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La palabra California pudo tener su origen en el nombre de una ciudad antigua de África

IMÁGENES: Internet

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La palabra California —la cual lleva implícita de manera indisoluble la identidad de los habitantes de esta hermosa península—, ha sido analizada en incontables hipótesis tratando de definir tanto su significado como su origen; algunas son serias, y otras, francamente, descabelladas. En esta ocasión traigo a ustedes, amables lectores, una de las últimas hipótesis la cual está muy bien sustentada y tiende a ser una de las más creíbles.

En su más reciente libro: California. Biografía de una palabra, del prolífico historiador Carlos Lazcano Sahagún, el autor del prólogo, Jorge Ruiz Dueñas, nos lleva de la mano por el análisis de las primeras fuentes documentales donde aparece la palabra California y concluye que no fue solamente una isla mítica surgida de la imaginación de un escritor medieval, sino que en realidad hacía referencia a una ciudad que existió en un punto geográfico de África y que, debido a su trascendencia, fue tomada en cuenta para aparecer en estas gestas de caballería tan populares en esos años en Europa.

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Empezaremos mencionando que fue el estadounidense Edward Everett Hale quien, al traducir el libro de Las sergas de Esplandián al inglés, en el año de 1862 pudo encontrar la palabra California. El autor del texto original fue el español Garcí Rodríguez de Montalvo, y éste a su vez retoma probablemente la palabra California de otro texto escrito 300 años antes llamado La canción de Roldan en donde aparecía la palabra Califerne. Ambas palabras,Californiay Califerne, hacen alusión a un lugar no definido geográficamente. En el caso del texto de Rodríguez de Montalvo, es mucho más descriptivo del sitio así como de sus habitantes, mencionando que era una isla habitada sólo por mujeres y que eran gobernadas por una de ellas de nombre Calafia. Eran extraordinarias guerreras y para su desplazamiento utilizaban los temibles grifos, los cuales eran unos animales mitológicos con cuerpo de león y cabeza de águila.

Algo importante a tomar en cuenta, es que en todos los escritos de las diferentes etapas de la humanidad, siempre se han retomado los mitos y leyendas de las diversas culturas con el propósito de ajustarlas a los nuevos tiempos, sin embargo, en este proceso no sólo se pierde del origen de dichos mitos sino que además se deforma la pronunciación y escritura original de personajes y lugares, ya sea por su dificultad para articularlo en la lengua en la que se escribe o por la ignorancia del autor, que no sabe de dónde procede y tampoco se tomó la molestia en indagarlo. Esto es muy probablemente lo que ocurrió con la palabra California.

Diversos investigadores, como el filólogo Joseph Bédier y el historiador medievalista Boissonnade, identifican el toponímico California con los habitantes de una ciudad que se localizaba entre las fronteras de Argelia con Marruecos y que llevó por nombre Al-Qal´a o Kalâa. Esta ciudad fue fundada en el año de 1007 y destruida en 1152. Ahora bien, ¿cómo es que de este sitio surge la palabra que actualmente define a nuestra península? El nombre de la tribu que fundó la ciudad era Beni-Ifrene (Hijos de Ifri), y debido a que la ciudad que fundaron la llamaron Al-Qal´a o Kalâa, a sus habitantes se les empezó a llamar Kala-Ifren. Cuando Las Sergas de Esplandián fueron escritas por Rodríguez de Montalvo, utilizó una gran cantidad de palabras que habían sido traídas por los árabes que poseyeron la península ibérica (de 711 a 1492), pero que con el pasar del tiempo fueron deformadas, hasta convertir al Kala-Ifren, en nuestra California.

Algo que refuerza esta hipótesis es que los habitantes de Al-Qal´a o Kalâa eran formidables guerreros. Entre ellos había gente de rasgos caucásicos pero también abundaba la gente con rasgos negroides, de ahí que al mencionar a las guerreras de la mítica isla California, las describan de piel negra. Al reflexionar sobre esta nueva hipótesis nos sigue quedando la duda del significado de la palabra, sin embargo, se avanza un poco sobre el origen de la palabra, la cual, la sitúa en una antigua ciudad en la región norte de África, enfrente de la península ibérica.

Esperemos que en los próximos años surjan más datos sobre la enigmática palabra que da nombre a nuestra península y que se encuentra indisolublemente amalgamada con la identidad de todos sus habitantes. Baja California Sur fue la cuna de esta palabra, al ser otorgada desde la tercer década del siglo XVI al cabo que hoy se conoce como Cabo San Lucas, pero que en un inicio fue llamado Cabo California, sitio del cual se irradiaría al resto de la península.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




El arranque de las campañas electorales y la tercera ola Covid-19

FOTOS: El Sudcaliforniano

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El cuatro de abril arrancaron las campañas electorales rumbo a las próximas elecciones del 6 de junio, en las que en la entidad se disputarán la gubernatura y las presidencias de los cinco municipios, así como diputaciones locales y federales. De los arranques de campañas vale la pena mencionar el del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por ser el puntero en las encuestas de preferencias para todos los cargos de elección; el de la alianza entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el Partido Acción Nacional (PAN) y el -casi extinto- Partido de la Revolución Democrática (PRD), que, aunque a varios puntos de distancia, es la segunda opción entre los sudcalifornianos; y, finalmente, el del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), éste no por su relevancia en la contienda electoral, por que no la tiene, sino por que es liderado por la exalcaldesa de Los Cabos, Armida Castro, reconocida traidora a la Cuarta Transformación (4T).

En cada uno de los arranques se dijo, al estilo y modo de los candidatos, que obviamente ellos, los seleccionados por la militancia, o los impuestos por las cúpulas políticas e impulsados desde el gobierno estatal, e incluso aquellos que chapulinearon con todo y sus allegados, que ellos son la mejor opción de transformación; que “puro pa´adelante”, que ahora si ya viene “el mejor futuro” pero en esta ocasión “unidos contigo”, y que por ser mujer lo merece todo: poder y gloria, que seguirá combatiendo a los hombres malos surfeando en la ola feminista.

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Pero más allá de las frases hechas y las promesas a cumplir o a defraudar, todas las campañas fueron una repetición de otras temporadas electorales. Quizás, la novedad fue el estilo clasista del mitin en auto de los prianredistas, que lograron apantallar con el despliegue en el espacio, igual que las desnutridas manifestaciones motorizadas del grupo FRENAA, pero que sumaron alrededor de los mismos convocados por la que, como hace docenas de artículos dije, era la menos morena de Morena, verde candidata tucanera.

Lo más grave de los arranques de campaña no fue la aceptación de la chapulina que se quitó la piel morena traicionando a la militancia; ni la detonación de cartuchos políticos quemados como Ricardo Barroso pidiendo perdón por haber aumentado el IVA y haciendo el oso con su antiguo “enemigo”, el panista Pancho Pelayo; menos la clara segmentación del grupo del candidato a gobernador Víctor Castro, más notoria con la ausencia del soldado desertor de la 4T, Rubén Muñoz, el presidente municipal de La Paz, que perdió la candidatura a una diputación federal por no dejar el cargo a tiempo, con tal de aprobar a la mala un desarrollo inmobiliario. Lo más grave fue que los prianredistas de los autos en el mitin se bajaron y se juntaron, que los de Morena en la gran explanada no se separaron, así como los pocos verdes que entre el tráfico y los turistas del malecón se amontonaron sin compasión. Se nos viene la tercera ola covideana tras las convivencias de la Semana Santa y los valemadristas arranques de campañas electorales de todos los partidos.

 

Polilla Política: Lo dijo Arturo Rubio Ruiz, Rubén Muñoz se quedó como el perro de las dos tortas, sin gubernatura y sin diputación por impulsor inmobiliario en contra de la población.

 

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Atrabiliario, la escritura luminosa de Beatriz Aldaco

FOTOS: Cortesía

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las redes son un parteaguas para quienes vivimos la transición hacia el mundo digital. Tuvimos que aprender a usar las nuevas tecnologías y nos fuimos incorporando a sus incertidumbres y certezas. A partir del surgimiento de las diferentes plataformas que nos ponen en contacto con todo el mundo, a cualquier hora y en tiempo real, hemos ido descubriendo no solo información, sino personas que poco a poco se convierten en amistades, al tiempo que vamos aprendiendo desde sus escritos, sus pensamientos y sus luchas cotidianas como activistas, pensadoras y portadoras de principios éticos que tanto debieran reinar en el México moderno. Una de esas personas es la escritora Beatriz Aldaco, nacida en Ensenada, Baja California, en 1962, pero radicada en Sonora.

He seguido con entusiasmo, gratitud, admiración, sus espléndidos artículos en diferentes portales que replican sus sólidas y firmes posturas filosóficas, políticas y literarias. Para mí ha sido un encuentro de donde he podido abrevar para completar las luces faltantes. De formación humanista y literaria, tiene una larga trayectoria como investigadora y catedrática, editora, autora de tres espléndidos libros, además de coautora de otros tres.

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En días pasados tuve la oportunidad de leer —devorar es la palabra— uno de sus libros, en formato digital: Atrabiliario, publicado en 2018. Pocos libros de ensayos logran atraparnos en una lectura trepidante, hambrientos por conocer más de sus temas, en especial la melancolía y la depresión. Ella nos aclara que cada uno de los textos fueron realizados en tiempos y circunstancias distintas, pero al leerlo uno aprecia que se mantienen la unidad de los criterios, con sus tópicos bien definidos y con un lenguaje lleno de referencias, narradores, poetas, psiquiatras, desmenuzando palabra por palabra los hilos conductores, los resortes de la melancolía y la depresión.

Jamás había leído con tanta claridad temas que a la vista de muchos pueden resultar innecesarios por su relación con cuestiones clínicas, pero que no es solo un estudio de esas enfermedades emocionales o mentales, sino una exploración poética y descarnada de la realidad que viven esas personas que muchas veces cargan con el estigma de que sus padecimientos no son “serios”, puesto que una parte de la sociedad cree que la depresión no es más que tristeza a la que “hay que echarle ganas”. El modo en que Beatriz Aldaco desglosa y despliega los puentes en obras literarias como la de Edmundo Valadés, Gabriel García Márquez, Gerard de Nerval o del pintor Vincent van Gogh, pasando por Sigmund Freud, es sin lugar a dudas un deleite y un aprendizaje profundos.

El título Atrabiliario refiere, según el diccionario, a “que tiene mal carácter y se irrita con facilidad” o “que es raro o extravagante”, pero nada más alejado de esa definición, que aunque toca las fibras emocionales y nos despierta a una conciencia nueva, no solamente lo hace al respecto de esas enfermedades, sino que enlaza de manera inteligente con pasajes de la historia humana que tanto daño le ha hecho a la mujer: su invisibilización y la violencia ejercida contra ella, como lo fue durante la cacería de brujas, que es el relato que nos abre los ojos a un feminismo descarnado y contundente.

Quien se acerque a esta lectura no pensará de la misma manera, ni podrá ser omiso a la meticulosa exploración de los sentimientos, emociones y datos precisos de situaciones que deberíamos tener claros todos, no solo por la gente que amamos, sino porque quienes padecen de depresión o melancolía no son personas que les “guste” perder el tiempo o que “finjan” para no afrontar las duras realidades. Definitivamente un libro que no debe perderse.

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35 años de la muerte de Juan Rulfo; 70 de “¡Diles que no me maten!”

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En enero de este año se cumplió el 35 aniversario luctuoso de Juan Rulfo, y en agosto serán los 70 años de haberse publicado uno de sus primeros y monumentales relatos: ¡Diles que no me maten! Esto es un buen pretexto para volver a leer a una de las más grandes figuras literarias de América Latina, y de paso, recordar por qué llamamos “clásicos” a ciertos nombres y obras que al paso del tiempo, desde la posteridad, nos estremecen y enseñan lo que es el verdadero genio artístico.

Juan Rulfo nació en Apulco, Jalisco en 1917 y murió en la Ciudad de México en 1986. Sin duda, su nombre se asocia a El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955), que forman básicamente toda su obra: un conjunto de cuentos y una novela, pero en ellos está consumado todo lo que un escritor sueña lograr: temas y personajes que se convierten en un referente histórico y un estilo único que trasciende al punto de convertirse en una escuela.

 

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En su narrativa se pueden ‘ver’ los restos de La Revolución Mexicana: las ruinas, los silencios y los muertos habitando los desiertos. Sus relatos son cortos y narrados con tan extraordinaria sencillez —con la oralidad simple del campesino o el hacendado—, que resulta asombroso concebir todo lo que logra con pocas palabras. A través de los pasos de los personajes miramos el paisaje pelón y caluroso del campo o las casuchas que sobrevivieron a una guerra que, además, más que un triunfo revolucionario parece haber sido una masacre por nada. El drama de la desigualdad postrevolucionaria está perfectamente retratada.

La súplica inmortal

Publicado en la revista América en 1951 —e integrado al libro El llano en llamas, publicado dos años después— ¡Diles que no me maten! puede considerarse uno de sus primeros pero más sólidos relatos. El cuento completo puedes leer de un tirón en este enlace. 

—¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad, arranca el cuento en voz de Justino Nava, quien mató a machetazos a Lupe Terreros, un hacendado que no quería dejar que el ganado del primero entrara a alimentarse a sus tierras. 35 años después de este crimen, ocultándose de a ratos en la maleza del monte, el hombre creía haber escapado de la venganza, pero no es así: un sargento, hijo del asesinado, lo manda llamar para matarlo por la muerte de su padre.

De principio a fin, a siete décadas de publicado, la tensión dramática está perfectamente trazada como una lección maestra para cualquier escritor contemporáneo. Tenemos la intuición del final, pero el suspenso y la esperanza nos hace seguir leyendo la desventura de Juventino, quien le pide a su hijo que implore por su vida; más tarde, el vengador y el incriminado ni siquiera se ven las caras, pues el sargento desde una pared de carrizos daba las órdenes. Ahí los imaginamos como dos personajes kafkianos: un viejo suplicando por su vida y un soldado que ni lo ve —ni estuvo presente en el crimen que motiva estos hechos— que lo destina al paredón de fusilamiento.

No tardarás, queridos lector y lectora, ni veinte minutos en leer este cuento, y recordar a uno de los más grandes de la literatura mexicana y uno de sus primeros portentos de la narrativa. Juan Rulfo escribió que no mataran a Juventino, pero sus letras ya lo han consagrado a la eternidad.

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Apuntes para la historia sobre el culto a la Virgen de Loreto

IMÁGENES: Internet

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Muchas de nosotros hemos escuchado hablar del municipio y el puerto de Loreto en nuestro estado de Baja California Sur, de hecho, hasta conocemos a personas que llevan este nombre, sin embargo, pocos son los que saben a ciencia cierta cómo fue que se inició el culto a esta advocación mariana y a su muy interesante y fantástica historia.

En primer lugar debemos definir una palabra que de forma recurrente escuchamos al referirnos, dentro de la cosmovisión de la iglesia católica, a una representación de algún santo, principalmente de lo que es la Virgen María, la madre de Jesús, el Cristo. La palabra en comento es “advocación”. Esta palabra proviene del latín advocatio y se emplea para nombrar el amparo, la defensa y resguardo bajo el cual se encuentra un pueblo. En muchas ocasiones un estado e incluso una institución social o de gobierno están bajo el amparo de una advocación, por ejemplo San José de Cupertino es la advocación de los pilotos de avión y astronautas, San Miguel Arcángel es la advocación de la infantería y el ejército, etc. También la palabra advocación se utiliza como sinónimo de intercesión.

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Por lo general, a las diferentes representaciones de la Virgen María son a las que se les aplica el término de advocación, las cuales pueden ser “A. terrenales” que se refiere a las famosas apariciones que ha tenido la Virgen en la tierra; o “a. místicas” las cuales hacen referencia a fenómenos sobrenaturales o “misterios” entorno a esta figura.

En el caso de la Virgen de Loreto, es una advocación tanto terrenal como mística ya que representa, por un lado el sitio en que la virgen María fue notificada de la encarnación del hijo de Dios y donde vivió junto con José y Jesús en Nazaret (fase terrenal) y en otro sentido el traslado físico “por los aires y gracias a unos ángeles” de la mencionada casa a distintos sitios, hasta ser depositada finalmente en un monte cerca del puerto de Recanati en la península itálica (fase mística).

Conforme el Cristianismo fue evolucionando hasta ser institucionalizado como una religión que detentaban muchos reinos y feudos europeos, se crearon diferentes rituales que conferían el carácter de sagrados a sitios en los cuales se desarrolló la vida de “Jesucristo”, en este caso el sitio en el cual se llevó a cabo el pasaje bíblico de la “anunciación”, cuando la Madre del Redentor es notificada de que en breve dará a luz a una creatura la cual fue concebida por intervención divina. El sitio que mencionamos fue una casa situada en la ciudad de Nazaret, provincia de Galilea, región que actualmente se conoce como Palestina. Llegado el año de 1263, este sitio cae bajo el dominio del sultán mameluco Baibars, el cual, en su intento de expulsar a todos los cristianos que aún vivían en Nazaret, empieza una gran destrucción de todos los templos y lugares considerados por los Cristianos como “lugares santos”. Según cuenta la tradición católica, en el año de 1291, cuando era inminente la destrucción de la “casa santa”, unos “ángeles” enviados por “Dios” levantan la casa y la trasladan al poblado de Dalmacia en Croacia, cruzando para ello los mares Mediterráneo y Adriático.

Se cuenta que la virgen obró su primer milagro (y aparición) en este sitio ya que sanó a un sacerdote que estaba muy enfermo, el cual al ingresar en la mencionada casa encontró una estatua de la Virgen hecha en cedro, la cual sostenía a la imagen del niño Jesús. Sin embargo, este no era el sitio que tendría destinado para la morada definitiva de la Virgen y su casa. El 10 de diciembre de 1294 es vuelta a trasladar “por los ángeles” a un sitio en Italia el cual estaba rodeado por un bosque de laureles, de ahí fue que tomó su nombre de “lauretum” o Loreto. Después de ocho meses de permanecer en el sitio, fue cambiada a otro lugar donde permanece sólo por unos días hasta que finalmente los “ángeles” la llevan al lugar definitivo, en donde reposa hasta ahora el cual fue un monte de piedras cercano al puerto de Recanati. Este sitio actualmente es conocido como la ciudad de Loreto, Italia. El santuario de la Virgen se erigió en el siglo XIV, y fue diseñado para contener en su interior toda la “casa santa”.

Una versión más creíble menciona que la “casa santa” fue transportada en barcos desde Nazaret hacia este sitio. Fue una obra patrocinada por la familia Angeli, los cuales en ese tiempo eran gobernantes de Epiro. Fue llevada primero a Trsat en la actual Croacia, en 1291, luego a Ancona en 1293 y finalmente a Loreto, el 10 de diciembre de 1294. Sin embargo, esta versión es necesaria verificarla ya que, a pesar de decir que se sustenta en documentos históricos encontrados en fechas recientes, aún es controvertida.

La Iglesia Católica celebra cada 10 de diciembre la fiesta de la Virgen de Loreto; en nuestro país es patrona de la fuerza aérea y, en general, de todas las personas que viajan en avión. El Papa Julio II, en el año de 1544, encargó a los Jesuitas el cuidado de su “casa santa”, debido a lo anterior los integrantes de esta Orden han llevado su imagen y el culto de la misma a todos los confines de la cristiandad a partir de su fundación y hasta los tiempos modernos.

 

Bibliografía:

Renovación de estatutos de la hermandad de nuestra señora de Loreto

Miller, Duane Alexander (Octubre de 2012). “Christ Church (Anglican) in Nazareth: a brief history with photographs”.

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