La Poza Grande, el pueblo fantasma de Comondú

FOTOS: Noé Peralta

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las personas que son aficionadas a las historias terroríficas y de zombis, tienen especial interés en conocer sitios alrededor del mundo donde hubo existencia de civilización humana y que por alguna razón (principalmente tragedias), quedaron abandonadas. En el planeta existen casos famosos de localidades, muchas veces pujantes económicamente, que por algún motivo fueron abandonados por sus habitantes, quedando expuestas y devueltas al medio ambiente natural; donde la naturaleza las trata de integrar nuevamente a su entorno, dejando atrás historias fascinantes y, muchas veces, ocultas.

Existen principalmente tres localidades que causan admiración en el mundo por esta causa, e incluso son objetos de largos y dedicados programas de televisión de canales culturales o científicos.

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Kolmanskop, en el desierto africano de Namibia (nada que ver con el gran desierto del Sahara) que, al ser una colonia alemana de inicios siglo XX, se fundó con la finalidad de crear una localidad parecida a la Baviera alemana de Europa; aprovechando las grandes explotaciones de diamantes de la región, se instaló esta comunidad aderezada con ciertos lujos para enfrentar el insoportable calor desértico del lugar, donde incluso se construyó un pequeño hospital con la primera máquina para tomar rayos ¨X¨ del hemisferio sur; finalmente, la sobreexplotación de diamantes y la derrota alemana en la gran guerra mundial supuso el total abandono del pueblo, y las arenas del desierto hicieron su trabajo de sepultar algunas construcciones.

La isla de Hashima en el Japón, se construyó a raíz del descubrimiento de yacimientos de carbón en subsuelo marino, y tuvo su gran auge durante el periodo entre las dos guerras mundiales, donde incluso se construyeron grandes edificios residenciales tipo condominios, y se adecuó una serie de muelles y fortificaciones para protegerlas del alto oleaje existente en el mar; después de que la extracción se vino abajo y tras la derrota del imperio japonés en la segunda guerra mundial, inició el abandono de sus habitantes; en la actualidad y en medio del mar, sirve como museo viviente.

Por último, una de las más criticadas sobre todo por la prensa occidental, se encuentra la ciudad de Prípiat, en la ex Unión Soviética, que actualmente se encuentra en Ucrania. Esta localidad fue fundada en 1970, buscando dar cabida a todos los trabajadores de la planta nuclear que se construyó con la finalidad de generar suficiente energía para demostrar al mundo que a través de la radiactividad se puede tener un uso pacífico de su energía. Es de sobra conocida la tragedia de la explosión de la central nuclear de Chernóbil (así denominada), que le costó en ese tiempo a la Unión Soviética una serie de fuertes críticas por el error humano que causó el gran accidente y posterior abandono de la localidad; en la actualidad, se ha querido repoblar, pero ante el temor de la cantidad de radiactividad expuesta en la región nadie se anima a vivir en sus grandes edificios residenciales, parques e incluso un parque de diversiones tipo rueda de la fortuna.

En México, y específicamente en Baja California Sur, se dio un fenómeno parecido, y se puede decir que hay un pueblo fantasma, o abandonado, que se originó a consecuencia de una tragedia meteorológica. Es en el municipio de Comondú, que tiene en su territorio la localidad de La Poza Grande, el cual se vio afectado por una crecida inusual del arroyo y obligó a los pobladores a abandonar sus hogares y trasladarse a una zona más alta y más segura.

El pueblo de La Poza Grande se encuentra al norte del municipio de Comondú, y en reciente visita hecha por un servidor, nos entrevistamos con la delegada del lugar, donde nos contó sobre datos aproximados de su fundación, y se tiene que fue en la década de los 40´s cuando empezaron a llegar los primeros pobladores dedicándose a la ganadería y la creciente actividad pesquera, que en la actualidad es su principal fuente de ingresos. Esta población ubicada a 85 kms al norte de la cabecera municipal Ciudad Constitución, tuvo su pequeño auge económico en los noventas con la creación de cooperativas pesqueras y dedicándose de lleno a la pesca en el estero muy próximo al lugar, incluso aún se observan calles pavimentadas, y escuelas abandonadas que alguna vez tuvieron entre sus aulas la educación de los pequeños hijos de los lugareños.

Cuando todo parecía que iba con normalidad, llega el año del 2006 con la presencia del huracán John, que el día sábado 2 de septiembre se hace sentir en el lugar después de haber recorrido toda la península de Baja California, y desata una extraordinaria crecida del arroyo anexo a la localidad, trayendo desde la Sierra de la Giganta una cantidad nunca antes vista de agua, que se desbordó inundando toda la población, salvándose únicamente la iglesia del lugar que está en un lugar alto.

Con la gran inundación dejada atrás, el gobierno estatal de ese entonces, acude en ayuda de los damnificados, y es cuando se decide la idea de la construcción de un nuevo centro de población alejado completamente del arroyo y con todos los servicios e infraestructura urbana posible.

El nuevo centro de población se fundó por completo a finales del 2008, luego que se hicieron estudios del suelo y la tenencia de la tierra ejidal, y, según investigaciones en el Instituto de Vivienda, el día 23 de julio del 2007 se concursó la urbanización para después dar inicio con la construcción de 140 viviendas, la cuál,  según nota del universal tuvo un atraso considerable, pero que por fin se dio por concluida paulatinamente a finales de ese año 2008.

En octubre del 2009, se hicieron las entregas de la escuela primaria, telesecundaria y jardín de niños, dándose por finalizado el compromiso con los habitantes de la Poza Grande.

El día de hoy, se puede realizar un viaje a la antigua localidad, localizada a 2 km del actual pueblo, y que esta convertido en un pueblo fantasma, con sus viviendas abandonadas, el centro cívico, la subdelegación municipal y la escuela primaria.

En las fotos mostradas se aprecia un trabajo reciente de limpieza comunitaria (que es de admirarse), ya que por su situación de abandono es imposible evitar que la gente sin cultura higiénica, arroje basura a todo lo largo de lo que fue la localidad origen de La Poza Grande.

Si gusta de experiencias dignas de un canal de documentales, vive en México y Baja California Sur, es la oportunidad de visitar un pueblo abandonado en el municipio de Comondú: La Poza Grande.

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¿Novelas de narcos, mi amigo?

FOTOS: Internet.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace dos años vi unos capítulos de la serie El Chapo porque todo mundo hablaba de ella y quise asomarme para mirar qué había que llamaba tanto la atención. Traté de verla a solas por estar muy cargada de contenidos para mayores de edad. No obstante, mi hija, en una de esas vio algunas imágenes y me preguntó que si ese hombre había hecho algo por el país, que si era algún héroe nacional (andaba muy metida en la cosa de la Revolución Mexicana porque su maestro había logrado interesarla en la historia de México; no hablaba de otra cosa). Le dije que no. Cerré el canal y jamás volví a nada que tuviera que ver con esa serie. La verdad, me dio pena encontrarme en esa situación incómoda y no saber qué decir exactamente; algo le dije, pero no lo suficiente. A un adulto es más fácil explicarle, pero no a una niña. Esos primeros capítulos me parecieron insulsos, carentes de toda profundidad, sin crítica, una narrativa sin contenido, sólo la descripción de sucesos que ensalzaban la astucia del personaje; poseía un aparente ropaje de mensaje social, pero en realidad sólo era una telenovela creada desde la nota roja, justamente como lo hacía la famosa Alarma! de hace unos 4o años. No había mucha diferencia entre Los ricos también lloran y El Chapo.

Ese suceso con mi hija me ayudó a ver claramente que yo como adulto quizá podía asimilarla y verla como una realidad ficcionada, pero no una menor. Ellos ven el mundo distinto. Para ellos hay buenos y malos y a veces los límites entre una y otra cosa no los alcanzan a percibir. Si su papá veía aquello es porque era bueno y, por tanto, digno de verse y celebrarse. No es una cuestión moralista, sino un asunto de principios humanos o de valores si se quiere, aunque estos son mutables y permeables, y los principios no. Y es cierto: el país pasa por un túnel al que fuimos introducidos por décadas sin darnos cuenta (o tal vez sí, pero nos dio miedo o indiferencia hacer algo) y todo aquello que nos unió como familias hoy carece de sentido. No hablaré del rompimiento del tejido social por cuestiones de espacio, pero creo que todos tenemos eso en mente y sabemos a qué nos referimos.

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Hace unos días puse en mi muro del Facebook un acalorado mensaje a raíz de lo de Culiacán el jueves 17 de octubre, donde descalificaba la narcoliteratura. Varios me hicieron algunos comentarios muy atinados, una especie de defensa del subgénero. Hay quienes dicen que “no debemos darle la espalda” que porque “retrata la realidad”, “que es un reflejo de lo que estamos viviendo”, etcétera. Claro, ¿qué obra literaria no lo hace?: Condición humana, de André Malraux (por mencionar una), hace una extraordinaria visión de la estupidez de las guerras. Desde mi punto de vista, la narcoliteratura está muy lejos de eso. Otros que dicen que no porque un actor equis haga el papel de narco está haciendo apología del delito o la violencia, pues sería como pensar que como sale de ladrón en una película, todo mundo comenzará a robar.

Yo creo que no es tan simple. No creo que “sólo sea un programa” o “sólo sea una película”. Todo lo que entra a la mente es información, y ésta la soluciona, selecciona, empata, adiciona, equilibra y usa con fines de vivir y supervivir la realidad, o nos da herramientas para hacernos sentir seguros, tal como lo hacen el alcohol o las drogas. Quisiera decir que educa, pero creo que educación todavía es más amplia, porque ésta moldea la mente con fines humanísticos y prácticos. Y, bueno, esos programas no tienen la menor intención de eso, claro está, sino de vender. Por tanto, lo que experimentamos, lo que vivimos, lo que oímos, sí forma nuestra personalidad, arroja un resultado, una conducta social, un patrón a seguir.

¿Nos terminamos convirtiendo en eso después de un bombardeo constante? Digo, una película o la historia de un ladrón no hace que nos convirtamos en ladrones, pero si una industria se dedica por completo a decir que ese ladrón o ladrones son lo más chingón del mundo, y sale hasta en las toallas íntimas, algo deberá pasarnos. Como la corrupción en México: permitida, aplaudida y deseada porque “es lo que todo mundo hace y les va bien”. Cuando éramos niños, allá por 1977, en Baja California Norte, al pueblo donde vivíamos, Puertecitos, nos llevaron a ver la película La banda del carro rojo en un cine de carpa; no había conciencia de lo que veríamos, sólo era una película. Los niños salimos sintiéndonos Emilio Varela y se nos hacía de lo más fregón que hubieran engañado a la ley poniendo la droga en la llantas. Tiene un mensaje moralino y retorcido al final, “esto es malo”, pero a los niños eso nos valió madre: lo chingón era el contrabandista (así le llamaban a los narcos en esos años). Hoy, las editoriales piden a sus escritores que hagan series de libros para adolescentes con la temática del narco, el secuestro y etcétera, “para el fomento a la lectura entre los jóvenes”, alegan.

Existe en los hechos una cultura del narco, con productos comerciales legales e ilegales, y claro, la literatura no escapó a ese paradigma, y hoy está sumergida en la ola. Tal vez no siempre aplique aquello de que “escribes lo que vives” porque hay múltiples casos donde hay obras que no tocan el tema ni por asomo y experimentan con otras cosas, pero muchos de pronto se ven inmersos en la temática sin quizá proponérselo, porque algo nos toca de ello. ¿Quién no se ha sentido paranoico y con miedo de salir de casa en estos últimos años por lo mismo? Hace casi dos años, en 2017, Modesto Peralta, mi editor de Culco, me pidió reseñar un extraordinario trabajo disciplinario de periodismo de gente del gremio, Romper el silencio, y tardé dos meses en decidirme a que lo publicara por la ola de violencia que se había suscitado en todo BCS.

Recuerdo ese año de 2017 con amargo sabor de vida y con las inquietudes de un tiempo que no tenía asideros. En todas partes se hablaba de La Paz que se nos fue; los choferes del transporte no hacían otra cosa que hablar de ello, de los muertos, de las balaceras (incluso por mi colonia llegamos a oír muchas), y varios se solazaban de placer de estar al corriente del número de muertos, cómo habían muerto y en qué circunstancias (era el morbo desatado). Era un ambiente de lo más deplorable, decadente y sinsentido. Bajo esas circunstancias, ¿qué ganas de escribir literatura, o aún más, narcoliteratura? Yo no. Paso. Nunca he escrito una sola línea sobre la temática, ni cuento, ni poesía, ni novela. Para mí el tema está muerto aunque se insista a través de series, películas, canciones, corridos, poemas, novelas, cuentos. Sé que pronto pasará, como muchas cosas, pero la industria del bísnes está haciendo su agosto y contra eso es difícil no estar enterado. Sólo queda estar con los sentidos abiertos y que algún día nuestra humanidad reaccione ante la estupidez que estamos viviendo, porque a la industria no le interesa lo que opines, sino venderte lo que está de moda, mientras prolongue la imagen de violencia que pretende normalizarse para acrecentar su capital.

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17 de octubre, Día del Caminero en México

FOTOS: Internet.

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). No hay nada más gratificante para alguien que trabaja o que trabajó en la construcción de carreteras, puentes o caminos vecinales, que el platicar sus múltiples aventuras y en algunos casos tragedias, que le sucedieron en su trabajo. Los trabajadores del camino (camineros) en México, tienen un oficio muchas veces olvidado y poco apreciado por la población, que si estos no existieran, no pudiéramos transitar libremente por toda la geografía mexicana.

En México se celebra el día 17 de octubre de cada año el Día del Caminero —o Trabajador del Camino—, como un homenaje a todos los hombres y mujeres que dieron los mejores años de su vida a la construcción, directa o indirectamente, de las vías de comunicación que tanto sirven a la República Mexicana, para poner en contacto a turistas, consumidores, productores o que por razones familiares se necesitan interrelacionarse. ¿Porqué se escogió este día?, y ¿qué tanto impacto tienen las vías de comunicación en un país o región?.

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La construcción de caminos es tan antigua como la misma civilización humana; ya desde la época de los antiguos mesopotámicos se realizaban caminos para poder llegar más rápido y fácil a sus ciudades provinciales, incluso en la América prehispánica, los incas fueron grandes constructores de caminos en lugares muy inaccesibles dentro de su imperio, como las montañas andinas, donde también realizaron caminos que permitían poder moverse desde la playa del Océano Pacífico hasta la ciudad de Cusco en plena Cordillera de Los Andes.

En México, los aztecas también fueron grandes constructores de caminos, que comunicaban Tenochtitlán con ciudades dominadas por sus ejércitos y hacían más ágil la conducción de todos los productos que se consumían en la gran ciudad azteca. Con la llegada de los españoles, se empezaron a crear de alguna manera las dependencias que se encargarían de la construcción de los caminos a todo lo largo y ancho del recién conquistado territorio denominado Nueva España. En este periodo de la historia en México, y concretamente en el año de 1533, por disposición de la Corona Española se crea la Cédula Real (orden del rey de España para crear una institución encargada de los caminos), para la construcción de caminos por toda la colonia.

Se llegó a tal punto que todo el territorio esta comunicado a través de diversos caminos, siendo el más importante el denominado camino real, que recorría desde la Ciudad de México hasta la lejana Santa Fe, en Nuevo México. En aquel entonces, no se tenía una fecha fija al año para celebrar a todos los trabajadores encargados de realizar tan bonita y laboriosa faena.

Ya mucho después y con la creación de la institución denominada Secretaría de Comunicaciones y Transportes o de Obras Públicas (a veces también llamada Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, SAHOP), se pretendió conmemorar con un día al año a los camineros de México, y fue el presidente Plutarco Elías Calles en el año de 1925, que estableció el día 17 de octubre como el Día del Caminero, lo anterior como un reconocimiento a hombres y mujeres que han dado su trabajo, para realizar caminos, sin importar las condiciones geográficas, topográficas y climáticas del lugar donde se realizan.

Hoy en día con un país más y mejor comunicado, la labor histórica de los camineros ya no recae en gran medida en el gobierno federal, ya que en su gran mayoría la construcción de caminos federales, su conservación rutinaria o especializada está contratada por empresas constructoras particulares, haciendo que dichas empresas pierdan el sentido humano y melancólico de la celebración.

Dentro de las profesiones dedicadas a los caminos, están mayormente el trabajo de los ingenieros civiles, ingenieros topógrafos, geodestas y geólogos; mientras que los oficios más comunes son los residentes, sobrestantes, cabos, ayudantes, baliceros, cadeneros y choferes, donde también encontramos un sinfín de operadores de maquinaria pesada.

Es muy difícil que esta profesión u oficio desaparezca, pero ya con los tiempos modernos donde el gobierno federal ya no construye, sino que contrata la ejecución de carreteras y su mantenimiento, se va perdiendo la tradición de las grandes pachangas con música y comida incluida, que hacían de este día uno de los más esperados y emblemáticos de la construcción, solamente emulado por el Día de la Santa Cruz.

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Suma participación internacional Ayleen Ramírez en ajedrez

FOTO: Cortesía

La Paz, Baja California Sur (BCS). Tres competencias tiene en puerta la ajedrecista sudcaliforniana Ayleen Maribel Ramírez Toledo, quien estará muy activa en las siguientes semanas representando a México y a Baja California Sur, en torneos que se efectuarán dentro y fuera del país, moviendo sus piezas en busca de la victoria, informó el Instituto Sudcaliforniano del Deporte (Insude).

La mini gira que tiene programada la sudcaliforniana incluye el Campeonato Panamericano Amateur en Costa Rica del 22 al 28 de octubre, para luego trasladarse a Monterrey, Nuevo León donde participará en la primera semana de noviembre en el nacional y cerrar en Aguascalientes en el Torneo Continental Femenino del 18 al 28 de noviembre.

Ramírez Toledo se ha tomado muy en serio su carrera dentro del llamado deporte ciencia, teniendo bastante actividad en los últimos tres años, luego de su exitoso paso por la Olimpiada Nacional, donde fue medallista en dos años consecutivos, aumentando de manera significativa su nivel de juego.

Por otro lado, el presidente de la asociación de ajedrez en el estado, Daniel Ojeda Vergara, asistirá al congreso de la Federación Nacional de Ajedrez de México, (FENAMAC), el próximo fin de semana y en el que se tratará lo relacionado con el programa operativo para el próximo año, definiendo las sedes de los torneos nacionales.




Revela Festival Internacional de Cine de Los Cabos proyectos para GFFF

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Ciudad de México a 7 de octubre de 2019. El Festival Internacional de Cine de Los Cabos se complace en presentar la selección de los proyectos que participarán en las actividades del Fondo Fílmico Gabriel Figueroa (GFFF) 2019, iniciativa que tiene como fin fomentar el surgimiento de nuevos talentos fílmicos y apoyar iniciativas de cine y contenidos episódicos de México, Estados Unidos, Canadá y América Latina.

Durante las jornadas del GFFF, los creadores y productores de los proyectos participantes tendrán la oportunidad de presentar sus propuestas ante agentes de ventas, distribuidores, productores, programadores de festivales y financiadores. Además competirán por más de $6,000,000.00 en premios en efectivo y especie.

Francisco Westendarp, manager de Industria del Festival, vincula la selección 2019 del GFFF con uno de los Spotlights de esta edición: “Ira Sachs menciona que cuando se habla de cine independiente, para él, la palabra independencia significa libertad. El Fondo Fílmico Gabriel Figueroa se suma a este espíritu, y en esta edición apuesta por una generación de realizadores que entienden la independencia como un espacio de riesgo y propuesta. Tenemos la convicción de que la selección de proyectos que se llevó a cabo da cuenta del gran potencial que tiene el cine para transformar la realidad.”

Este año, el Fondo Fílmico Gabriel Figueroa recibió  442 postulaciones: 246 se inscribieron a la sección “Cine en desarrollo”, 104 a “Work In Progress” y 72 a “Contenidos episódicos en desarrollo” de las cuales fueron elegidos 20 proyectos en total.

Proyectos seleccionados 2019

Cine en desarrollo

  1. Ana no quiere que la vean bailar (México). Director: Gabriel Herrera Torres, Productores: Joaquín del Paso, Fernanda de la Peza.
  2. Forsaken (EUA, México). Directora: Martha Stephens, Productoras: Kristin Mann, Mynette Louie, Laura Smith.
  3. Lhasa (Canadá). Directora: Sophie Leblond, Productores: Audrey-Ann Dupuis- Pierre, Sylvain Corbeil, Nancy Grant.
  4. Lola sí, Lola no (Canadá). Director: Jonathan Beaulieu-Cyr, Productora: Fanny Forest.
  5. Pornomelancolía (Argentina, Brasil, México). Director: Manuel Abramovich, Productores: Gema Juárez Allen, Martha Orozco, Rachel Daisy Ellis, David Hurst.
  6. Preciosísima sangre (México). Director: Andrés Kaiser, Productora: Nicole Maynard Pinto.
  7. Temporada de huracanes (México). Directora Elisa Miller, Productores: Rodrigo Sebastián González, Rafael Ley, María José Córdova.
  8. Todos los incendios (México). Director: Mauricio Calderón Rico, Productor: Daniel Loustaunau.
  9. Una jauría que se llama Ernesto (México). Director: Everardo González, Productores: Roberto Garza, Inna Payán.
  10. Wiring Utopia (EUA, Chile) en colaboración con Tribeca Film Institute. Director: David Barker, Productores: Jay Van Hoy, Deepak Rauniyar.

Los proyectos de “Cine en desarrollo” serán evaluados por un jurado conformado por el realizador y productor estadounidense Aaron Brookner, codirector de Pinball London, el productor quebequés Yanick Létourneau, cofundador de Peripheria y la estadounidense Lorna Lee Torres, directora de ventas internacionales de Magnolia Pictures.

Contenidos episódicos en desarrollo

  1. Aventurología (México). Director: Ricardo Castro, Productor: Jonathan Davis.
  2. Celluloid Dreams (EUA) en colaboración con Independent Filmmaker Project. Directora: Ilinca Călugăreanu, Productoras: Mara Adina, Ilinca Călugăreanu.
  3. Masa madre (Argentina). Directora: Mercedes Córdova, Productora: Valeria Forster.
  4. Mi interior es una de las cosas más hermosas y extrañas del mundo (México). Directora: Nicolasa Ruiz, Productora: Paulina Valencia.
  5. Vertientes del Paraná (Argentina). Directora: Florencia Álvarez, Productoras: Georgina Baisch, Cecilia Salim.

Work In Progress

  1. Blanco de verano (México). Director: Rodrigo Ruiz Patterson, Productor: Alejandro Cortés Rubiales.
  2. Cosas que no hacemos (México). Director: Bruno Santamaría Razo, Productora: Abril López Carrillo.
  3. Dioses de México (México, EUA). Director: Helmut Dosantos, Productores: Helmut Dosantos, Mariana Monroy, Marta Núñez.
  4. Flora y Fauna (México, Canadá). Director: Nicolás Pereda, Productores: Catalina Pereda, Pedro Antonio García, Nicolás Pereda.
  5. Nudo mixteco (México). Directora: Ángeles Cruz, Productoras: Lucía Carreras, Lola Ovando.

El jurado de esta sección está conformado por el mexicano Sergio Díaz, diseñador de sonido nominado al Óscar por su trabajo en Roma, la distribuidora estadounidense Danielle DiGiacomo, vicepresidente de adquisiciones y asociaciones estratégicas de 1091, y la francesa Fabienne Hanclot, directora ejecutiva de la Asociación para la Difusión del Cine Independiente (ACID).