Violencia sexual infantil

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Ius et ratio

Arturo Rubio Ruiz

La Paz, Baja California Sur (BCS). Una de las formas más severas de violencia es la violencia sexual infantil, cuyas repercusiones, lesionan física y emocionalmente a nuestra niñez, con consecuencias devastadoras para la víctima, su familia y la comunidad.

La jurisprudencia de la SCJN (RD2027850) establece que la violencia sexual se constituye con las acciones de naturaleza sexual que se cometen contra una persona sin su consentimiento, las cuales pueden comprender la invasión física del cuerpo o actos que no involucren penetración o contacto físico. Los actos de naturaleza sexual pueden abarcar aquellos que se ejerzan con violencia física, pero también otros que se cometan por otros medios y que resulten igualmente lesivos y/o causen un daño o sufrimiento equiparable. La afectación a la sexualidad de la víctima es el bien jurídico tutelado.

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La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes la define como todo contacto y/o actividad sexual entre un(a) niño(a) o adolescente y una persona que ejerce una posición de poder sobre él o ella, sin su consentimiento o valiéndose de amenazas, violencia física, psicológica u obteniendo su consentimiento por medio de engaño; para estimularse sexualmente o estimular a otras personas. El niño, niña y adolescente no comprende la gravedad del hecho por su inmadurez psicosexual y/o no está en condición de aceptar o negarse libremente.

Dependiendo del tipo de violencia sexual, la frecuencia, la duración, la fuerza ejercida y la relación afectiva del agresor/a con la víctima, la gravedad de los daños puede ocasionar lesiones físicas: lesiones en genitales, ano, boca, cara e infecciones de transmisión sexual y/o emocionales; problemas psicológicos como: depresión, ansiedad, dificultad para relacionarse, problemas sexuales futuros, disminución de la autoestima, odio hacia el propio cuerpo, sentir culpa, miedo a la intimidad, dificultad para poner límites, graves problemas de conducta, intentos de suicidio o agredir o de nuevo ser víctima de violencia sexual.

Entre las herramientas usuales del victimador(a), destacan como las más usuales: amenazas, seducción, engaño, mentira, chantaje, uso de la fuerza, abuso de una posición de confianza, de autoridad o influencia y/o de una situación de vulnerabilidad de la víctima, debido a una discapacidad o situación de dependencia.

Respecto a las conductas sexuales realizables por el violentador(a) es importante precisar que puede existir o no contacto físico, incitación verbal, manoseos o peticiones sexuales, exhibición de genitales, mostrar películas, imágenes pornográficas o de violencia sexual, sexo oral, penetración anal, genital u oral con cualquier objeto o parte del cuerpo.

Después del seno familiar, el campo de acción más frecuente de violencia sexual infantil es el centro escolar, seguido de los centros de formación religiosa, de actividades deportivas o recreativas. El común denominador es la calidad de autoridad que en esos campos ejerce el violentador sobre su víctima.

ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN

En el hogar

  1. Educación sexual: Habla con tus hijos sobre sexualidad, límites personales y consentimiento.
  2. Establece límites claros: Enséñales a respetar su propio cuerpo y el de los demás.
  3. Supervisa: Mantén una comunicación abierta y cercana con tus hijos.
  4. Conoce a las personas que interactúan con tus hijos: Familiares, amigos, cuidadores o profesores.

 En la comunidad

  1. Promueve la educación sexual: En escuelas y comunidades.
  2. Fomenta entornos seguros: Parques, centros recreativos y espacios públicos.
  3. Apoya organizaciones: Que trabajan contra el abuso infantil.
  4. Participa en campañas como el Día Internacional contra el Abuso Sexual Infantil (25 de noviembre).

En las instituciones

  1. Políticas de protección: Implementa protocolos de prevención en escuelas, iglesias y organizaciones.
  2. Capacitación: Entrena a personal y voluntarios sobre prevención y detección.
  3. Supervisión: Monitorea interacciones entre adultos y niños.
  4. Mecanismos de denuncia: Establece procedimientos claros para reportar sospechas.

 En línea

  1. Vigila el uso de Internet: Monitorea actividades en línea de tus hijos.
  2. Habla sobre seguridad digital: Educación sobre riesgos y precauciones.
  3. Utiliza herramientas de seguridad: Software de control parental.
  4. Reporta contenido inapropiado a plataformas y autoridades.

 Señales de alerta

– Cambios de comportamiento.

– Miedo o evasión hacia ciertas personas.

– Conocimiento inapropiado sobre sexualidad.

– Lesiones o marcas inexplicables.

La prevención es clave. La educación, la comunicación y la vigilancia constante pueden ayudar a proteger a los niños contra la violencia sexual. Es importante que todos los padres de familia conozcan el protocolo de actuación para prevenir detectar y actuar en los casos de violencia sexual infantil, y participen en programas de capacitación y acción a nivel vecinal y escolar. Para descargar el protocolo completo haz clic AQUÍ.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




En BCS no prescribirá acción penal en delitos contra la libertad sexual

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La Paz, Baja California Sur (BCS). El Congreso del Estado aprobó por unanimidad adicionar el Código Penal estatal, a fin de que no prescriba la acción penal de los delitos contra la libertad sexual y el normal desarrollo psicosexual, se da a conocer a través de un comunicado oficial.

La comisión de Puntos Constitucionales y de Justicia coincidió con la diputada María Luisa Ojeda González, en que los delitos contra la libertad sexual y el normal desarrollo psicosexual (violación, acoso sexual, corrupción de menores, entre otros) son delitos graves que afectan no sólo la vida sexual, sino la vida en general de las personas, ya que la afectación psicológica, física y emocional tienen impacto durante toda la vida y requieren de tratamientos y terapias psicológicas.

Fue adicionado un párrafo al Artículo 112 del Código Penal para BCS en el que quedó establecido que “No prescribirá la acción penal de los delitos contra la libertad sexual y el normal desarrollo psicosexual”, armonizando el Código Penal Federal al Código Penal para el Estado.

El dictamen consideró modificar la redacción de la propuesta inicial a fin de dar claridad a la reforma para que el delito no prescriba bajo ninguna circunstancia, ya que no sólo recae en agravio de menores de edad y de personas que no tienen capacidad para comprender el hecho o que no tienen la capacidad para resistirlo, es decir, el ejercicio de la acción penal no prescribirá, con independencia de la persona contra quien se cometa.

La diputada Ojeda González destacó que el Congreso del Estado puso a BCS a la vanguardia en cuanto a la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, puesto que el 21 de junio de 2022, se presentó una primera iniciativa para que no extinguiera la acción penal para quienes son menores de edad, misma que fue aprobada de manera unánime, antes de que fuera propuesta y aprobada en el Congreso de la Unión, “acción que merece mi reconocimiento para mis compañeras y compañeros”.




Violencia sexual, ahora bajo la perspectiva de género

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Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La violencia es referente específico de la desigualdad y discriminación que sufren las mujeres en la sociedad mexicana, derivadas de estigma sociales, y culturales, que impactan directamente en el marco de desarrollo personal en el núcleo familiar, propiciadas por esquemas de desigualdad heredados, y fuertemente arraigados en los patrones de comportamiento que presuponen una superioridad masculina respecto del género femenino, manteniendo estructuras de poder y autoridad masculina, que sostienen y alimentan la violencia de género, con  graves repercusiones en la salud, la libertad, la seguridad, el patrimonio y la vida de niñas y mujeres.

Esta espiral de inequidad se reflejaba hasta hace poco, incluso en el marco legal. Hasta 1970, el estuprador libraba cualquier sanción penal, si se casaba con su víctima, lo que de facto se constituía en una cadena perpetua para su víctima, pues en ese entonces, el matrimonio duraba “hasta que la muerte los separaba”. De tutela penal sólo eran titulares las menores castas y honestas, y la carencia de uno de estos requisitos, excluía de delito al estuprador. El delito de aborto se sancionaba con pena atenuada, si la abortante había ocultado su embarazo y gozaba de buena reputación. Tanto en el delito del aborto como en del estupro, el honor y el buen nombre de la familia eran más importante que el libre desarrollo de la personalidad, la libertad y la vida. El concepto de honor, desde luego, se tejía en torno al buen nombre del patriarca familiar.

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Existía un código no escrito —prevalente en algunos medios actualmente—, en el que se presuponía un grado de responsabilidad a la víctima, a partir de presupuestos conductuales de moralidad exigible a las mujeres: Seguro se lo buscó por vestirse de esa manera, No son horas de andar en la calle para una señorita decente, Eso les pasa por no darse a respetar, por citar algunas frases de uso común para exculpar al agresor y atribuir responsabilidad a la víctima.

La violencia, discriminación y desigualdad apuntada llevó a México, como nación, a enfrentar en el primer decenio del siglo XXI, tres sentencias condenatorias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: El caso Campo Algodonero, por la desaparición y muerte de jóvenes mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, y las sentencias de los casos de Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú, por tortura y violación sexual en agravio de una mujer y una niña, ambas indígenas en el Estado de Guerrero.

La CIDH determinó en los tres casos, que las investigaciones por violencia sexual deben incluir una perspectiva de género, y partiendo de este postulado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó la obligatoriedad de verificar si existe una situación de violencia o vulnerabilidad que, por cuestiones de género, impida el acceso a la justicia de manera completa e igualitaria para mujeres con relación a los hombres, en la investigación de los delitos de violencia sexual.

Por mandato constitucional, la investigación de los delitos se rige por los principios de objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez, lealtad legalidad y respeto a los derechos humanos. Tratándose específicamente de los delitos de violencia contra las mujeres, deberá sujetarse la investigación a las siguientes reglas mínimas: (Artículos 127 a 131 del Código Nacional de Procedimientos Penales):

  • Toda diligencia debe ser impulsada de oficio, sin imponer la carga de la iniciativa a la víctima y/o sus familiares.
  • Investigar con la sensibilidad requerida a las necesidades y condiciones de la víctima.
  • Sin interpretaciones formalistas en materia de violación.
  • Tener siempre en cuenta que la fuerza no es un elemento imprescindible para castigar una conducta sexual no consentida, basta con que haya elementos coercitivos derivados de las circunstancias.
  • Que la investigación de los actos sexuales no consentidos, en la práctica, se hace con base tanto en el tipo penal como en una valoración sensible al contexto de la evidencia del caso.

Garantías mínimas que debe proporcionar el Ministerio Público en la investigación de hechos con la apariencia de delito relacionados con la violencia sexual:

  • Toda entrevista a la víctima debe realizarse en un ambiente, privado, digno, cómodo y seguro que le brinde confianza y protección.
  • Registrar la declaración de la víctima de modo que se evite o limite la necesidad de su repetición.
  • Invariablemente, de manera inmediata otorgar atención médica, sanitaria y psicológica tanto de emergencia como continuada si así se requiere, para reducir las consecuencias de salud y postraumáticas derivadas del evento.
  • Se realice inmediatamente un examen médico y psicológico completo y detallado por personal capacitado, sensible, respetuoso, de su mismo sexo si la víctima así lo desea, ofreciéndole que sea acompañada por alguien de su confianza.

Se documenten y coordinen los actos de investigación y se maneje diligentemente la prueba, tomando muestras suficientes, realizando estudios para determinar la posible autoría del hecho, asegurando otras pruebas como la ropa de la víctima, investigando de forma inmediata el lugar de los hechos y garantizando la correcta cadena de custodia, así como dar intervención a peritos en genética forense, para recabar indicios y/o evidencias que se encuentren en cualquier parte del cuerpo de la víctima.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Hipersexualización en la infancia, o cómo volvemos a las niñas objetos sexuales

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Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Acabamos de pasar el Día Internacional de las Niñas, conmemorado el 11 de octubre, y, pese a que en redes sociales se subieron diversas publicaciones sobre el porqué es necesaria esta fecha, otros post parecían tomar el día como el 30 de abril, más un festejo que un día de reflexión. Pero, ¿por qué un Día Internacional de la Niña?

El Día Internacional de la Niña se estableció el 19 de diciembre de 2011 en la resolución 66/170 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), deviene de instrumentos relativos a los derechos del niño, en particular los relativos a la niña, con inclusión de la Convención sobre los Derechos del Niño, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. Busca el bienestar integral de las niñas, pero, sobre todo, erradicar cualquier tipo de violencia que las niñas pudieran estar viviendo. Y como sabemos, México es tristemente célebre en ejercer violencia hacia cualquiera que tiene o quiere tener una vulva.

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Desde violencia económica, psicológica, social, física, verbal, patrimonial, hasta sexual, las niñas de nuestro país han sido el blanco perfecto para nuestro sistema social. Para empezar, por ser infantes no se les reconoce su capacidad para pensar libremente, es común escuchar en los hogares mexicanos en casa se hace lo que yo diga, instaurando la obediencia ciega — tan peligrosa a esta y cualquier edad— y no el libre pensamiento. Como niñas, se les obliga a comportarse como mini adultas: no corras, no saltes, no te trepes, no te ensucies, no hables… en fin, el mensaje es claro, no seas niña, no te comportes de acuerdo a tu edad, actúa como alguien mayor.

Y es precisamente este último punto, sobre lo que quiero incidir en este artículo, el cómo hemos obligado a nuestras niñas a ser mayores y a la vez a odiar sus cuerpos, hablo de una violencia enorme que hemos normalizado, invisibilizado e incluso legitimado a niveles insospechados, la hipersexualización en la infancia, la sexualización de expresiones, posturas o códigos de vestimenta, actuar o pensar impuestos a las niñas. Básicamente, es hacerlas vivir una infancia como objetos sexuales.

Me imagino que, al leerlo así, de golpe, puede parecer hasta agresivo decir que como sociedad educamos a nuestras niñas para ser un objeto sexual, pero revisemos la evidencia:

  1. Concursos de belleza. No solo es vestir a las niñas con poca ropa y exhibirlas ante un público, también es la preocupación casi obsesiva por ser perfectas a los 4 o 5 años de edad. Un gran número de niñas que participan en estos concursos tiene sesiones de bronceado, diversas operaciones en nariz, pómulos o barbilla, además de inyectarse Botox de forma recurrente, y en los casos más extremos como el de Maddy Jackson, sus padres han pagado por implantes de senos y nalgas para lucir “mejor”. 
  2. Maquillaje infantil. El problema no es que las niñas se maquillen, a muchas les gusta jugar con eso — a veces por identificación con los padres, como un juego de roles—, el problema es la raíz del porqué las niñas se quieren maquillar, es decir, no debería ser normal como sociedad, instigar a nuestras niñas a ser o verse adultas o a resaltar su físico como atributo principal.
  3. Preguntar por novios. Por un lado, son niñas, lo único que conocen del amor son las películas Disney, que solo perpetúan estereotipos rancios del amor romántico y lo que observan de los adultos a su alrededor, que para los porcentajes de violencia que tenemos en nuestro país, podemos asumir que en su mayoría no hay modelos adecuados, y, por otro lado, se da por sentado que las niñas son heterosexuales, y que, si no tienen esta orientación, hay algo mal con ellas.
  4. Bailes sexualizados. Que parecen divertir más a los espectadores que a las participantes. Además, hay otras acciones que hacemos como darles besos en la boca, pidiéndoles que posen sexy para la foto o video, dejando que vean películas, series, o páginas en internet que no corresponden a su edad, presionarlos para besar a alguien y romantizarlo, entre otras. 

Pero, ¿por qué todo esto es un problema? “Si solo son bailes, o un poquito de maquillaje”, bueno, es un grave problema estar fomentando en la mente de las niñas que deben venderse como sexys para ganar la aprobación de un sector mayormente masculino. De aquí se desprende la cultura de la pedofilia por ejemplo, en donde las mujeres deben depilarse o no se les tiene que notar las arrugas o las canas, porque los cuerpos jóvenes y lampiños son mejores o se aceptan más, y ¿quiénes tienen cuerpos lampiños y pieles tersas? Las niñas. De igual forma, la hipersexualización delimita un modelo de mujer ideal basado en sus atributos sexuales.  En palabras de la psicóloga Cecilia Rodríguez:

Por un lado la sexualidad es un tema tabú, pero además vivimos en una sociedad moderna, donde se habla de valores internos, donde se dice abiertamente que debemos cultivar y valorar los valores y cualidades internas, más allá de lo físico. Sin embargo, los medios muestran otra cara haciendo uso de mensajes subliminales exponen el éxito en mujeres y hombres que tienen valor sexual.

Por otro lado, al crecer con estos estereotipos sexualizados, promovemos que su autoestima o valor propio sea medido por cuan hermosas o provocativas son, lo que puede desencadenar en baja autoestima, trastorno de ansiedad, trastorno de la conducta alimenticia, pero, sobre todo, las vuelve posibles víctimas de violencia sexual.

Aunque prevenir la hipersexualización infantil es algo complicado, ya que los medios masivos de comunicación así como la sociedad actual lo perpetúan, si hay acciones que podemos comenzar a implementar para prevenirla. En primer lugar, identificar estas señales en las niñas o niños que tengo a mi alrededor, dosificar y supervisar contenidos, fomentar la comunicación, pero, fundamentalmente, dejar de festejar conductas no apropiadas, la infancia es un periodo único del desarrollo del ser humano, permitámosles crecer y desarrollarse en un ambiente adecuado para su sano, pero sobre todo feliz desarrollo.

 

Bibliografía

  • Naciones Unidas. (2009). Resolución aprobada por la Asamblea General el 19/12/2011. Recuperado de https://undocs.org/es/A/RES/66/170
  • Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (2020). ¿Cómo afecta la hipersexualización a niñas, niños y adolescentes? Gobierno de México. Recuperado https://www.gob.mx/sipinna/es/articulos/como-afecta-la-hipersexualizacion-a-ninas-ninos-y-adolescentes?idiom=es
  • (2018). Día Internacional de la Niña, ¿por qué se celebra hoy? Milenio. Recuperado de https://www.milenio.com/estilo/dia-internacional-de-la-nina-por-que-se-celebra-hoy
  • Ortiz, S. (2016). Niñas bailan perreo y profesores aplauden. El Puntero. Recuperado de http://elpuntero.com.mx/n/16011/ninas-bailan-perreo-y-profesores-aplauden

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Feminicidios en México, la indiferencia de un sistema corrupto

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Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

La Paz, Baja California Sur (BCS). Me dueles, México. En fechas recientes, ha sido cotidiano leer en redes sociales el creciente malestar de las personas —en su mayoría mujeres—, sobre la violencia que vivimos día con día, una violencia que ha escalado todos los niveles del violentómetro y que parece no importar en ciertas esferas de nuestro país. Esta indiferencia ha provocado aún más indignación y las muestras del hartazgo no se han hecho esperar: marchas, pintas, grafitis, hasta la propuesta de un paro nacional, pero, ¿por qué sigue pareciendo insuficiente para generar empatía?

México es el primer lugar a nivel mundial en materia de abuso sexual, violencia física y homicidios de menores de 14 años, según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE); tan solo en 2019, más de seis millones de mujeres sufrieron delitos sexuales ¡en sólo seis meses! Y pese a estas cifras, los medios de comunicación se suman a la revictimización y al escándalo de los feminicidios, exhibiendo los cuerpos de mujeres ultrajadas para el goce de los morbosos y de un país que compara a una mujer, madre, hija, esposa, con un carnero a las brasas.

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“Es preciso aclarar que hay feminicidios en condiciones de guerra y de paz. El feminicidio es el genocidio contra mujeres, y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres. En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas”, explica Ana Isabel Garita, experta del Programa de las Naciones Unidas para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres.

Y es que, por favor, hagamos un examen de conciencia, desde que tenemos uso de razón los estereotipos de género han grabado con fuego en nuestras mentes lo que debe de ser un hombre y una mujer. Al niño se le premia por ser valiente y a la niña por ser sumisa: este pequeño ejemplo nos ha acompañado desde siempre. Súmenle los recuerdos de su adolescencia y juventud, donde a las mujeres las llamaste putas por no hacerte caso; putas si eran mejores que tú; putas si no actuaban como tú querías; mujeres putas por existir y pensar por sí mismas. Este miedo disfrazado y alimentado por el odio, es lo que genera una sociedad homicida, misógina y podrida hasta la médula.

De los miles de feminicidios que ocurrieron el año pasado, de los que salieron a la luz, se leían comentarios como: se lo merecía, quien le manda andar a esas horas en la calle, porque estaba sola, o es que mira cómo iba vestida, entre muchos más, siempre culpando a la víctima en lugar de a su agresor. Pero, esta vez, el caso de la pequeña Fátima ha sacudido a todo México, porque los acusadores detrás de las pantallas de siempre, no la pudieron culpar a ella de lo que le pasó.

En palabras de Adriana Segovia, el caso de Fátima es un enorme ejemplo de todas las esferas de violencia y opresión de este asqueroso sistema. La mataron por ser niña, por ser vulnerable. Pero también la mataron las normas de las instituciones educativas públicas que sacan a las y los niños de la escuela al terminar el horario escolar. La mató la incompatibilidad de horarios con la extensa jornada laboral que no contempla ni comprende la maternidad en sus cuadrados estatus en medio de la precariedad. La mató la inseguridad en que vivimos. La mató la indiferencia de quienes la vieron y la supieron sola y no hicieron nada por acompañarla. La mató esa falta de red de apoyo que es fundamental en la crianza.

A las mujeres nos mata un sistema corrupto e indiferente. Sí, el perpetrador es un hombre, que es protegido por ese mismo sistema que archiva los casos de feminicidio, que se burla de las mujeres que quieren hacer su denuncia y que exhibe los datos personales y/o fotografías a los medios. Un sistema al que pertenecemos todos y que es momento de romper.

Y es verdad que no todos los hombres son feminicidas, pero sí los suficientes para que, en apenas mes y medio del 2020, ya se hayan registrado más de 265 feminicidios; no todos los hombres son pedófilos, pero sí los suficientes para que el algoritmo de Facebook recomiende “fotos sexys de menores de edad”; no todos los hombres acosan, pero sí los suficientes para que todas mis alumnas y conocidas hayan sufrido un acoso (Viñeta de Ariadna Moncada, Primera Vía). Los hombres que no son malos tienen la obligación moral de frenar las prácticas machistas que viven a diario.

Es momento de que los hombres que no son malos se cuestionen sus chistes, piropos, miradas y prácticas misóginas y le den cabida a una nueva masculinidad. No nos sirve de mucho que «nos quieran cuidar», nos sirve más que dejen de acosarnos, que dejen de creer que son sólo bromas, que dejen de compartir las «nudes» y que dejen de creer que tienen poder sobre nuestro cuerpo. Que nos dejen en paz.

Ante toda esta ola de violencia contra la mujer, ¿cuál ha sido la respuesta de nuestras autoridades? En el panorama nacional, nuestro Presidente, al momento de ser cuestionado por los feminicidios mencionó No quiero que el tema sea nada más lo del feminicidio. Ya está claro, entre otras declaraciones, que solo evidencian la falta de empatía ante todo el dolor y el hartazgo de las miles de familias que tienen que levantarse con el corazón oprimido por la falta de su ser amado.

Por otro lado, en el panorama local, según el portal El Organismo, el director de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Los Cabos, el capitán Juan José Zamorano, propuso —ante la ola de abusos sexuales que se ha desatado en este municipio— que las mujeres no usaran cabello largo, poner atención a nuestros horarios y moderar la forma en que vestimos. O sea, nuevamente es la culpa de la mujer por «provocar» aquello que le pueda pasar.

¿Dónde está la condena y el repudio al agresor?, está en el pacto de silencio entre machos.

Es triste pensar que esta vez fue Ingrid, fue Fátima, pero que es sumamente probable que la próxima seas tú o alguien de tu familia o entorno. Nuestra realidad como mexicanas está jodida, y nos toca decir ya no más, ni una más. El pueblo no debería temer a los gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo. Si es necesario acabar con todos los símbolos de un Estado misógino para evidenciar que nos están matando, pues tendremos que quemarlo todo. Se viene el paro nacional este próximo 9 de marzo, solidaricémonos con la causa.

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