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AMLO y sus símbolos. A un año de su triunfo (I)

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Colaboración Especial

Por Raúl Carrillo Arciniega

 

Cómo se lee un logotipo

Charleston, Carolina del Sur (EE.UU.). Las democracias están en peligro. La sociedad actual apenas si recuerda los vicios de las dictaduras que asolaron a millones de personas en los países subdesarrollados. En México, en donde se había simulado todo, ha terminado por construirse algo que aquellos que se llaman de izquierda, han visto como la oportunidad para que haya una cuarta transformación (4T). López Obrador ha ganado la elección en lo que los analistas califican de la más abrumadora victoria desde las mejores épocas priístas, donde no había un solo voto en contra. AMLO ha ganado con un número elevado de votos y ahora argumenta es tiempo para la 4T.

Como la política mexicana es rica en símbolos ha mandado hacer un logo, que pretende dar una revisión histórica del paso del colonialismo a la vida independiente de México, es decir, su transformación, de ser un mero remedo de país a uno verdadero. En su emblema vemos en primer plano y al centro a Benito Juárez asido a una bandera, a su derecha a Miguel Hidalgo y a la derecha de éste a José María Morelos. A la izquierda de Juárez vemos la imagen de Madero y por último la figura de Cárdenas. Entendemos que en ellos se basa el proyecto simbólico de AMLO.

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Le ha llamado la Cuarta transformación porque arguye que han pasado tres antes que él, a saber por el dibujo, la primera La Independencia de México, representada por Hidalgo como el iniciador del movimiento, aunque no haya sido en contra de la Corona Española como bien se sabe, y un Morelos que lo único que sabemos de él es que usaba una pañoleta en la cabeza. Así el discurso que plantea la 4T es el de la heroicidad.

Visto en términos heroicos, La Independencia es la primera etapa después de la muerte del padre, aunque no haya sido consolidada ni establecida por ninguno de los dos próceres que se muestran en el logotipo del nuevo gobierno. Pero dentro del país de la simulación, la imagen icónica es más que suficiente. El gobierno en turno, que emana de una tradición de rico presidencialismo tlatoánico priísta, sabe perfectamente que la simulación es más importante que la verdadera transformación. En ese sentido, AMLO ha puesto el dedo en la llaga de toda una tradición que icónicamente se malentiende. La Independencia fue el proyecto de invención de un México que no podía ser como el que se tenía.

Al centro del logo, construyendo el proyecto de nación, está Juárez como reformista. Su política de reformador no importa mucho, porque desde el punto de vista simbólico sólo se atiende a su fenotipo, a sus facciones y a su extracción indígena; es decir, es el triunfo de La Independencia, aunque haya sido el único caso de un presidente que haya venido desde una base indígena oaxaqueña. AMLO ha dicho admirarlo porque vivió en Palacio Nacional y porque practicaba la honrosa medianía, además de haber separado La Iglesia del Estado, aunque sólo de manera simbólica porque no fue eso, sabemos, lo que aconteció con su supuesta separación entre La Iglesia y El Estado. Además, la imagen de Juárez opera muy bien en la proyección de un movimiento racial, de un movimiento que va hacia la reivindicación del indígena que puede llegar a ser todo lo que se proponga, gracias al esfuerzo personal y una serie de aciertos cósmicos y de buenas relaciones, como casarse con Margarita Maza, dando un braguetazo histórico.

Así, esa idea icónica de lucha por la igualdad es la que domina el paradigma simbólico de su logo. Ésta, entendemos, es la segunda transformación: La Reforma. El ciudadano común no comprende en realidad cuál ha sido la grandeza de Juárez más que por una frase que se encuentra en la Alameda central de la capital del país: Entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz, previamente usada por Kant. Así la operación es más simbólica que otra cosa. El propio AMLO ha dicho que Juárez es su modelo a seguir, aunque no sepamos a qué se refiere específicamente. Su proyección obedece a un modelo de identificación con el que se quiere equiparar, para entrar dentro de la historia que está dispuesto a dictar.

A la izquierda de Juárez vemos a quien parece ser Madero, mismo que fue el autor intelectual de La Revolución Mexicana, cuando menos con la consigna de Sufragio efectivo. No reelección. Escribió La sucesión presidencial y era espiritista. Aparentemente los espíritus le dictaron el libro y lo impulsaron a asumir su rol como presidente, antes de ser asesinado por el general Huerta en una emboscada mientras salía de Palacio Nacional, donde fue secuestrado para su bien por el mismo Huerta. En la película de Kazans es mostrado como un pusilánime que no entiende el verdadero sentir del pueblo y de lo que representaba la consigna de Tierra y libertad esforzada por El Zapatismo y El Villismo.

Ninguno de ellos logró consolidar nada, porque a ambos les gusta echar bala y temieron convertirse en una figura dictatorial como Díaz, contra quien pelearon con gallardía y mesianismo. Por tanto la visión de Madero se entendería en la voluntad de que el voto cuente, del sufragio efectivo. La visión del sufragio no se entiende muy bien. Sufragar no es el verbo que se use para ejercer la democracia; sufragar es ayudar o apoyar en algo en las primeras acepciones. Creo que cuando la gente que vota, aquella sin que pueda razonar su voto, cuando alguna vez se le presenta con esa frase, no comprende qué es lo que le están diciendo, sólo ponderan la necesidad de votar por aquel que le haya dado más beneficios reales.

Bajo ese esquema de pensamiento las huestes de AMLO podrían argumentar que les gusta el respeto al voto, hacerlo efectivo siempre y cuando se vean favorecidos en el número de sufragios. Por otro lado, el voto efectivo se consolida como la voz de una masa amorfa que pide y sabe. Ya sabemos por las múltiples afirmaciones de AMLO que el pueblo es sabio. Se refiere a la masa amorfa que lo vitorea y quien votó de acuerdo a los intereses que AMLO proyecta. La reelección entonces parece ser parte de un discurso que se aventura, una especie de grupo de enfoque donde se van midiendo las posibilidades en la sociedad para asestar el golpe de la imposición de los candidatos.

Por último, en el logo de la 4T aparece Lázaro Cárdenas. Éste se nos revela como un epítome de la reciedumbre gubernamental, quien luchó para privatizar el petróleo y devolvérselo a los mexicanos. Emanado del PRI pero opositor del gobierno despótico, Cárdenas inaugura la bonanza de México al reapoderarse de petróleo mexicano. Aquí habría que hacer una matización. La reposesión del petróleo ha sido muy mal entendida por la población mexicana. La consigna de que el petróleo es de los mexicanos ha generado una serie de denuestos y agravios entre todos los partidos políticos y sus simpatizantes. El petróleo nunca ha sido ni será de los mexicanos. Para decirlo concretamente: el petróleo es del gobierno en turno. PEMEX es un transnacional que explota el petróleo de México y cuyo ingreso y ganancias van directamente a las arcas gubernamentales, desde donde se utiliza para financiar costos de urbanización y, sobre todo, salarios y prestaciones burocráticas.

PEMEX paga el salario de todos aquellos que han encontrado en el gobierno una forma de vida. Nunca ha sido la recaudación fiscal, puesto que los esfuerzos por renovarla no han dado ningún fruto. La austeridad republicana que clama AMLO es, al final, una buena intención en el mar de las desgracias gubernamentales.

Así, el logo de la 4T enuncia un discurso falaz en todo sentido. Sin embargo, sí pretende establecer una narrativa que integre una serie de buenas intenciones históricas, para tratar de cambiarla. Por años ha quedado como una expresión del despotismo del Gobierno priista en turno. Ahora, el área del petróleo se ha convertido en un proyecto estratégico tanto de facto como simbólico. El nuevo gobierno pretende reestructurar PEMEX y otorgarle el centro de su proyecto, como el principal medio para hacerse de recurso y reestablecer esa bonanza que el propio Cárdenas trazó en su nacionalización. Ahora AMLO ha lanzado la iniciativa de construir una refinería, que a todas luces tiene un valor simbólico más que económico.

Sin embargo, desde la trinchera en la cual ha decidido estructurar su discurso, esto es bastante coherente. Pretende construir un país mental, un país discursivo que muestre cualquier configuración faraónica desde la cual pueda edificar su proyecto, una prueba fehaciente de que el Gobierno invierte recursos en un bienestar imaginado. Así, la 4T es una puesta en escena de la representación de un poder ancestral que busca consolidar sus instrumentos simbólicos, porque la política mexicana, dado que está corrompida y podrida desde sus adentros, no es más que una posición desde donde se puede improvisar y una tribuna desde la cual se puede decir cualquier cosa.

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El costo social de las reformas al vapor

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Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La encomienda a encarar por el Congreso local, era adecuar el marco de la legislación estatal al criterio inatacable sostenido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que reconstruye conceptualmente el contrato civil matrimonial, conforme a modernos paradigmas internacionales, de tal suerte que dicho enlace civil se entiende como la unión libre, monogámica, entre dos personas adultas, sin importar la preferencia sexual de los contrayentes.

La heterosexualidad,  la procreación, la fidelidad, el respeto mutuo, desaparecen como requisitos y lo que era un vínculo indisoluble de manera incausada, se convierte en un convenio de convivencia monogámica entre dos adultos, de temporalidad indefinida, unilateralmente disoluble, que solo genera obligaciones patrimoniales y alimentarias; ubicable un escalón arriba del concubinato –que solo impone obligaciones alimentarias- y dos arriba del amasiato, que no genera ninguna obligación.

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El legislador local debió armonizar entonces todo el marco normativo aplicable al contrato civil matrimonial y sus repercusiones, y no limitarse, como lo hizo, a cambiar siete artículos del código civil.

 La adecuación normativa quedó inconclusa, debido en gran parte a la ignorancia, cerrazón e irresponsabilidad de nuestros diputados, que se empeñan en dictaminar y votar sin contar para ello con asesores parlamentarios profesionales, capacitados, de experiencia y experticia probada.

Así las cosas, el pasado 29 de junio entró en vigor la reforma que permite el enlace conyugal de personas del mismo sexo, pero se insertó la reforma a raja tabla, sin cumplir con los principios legislativos de congruencia e integralidad. Solo se modificó el concepto del enlace civil matrimonial, pero no se armonizó esa modificación conceptual con el resto del marco normativo, en aspectos torales como los relacionados con patrimonio, filiación, alimentos, sucesión.

Así las cosas, por legislar al vapor, el Código Civil en vigor para el Estado acusa graves contradicciones normativas. Por citar un ejemplo: no importa el sexo de los contrayentes, ambos son iguales ante la ley, de tal suerte que la representación de la sociedad corresponde al cónyuge que ambos determinen en las capitulaciones, pero… en caso de omisión se entenderá que el administrador es el marido. (Art. 192) Lo cual constituye una herencia patriarcal inadmisible conforme a los nuevos paradigmas sobre la materia.

Una revisión somera al texto normativo civil nos arroja la existencia de al menos 25 disposiciones normativas vigentes, que siguen asignando obligaciones, roles, prerrogativas o cargas específicas, al marido y/o a la mujer, cuando se supone que el objeto de la reforma era abolir los presupuestos normativos que se basan en la anacrónica preconcepción del matrimonio como un enlace exclusivamente heterosexual.

 

Cada una de esas disposiciones resulta absurda, contradictoria, discriminatoria y/o inoperante, pero se encuentran en vigor, y de no subsanar tales incongruencias, el costo social de los conflictos que habrán de generarse en tribunales judiciales será muy elevado, y todo por la irresponsable manera en que nuestros diputados modificaron la legislación.

Mención aparte amerita la figura del concubinato. Todos somos iguales ante la ley, pero el concubinato mantiene la exclusión por motivo sexual. Solo existe el concubinato si la pareja se forma por un hombre y una mujer. (Art. 330) de tal suerte que se excluyen de los beneficios legales a las parejas homosexuales que de facto optan por vincularse bajo esta modalidad.

En síntesis, la reforma publicada permite el acto formal del enlace civil de dos adultos, ante un oficial del registro civil, pero deja inconclusa la tarea lógica, esencial y consecuente, de armonizar y adecuar de manera integral y funcional, todo el marco rector de los derechos y obligaciones que conlleva el contrato civil del matrimonio y el hecho jurídico del concubinato. Obligaciones, derechos, atribuciones, cargas, opciones, quedan en el limbo de la incongruencia, la incertidumbre y/o la absurda contradicción, cuando tenemos normas civiles en vigor que dan al traste con el sentido de la reforma impulsada a partir de la Jurisprudencia de la Suprema Corte.

 

¿QUE DEBE HACER EL CONGRESO?

 Con carácter de urgente, convocar a un foro de expresión ciudadana, donde todos los sectores de la sociedad se manifiesten sobre la conveniencia de adecuar o eliminar las normas que, estando vigentes, son contrarias al espíritu originalmente inspirador de la reforma.

Elaborar un proyecto de reforma, a partir de los aportes que se obtengan del foro referido y, antes de presentarlo al pleno para su eventual aprobación, someterlo a la opinión de expertos en las materias involucradas en la normatividad a reformar, para cumplir con el requisito de socializar las adecuaciones normativas, y escuchar a los profesionales en los campos de aplicación que cada norma involucre.

Una vez superados los filtros anteriores, someter el dictamen a su análisis, discusión y eventual aprobación en el seno parlamentario.

Enfatizamos nuestra insistencia en que se cumpla con el requisito de socializar el quehacer legislativo, y se escuche a la ciudadanía, pero encausando la participación ciudadana para que la misma se realice de manera funcional, respetuosa, organizada, en foro realizable en locales distintos al recinto parlamentario. Que todas las voces se escuchen, pero en el escenario propicio, no a gritos y sombrerazos en el recinto parlamentario durante las sesiones del cuerpo colegiado de legisladores.

Y es también urgente, establecer un protocolo de seguridad aplicable durante el procedimiento legislativo, en particular cuando se aborden temas controversiales. No esperemos a que se ahogue el niño para tapar el pozo.

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No es el matrimonio igualitario

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Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mucho se ha hablado, y poco se ha escrito a profundidad, sobre el matrimonio igualitario en Baja California Sur. Lo que sí hemos leído y visto, al respecto, es una cantidad profusa de pastores religiosos emitiendo declaraciones sin fundamento —basados en el engaño—, para manipular la información en contra de este derecho.

Alguien que busca representar a la fe de las masas, ofende a sus feligreses cuando habla desde la mentira. Quien busca ser guía espiritual y utiliza su poder de convocatoria, credibilidad y capacidad de convencimiento para refutar —con todo derecho— lo que no le parece en público, pero utilizando mensajes 100% falsos, no puede ser menos que mezquino, rayando en lo miserable, e inclusive, peligroso para las instituciones laicas. Tuvimos una guerra civil, que costó la vida cientos de miles de mexicanos, para poder separar iglesia y Estado, nunca lo olvidemos.

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Coincido con mi compañero Arturo Rubio Ruiz, quien en este medio publicó el artículo Concepción legal de familia y matrimonio. ¿Qué debe hacer el Congreso de BCS? , sobre que la pugna actual sobre el tema es estéril, ya que el matrimonio civil bajo las condiciones actuales, no permite se cumpla a cabalidad el artículo primero de la Constitución Mexicana:

En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte […] Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Ya que si solo un porcentaje de mexicanos puede acudir al Registro Civil —lo que es un derecho— y lograr el reconocimiento legal de su enlace, mientras a otro porcentaje  de la población le es negado realizar este registro por cuestión de preferencia sexual, entonces este último grupo de mexicanos, no goza a cabalidad de los derechos reconocidos en la Constitución. Y no podemos seguir viviendo en un país sin Estado de derecho.

Sin embargo, difiero por otro lado, respecto a que la postura de la comunidad de la diversidad sexual esté alimentada y sostenida por el radicalismo y la beligerancia, y que el parlamento se haya vuelto un circo “por la presencia de ´grupos antagónicos’ que no se han expresado adecuadamente”.

En primera, aprovecho la cita para poder posicionar algo, que hasta la fecha los medios han invisibilizado: la principal consigna de los manifestantes a favor del matrimonio igualitario es cero confrontación, esto implica: evitar gritos e interrupciones; incluso, protestar en silencio, con el puño alzado todas y todos, en señal de civilidad.  Asimismo, ya que el diálogo es imposible e inexistente por parte de los pastores y las agrupaciones religiosas asistentes al Congreso, también se sugiere no entablar conversación con ellos.

Por ello es que, realmente, no se puede hablar de una actitud radical y beligerante de parte del  colectivo que se manifiesta a favor del reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo, siendo por el contrario, que la expresión de este grupo no solo ha sido adecuada, civilizada y asertiva, sino a todas luces acertada: los medios nacionales tienen los ojos puestos sobre Baja California Sur; la radio local, los periódicos, la televisión, las asociaciones, las familias, las escuelas, todos hablan del tema.

En todo caso, beligerantes y radicales aquellos pastores religiosos que se presentan ante los medios y ante el propio Congreso, emitiendo disparates como “si aprueban el matrimonio igualitario será obligatorio que niños en jardines  y primarias coman popo”,  hasta proyecciones mentales de “en las escuelas enseñaran el fisting, el riming y el sexo anal a niñas y niños”, o que tal “está comprobado que el 100% de los homosexuales violan niños”. Esa fracción del grupo de los que están en contra es radical y agresiva, además de mentirosa y manipuladora.

Segundo, La Paz es Diversa, y las demandas de la diversidad no están alimentadas ni sostenidas por nada más que el derecho humano, es muy sencillo: derechos para todos y todas las personas. ¿Es radical poder heredar tus bienes? ¿·Es beligerante pedir que, a tu pareja le puedas dar de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social para tener acceso al derecho básico de la salud? Esto y más, es lo que está en disputa.

Ilógico pensar que la salud, el bienestar social, los derechos legales, sean solo accesibles para un grupo de mexicanos. Violento es, la omisión del Congreso local por no votar en lo inmediato a favor del matrimonio igualitario, cuando no hacerlo es seguir viviendo sin un Estado de derecho.

Coincido una vez más con mi compañero, que en el Congreso hay figuras calentando el asiento, con evidente incapacidad para representar y gobernar para todas y todos en este Estado. La cosa es sencilla: la Suprema Corte de Justicia de la Nación se manifestó, indicando que, de forma obligatoria para todas las autoridades, en sus respectivos ámbitos de competencia, y por ende, en todo México, el contrato civil matrimonial se entienda como la unión libre, monogámica, entre dos personas, sin importar la preferencia sexual de los contrayentes.

¿Por qué a las personas heterosexuales, cisgénero, bugas, debería de importarnos, y, aún más, deberíamos de activarnos, alrededor del matrimonio igualitario? Porque como mexicanos privilegiados —ya que tenemos acceso a un derecho que otros no—, tenemos una obligación moral de construir, para otros, las oportunidades a las que sí podemos acceder, porque vivimos en una simbiosis no reconocida. Los humanos somos gregarios por naturaleza, no podemos negarnos como sociedad ¿qué es una sociedad sin igualdad de condiciones? Un retroceso al medioevo.

No es el matrimonio igualitario. Somos todos.

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El impactante descubrimiento de la isla de basura. La montaña de plástico en el mar

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SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En 1997, Charles Moore, y su pequeña tripulación a bordo del catamarán Alguita, iniciaron su participación en la carrera marítima Transpac. Esta competencia, fundada en 1906, tiene por objetivo navegar por el océano Pacífico, desde Long Beach, California, hasta Honolulu, Hawái. El capitán y oceanógrafo Charles Moore decidió utilizar una estrategia similar al resto de los competidores, evitar el gran giro del Pacífico Norte —un gran sistema de corrientes marinas rotativas—, que la mayoría del tiempo está centrado justo al norte de la ruta de la carrera y a medio camino entre Hawái y el continente americano. La estrategia y pericia del capitán y su tripulación les valieron el tercer lugar en la carrera y un sentimiento de relajación a su regreso a Estados Unidos. Así, considerando que tenían suficiente combustible y bastante curiosidad, decidieron atravesar el gran giro del Pacífico Norte, algo que poca gente de mar hace. Los pescadores lo evitan porque sus aguas carecen de los nutrientes para mantener una captura abundante. Los marineros lo esquivan porque carece del viento para propulsar sus veleros.

Al capitán Moore, siempre le ha costado trabajo encontrar palabras que comuniquen la inmensidad del océano Pacífico a las personas que nunca han estado en el mar. Sobre todo, teniendo en cuenta que es el océano más grande de nuestro planeta. Día tras día, después de la carrera, Alguita era el único vehículo en una carretera sin puntos de referencia, que se extendía de horizonte a horizonte. Sin embargo, mientras Moore miraba desde la cubierta del catamarán hacia la superficie de lo que debería haber sido un océano prístino, inalterado, se enfrentó —tan lejos como podían ver sus ojos—, con la visión del plástico.

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“Parecía increíble, nunca encontré un lugar limpio” —relata el capitán Moore. En la semana que se tardó en cruzar el giro, no importa a qué hora del día miraba, los desechos de plástico flotaban por todas partes: botellas, tapas de botellas, envoltorios, fragmentos. Meses más tarde, después de discutir lo que había visto con el oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer —quizás el especialista más importante del mundo en el tema, en ese momento—, comenzó a referirse a la zona como el parche de basura del Este (Eastern Garbage Patch). Sin embargo, la palabra “parche” no refleja la realidad. Ebbesmeyer estimó que el área, prácticamente cubierta con escombros plásticos flotantes, era aproximadamente ¡del tamaño de Texas!

Actualmente, el parche de basura del Este ha adquirido nombres más notorios como el continente de plástico, isla de basura, isla tóxica, gran mancha de basura en el Pacífico, gran zona de basura en el Pacífico, remolino de basura del Pacífico, isla de la contaminación, el basurero más grande del mundo, etcétera. Asimismo, aproximadamente 20 años después del reporte de Moore, se estima que el tamaño de la isla de basura alcanza los 1.6 millones de kilómetros cuadrados, es decir dos veces el tamaño de Texas, tres veces el tamaño de Francia o casi 22 veces la superficie de Baja California Sur.

Paradójicamente, aunque la isla de la basura tiene proporciones alarmantemente grandes, es difícil observarla con satélites o localizarla con radares, ya que está compuesta por pequeños elementos de plástico que alguna vez formaron parte de objetos más grandes y que con la acción del sol, llamada fotodegradación, se fragmentaron. La fragmentación del plástico es tan grande que, en esa zona, algunas investigaciones demuestran que hay siete veces más plástico en el agua que organismos del plancton, los cuales son la base microscópica de la red trófica marina.

Aunque Charles Moore no fue el primero en reportar la presencia de una “acumulación” de plástico en esa zona del Pacífico Norte, en definitiva su comunicado llamó la atención de la comunidad científica y de la sociedad en general. Así, lentamente —desafortunadamente muuuy lentamente—, comenzaron a gestarse estudios que se enfocan en responder cuánta basura plástica hay en los océanos del mundo y los efectos que tiene sobre los organismos marinos y el ser humano. Sin embargo, los métodos de muestreo y análisis aún son incipientes y los resultados reflejan la gran falta de información al respecto.

Así, aunque aún existen demasiadas preguntas sin resolver, las pistas son claras: 1) hay un daño grave ocasionado al medio marino; 2) los plásticos tardan decenas de años en fragmentarse para convertirse en “microplásticos” y, cuando lo hacen, contaminan en mayor medida; 3) los animales marinos consumen los fragmentos plásticos y los introducen en la red alimenticia con el potencial riesgo de llegar a nosotros, los seres humanos, como consumidores de productos del mar; 4) la gran mayoría del plástico que se encuentra en el medio marino se genera en las áreas continentales y corresponde a plásticos de un solo uso (botellas de bebidas, empaques, etc.).

Finalmente, aunque los esfuerzos de limpieza del océano como un intento de revertir la contaminación han aparecido como una solución emergente, en definitiva, los recursos monetarios y de infraestructura “parecieran ser demasiado para cualquier país”—argumenta Moore. De tal manera, que quien escribe estas líneas está convencida, al igual que muchas organizaciones a nivel mundial, nacional y local (Desplastifícate), que la mejor manera de frenar el crecimiento no sólo de esta isla de basura, sino de este mundo lleno de basura, es disminuir y eliminar el consumo de plástico y/o combinarlo con alternativas menos nocivas para el medio ambiente.

Cierro esta Sudcaliciencia llamando a la reflexión en tu próxima visita a una tienda o restaurante, ¿realmente necesitas esa botella, esa bolsa o ese empaque que podría terminar en la isla de la basura?

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Concepción legal de familia y matrimonio. ¿Qué debe hacer el Congreso de BCS?

FOTO: CULCO BCS.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La inminente reforma a la legislación local sudcaliforniana, relativa al contrato matrimonial, ha generado una polémica que ha enfrentado en diversos escenarios a dos posturas diametralmente opuestas, alimentadas y sostenidas, respectivamente, por dos grupos antagónicos, radicales y beligerantes. La controversia ha convertido el recinto parlamentario local en una carpa de circo, ante la incapacidad de nuestros diputados, que rebasados por el escenario montado, no atinan a darle el manejo adecuado a las expresiones de los grupos en conflicto.

La polémica es compleja, por las implicaciones del tema, pero la pugna es estéril, y la tardanza del Congreso por adecuar nuestro marco normativo local, no hace sino alimentar la contienda, cuando es de todos sabido, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya se ha manifestado al respecto, y su interpretación, como máxima acepción sobre el tema, resulta obligatoria para todas las autoridades, en sus respectivos ámbitos de competencia, y por ende, en México —acorde a la jurisprudencia de la Suprema Corte—, el contrato civil matrimonial se entiende como la unión libre, monogámica, entre dos personas, sin importar la preferencia sexual de los contrayentes; y se reconoce como un derecho de las parejas homosexuales el poder casarse legalmente. Cualquier disposición contraria al criterio jurisprudencial, resulta combatible en la vía de amparo.

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Siguiendo la interpretación jurisdiccional en cita, para celebrar un contrato matrimonial, la heterosexualidad,  la procreación, la fidelidad, el respeto mutuo, desaparecen como requisitos, y lo que era un vínculo indisoluble de manera incausada, se convierte en un convenio de convivencia monogámica entre dos adultos, de temporalidad indefinida, unilateralmente disoluble, que solo genera obligaciones patrimoniales y alimentarias; ubicable un escalón arriba del concubinato –que sólo impone obligaciones alimentarias—, y dos arriba del amasiato, que no genera ninguna obligación.

La reingeniería conceptual del contrato matrimonial consagrada en la jurisprudencia, que significa un triunfo igualitario para unos, resulta una degradación moral para otros. Sin embargo, el Congreso no puede tomar partido faccionario, debe ajustarse al mandato jurisdiccional y, a menos que encuentre argumentos suficientemente sólidos, como para sostener ante la Suprema Corte la constitucionalidad de la heterosexualidad como requerimiento para obligarse en un contrato civil matrimonial, deberá suprimir dicho requisito del Código Civil del Estado.

Corresponde entonces al Congreso local adecuar la legislación civil y familiar sobre el tema, tal y como lo ha hecho ya el legislativo federal, en materia procesal. Actualmente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece, en la fracción XXX del Artículo 73 —adicionada el 15 de septiembre de 2017 y reformada el 14 de marzo de 2019— que, el Congreso de la Unión, tiene facultad exclusiva para expedir la legislación única en materia procesal civil y familiar, de tal suerte, que en breve, todos los procesos relacionados con controversias familiares, se regirán por un código nacional de procedimientos civiles y familiares, buscando con ello la unificación de criterios y la uniformidad en la aplicación e interpretación de las leyes que rigen el derecho de familia.

Podemos afirmar entonces, desde la academia, que en México ha evolucionado el concepto y la naturaleza jurídica de la familia, para definirla actualmente como una institución de derecho, de orden público e interés social, integrada por personas físicas que, habitando o no en la misma casa, se encuentran vinculadas por:

  1. El acto jurídico del contrato civil matrimonial y/o la adopción;
  2. El hecho jurídico del concubinato;
  3. El hecho material de la inseminación artificial —cuando origina la filiación— y
  4. Los parentescos de consanguinidad civil y afinidad.

El marco legal debe garantizar la protección de la familia, tanto en en su constitución e integración, como en su desenvolvimiento, por ser el pilar de la estructura social del estado.

El objetivo primordial de la familia, es la sana convivencia de sus miembros, por medio de la permanencia y estabilidad de sus relaciones, lo cual satisface las necesidades de subsistencia y defensa.

El Estado Mexicano le reconoce a la familia la personalidad jurídica necesaria para ser persona moral y, en consecuencia, titular para ejecutar derechos de sus miembros, y cumplir las obligaciones individual o colectivamente consideradas (Artículos: 3º fracción II inciso C, fracción III, 4º párrafo primero y séptimo, 16 párrafo primero, 18 párrafo sexto, 27 fracción XVII in fine, 29 párrafo segundo, 107 fracción III inciso a), 123 apartado A fracciones VI, XXIV, XXV, XXVIII y XXIX, apartado B fracciones VIII, VIII inciso c), XI inciso d) y e), XIII párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).

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