El origen de la cuadrícula del Valle de Santo Domingo

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FOTO: agro2000

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Cuando se viaja virtualmente por la República Mexicana y por el mundo, y sobre todo por zonas agrícolas, regularmente se ven en las imágenes satelitales cuadros bien definidos sobre los campos dedicados a diversos cultivos; en la actualidad, con la introducción de altas tecnologías sobre el cuidado y optimización de agua para riegos se aprecian grandes círculos verdes, donde se implementan regadíos en forma de pivotes. En el caso de las cuadrículas, donde se ven como tapetes verdes, regularmente son zonas agrícolas donde hay suficiente agua o existen presas por donde, a través de canales, realizan los regadíos; mientras que donde hay formas circulares en las áreas verdes, es muy probable que el agua provenga de pozos profundos.

También al viajar por avión se pueden apreciar estos espectaculares tapetes verdes, y más cuando se vuela por encima de paisajes desérticos, por ejemplo, en la zona noroeste del estado de Chihuahua, se observan desde el aire una gran cantidad de círculos verdes que contrastan con el paisaje desértico; pero los círculos más famosos del mundo, sin duda son los que están en la región de Kufra, en el país árabe de Libia; según se lee en la historia, el gobierno libio andaba buscando petróleo para su explotación en medio del hostil desierto del Sahara, y paradójicamente halló agua fósil subterránea en grandes cantidades, de ahí se lanzó un ambicioso proyecto de irrigación del desierto de arena para desarrollar agricultura, dando una fuente de ingresos de importancia económica y alimentaria, pero sobre todo, con el fin de utilizar agua aún en la actualidad para suministro de ciudades de la costa; desde el espacio se ven muy bonitos los círculos de aproximadamente un kilómetro de diámetro, donde se siembran principalmente cereales.

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En el caso de Baja California Sur, el municipio de Comondú tiene dentro de su territorio el denominado granero del estado, que se llama Valle de Santo Domingo, que es una gran llanura con altura promedio de 50 metros sobre el nivel del mar y se extiende a todo lo largo de la parte occidental de dicho municipio. En la actualidad, la mayoría de los cultivos siguen todavía un tapete agrícola rectangular y se ven algunos círculos con riego por medio de pivotes centrales; con la creciente demanda de tierras cultivables para el esparrago, se ha vuelto a trazar el paisaje desértico del valle en lo que por mucho tiempo se conoció como los tapices verdes.

Haciendo un poco de historia, el 9 de diciembre de 1949 el gobernador del entonces territorio sur de la Baja California, el general Agustín Olachea, solicitó al gobierno central la creación de un espacio suficiente donde se pudiera colonizar tierras fértiles con agua de pozos; los objetivos eran, entre otros, poblar los llanos de Magdalena, que eran muy codiciados por el imperialismo estadounidense que llevaba un tiempo haciendo prácticas militares en la Bahía Magdalena, con el pretexto de proteger a México del ejército japonés en el teatro de la Segunda Guerra Mundial, incluso ya se había establecido una base militar naval en Puerto Cortés en la isla Margarita.

El decreto de colonización se dio a cabo, y se invitó a una infinidad de familias provenientes del macizo continental a que vinieran ¨abrir¨ tierras de cultivo, aprovechando una generosa ayuda económica gubernamental. La cantidad autorizada para crear el Valle de Santo Domingo (recordemos que antes era conocido como los llanos de Magdalena), fue de 400mil hectáreas, repartidas en predios agrícolas o ranchos de 100 hectáreas cada uno, con una longitud de un kilómetro por lado, haciendo ranchos en su mayoría de forma cuadrada. Esta cuadriculación no es nuevo, en el valle del Yaqui de los alrededores de Ciudad Obregón también existe ranchos de forma cuadrada, aunque allá son de 2kms por lado, e incluso en el estado norteamericano de Dakota del Norte existen casi en su totalidad cuadros de ranchos agrícolas, pero de una milla por lado.

Al momento de la fundación del Valle de Santo Domingo, se estima que llegaron alrededor de 12mil personas provenientes de varios estados del interior de México, los cuales pasaron a formar colonias agrícolas entre personas con cierta afinidad de costumbres o con lugar de procedencia común; así fue como se formaron las primeras colonias agrícolas, entre las principales están: Nueva California, Nueva Jiménez, Fernando de la Toba, La Laguna, Salvatierra, Cuitlahuac, Teotlán, Buenos Aires, Yaquis, Revolución Mexicana, por mencionar a algunas. Este grupo de ranchos dio origen a los ya conocidos como colonos, que agrupados en tipo cooperativa solicitaban los apoyos crediticios tan necesarios en esos inicios, así como buscar el destino final de la producción de sus cultivos; ya todas las colonias agrícolas formaron la pujante y legendaria Asociación Agrícola del Valle de Santo Domingo, que dominó toda la actividad económica de la región durante la década de los setentas y ochentas principalmente, al grado de involucrarse en la política local y ser parte importante en la designación de los primeros presidentes municipales del municipio de Comondú.

Fueron épocas de gran esplendor y desarrollo económico para Baja California Sur, y sobre todo para el municipio de Comondú, ya que fue un polo de atracción de mano de obra de todo el estado y de otras regiones del país, donde se llegaron a formar los primeros centros de población y, por obviedad, el crecimiento poblacional se concentró en la cabecera municipal, Ciudad Constitución. Según anécdotas de aquellos tiempos, se decía que la capital debería de haber estado en esta región por ser el centro del estado, además de ser la región económica más fuerte estatal, ya que por aquellos tiempos aún no se creaba el potencial turístico de Los Cabos.

En la actualidad, solo el recuerdo queda de la otrora potente Asociación Agrícola del Valle de Santo Domingo, su edificio está descuidado y el teatro contiguo se vino abajo en su uso y mantenimiento, por lo que tuvieron que entrar a rescatarlo las dependencias gubernamentales; las colonias agrícolas ya no funcionan, y cada colono se la ve por sí solo, al grado que, por las dificultades económicas del agro mexicano, se han tenido que rentar a inversionistas foráneos como una manera de poder sobrevivir y renacer este valle agrícola. Los cultivos de espárragos es el cultivo que ha traído inversión a esta zona y la derrama económica es muy importante con la construcción de empaques para la maquila del producto y su posterior exportación.

Lo que muy pocos saben en la actualidad, es que al momento de trazar la cuadrícula de todos los ranchos que conformarían el Valle de Santo Domingo, se estableció que a cada 2 predios agrícolas, tanto en sentido horizontal como vertical, debería ir una calle oficial de 20 metros de ancho; o lo que es lo mismo, a cada 2 kilómetros debe de ir trazado un camino de acceso a cada rancho. Al momento de la creación de la cuadrícula se trató de llevar en forma los caminos vecinales con este arreglo, pero con el tiempo, al ver que cada propietario construía su acceso por donde consideraba más fácil llegar a su destino, dichos caminos se fueron perdiendo. También en algo tuvo que ver que hubo ranchos que no se desmontaron o que sus propietarios abandonaron, y fue motivo que los caminos algunas veces atravesaban por la mitad los ranchos.

Recientemente se han visto situaciones donde ranchos agrícolas absorbieron los caminos de acceso obligando a los automovilistas a buscar otros caminos, y también nuevos propietarios que no conocen esta regla y cercan los caminos oficiales, provocando un caos entre la población al no tener caminos trazados y transitados. No cabe duda que al no tener una cultura en nuestro país de respeto por las reglas o leyes, cada quien hace el camino donde mejor le parezca, sin seguir el orden establecido originalmente. El porqué de crear un camino oficial a cada 2 predios, es por la simple razón de que todos y cada uno de los propietarios de los ranchos puedan tener dos lados por donde acceder; imaginemos en la ciudad, en una colonia urbana, y en una manzana trazada, que el dueño de un terreno que se encuentra en esquina, quiera acceder a su predio por el lado del vecino en lugar de la calle oficial, pues ocasionaría un malestar y muy justificado de otras personas.

Para los viven en el Valle de Santo Domingo, es fácil saber qué calle es oficial y cual no; siguiendo esta recomendación, tenemos que el camino vecinal que sale de la carretera transpeninsular a la altura del km. 214 hacia el poblado de Palo Bola, y que pasa por la fábrica de harina de maíz, denominada maseca, es calle oficial, de aquí a cada 2 kilómetros o a cada 2 ranchos hacia el norte y hacia el sur debe de ir otra calle oficial de 20 metros de ancho cada una. En el otro sentido se toma como base la ampliación de la calle Ignacio Zaragoza, en específico el acceso que va a dar al centro de rehabilitación conocido como Cereso es calle oficial, de esta referencia se toma como base hacia el este o al oeste y a cada 2 kilómetros o cada 2 ranchos agrícolas debe de existir una calle oficial de 20 metros de ancho.

Si este Valle de Santo Domingo siempre hubiera sido exitoso, estuviéramos en un país donde se siguen las reglas de trazos de caminos y tuviéramos dinero suficiente para pavimentar caminos vecinales, desde el aire se vieran caminos de acceso en zonas rurales agrícolas tipo películas de Estados Unidos, pero nos conformamos con que se conozcan y los colonos no sigan obstruyéndolas.

 

 

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Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

Ingeniero Civil egresado del Instituto Tecnológico de La Paz en 1995. Oriundo de Ciudad Constitución, Baja California Sur, donde nació el 19 de agosto de 1972 y donde actualmente radica; se desempeña como constructor de obra civil y proyectos topográficos principalmente. Tiene en su historial haber fundado el Colegio de Ingenieros Civiles de BCS, sección Comondú, en el año 2005, y participar activamente en cursos y reuniones afines al quehacer de la ingeniera civil. En el trienio 2015-2018, se desempeñó como director de Catastro Municipal en Comondú, donde se especializó en temas relacionados con la tenencia de la tierra, a través del diplomado en catastro multifinalitario en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente estudia la maestría en Valuación Inmobiliaria, por la Universidad Autónoma de Durango.

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