El trueque en BCS, economía solidaria contra la crisis

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Hilo de media

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El cierre de negocios, la pérdida de empleos y la reducción de ingresos de muchas familias mexicanas como consecuencia del paro económico del país provocado por la pandemia del COVID-19, son una realidad innegable y tangible, pero también es innegable el espíritu incansable de nuestra raza de bronce, que ante la adversidad encuentra en sus raíces respuestas a la crisis.

El trueque es simplemente el intercambio de bienes o servicios entre dos o más personas a cambio de otros bienes o servicios sin mediar ningún tipo de dinero en la transacción y es tan antiguo como la humanidad. Históricamente se señala el inicio del trueque con el Neolítico, cuando el hombre, al dominar la agricultura y ganadería, logró producir más de lo que consumiría y comenzaron a darse estos intercambios con otros grupos en la misma situación. En el México prehispánico y de la colonia, los granos de cacao, mantas de algodón y hachas de cobre fueron algunos de los objetos más preciados en el intercambio de bienes. Con la evolución del hombre y sus sociedades, surgió la moneda y el trueque fue sustituido por la compra-venta de productos y servicios.

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Cabe mencionar que el trueque como sistema económico no estaba en un total desuso y algunas comunidades como Zacualpan de Amilpas, Morelos, o Malinalco y Coatlinchán en Estado de México, lo practicaban de manera regular, para el intercambio de productos principalmente orgánicos y hechos en casa o de manera artesanal; en Ciudad de México se realiza el Mercado del Trueque el segundo domingo de cada mes, donde los asistentes pueden intercambiar sus residuos separados (pet, electrónicos, papel, aluminio, entre otros), por productos agrícolas, como vegetales, miel, quesos y mole, entre otros y de igual manera, de 2010 a la fecha, el trueque digital de servicios entre PYMES y autónomos ha tenido un fuerte auge como estrategia de colaboración solidaria que permite el emprendimiento a bajo costo.

Trueque entre mujeres

Así, en la búsqueda de alternativas que ayuden a abastecerse de alimentos y artículos de primera necesidad aun en condiciones de confinamiento, el trueque como medio para adquirir bienes y servicios sin gastar un peso ha tomado fuerza en los últimos meses en Baja California Sur, a través de diversos grupos en redes sociales que han ido creando una red de intercambios entre sus miembros.

Jocelyn Azul, tras dos años de laborar para un hotel en Los Cabos, fue despedida a causa de la pandemia del COVID-19 a finales de marzo: De repente me vi sin trabajo, con la incertidumbre de que iba a pasar en el futuro. Inmediatamente me decidí regresar a La Paz, porque ya no tenía para pagar la renta en San José. Llegué sin trabajo y sin la opción de conseguir uno porque todo estaba cerrado por la pandemia. Yo con muy poco dinero, no podía estar comprando mis cosas, pero me dije, bueno tengo muchos objetos ¿por qué no intentar truequearlos?

Pensé entonces que muchas mujeres iban a estar en la misma situación que yo, sin un trabajo pero con objetos que podían ser de utilidad y que con ellos, quizá podían conseguir cosas tan básicas como alimentos.

Y así nació el grupo Trueque Feminista La Paz B.C.S.: Pensé en retomar el trueque como un modelo económico anticrisis, lo inicié con mi sobrina y ella llevó a sus amigas, yo a mis amigas y así se fue la cadenita y fue creciendo súper rápido, en un mes ya teníamos más de cuatro mil chicas en el grupo haciendo trueques. La idea es lograr, más que un grupo de mujeres cambiando objetos, que sea una comunidad que se preocupa el uno por el otro, o la una por la otra, en este caso.

Tan solo en este grupo de trueque, que cuenta con más de 7 mil 700 miembros, se publican a diario alrededor de 600 ofertas de intercambio, a veces más en fin de semana, donde se destaca el intercambio de alimentos, despensa, comida preparada o productos de limpieza, por ropa de segunda mano o plantas.

El valor agregado

Algo que se destaca en estos intercambios, es el espíritu de sororidad y armonía que se percibe entre sus integrantes. De este ejercicio han surgido historias de apoyo desde quienes logran cubrir necesidades imperiosas de material médico o alimentos para un familiar enfermo; o quien, enfrentando el desempleo trocó su ropa en desuso por materiales para iniciar un micro negocio de repostería, hasta quien se reencontró con un tesoro familiar.

Vicky Ibarra, cuyo negocio del que depende el sustento familiar se encuentra cerrado por la pandemia, relata: Yo inicie en esta página el 27 de abril por azar, a mi hija la habían invitado pero ella se había mudado a Guadalajara y no le vio sentido, pero por coincidencia le apareció nuevamente y por curiosidad decidió unirse. De inmediato y sorprendentemente, lo primero que apareció fue una publicación sobre la que no pudo contenerse y me llamó de inmediato para que ofertara por ella.

Sentí que mi corazón se paralizaba y a la vez quería escapar de mi pecho cuando la vi. Con la mano temblorosa marqué el número y llame a la chica que ofertaba. Quedamos de vernos a las 6:20, aún recuerdo no poder esperar más para obtener este maravilloso “regalo del cielo” como lo llamé. Cuando nos encontramos, la chica que ofertaba me dijo que la había publicado antes pero se arrepintió, y decidió esperar para entregarla a alguien que la apreciara en lo que valía. Al mismo tiempo comenzó a destaparla y a explicarme que cada una de las piezas había sido pintada a mano por el artista y llevaban su firma y que todas ellas eran diferentes.  Le respondí que sí, que esas piezas fueron hechas exactamente como ella decía, pero que además el artista rompió rocas de barro, llevó meses de maduración para lograr un buen resultado, lo forjó con sus propias manos, lo decoró y quemó en su horno y pasó largas horas con una lupa para poder realizar cada trazo y este tipo de vajilla jamás se volvió a hacer.

Me has hecho un hermoso regalo, le dije, aunque yo te haya pagado lo que has pedido. Esa vajilla debía ser mía. Ese artista era mi padre y yo lo veía haciendo este trabajo. Él ha fallecido y el ver en especial esa vajilla única hecha por sus manos, donde esta su vida y su arte, decidí que debería volver al hogar. Todas las circunstancias se dieron para que así fuera, regresará al lugar que le corresponde.

Vicky continúa en el grupo de trueques, realizando intercambios de sus productos por artículos que le permitan pasar la contingencia de una mejor manera a pesar de que su negocio continúe sin poder operar. Como ella, muchas integrantes de esta comunidad virtual han compartido sus historias y agradecimientos por estos intercambios, que les han permitido subsistir en esta crisis sanitaria y económica.

CAMBIO DE PARADIGMA

Uno de los tópicos destacados es el sitio prioritario que se le da a las plantas entre las troqueras, como ellas se denominan. Tanto la fundadora como quienes comparten sus historias, señalan que se ha vuelto una práctica común dar a las plantas un valor básico como moneda de cambio e, incluso, se llegan a intercambiar plantas por muebles o productos de un valor tradicional mucho mayor. En los archivos del grupo se puede dar seguimiento al hashtag #graciasportrocar, donde las troqueras comparten sus experiencias.

Linnet, otra integrante de este grupo, nos comparte que ella misma, quien se consideraba que tenía mala mano para la jardinería, ha cambiado de idea: llegué a los trueques por invitación de una colega, pensé que no era algo serio y de repente publiqué algo y se armó un trueque y luego otro y otro, llevo alrededor de 60, han sido con chicas muy agradables, puntuales y me ha encantado que con mujeres ya conocidas la relación ha mejorado mucho, ha servido para conocer otras y hacer nuevos lazos, nuevas historias. He recibido apoyo para beneficio de otras familias, ha sido enriquecedor, también he adoptado nuevos hábitos y ahora resulta que me gustan, que nos gustan las plantas en casa. Hasta árboles de limón tengo ahora en casa, me estoy convirtiendo en la señora de las plantas, concluye bromeando.

Este fenómeno del trueque en Baja California Sur se ha expandido, en los últimos meses han surgido más y más grupos similares entre los que se destacan Trueque para todos La Paz BCS, Trueque Paceñas, Trueque Feminista Los Cabos, y Trueque entre vatos, aunque no todas las experiencias han sido positivas.

¿Y ellos?

Orso Angulo, el fundador de Trueque entre vatos – grupo exclusivo para hombres inspirado en Trueque Feminista La Paz – nos comparte: una de las primeras cosas curiosas fue que al formar el grupo se acercaron muchas mujeres, aunque el grupo era para vatos, porque buscaban objetos como herramientas o videojuegos, que no se movían mucho en el grupo feminista… Te voy a ser sincero, yo me decepcioné un poco de los vatos, porque todos buscan lo mismo, herramientas y cosas así, pero las piden a cambio de cosas que se ve que estuvieron arrumbadas años, no son muy ecuánimes a la hora del trueque, y se pierde la intención, más bien pareciera que se quieren deshacer de cosas que no usan y quieren renovarlas cambiándolas como nuevas. Incluso hubo un caso de un chavo que subió un lote de diez gorras todas sucias, sudadas, y las cambiaba por ballenas. Algunas otras cosas raras, también, como cambios por rifles o armas que no iban. De hecho, me salí del grupo que había creado, porque me decepcioné. No vi ese gusto de poder cambiar cosas, siento que todos quieren sacar ganancia, fue mi percepción…

En 2009, el español Santiago Niño Becerra publicó un libro –El crash del 2010 haciendo un análisis de la crisis económica que se veía venir y anunciaba una inexorable involución al trueque. Once años después podemos ver que el trueque, lejos de ser una involución económica, ha tomado su espacio dentro de la era digital, convirtiéndose en una genuina opción contra la crisis.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Elisa Morales Viscaya

Nacida en La Paz de los ochentas. Maestra en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico de La Paz; Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Baja California Sur; editora y reportera web en CULCO BCS. Escritora por afición y ciudadana del mundo.

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