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¿Título de propiedad, escritura pública o contrato de promesa de venta?

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Actualmente, bajo el slogan de “vivienda digna para todos”, el gobierno federal y estatal han creado una gran cantidad de programas de apoyo de vivienda para personas con poca capacidad adquisitiva. Como parte del proceso formal, se hacen estudios socio-económicos los interesados para analizar las condiciones en que viven con su familia, siendo el caso que las madres solteras o familias con miembros con alguna discapacidad son las que primeramente se canalizan; entre los apoyos brindados principalmente son los de piso firme, baños, recámaras adicionales, etc.

Desde hace algunos años, las instancias gubernamentales, una vez que se evalúan las condiciones de cada posible candidato al apoyo, solicitan algún documento legal donde el beneficiario compruebe que es legítimo propietario o posesionario del predio donde se aplicará el recurso económico; esta regla tan sencilla pero que resulta tan restrictiva para muchos, está fuertemente fundamentada ya que en tiempos pasados se realizaron viviendas o ¨pies de casa¨ en terrenos sin comprobación legal de propiedad, y en muchas ocasiones el beneficiario terminaba por abandonarla o traspasarla, sin respetarse el espíritu original de ayuda para una vivienda digna; quizá, como dicen, una vivienda regalada no se valora ni se cuida tanto, como cuando a la persona le cuesta trabajo comprarla. Este fenómeno se observaba más en las zonas rurales del estado, donde literalmente se quedaron viviendas abandonadas en el monte, y en algunas ocasiones en ruinas.

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Suele suceder que, cuando se pregunta a las personas si tienen un título o escritura de propiedad que avale su pertenencia sobre el terreno, surge la duda, ¿qué es un título o qué es una escritura pública?, ¿para qué sirven?  Y ¿cuál de los dos tiene más validez oficial?

En el caso de México y nuestro estado de Baja California Sur, aún quedan algunas dependencias gubernamentales que son propietarias o gestionan terrenos que son propiedad de ellos mismos; para que el gobierno pueda expedir a cualquier persona un título de propiedad, debe de comprobar que tiene todos los derechos sobre el terreno que se piensa enajenar. Es por esta razón que el título de propiedad siempre viene de una dependencia federal, que posee toda la legalidad y puede emitirlo; dichos títulos son comúnmente una hoja tamaño oficio de papel más grueso que el papel bond y viene como firma principal la máxima autoridad del gobierno, estado o municipio, aparte de otras firmas dependiendo de quien lo entrega.

Tenemos, por ejemplo, que a nivel nacional el Registro Agrario Nacional (R.A.N.), emite títulos de propiedad a personas o agrupaciones que adquieren o se adjudican terrenos de origen ejidal, y que previamente debieron haber pasado por las respectivas juntas del comisariado ejidal; otro ejemplo es la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (S.E.D.A.T.U.), quien emite títulos de propiedad a pequeños colonos o personas con muchos años en posesión de algún predio (mediante todo un proceso de adjudicación) y que presuntamente son territorios nacionales y no ejidales. En el caso del estado de Baja California Sur, los títulos pueden obtenerse desde el Instituto de Vivienda, principalmente, donde realizan proyectos de urbanización en terrenos provenientes de donación de algún fraccionador privado hacia el gobierno; en los municipios, la dependencia que se encarga de emitir títulos de propiedad es la Dirección de Asentamientos Humanos, a través del Departamento de Fundo legal, donde también se realiza un proceso a través del cabildo municipal y se acuerda otorgar terrenos a personas que así lo requieran.

Cuando el predio ya tiene un propietario particular, que lo adquirió previamente y tiene toda la documentación en regla y desea vender a otro particular o persona o agrupación, se deberá acudir ante una notaría pública y realizar una escritura pública; para este efecto, el notario le solicitará todos los datos referentes del vendedor, comprador y del bien inmueble a enajenar. El ente que está facultado para realizar el trabajo es un licenciado en derecho, que tiene patente de notario público en la entidad federativa donde reside. Dentro de la elaboración de la escritura pública pueden existir un sinfín de variantes, como compraventas, contratos de promesa de venta, donaciones, usufructos, rentas a tiempo definido, etc.

Hasta aquí nos hemos dado cuenta que tanto el título de propiedad como la escritura pública, tienen el mismo uso: comprobar la legalidad de la propiedad de una persona sobre un bien inmueble. Al haber entendido la importancia y la finalidad de estos documentos, la conclusión es que ambos documentos sirven para comprobar la legalidad, pero tienen distinto origen.

La diferencia fundamental recae en que un título de propiedad lo emite una dependencia gubernamental y, muy importante, solamente se expide una sola vez; mientras que una escritura pública es un documento que se elabora mediante notaría pública entre un propietario privado-particular que transfiere el dominio del bien inmueble a otra persona física o moral; es muy común que de un título de propiedad surja una o muchas escrituras públicas, las que sean necesarias mientras el bien esté cambiando de propietario, mientras que, como se dijo, el título una vez entregado por las oficinas de gobierno, ya no se puede cambiar. Los dos documentos tienen la misma oficialidad. Sucede a menudo que las mismas personas confunden el origen de ambos, y van a las oficinas de gobierno a querer tramitar unas escrituras públicas o van con el notario público a solicitar el título del bien que piensan adquirir

Ambos documentos deberán registrarse primero ante el Catastro Municipal, donde se le otorgará una clave catastral, para efectos del impuesto predial, y después los dos se tendrán que registrar en el Registro Público de la Propiedad. Y en ambas situaciones, entra un tercer documento no menos importante, muy relacionado con el título de propiedad y la escritura pública, y es el contrato de promesa de venta.

El contrato de promesa de venta, es un documento que contiene cláusulas con derechos y obligaciones entre el vendedor y el comprador; se puede decir que es un pre-documento oficial, donde por alguna razón el comprador no puede tramitar el título o no puede pagar los gastos de escrituración pública; también es común que un predio se pague en parcialidades y los contratos sirven para ir definiendo cómo serían los pagos y establecer que, una vez que se cubran todos los pagos convenidos entre comprador y vendedor, se eleve el contrato a la oficialidad ya explicada de los títulos o escrituras públicas. Otro comentario importante de señalar, es que el contrato de promesa de venta no faculta al comprador a vender el bien inmueble, sino que, mientras que el contrato no se ¨legalice¨, el comprador es el que tienen los plenos derechos de dominio sobre el predio.

Una mala costumbre que se tiene por parte de las personas que compran un predio a un particular o persona privada, es que terminan de pagar mediante el contrato convenido y no tramitan la escritura pública; esto, al paso del tiempo les puede ocasionar algunos problemas serios, como sucedería en el caso de una defunción del vendedor o un embargo hipotecario sobre los predios del vendedor.

Por tanto, la recomendación si se tiene un contrato de promesa de venta y ya se ha concluido con los pagos, es oficializar lo más pronto posible el traspaso de la propiedad a su nuevo dueño.

 

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100 días de encierro. Crónica del hartazgo

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Hilo de media

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde que comenzó la cuarentena en México —oficializada como Jornada Nacional de Sana Distancia (JNSD)—  el 23 de marzo, han pasado ya cien días. Aunque las medidas de restricción de movilidad han variado según la autonomía estatal, lo cierto es que en mayor o menor medida, todos hemos sufrido un cambio de rutina que para muchos ha sido duro de sostener.

Para los mexicanos, todo comenzó el 28 de febrero, cuando el gobierno de la Ciudad de México confirmó al primer enfermo por COVID-19 en el país: una persona de género masculino que había viajado a Italia, donde se contagió. Desde ese momento, las autoridades y medios de comunicación comenzaron a monitorear y comunicar diariamente el avance de la pandemia en este país. Tuvimos el primer fallecido por esta enfermedad el 18 de marzo.

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En una primera instancia, la JNSD implicaba la suspensión temporal de las llamadas actividades no esenciales, dando inicio como un adelanto del periodo vacacional de Semana Santa para las escuelas y muchas oficinas de gobierno. Al día siguiente de iniciada, el gobierno federal decretó el comienzo de la fase 2 de la pandemia, tras registrarse los primeros contagios locales. En aquel entonces, se dijo que el confinamiento concluiría el 19 de abril. Las primeras preocupaciones de la población no se hicieron esperar, el turismo y la aviación fueron los sectores golpeados inmediatamente.

De inicio el gobierno federal manejaba un mensaje positivo, casi rayando la inconsciencia cuando el 19 de marzo el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) muestra una estampa como “escudo protector” ante la pandemia; el mismo fue captado en diversas ocasiones rechazando gel antibacterial o no respetando la “sana distancia” durante sus apariciones públicas. El mensaje era claro.

En esta primera etapa comenzaron los actos de pánico en algunos sectores de la población, entre los que fueron virales las compras masivas de papel higiénico y productos desinfectantes, iniciando la psicosis del desabasto en la población, que significó que personal médico tuviera serias dificultades para adquirir equipo de protección sanitaria y desinfección.

El 30 de marzo se catalogó al COVID-19 en México como emergencia sanitaria, la JNSA se alargó por primera vez al 30 de abril, para postergarse hasta el 30 de mayo. El 21 de abril inició la fase 3 del coronavirus en nuestro país, con un incremento notable en el número de contagiados y fallecidos.

Sin embargo, a pesar de que la pandemia se recrudecía, también fue en esta temporada que comenzó a ser evidente que un buen sector de la población no estaba dispuesta a sacrificar ciertas cosas no esenciales, con pandemia o sin ella. La escasez de cerveza, por ejemplo, fue un factor que desató aglomeraciones en los sitios que vía redes sociales informaban que aún contaban con este dorado líquido. Incluso, en su desesperación, murieron más de 130 personas por consumir bebidas alcohólicas adulteradas.

De igual manera, las fechas especiales de la temporada como el Día del Niño y el Día de las Madres, fueron motivo suficiente para que muchas personas decidieran dejar de lado las precauciones para organizar reuniones y festejos, aunque estuviera indicado no realizarlos. Por supuesto, esta conducta masiva derivó en un repunte de los casos de contagio por COVID-19.

Para el 30 de mayo, la JNSD oficialmente concluyó, aunque algunos municipios llamados “de la esperanza” —aquellos que no presentaron contagios—, dejaron la cuarentena y pudieron regresar a sus actividades cotidianas días antes, el 18 de mayo.

A partir del 1 de junio, México implementó un sistema de semáforo en los estados y municipios de acuerdo a su índice de contagios, este semáforo señala quienes pueden volver a las actividades y quiénes no.

BCS a la alza

Baja California Sur el 1 de junio regresó la actividad minera y de la construcción, con medidas sanitarias específicas, dando el primer paso hacia la “Nueva Normalidad”, aún a pesar que los contagios de coronavirus, lejos de disminuir, aumentaban. Para el 16 de junio, el Comité Estatal de Salud autorizó la reapertura de las actividades económicas no esenciales, incluyendo la apertura de playas y algunos espacios públicos, con un límite de aforo.

De nueva cuenta, tal como sucediera en abril y mayo, un amplio sector de la población decidió no cumplir con las medidas de seguridad y, en consecuencia, para el 18 de junio el número de contagios aumento al 100% en BCS, y el de fallecimientos un 34%.

El pasado fin de semana, en redes sociales se viralizó la evidencia fotográfica de que el límite de aforo de las playas no es respetado. En la vía pública se aprecian muchas personas circulando sin cubrebocas, y al asistir a los comercios muchos nos hemos visto en la necesidad de recordarle amablemente a otras personas que guarden su 1.5 metros de distancia.

Foto: Bismarck Moyrón

FOTO: Bismarck Moyron

A 100 días de iniciado el confinamiento, un sector de la población está en la calle sin protección y no por motivos prioritarios de trabajo, salud o alimentación. Todavía, circulan memes ridiculizando el hecho de que la curva no llega al famoso pico, cuando lo cierto es que no se alcanza este punto álgido de contagio porque a cada semana continúan en aumento los casos. Y aumentan porque seguimos repitiendo los errores de marzo, minimizando la pandemia. Repetimos los errores de abril y mayo, aglomerándonos e ignorando las medidas de seguridad sanitaria.

¿Qué más tiene que pasar para que tomemos conciencia?

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Mi hijo quiere estudiar Biología Marina. ¿Qué hago?

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SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 01 de junio de cada año se celebra el Día del Biólogo Marino, al menos en dos de los estados más reconocidos por ofertar esta carrera en México, Baja California Sur y Oaxaca. Al respecto, quien escribe estas líneas está muy satisfecha de haber estudiado Biología Marina y, como una forma de participar en la celebración anual, decidí abordar una reflexión sobre esta profesión que, para muchos, se encuentra entre el ensueño y la realidad.

En esta ocasión, sin embargo, el foco de atención no será la juventud entusiasmada con aprender, formalmente, acerca de la vida en los océanos, inspirados por los libros y películas de Jacques Cousteau, los relatos de John Steinbeck, o los documentales de National Geographic o Discovery Chanel; esta vez, me pareció interesante conocer cómo fue el encuentro con la idea de estudiar Biología Marina por parte de aquellos padres y madres que, como muchas otras personas, no tienen muy claro qué les depara a sus hijos al estudiar eso. Para ello, a continuación, presento las respuestas derivadas de un par de entrevistas que hice a Miguel, padre de Alejandra, y a Rosy, madre de Carlos, ambos con hijos titulados como biólogos marinos.

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Para efectos aclaratorios e incluyentes, las preguntas están redactadas sin distinción de género, utilizando alternativamente la palabra hija o hijo.

¿Recuerda la ocasión cuando se enteró que su hijo quería estudiar Biología Marina?   

Creo que nunca se me va a olvidar —comienza, con gran emotividad, Rosy—. Para mí, fue una sorpresa, porque Carlos ya estaba estudiando la universidad en una escuela del Politécnico, aquí en Ciudad de México.

Después de un suspiro, continúa relatando El trabajo, a veces a uno como padre, lo absorbe y, aparentemente, yo pensaba que tenía comunicación con mis hijos, sin embargo, ese día me di cuenta de que no la suficiente, porque, de repente, se desaparece mi hijo. Lo esperaba. Lo buscaba. No llegaba. Va a amanecer y no llega. Busqué en sus libretas para buscar números de sus amigos y me dijeran dónde encontrarlo —dice Rosy, con un tono de angustia de madre.

Me enteré de que mi hijo estaba en Oaxaca preguntando sobre la escuela para estudiar Biología Marina. Juntó ahorros, y se fue Puerto Ángel a preguntar. Cuando regresó, yo estaba molesta, pero al ver que estaba bien, me tranquilicé. Le pregunté por qué cambió de opinión, de repente, respecto a su carrera y me respondió “Es que no me gusta, ya fui a investigar y ya sé todo lo que tengo que hacer para estudiar lo que me gusta”, mostrándome unos folletos que había traído de la Universidad del Mar— recuerda la madre de Carlos.

Por su parte, Miguel, en un escenario totalmente distinto, rescata de su memoria que, hace 18 años, su hija Alejandra decidió estudiar Biología Marina en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) en La Paz, ciudad de residencia de la familia, “porque no quedó —en el proceso de selección— en el “Poli” (Instituto Politécnico Nacional) en la Ciudad de México y, a falta de opciones que le llamaran la atención en La Paz, se decidió por esa carrera”.

Después de la noticia inicial, ¿qué pensó acerca de la decisión de su hija de estudiar Biología Marina?

Ambos padres coinciden en su respuesta: ¿En qué va a trabajar cuando termine? — se preguntaba Miguel—; ¿Qué campos de acción existen para esa carrera? ¿Dónde va a trabajar? —pensaba Rosy—.

No recordaba haber escuchado dónde trabajaban los biólogos marinos. Tal vez sí lo oí por ahí alguna vez, pero no le había puesto interés — comenta Miguel. Esa carrera es relativamente nueva aquí, ¿no? — me pregunta, desconociendo que Biología Marina es de las diez primeras carreras con las que se fundó la UABCS en 1976. Creí que ella podría trabajar en conservación o en algo de pesquerías, porque pensaba que los estudiantes de esa carrera andaban en campos pesqueros —agrega Miguel.

En el caso de Carlos, a diferencia de la familia sudcaliforniana de Miguel y Alejandra, existían otros retos que enfrentar, al tener que dejar su casa y mudarse a Oaxaca: ¿Solo puedes estudiar allá en Oaxaca y no aquí en Ciudad de México? —recuerda su madre que le preguntaba. Solo me quedó claro que iba a estudiar el mar, pero no me quedó claro dónde iba a trabajar. Pensaba que podría trabajar solo en los puertos. ¿A dónde va a llegar?, ¿cómo vamos a cubrir esa carrera?— eran preguntas que flotaban en la mente de la madre de Carlos. Es algo que suena egoísta, pero al separarme de mi hijo, siento que, si se va un ratito, lo pierdo. Fue tremendo— compartió Rosy

Cuando comenzó a estudiar Biología Marina, ¿notó algún cambio en el comportamiento de su hijo?

Carlos ama a los animales, pero cuando comenzó a estudiar la carrera empezó a proteger hasta a las arañas. A mí me dan miedo y cuando las quería matar, me decía “Pero ¿por qué las quieres matar? Mejor vamos a llevarlas a otro sitio”. Él compartió sus conocimientos y amor al medio ambiente — recuerda, entre divertida y añorante, la mamá del biólogo.

Sus pláticas, porque por lo que me platicaba mi hija, me di cuenta de la investigación científica relacionada con la carrera. Sin embargo, desconocía si había laboratorios para llevarla a cabo y pensé que se iría a trabajar a otro país cuando terminara — rememora Miguel.

¿Considera que estudiar Biología Marina es costoso? ¿Qué carrera considera costosa?

Rosy: No es costoso. Es casi lo mismo que se gasta en la ciudad, en alimentación y transporte. No se gasta casi en libros. Medicina sí sería cara.

Miguel: No es costoso. Medicina y arquitectura son carreras caras por los materiales. Biología Marina no es cara porque, además, se puede estudiar en una escuela pública.

Al respecto de este último comentario, es interesante saber que, en México, no hay universidades privadas que ofrezcan esta licenciatura. Sin embargo, la carrera se oferta en ocho universidades públicas.

¿Considera que estudiar Biología Marina es peligroso o riesgoso?

No consideré que fuera una carrera peligrosa —comenta Rosy. Por su parte, Miguel opina diferente: Es riesgoso porque puede haber ataques de animales marinos venenosos o agresivos, como peces piedra, serpientes o tiburones.

¿Conoce algún biólogo marino famoso? Y ¿alguna bióloga marina famosa?

Ambos mencionan el nombre de Jacques Cousteau. Sin embargo, considero pertinente precisar que, aunque se dedicó al estudio de la vida marina, este científico y explorador francés se graduó de la carrera de oceanografía.

Ninguno de los entrevistados conoce el nombre de una bióloga marina famosa.

Para estudiar Biología Marina, ¿debe tenerse en cuenta si se es hombre o mujer?

Rosy y Miguel coinciden que el género no es un factor para considerar a la hora de tomar esa elección de carrera porque ambos tienen las mismas capacidades y oportunidades.

Después de conocer más sobre la carrera de Biología Marina y al graduarse su hija, ¿cuáles considera las fuentes de empleo para los nuevos profesionistas?

Miguel comenta que hay varios caminos, como la docencia en universidades y la investigación pesquera. Cuando Alejandra se graduó, supe, más o menos, que podría trabajar en el CIBNOR o en el CICIMAR.

Por su parte, Rosy menciona: Ahora sé que, cuando terminan la carrera, hay mucho campo de acción, pero muy pocas ofertas de trabajo.

Al respecto de este último comentario, les comparto mi opinión en “La Paz, capital de los científicos marinos desempleados”.

¿Qué opina de la decisión de estudiar un posgrado al terminar la licenciatura de Biología Marina?

“Y, ¿cuándo te vas a poner a trabajar?” le dije a mi hija Alejandra cuando, después de estudiar una maestría, me dijo que iniciaría un doctorado. Creo que es posible e importante estudiar un posgrado y trabajar, porque así puedes ver la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos o que estás adquiriendo —reflexiona, divertido, Miguel.

Me parece una buena decisión que estudien posgrados para especializarse, pero considero que es necesario que lo apliquen y lo lleven a la práctica —opina, Rosy

¿Un biólogo marino podría hacerse rico? ¿Qué profesiones pueden generar riqueza?

La madre de Carlos me dijo: No lo creo, más bien, la carrera es para ayudar a la naturaleza. Los médicos, abogados, contadores públicos, esos sí pudieran generar mucho dinero.

El padre de Alejandra me dijo Considero que aquel que tenga un doctorado debe tener solvencia económica. No llegará a ser rico. El dinero está en el comercio, por ejemplo, en la acuacultura, como los dueños de las granjas, o en las pesquerías, y muchos de ellos no estudiaron la universidad.

Entonces, si no es el dinero ¿qué recompensa obtiene una bióloga marina por su trabajo y esfuerzo invertido en estudiar?

La satisfacción es personal, al aplicar sus conocimientos cuando hace una investigación o proyecto y puede lograr objetivos y adquirir conocimientos, resume la respuesta de ambos entrevistados.

¿Qué aportan los biólogos marinos a la humanidad?

La investigación sobre conservación de las especies y la explotación racional de los recursos, sustentabilidad, le dicen ahora considera, Miguel.

Es posible que los biólogos marinos ayuden a la humanidad y a la naturaleza, al proteger a los animales, con proyectos de investigación de conservación, y al estudiar la contaminación, como la basura que llega a los mares —asevera, Rosy.

 

Finalmente, si una madre o un padre se acercara a decirle “Mi hija quiere estudiar Biología Marina, y ahora ¿qué hago?”, usted ¿qué le diría?

Que se asegure que es su vocación, porque la carrera es muy específica y, si no está segura, no la desarrollaría bien, se enfadaría y cambiaría a otra carrera —concluye Miguel.

Apoyarla, impulsarla, porque si es lo que quieren y deciden estudiar, es lo que van a estudiar. No van a hacer lo que uno quiera, sino lo que ellos quieran. Déjela ir, es una carrera que los hace autosuficientes. Carlos, es el primer y único biólogo marino de la familia. Yo me siento muy orgullosa de mi hijo por estudiar lo que quiso y por luchar por sus sueños —cierra, con broche de oro, Rosy.

 

Para más información sobre la carrera de Biología Marina, dar clic aquí.

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El trueque en BCS, economía solidaria contra la crisis

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Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El cierre de negocios, la pérdida de empleos y la reducción de ingresos de muchas familias mexicanas como consecuencia del paro económico del país provocado por la pandemia del COVID-19, son una realidad innegable y tangible, pero también es innegable el espíritu incansable de nuestra raza de bronce, que ante la adversidad encuentra en sus raíces respuestas a la crisis.

El trueque es simplemente el intercambio de bienes o servicios entre dos o más personas a cambio de otros bienes o servicios sin mediar ningún tipo de dinero en la transacción y es tan antiguo como la humanidad. Históricamente se señala el inicio del trueque con el Neolítico, cuando el hombre, al dominar la agricultura y ganadería, logró producir más de lo que consumiría y comenzaron a darse estos intercambios con otros grupos en la misma situación. En el México prehispánico y de la colonia, los granos de cacao, mantas de algodón y hachas de cobre fueron algunos de los objetos más preciados en el intercambio de bienes. Con la evolución del hombre y sus sociedades, surgió la moneda y el trueque fue sustituido por la compra-venta de productos y servicios.

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Cabe mencionar que el trueque como sistema económico no estaba en un total desuso y algunas comunidades como Zacualpan de Amilpas, Morelos, o Malinalco y Coatlinchán en Estado de México, lo practicaban de manera regular, para el intercambio de productos principalmente orgánicos y hechos en casa o de manera artesanal; en Ciudad de México se realiza el Mercado del Trueque el segundo domingo de cada mes, donde los asistentes pueden intercambiar sus residuos separados (pet, electrónicos, papel, aluminio, entre otros), por productos agrícolas, como vegetales, miel, quesos y mole, entre otros y de igual manera, de 2010 a la fecha, el trueque digital de servicios entre PYMES y autónomos ha tenido un fuerte auge como estrategia de colaboración solidaria que permite el emprendimiento a bajo costo.

Trueque entre mujeres

Así, en la búsqueda de alternativas que ayuden a abastecerse de alimentos y artículos de primera necesidad aun en condiciones de confinamiento, el trueque como medio para adquirir bienes y servicios sin gastar un peso ha tomado fuerza en los últimos meses en Baja California Sur, a través de diversos grupos en redes sociales que han ido creando una red de intercambios entre sus miembros.

Jocelyn Azul, tras dos años de laborar para un hotel en Los Cabos, fue despedida a causa de la pandemia del COVID-19 a finales de marzo: De repente me vi sin trabajo, con la incertidumbre de que iba a pasar en el futuro. Inmediatamente me decidí regresar a La Paz, porque ya no tenía para pagar la renta en San José. Llegué sin trabajo y sin la opción de conseguir uno porque todo estaba cerrado por la pandemia. Yo con muy poco dinero, no podía estar comprando mis cosas, pero me dije, bueno tengo muchos objetos ¿por qué no intentar truequearlos?

Pensé entonces que muchas mujeres iban a estar en la misma situación que yo, sin un trabajo pero con objetos que podían ser de utilidad y que con ellos, quizá podían conseguir cosas tan básicas como alimentos.

Y así nació el grupo Trueque Feminista La Paz B.C.S.: Pensé en retomar el trueque como un modelo económico anticrisis, lo inicié con mi sobrina y ella llevó a sus amigas, yo a mis amigas y así se fue la cadenita y fue creciendo súper rápido, en un mes ya teníamos más de cuatro mil chicas en el grupo haciendo trueques. La idea es lograr, más que un grupo de mujeres cambiando objetos, que sea una comunidad que se preocupa el uno por el otro, o la una por la otra, en este caso.

Tan solo en este grupo de trueque, que cuenta con más de 7 mil 700 miembros, se publican a diario alrededor de 600 ofertas de intercambio, a veces más en fin de semana, donde se destaca el intercambio de alimentos, despensa, comida preparada o productos de limpieza, por ropa de segunda mano o plantas.

El valor agregado

Algo que se destaca en estos intercambios, es el espíritu de sororidad y armonía que se percibe entre sus integrantes. De este ejercicio han surgido historias de apoyo desde quienes logran cubrir necesidades imperiosas de material médico o alimentos para un familiar enfermo; o quien, enfrentando el desempleo trocó su ropa en desuso por materiales para iniciar un micro negocio de repostería, hasta quien se reencontró con un tesoro familiar.

Vicky Ibarra, cuyo negocio del que depende el sustento familiar se encuentra cerrado por la pandemia, relata: Yo inicie en esta página el 27 de abril por azar, a mi hija la habían invitado pero ella se había mudado a Guadalajara y no le vio sentido, pero por coincidencia le apareció nuevamente y por curiosidad decidió unirse. De inmediato y sorprendentemente, lo primero que apareció fue una publicación sobre la que no pudo contenerse y me llamó de inmediato para que ofertara por ella.

Sentí que mi corazón se paralizaba y a la vez quería escapar de mi pecho cuando la vi. Con la mano temblorosa marqué el número y llame a la chica que ofertaba. Quedamos de vernos a las 6:20, aún recuerdo no poder esperar más para obtener este maravilloso “regalo del cielo” como lo llamé. Cuando nos encontramos, la chica que ofertaba me dijo que la había publicado antes pero se arrepintió, y decidió esperar para entregarla a alguien que la apreciara en lo que valía. Al mismo tiempo comenzó a destaparla y a explicarme que cada una de las piezas había sido pintada a mano por el artista y llevaban su firma y que todas ellas eran diferentes.  Le respondí que sí, que esas piezas fueron hechas exactamente como ella decía, pero que además el artista rompió rocas de barro, llevó meses de maduración para lograr un buen resultado, lo forjó con sus propias manos, lo decoró y quemó en su horno y pasó largas horas con una lupa para poder realizar cada trazo y este tipo de vajilla jamás se volvió a hacer.

Me has hecho un hermoso regalo, le dije, aunque yo te haya pagado lo que has pedido. Esa vajilla debía ser mía. Ese artista era mi padre y yo lo veía haciendo este trabajo. Él ha fallecido y el ver en especial esa vajilla única hecha por sus manos, donde esta su vida y su arte, decidí que debería volver al hogar. Todas las circunstancias se dieron para que así fuera, regresará al lugar que le corresponde.

Vicky continúa en el grupo de trueques, realizando intercambios de sus productos por artículos que le permitan pasar la contingencia de una mejor manera a pesar de que su negocio continúe sin poder operar. Como ella, muchas integrantes de esta comunidad virtual han compartido sus historias y agradecimientos por estos intercambios, que les han permitido subsistir en esta crisis sanitaria y económica.

CAMBIO DE PARADIGMA

Uno de los tópicos destacados es el sitio prioritario que se le da a las plantas entre las troqueras, como ellas se denominan. Tanto la fundadora como quienes comparten sus historias, señalan que se ha vuelto una práctica común dar a las plantas un valor básico como moneda de cambio e, incluso, se llegan a intercambiar plantas por muebles o productos de un valor tradicional mucho mayor. En los archivos del grupo se puede dar seguimiento al hashtag #graciasportrocar, donde las troqueras comparten sus experiencias.

Linnet, otra integrante de este grupo, nos comparte que ella misma, quien se consideraba que tenía mala mano para la jardinería, ha cambiado de idea: llegué a los trueques por invitación de una colega, pensé que no era algo serio y de repente publiqué algo y se armó un trueque y luego otro y otro, llevo alrededor de 60, han sido con chicas muy agradables, puntuales y me ha encantado que con mujeres ya conocidas la relación ha mejorado mucho, ha servido para conocer otras y hacer nuevos lazos, nuevas historias. He recibido apoyo para beneficio de otras familias, ha sido enriquecedor, también he adoptado nuevos hábitos y ahora resulta que me gustan, que nos gustan las plantas en casa. Hasta árboles de limón tengo ahora en casa, me estoy convirtiendo en la señora de las plantas, concluye bromeando.

Este fenómeno del trueque en Baja California Sur se ha expandido, en los últimos meses han surgido más y más grupos similares entre los que se destacan Trueque para todos La Paz BCS, Trueque Paceñas, Trueque Feminista Los Cabos, y Trueque entre vatos, aunque no todas las experiencias han sido positivas.

¿Y ellos?

Orso Angulo, el fundador de Trueque entre vatos – grupo exclusivo para hombres inspirado en Trueque Feminista La Paz – nos comparte: una de las primeras cosas curiosas fue que al formar el grupo se acercaron muchas mujeres, aunque el grupo era para vatos, porque buscaban objetos como herramientas o videojuegos, que no se movían mucho en el grupo feminista… Te voy a ser sincero, yo me decepcioné un poco de los vatos, porque todos buscan lo mismo, herramientas y cosas así, pero las piden a cambio de cosas que se ve que estuvieron arrumbadas años, no son muy ecuánimes a la hora del trueque, y se pierde la intención, más bien pareciera que se quieren deshacer de cosas que no usan y quieren renovarlas cambiándolas como nuevas. Incluso hubo un caso de un chavo que subió un lote de diez gorras todas sucias, sudadas, y las cambiaba por ballenas. Algunas otras cosas raras, también, como cambios por rifles o armas que no iban. De hecho, me salí del grupo que había creado, porque me decepcioné. No vi ese gusto de poder cambiar cosas, siento que todos quieren sacar ganancia, fue mi percepción…

En 2009, el español Santiago Niño Becerra publicó un libro –El crash del 2010 haciendo un análisis de la crisis económica que se veía venir y anunciaba una inexorable involución al trueque. Once años después podemos ver que el trueque, lejos de ser una involución económica, ha tomado su espacio dentro de la era digital, convirtiéndose en una genuina opción contra la crisis.

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Fuerza vecinal contra la delincuencia

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Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Por encima de pandemias y huracanes, la principal preocupación de los habitantes de la zona urbana, es la inseguridad que se ha incrementado en constante escalada durante los últimos años, en una tendencia que pareciera es irreversible.

Colonias y fraccionamientos son el campo de acción en el que impunemente operan los amantes de lo ajeno, sin que existan programas oficiales eficientes, que brinden a la ciudadanía la certeza y tranquilidad que demandan. Tal parece que la lucha contra el robo es una batalla perdida, y no se vislumbra, no al menos en un futuro inmediato, una solución a esta problemática, en particular, al robo a casa habitación.

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En teoría, si mejoramos la prevención, abatimos la comisión, pero siendo tan sencilla la premisa, su implementación es compleja, pues impone la participación decidida de autoridades y particulares.

En este apunte, haremos de lado la responsabilidad de las autoridades encargadas de la seguridad pública, y centraremos nuestra atención en la responsabilidad que impone a los particulares, la participación en labores de prevención del delito.

En la experiencia exitosa de participación ciudadana en labores preventivas, destaca la organización vecinal. En la medida en que los vecinos se organizan y participan en ejercicios colectivos de prevención y vigilancia, se abate considerablemente la estadística de robos en la zona. Pese a lo exitoso del modelo, el mismo no se replica con la frecuencia que la lógica sugiere.

Y es que en opinión de los expertos, los mexicanos experimentamos, en términos generales un debilitamiento de la cohesión social, en gran parte, generado por el círculo vicioso que se forma de la constante interacción de la percepción de inseguridad, la falta de espacios públicos adecuados para una sana convivencia, la apatía y escepticismo con que el ciudadano enfrenta las expectativas de participación en ejercicios comunitarios.

Un ejemplo gráfico del debilitamiento del tejido social, es el hecho de que el grupo, formado por coincidencia casual, lejos de unirnos, nos aísla. Somos entes solitarios perdidos en la multitud, lo que nos convierte en presa fácil de los depredadores. Aun sabiendo que la unión hace la fuerza, poco o nada hacemos por integrarnos, agruparnos, asociarnos para hacer frente al enemigo común, representado por la delincuencia.

Para revertir el grave problema de la escalada delictiva, hablando en concreto del robo a casa habitación, es necesario emprender una campaña intensiva de fomento a los factores que alimentan la unión vecinal, como punto de partida para integrar organizaciones vecinales funcionales y proactivas.

ELEMENTOS DETONANTES DE LA UNIÓN VECINAL

Para los expertos en el tema, son cinco los componentes fundamentales de la vinculación vecinal:

  1. Confianza: A través de ejercicios de convivencia y sana recreación, alcanzar niveles de confianza interpersonal que nos lleve esperar una actitud positiva y reciprocidad entre vecinos.
  2. Identidad, presencia y permanencia: Por encima de posibles diferencias culturales, económicas o educativas, fomentar ejercicios de identidad y coincidencia, que permitan alimentar expectativas positivas. Hacer de cada barrio o colonia una comunidad que se identifique y cuyos integrantes tengan la disposición necesaria para colaborar en labores de grupo, de manera regular y sistematizada, integrando en la habitud y cotidianeidad, ejercicios de participación por el bien común. Es conocernos, apoyarnos y permanecer codo a codo, ante la problemática que como grupo nos afecte.   
  3. Espíritu de colaboración: Afrontar las labores colectivas con entusiasmo, alimentando el ánimo y motivando a los más renuentes, que por definición, son la constante en estos ejercicios.
  4. Redes personales de apoyo: Toda comunidad tiene un espacio propicio para el intercambio de bienes y servicios.
  5. Servicio comunitario: Fomentar la generosidad entre los miembros de la comunidad, sin convertir en caridad la aportación, para sumar esfuerzos y compartir beneficios en forma grupal.

Si trabajamos en estos rubros, fortaleciendo el tejido social, generaremos una invaluable alternativa de participación en labores de prevención del delito.

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