El sembrador: una oda a la vocación de maestro

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FOTOS: Internet

Kinetoscopio

Por Alejandro Aguirre Riveros

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el juego de tronos de la política mexicana, la integridad de nuestro sistema educativo como herramienta de cambio social ha sido vendida y revendida al mejor postor según las circunstancias. Por lo que no resulta del todo exagerado asumir su fracaso: por un lado entran niños despiertos, creativos y curiosos, mientras que por el otro salen alfabetas funcionales y vacíos de identidad condicionados para seguir órdenes, memorizar datos, portar uniformes y rendir culto a los horarios.

Y es precisamente en esta oscuridad en la que surge “El sembrador” como un faro cuya luz demuestra que aún con todo en contra se puede vivir la vocación de maestro con absoluta plenitud.

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La historia que nos presenta este documental gira entorno a Bartolomé: un maestro en una escuela rural multigrado en la lejanía de las montañas de Chiapas, México, donde convierte las precariedades de su entorno, así como las diferencias de lenguaje, capacidades y aptitudes de sus jóvenes alumnos, en un proceso de aprendizaje integral. A la manera de un John Keating (La sociedad de los poetas muertos) de la vida real, aprovecha sus raíces indígenas y su origen humilde, para transformar la curiosidad e inquietud innata de sus alumnos en un vehículo de enseñanza.

Aquí Bartolomé rompe por completo con la frialdad característica de los programas educativos de nuestro país para otorgar una experiencia formativa que va más allá de memorizar información, presentar exámenes y reducir experiencias a un número en la boleta. Su trabajo como maestro lo convierte en un eje de cambio en la comunidad enseñando a sus alumnos habilidades tan importantes como leer, escribir y hacer cuentas: el placer de la música, del baile, el goce al aire libre, la importancia de saber labrar la tierra, el arte de preparar una tortilla y, sobre todo, la indiscutible necesidad del compañerismo para hacer frente a una realidad tan precaria y abandonada como lo es el campo mexicano.

El sembrador” rompe así con el cliché del cineasta que viaja a una comunidad rural para levantar imágenes y luego engarzarlas a través de una edición al vapor, donde lo contemplativo se vuelve sinónimo de artístico o alternativo. Aquí no estamos ante el documental que busca hacerse de un espacio en los festivales cinematográficos bajo el único mérito de mostrar lo que pocos han mostrado. Se trata en realidad del documental en su estado más puro: un relato audiovisual que logra, a través de una impecable fotografía y una minuciosa edición, fundirse con los rostros de sus protagonistas, sus risas, silencios y entornos para alcanzar un lirismo poético que nos transporta directamente como espectadores al lugar de los hechos.

Melissa Elizondo, directora del documental, logra con esta, que es su ópera prima, abrirse paso como una de las cineastas más destacadas dentro del género al lograr la ambición última de toda gran película: hacer del relato cinematográfico una experiencia arquetípica. En el caso de “El sembrador”, dicha experiencia trasciende por completo el velo del infoentretenimiento para recordarnos cuán importante es la relación alumno-maestro como experiencia humana. Y sobre todo, da voz al grito silencioso de la educación como última trinchera para generar el cambio tan necesario en nuestra sociedad mexicana. Un grito que, sin ánimos de hacer spoilers, vemos como cae en oídos sordos al mostrar la frialdad con que las telesecundarias en zonas rurales se empeñan en hacer de sus estudiantes carne de cañón para un mercado laboral, donde importa poco ser algo más que un robot humano obediente y supuestamente angloparlante.

Tres veces ganadora en el Festival de Morelia, la cinta se encuentra ahora programada como parte de la muestra en línea del mismo festival con motivo de la cuarentena. Por ahora y hasta el 31 de mayo podrás disfrutar en casa de una de las experiencias más destacadas de la cinematografía mexicana de los últimos años: https://moreliafilmfest.com/ficm-presenta-en-linea-el-sembrador-melissa-elizondo/

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Alejandro Aguirre Riveros

Originario de la Ciudad de México (30 de junio de 1985). Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el ITESO. Ganó el premio al Mejor Documental en la Semana Municipal de Video de Guadalajara, obtuvo el primer lugar en la categoría Fotografía del Festival Universitario de la Comunicación y dirigió un corto experimental seleccionado por el Festival de Arte Chroma y el Tijuana Freakfilm Festival. Al egresar trabajó como videoasta y fotógrafo hasta que una enfermedad autoinmune devoró la superficie de sus ojos obligándolo a volcar su creatividad en la literatura. Premio Estatal de Cuento Ciudad de La Paz 2015 y finalista del Primer Torneo de Guión de Escribe Cine A. C. Actualmente dirige el taller de guión cinematográfico del Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

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