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La verdadera encuesta electoral

FOTOS: Archivo.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Tras los cierres de campañas electorales, viene un breve período de reflexión para aquellos que no son militantes de algún partido político o que no están comprometidos con el proyecto de nación que desde las izquierdas se está consolidando. Ellos, si pretenden incidir en el México venidero, deberán decantarse por el “PRIAN” para intentar regresar al pasado opresor y corrupto del salpicadero de migajas a los más pobres y a la repartición de tajadas entre grupos de poder, o escoger la continuidad de la transformación que desde Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) se está operando en el país.

Desde 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Morena arrasaron en las elecciones, la oposición se desfondó y desde entonces no pudieron esbozar un proyecto nacional en el que basar sus campañas electorales, que hasta hoy sustentaron en ataques a todo lo que la Cuarta Transformación (4T) ha implementado o intentado cambiar de los remanentes del disfrazado “prianato” que vivimos hasta hace tres años. Es así, que a estas elecciones intermedias llegamos en un escenario en el que la sociedad está altamente polarizada y dividida políticamente, pero la polarización no es nueva y se debe a la brecha entre ricos y pobres, a la separación entre clases medias altas y clases bajas, diferencias que han sido enormes desde hace décadas. Lo que tal vez sea un poco diferente es el grado de politización de las masas, pues cada vez es menos la gente que vende su voto. La politización, que hasta hace pocos años era casi privilegio de las clases medias y altas, hoy se ha esparcido entre la mayoría de los sectores sociales gracias a las innovaciones tecnológicas en los medios de comunicación.

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Para fortuna nacional, cada vez es más la gente politizada, esa que llega con convicciones a las elecciones y no necesita de un período de reflexión extra para sufragar; esa gente ya no es presa de campañas políticas del miedo, del golpeteo y la diatriba diaria de los periodistas “chayoteros” en descrédito; esos ciudadanos no son influenciables por las cartas de los abajo firmantes intelectuales y orgánicos, esos que fueron beneficiados con millones de pesos por los regímenes pasados y que llaman a votar diferenciadamente; esa gente, con valores políticos, menos será encausada a las urnas por editoriales de revistas internacionales al servicio de intereses de grupos del capital global, que pretenden mantener un colonialismo económico y político en países como el nuestro. Los votantes están cambiando y sin importar la opción que vayan a cruzar salen a votar con mayor libertad. Lamentablemente, para los instigadores de fraudes electorales las promesas de efectivo a cambio del voto ya no garantizan que el sufragista condene su elección por un poco de dinero o dádivas en especie; hoy la gente toma esas cosas y al final vota por quien quiere.

Por otro lado, las encuestas han dejado de tener la influencia que antes tenían; ya lo vimos en las elecciones de 2018 cuando todas las mediciones demoscópicas se equivocaron. Ese año daban como ganadores a Ricardo Anaya o a José Antonio Meade, dependiendo la tendencia política de la casa encuestadora o de quien haya solicitado la encuesta; y al final AMLO arrasó en las urnas. Es así que el votante de hoy es menos predecible y menos influenciable. El sufragista se ha vuelto más selectivo a pesar de las despensas que tal o cual partido le ofrezca.

En la recta final de este proceso electoral, y de acuerdo a la mayoría de las encuestas a nivel nacional, Morena y sus aliados llevan ventaja en la mayor parte de las entidades en las que se elegirán gubernaturas, así como para la elección de diputaciones y senadurías a nivel federal. Pero, estas encuestas también evidencian que el “prianismo” —unido ya oficialmente—, podría mantener algunos de sus bastiones e incluso recuperar otros, pero que no le arrebataría la mayoría en las cámaras al partido de AMLO. En fin, encuestas van y encuestas mienten, así que la única y verdadera valoración de la política nacional será el próximo domingo seis de junio cuando nos veremos las urnas y decidiremos el futuro inmediato y a largo plazo de México.

Polilla política: El fraude lo intentaron en 2018, pero sus triquiñuelas no les alcanzaron ante la magnitud de la votación. Usted vaya y vote por quien quiera, pero vaya; entre más seamos habrá mayor democracia y menor riesgo de fraude.

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El arranque de las campañas electorales y la tercera ola Covid-19

FOTOS: El Sudcaliforniano

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El cuatro de abril arrancaron las campañas electorales rumbo a las próximas elecciones del 6 de junio, en las que en la entidad se disputarán la gubernatura y las presidencias de los cinco municipios, así como diputaciones locales y federales. De los arranques de campañas vale la pena mencionar el del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por ser el puntero en las encuestas de preferencias para todos los cargos de elección; el de la alianza entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el Partido Acción Nacional (PAN) y el -casi extinto- Partido de la Revolución Democrática (PRD), que, aunque a varios puntos de distancia, es la segunda opción entre los sudcalifornianos; y, finalmente, el del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), éste no por su relevancia en la contienda electoral, por que no la tiene, sino por que es liderado por la exalcaldesa de Los Cabos, Armida Castro, reconocida traidora a la Cuarta Transformación (4T).

En cada uno de los arranques se dijo, al estilo y modo de los candidatos, que obviamente ellos, los seleccionados por la militancia, o los impuestos por las cúpulas políticas e impulsados desde el gobierno estatal, e incluso aquellos que chapulinearon con todo y sus allegados, que ellos son la mejor opción de transformación; que “puro pa´adelante”, que ahora si ya viene “el mejor futuro” pero en esta ocasión “unidos contigo”, y que por ser mujer lo merece todo: poder y gloria, que seguirá combatiendo a los hombres malos surfeando en la ola feminista.

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Pero más allá de las frases hechas y las promesas a cumplir o a defraudar, todas las campañas fueron una repetición de otras temporadas electorales. Quizás, la novedad fue el estilo clasista del mitin en auto de los prianredistas, que lograron apantallar con el despliegue en el espacio, igual que las desnutridas manifestaciones motorizadas del grupo FRENAA, pero que sumaron alrededor de los mismos convocados por la que, como hace docenas de artículos dije, era la menos morena de Morena, verde candidata tucanera.

Lo más grave de los arranques de campaña no fue la aceptación de la chapulina que se quitó la piel morena traicionando a la militancia; ni la detonación de cartuchos políticos quemados como Ricardo Barroso pidiendo perdón por haber aumentado el IVA y haciendo el oso con su antiguo “enemigo”, el panista Pancho Pelayo; menos la clara segmentación del grupo del candidato a gobernador Víctor Castro, más notoria con la ausencia del soldado desertor de la 4T, Rubén Muñoz, el presidente municipal de La Paz, que perdió la candidatura a una diputación federal por no dejar el cargo a tiempo, con tal de aprobar a la mala un desarrollo inmobiliario. Lo más grave fue que los prianredistas de los autos en el mitin se bajaron y se juntaron, que los de Morena en la gran explanada no se separaron, así como los pocos verdes que entre el tráfico y los turistas del malecón se amontonaron sin compasión. Se nos viene la tercera ola covideana tras las convivencias de la Semana Santa y los valemadristas arranques de campañas electorales de todos los partidos.

 

Polilla Política: Lo dijo Arturo Rubio Ruiz, Rubén Muñoz se quedó como el perro de las dos tortas, sin gubernatura y sin diputación por impulsor inmobiliario en contra de la población.

 

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Con Armida la elección está perdida

FOTOS: Internet

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Amenaza Armida Castro Guzmán, la presidenta municipal de Los Cabos, con llevarse su capital político a otro partido. Y este deberá ser un partido chiquito, tal vez el Partido de la Revolución Democrática (PRD), para que le venga bien la suma de tres electores y dos paleros, pues la popularidad de Castro no es de relevancia para una reelección municipal.

Una desafortunada administración, que aún no acaba, más la pataleta que hoy le hace al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por la “violencia de género” con la que dice que ha sido atacada, son los barruntos de la tormenta de Armida, la que está herida políticamente y hoy sin más recurso de acción y con una popularidad disminuida se monta en un feminismo que poco ha practicado y habla incluso de sororidad, apelando a que, por cuestiones de género, aumente su popularidad entre los sectores femenino y el masculino progresista.

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Armida está en plena campaña electoral en un intento por posicionarse para cuando se realicen las encuestas para la elección entre los postulantes a la municipalidad de Los Cabos. Argumenta que por ser mujer tiene derecho a contender nuevamente a la alcaldía cabeña. Ha dicho que se le han pisoteado sus derechos humanos, cuando contender por un cargo municipal en la política no es un derecho humano, sino un asunto interno de cada organización partidista. Ya el Tribunal Estatal Electoral ha desechado la impugnación que Castro Guzmán presentó en contra de la alianza política entre Morena y el Partido del Trabajo, en la que Armida acusó que la dirigencia partidista estatal de Morena y el precandidato a la gubernatura Víctor Castro ejercían violencia política en contra de ella, por ser mujer. El Tribunal desestimó la demanda de la inconforme por el simple hecho de que se refería a un proceso de selección de candidatos que aún no inicia. Armida Castro apelaba a una cuestión de género, que parece ya estar resuelta al interior del partido, pues de forma natural ya se están asentando los perfiles femeninos a dos de las alcaldías sudcalifornianas, ninguna de las cuales parece ser la cabeña. En este caso, el asunto de género que enarbola la presidenta municipal de Los Cabos, nada tiene que ver con los procesos electorales, y parece ser más una estrategia política para superar la gran desaprobación que tiene entre los cabeños, misma que arrastra desde principios de su gestión.

Acciones como sus excesivos gastos en la renta de vehículos de lujo y blindados, su nepotismo al colocar a su hijo en el Sistema Operador de Aguas y la invención de un cargo para su marido dentro del Ayuntamiento, así como la represión a manifestantes y el violento conflicto entre taxistas y operadores de Uber, son algunos de los muchos asuntos que han manchado su gestión y que la mantienen lejos de cualquier aspiración de reelección. Con la fuerza de Morena en la entidad, que tiene una preferencia mayor entre el electorado sudcaliforniano ante la alianza prianredista, es muy recomendable para el partido que Armida ratifique sus amagos de separación y se lleve su “gran” capital político a otro partido y deje de generar división en el proyecto de la Cuarta Transformación por sus mezquinos intereses personales.

Es posible que doña Armida sea en breve acusada por miembros del partido de adelantarse a los procesos de selección de candidatos y, así mismo, de que ha empleado tiempos y espacios que debieran ser dedicados a su gestión como presidenta municipal a promocionarse en una abierta campaña política muy temprana, contraviniendo así los postulados de su partido y desestimando desde antes los procesos de selección, basados en encuestas entre la militancia. La razón para montar tan lastimero espectáculo es que Castro Guzmán no goza de la popularidad necesaria para ser una real contendiente y reelegirse; si algo les queda claro a los morenistas, es que con Armida la elección está perdida.

 

Polilla Política: Mientras Rubén Muñoz hace berrinche y amenaza “con tomar sus propias decisiones” si Manuel Cota no es seleccionado para sucederlo en el cargo, es Milena Quiroga quien congrega a la militancia morenista y a la gente progresista de La Paz.

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“Para hacer de esta tierra la Suiza de América Latina”

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al escuchar a Rubén Muñoz Álvarez, el alcalde de La Paz, decir que quiere ser gobernador para hacer de nuestro estado la Suiza de América Latina, lo primero que me vino a la mente fue la promesa incumplida de Carlos Salinas de Gortari de llevar a México al primer mundo. Y es que prometer no empobrece, al menos no al que promete, pero sí puede afectar al que se cree las falsas promesas. El alcalde hace tiempo que está en abierta contienda por ser el candidato de Morena a la gubernatura de nuestro estado.

A poco más de dos años de haber asumido el cargo de alcalde ya nos ha dejado en claro que no pretende cumplir la primera promesa electoral que nos hizo, la de dedicarse de lleno y de tiempo completo al municipio de La Paz. Misión que le confiamos los electores cuando le otorgamos el honor de gobernarnos. Hoy dice que él es quien puede vencer al PAN. No, no es él quien puede doblegar al blanquiazul, tampoco lo es Víctor Castro Cosío, el otro aspirante a la candidatura morenista. Los que podemos derrotar al PAN y al PRI, y a cualquier otro partido, somos los ciudadanos, los electores de Morena, los que apoyamos la Cuarta Transformación. Somos nosotros los que debemos elegir quien será el candidato a la gubernatura por nuestro partido.

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Yo le creería a Rubén aquello de que va a convertir a Baja California Sur en la Suiza de América Latina, si en cuanto deje la alcaldía de La Paz, nuestra ciudad es como Berna, la capital de Suiza. Y es que si no va a completar su mandato como alcalde para lanzarse por la gubernatura, ya no le queda mucho tiempo para que las calles, todas las de la ciudad y las de las áreas urbanas del municipio, estén pavimentadas, que en todos los barrios tengan banquetas, que en todas las casas tengan agua, que todos tengan drenaje y que la ciudad no se inunde de aguas negras con cualquier chubasco, que los servicios de limpieza y recolección de basura no desatiendan a las colonias, ya sea por falta de instrumentos de labor o por huelgas, que no haya luminarias públicas fundidas o calles a oscuras por falta de luminarias, que las calles no tengan baches, y que los índices de criminalidad y de pobreza sean como en la capital del país alpino, y una larga lista más de cosas de las que no carece una ciudad en una nación del primer mundo.

No hablaré de los salarios de los suizos, ni de su sistema de salud y seguridad social, ni de sus niveles educativos, esos son rubros que en su mayor parte son responsabilidad del gobierno federal y que no le tocan a un alcalde. Rubén Muñoz no empieza bien su precampaña prometiendo convertirnos en Sudcalisuiza. Cualquier morenista con tres dedos de frente, y cualquier ciudadano con sentido común, puede tomar una promesa de ese tipo como una mentira jocosa generada al fragor de la desbordada pasión de servicio de nuestro alcalde. Pero estoy seguro que muchos sudcalifornianos, militantes o no del morenismo, pueden tomar una falsa promesa de ese tamaño como una ofensa a su inteligencia.

Polilla política: Rubén no renunció el 31 de octubre. AMLO pidió a los funcionarios públicos que aspiraran a ser candidatos en el proceso electoral que renunciaran a sus cargos en esa fecha y enfatizó en que no debían usar el aparato de gobierno con fines de propaganda. Víctor Castro sí renunció a su cargo de delegado. ¿Quién de ellos dos será el candidato?

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Las casas que vuelan

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las casas de campaña vuelan al ritmo de los remolinos que juegan en el zócalo capitalino, tres manifestantes corren por la explanada para intentar detener a las que se arrastran a ras de suelo inducidas por los vientos; otros opositores se dirigen al sur, al norte, al este y al oeste, van a recoger las casitas de trapo plástico que volaron alto y cayeron lejos. El campamento del Frente Nacional Anti-AMLO (Frenaaa) sigue ahí: implacable, invencible, irrisible.

Desde uno de los balcones de Palacio Nacional el presidente tras la ventana observa a lo mejor de la oposición, a los más aguerridos de sus adversarios, a esos valientes que piden su renuncia y han acampado infinidad de días; una docena de hombres y mujeres convencidos de que estamos a punto de descomponer al país con nuestras ideas progresistas y de refundación nacional. Algunos rezan para exorcizar del presidente al demonio chairo que le usurpa sus funciones mentales como a Francisco I. Madero el espíritu de la democracia en sus sesiones ocultistas.

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El dios del viento sopla de nuevo, las mallas y las lonas se elevan y desnudan la acampada. ¿Opositor estás ahí?, toca el viento en cada casa, ¿opositor estás ahí? No hay nadie adentro. Los mismos diez o doce activistas, algunos empleados de patrones ausentes, que hacen guardia y cada tarde venturosa van tras las casas escapadas, repiten la faena con cada jugueteo del viento. Cada ocaso el presidente se asoma por la ventana y tiembla, ahí esta la incansable oposición persiguiendo casas de campaña.

El campamento del Frenaaa es la mejor oposición que pudiera desear el presidente, un movimiento ligero desde sus cimientos, con pocos integrantes y líderes vociferantes pero ausentes en el acampe. Un puñado de bien pensantes que piden la renuncia del presidente más popular de México en mucho tiempo, el que con más de treinta millones de votos fue respaldado en las urnas, sufragios que lo justifican y lo mantendrán en Palacio Nacional hasta el último día de su mandato. Los demócratas, incluidos los de izquierda, nos preguntamos por la oposición, una de verdad que pueda hacer contrapesos al mandatario y a su partido; por que no es sano que un sólo hombre detente todo el poder; por desgracia la oposición en México se refleja en casas de campaña vacías y otras que, de tan ligeras, vuelan.

Para alivio de los que hoy se sienten avasallados por la aplanadora del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en las cámaras, es ahí donde el presidente encuentra hoy la oposición más robusta y contundente, en las filas del partido que fundó. Si a alguna debacle debemos temer es a la propia, a la que se puede desatar desde el interior del partido, ese en el que hoy está la verdadera confrontación política nacional: por su dirigencia, por sus comitivas, por sus bancadas, por los puestos de poder a los que se puede acceder desde el Movimiento de Regeneración Nacional. Hoy, el problema del presidente es Morena y no la disminuida oposición que se acopla en orgias políticas de tres o cuatro partidos que intentarán quitarle un poco de poder a la 4T en las próximas elecciones intermedias. Mientras tanto, en el campamento las casas vuelan.

Polilla política: El presidente les marca el paso a los del Frenaaa: los reta a concentrar cien mil personas en su contra y ellos muy obedientes lo intentan y logran cinco mil detractores, exponiendo más la pequeñez de su movimiento y complaciendo al mandatario que detestan.

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