Meryl Streep (El diablo viste a la moda, La dama de hierro), Gary Oldman (Las horas más oscuras, El caballero nocturno) y Antonio Banderas (Dolor y gloria, La piel que habito), explora el caso de los Panama Papers: las vicisitudes de los paraísos fiscales off-shore, sus oscuros entramados y las funestas consecuencias de dicha corrupción.

Panama Papers fue el nombre que dieron los medios de comunicación a la filtración de documentos confidenciales de la firma de abogados panameña Mossak-Fonseca, revelando el encubrimiento de millonarias propiedades y ganancias como parte de una intrincada red de lavado de dinero y evasión de impuestos por parte de políticos, jefes de estado, celebridades, artistas y atletas destacados de más de 50 países.

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En 2016, este escándalo mostró la cara más cínica y ultrajante del capitalismo actual, donde los millonarios son premiados con herramientas para evadir impuestos, mientras que los ciudadanos de a pie se enfrentan a extenuantes políticas tributarias, conforme la economía mundial deambula de una crisis a otra.

Un contexto que generó en la opinión pública un ambiente de fuerte crítica y enojo hacia las clases más pudientes; sentimientos que Soderbergh intenta rescatar a través de una sátira social, donde el humor ácido y una vanguardista puesta en escena sirven como pretexto para abordar una narrativa de múltiples historias, en un juego de tonos y géneros, que ambiciona entretener y educar al mismo tiempo.

El hilo conductor sigue a los abogados Jürgen Mossak y Ramón Fonseca, interpretados por Gary Oldman y Antonio Banderas, respectivamente. Personajes que hablan abiertamente al público conforme instruyen y reflexionan sobre las complejidades del capitalismo actual. Su función es la de llevar al espectador de la mano a través del laberíntico mundo de las empresas off-shore, al mismo tiempo que bañan la pantalla con puntillosos diálogos que intentan ser satíricos y perniciosos.

La contraparte de la película es el personaje de Maryl Streep, quien en una actuación sobresaliente, encarna a una viuda empeñada en investigar a la aseguradora que se niega a indemnizarla tras la muerte de su esposo; investigación que la conducirá hacia una fraudulenta red de prestanombres ligada al despacho de abogados Mussak-Fonseca en Panamá, y que a la vez da pie a otros personajes y situaciones en distintas latitudes y países.

El resultado es una cinta que intenta ser mordaz e inteligente, al estilo de las mejores películas de Adam McKay, en donde temas como la crisis del 2008, abordada en La gran apuesta, o la vicepresidencia de Dick Cheney, en Vicepresidente: más allá del poder, sirven como pretexto para crear un cine que funciona al mismo tiempo como parodia y denuncia.

The Landroumat en cambio es una película cuya narrativa episódica resulta dispersa y desigual. Su principal error es el uso de un excesivo satírico sentido del humor con el que pretende dar ligereza a la pesada deconstrucción del mundo financiero y legal detrás de los Panama Papers.

Humor que resta profundidad a ciertas situaciones y personajes y que anula por completo la intención de evidenciar las injusticias del sistema. En resumen, es un cine que entretiene y ayuda a pasar el rato, cuyo mayor pecado es la fría banalidad con que aborda un tema que tendría que dar para más.

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Daredevil Temporada 3: sangre, violencia y brutalidad. ¡Te extrañábamos!

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Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Clásico imperdible.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para el universo de superhéroes de Netflix y Marvel, significaba mucho el resultado de esta nueva temporada del “Hombre sin miedo”. Este universo gira en torno a la figura de Matt MurdockDaredevil —a quien bien le quedaría el nombre de Devilverse—; y esta temporada tenía el poder de relanzar todo el universo o empezar un declive que inicio con Iron Fist, se acentuó con el ensamble de The Defenders y que Jessica Jones y Luke Cage –a pesar de ser buenas producciones— no lograron del todo subir las expectativas.

Pues el resultado fue bueno. De hecho, mejor que bueno. Esta tercera temporada de Daredevil está, al menos, a la par de las dos anteriores y logra algo que en las series muchas veces se pierde al pasar de los años: es una temporada trascendente. Es una historia que no puedes dejar de lado y sabes que repercutirá en tu forma de seguir explorando el Devilverse. Son trece capítulos que suben la vara y que genera —desde ya—, la ansiedad de ver una hipotética cuarta temporada.

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Basada vagamente en la serie de cómics Born Again, Murdock pudo sobrevivir milagrosamente al desplome del edificio Midland y llega a resguardarse al orfanato donde creció de niño. Mientras se recupera de sus heridas y todos sus amigos creen que ha muerto, Wilson Fisk, se las ingenia para salir de la cárcel y empezar a recuperar su imperio criminal. Esto hace que Matt Murdock cuestione sus valores y se pregunte si será necesario traspasar la línea del asesinato para acabar con la amenaza de Fisk.

Con esa premisa, se desarrolla la serie que no escatima nada en escenas de acción y no le pide nada a varios blockbusters cinematográficos, llevándose las palmas la épica pelea en la cárcel del cuarto episodio, que es un plano secuencia lleno de golpes y sangre donde la cámara se pasea caprichosamente por más de 10 minutos sin un solo corte. Una obra maestra que recuerda a planos como los de Alfonso Cuarón en Niños del Hombre. Sí, de ese tamaño la proeza.

En relación a sus protagonistas, cabe mencionar que Charlie Cox como Daredevil se ha adueñado completamente del papel. Dejó de lado esa incomodidad que le perseguía cuando tuvo que compartir escena con los otros integrantes del Devilverse, y regresó como un Matt Murdock más oscuro y atormentado, pero también más decidido. Y el hecho de que tenga que interpretar a un personaje ciego, pero que realmente puede ver mejor que cualquier otro personaje es un reto que saca adelante maravillosamente.

También tenemos al antagonista, Wilson Fisk -The Kingpin, interpretado de nuevo por un impresionante Vincent D’Onofrio, que le otorga un aura de imbatibilidad al personaje que hace desear que mejor ya lo dejen tranquilo, que te hace desear nunca encontrarte con alguien así y nunca tener que deberle nada o pedirle nada. Porque, así como es de imbatible, así es de terrenal y humano. Así como es de corrupto y manipulador, así también en veces sin darte cuenta estás de acuerdo con sus motivos, y eso es lo más aterrador de todo.

En resumidas cuentas, este universo creado por Marvel y auspiciado por Netflix ha logrado vencer sus propios estándares gracias a una buena historia, producida magistralmente y quizás con una dosis un poco menor de acción de la que nos hubiera gustado, pero que se compensa con el extraordinario desarrollo de personajes. Dicen que este Devilverse está condenado a desaparecer cuando Marvel empiece a producir sus series para el servicio streaming de Disney. Yo espero que no sea así, porque son capaces de convertir al diablo de Hell’s Kitchen en Dan Defensor, y eso ya lo vivimos una vez con Ben Affleck y fue terrible. Creo que nadie podría soportarlo otra vez.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

Los invito a seguirme en Twitter y hablar de cine en @marcoaric

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