La mina abandonada de López Mateos

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FOTOS: Noe Peralta

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Hablar en la actualidad de minería, es sinónimo de contaminación ambiental, incluso, según las organizaciones mundiales de ecología, no cabe otra mina en el planeta sin que se afecte el medio ambiente natural. Viéndolo de esta forma, podemos considerar que las minas que han fracasado o han cerrado por diversos motivos, representan un triunfo de la naturaleza sobre las ambiciones del ser humano; este es el caso de la única mina que se quiso establecer en el municipio de Comondú, Baja California Sur,  la cual únicamente funcionó durante 4 años, y sus propietarios ni siquiera lograron comercializar la roca fosfórica que se pensaba extraer de ella, la cual sería un detonante para la población del Puerto Adolfo López Mateos, cuyo destino sería los campos agrícolas mexicanos.

La roca fosfórica que se encuentra en el subsuelo de algunas regiones del mundo, proporcionan un mineral compuesto principalmente por fósforo, y provee a la industria agrícola, ganadera y química, el elemento para su desarrollo de estas actividades, pero en México el destino de este mineral es para la actividad agrícola de todo el territorio, con siembras de cultivos que demandan nutrientes. La fosforita es la roca que aporta el fósforo indispensable para los cultivos de plantas, ya que estas, con la intensidad agrícola, van tomando los nutrientes necesarios al suelo donde crecen. Según la Cámara Minera de México (CAMIMEX), en la república mexicana, Baja California Sur es el estado que más produce roca fosfórica, con una producción estimada de un millón de toneladas en el año 2017, y la empresa Roca Fosfórica Mexicana S.A. de C.V. (Rofomex), es la principal productora de este mineral.

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La historia de la mina de fosforita que se pretendió instalar en Puerto Adolfo López Mateos, municipio de Comondú, va ligada con la empresa Rofomex S.A. de C.V., siendo esta empresa la impulsora del ambicioso proyecto de extracción localizada en las cercanías de dicha población.

La historia de la exploración de la roca fosfórica no es nueva en el área de la Bahía Magdalena; David Arturo Maraver Romero, en su proyecto de tesis por la Universidad Autónoma de Baja California Sur, presenta un estudio muy completo de la región y las exploraciones realizadas. Se menciona que, desde la década de los cincuentas, las empresas mineras extranjeras Hanna Mining y Minera Fornos, ya habían iniciado exploraciones de arenas de fosfato en el área, pero se abandonó el proyecto por falta de apoyo del gobierno mexicano hacia la extracción por parte de otros países.

Fue hasta el año de 1974, que el Consejo de Recurso Minerales del gobierno mexicano decidió realizar exploraciones mineras en forma en todo el territorio de Baja California Sur, siendo los dos proyectos originales de lanzamiento el de San Juan de la Costa, con cercanía de la capital sudcaliforniana y el de Santo Domingo, con cercanía a la localidad de Puerto Adolfo López Mateos, pero también con la mira puesta en otros posibles yacimientos, entre los que se habló mucho de San Hilario, cercano a la población ubicada en el km 100 de la carretera transpeninsular tramo La Paz a Ciudad Constitución.

Los trabajos en San Juan de la Costa iniciaron en el año de 1981, mientras que en Puerto Adolfo López Mateos en el año de 1982, con un gran optimismo en ambos frentes; su fase inicial sería de exploraciones y duraría entre 3 y 4 años, incluso, al mismo tiempo se construyó en la Isla de Magdalena, específicamente en Punta Belcher, unas instalaciones con muelle de gran calado, donde se pretendía trasladar en barcazas el mineral extraído por todo el canal que separa la isla de tierra firme, como sucede con lo que se envía de Guerrero Negro a Isla de Cedros, para su embarque en grandes cantidades.

En visita actual al lugar se aprecia un total abandono de todas las unidades de construcción, y se aprecia un canal artificial de 1.7 km de largo, que es donde se trabajó el dragado de la superficie marina para hallar las arenas de fosfatos; también en la parte norte de dicha excavación se puede aún ver los restos del material extraído durante el trabajo de dragado. El lugar se llama playa Santa Elena, y antes de la llegada del proyecto minero era un lugar de campos pesqueros de los lugareños, que hoy volvieron a habitarlo con siembra visibles de ostión en la orilla de playa y también se usa en temporadas, para obtener camarón y callo catarina.

En el lugar se aprecia un gran muelle que serviría para el llenado de barcazas y su posterior traslado a Punta Belcher, también hay edificios semidestruidos que funcionaban como almacenes, laboratorios y oficinas administrativas; incluso se aprecia un pequeño muelle donde se supone llegarían las pangas o yates de ejecutivos y trabajadores especializados.

Ya en la localidad de Puerto Adolfo López Mateos, nos encontramos con una persona que trabajó en el área de laboratorio durante el tiempo que duraron los trabajos de exploración, el señor Francisco Javier Cossio González, que nos relata que eran bonitos tiempos para él, quien como estudiante trabajaba en la empresa Rofomex, para costearse los estudios. Según nos comentó, eran alrededor de 150 trabajadores que laboraron en un periodo de 4 años, y que, al mismo tiempo, en el pueblo se construyó una colonia por parte de Infonavit, debido a la creciente demanda de vivienda de los trabajadores.

Según el trabajo de tesis mencionado en párrafos anteriores y a lo relatado por Javier, la desgracia de la mina se destapó cuando la ¨coquina¨, se atravesó en las perforaciones; la coquina es un material cementante natural extremadamente duro y formado principalmente por conchas marinas, por lo que su descubrimiento eliminó la esperanza de productividad de la mina ya que, en su presencia y con los métodos de aquel entonces, no se consideraba posible extraer en grandes cantidades el mineral; en el presente, no se podría descartar la posibilidad de extracción, con otras técnicas avanzadas de exploración de las que en aquella epoca carecían.

En el año de 1986 se abandonó completamente el lugar, dejando únicamente la huella de lo que pudo haber sido una mina exitosa de arenas de fosfatos; con el tiempo la empresa paraestatal Fertimex, propietaria de Rofomex, se privatizó convirtiéndose en Fertinal, que tuvo su gran apogeo con la mina de roca fosfórica ubicada en San Juan de la Costa, la cual se convirtió en la principal fuente de este mineral de la república mexicana; en la actualidad, después de tener años de gran estabilidad económica, se ha visto envuelta en escándalos de corrupción y de malos manejos, desde la supuesta compra por parte del gobierno federal a través de Pemex, hasta los jaloneos entre sindicato y empresa por los recurso económicos generados.

Si tiene oportunidad de viajar a Puerto Adolfo López Mateos a ver la ballena gris, no pierda la oportunidad de darse una vuelta a la playa Santa Elena, donde alguna vez estuvo el proyecto de exploración de roca fosfórica, está a una distancia aproximada de 7 km desde el pueblo; el paisaje del estero artificial que se construyó tiene una vista muy agradable, y claro que si lo disfruta con un cóctel de mariscos del mismo lugar, mucho mejor.

 

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noeperalta1972@gmail.com

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Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

Ingeniero Civil egresado del Instituto Tecnológico de La Paz en 1995. Oriundo de Ciudad Constitución, Baja California Sur, donde nació el 19 de agosto de 1972 y donde actualmente radica; se desempeña como constructor de obra civil y proyectos topográficos principalmente. Tiene en su historial haber fundado el Colegio de Ingenieros Civiles de BCS, sección Comondú, en el año 2005, y participar activamente en cursos y reuniones afines al quehacer de la ingeniera civil. En el trienio 2015-2018, se desempeñó como director de Catastro Municipal en Comondú, donde se especializó en temas relacionados con la tenencia de la tierra, a través del diplomado en catastro multifinalitario en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente estudia la maestría en Valuación Inmobiliaria, por la Universidad Autónoma de Durango.

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