Apple Visión Pro y el despertar de un sueño lúcido digital

Colaboración especial

Alejandro Aguirre Riveros

La Paz, Baja California Sur (BCS). En noviembre de 2022, Open AI lanzó Chat GPT, marcando un punto de inflexión en la percepción del potencial de la inteligencia artificial en nuestra cotidianidad. Con la impresionante cifra de 100 millones de usuarios en apenas dos meses, se proclamó como el fenómeno de crecimiento más veloz en la historia digital. Y así, el pistoletazo de salida en la carrera hacia la supremacía de la inteligencia artificial resonó en todo el mundo.

Pronto, colosos tecnológicos como Google, Enthropic, Meta, Microsoft y X (la nueva filial de Twitter), pusieron sus miras en el codiciado ‘santo grial‘ de la inteligencia artificial: la Inteligencia Artificial General (IAG). Esta ambición, la IAG, promete habilidades de razonamiento, aprendizaje y adaptabilidad a nivel humano. Visualiza esto no como una mera herramienta, sino como una entidad viva, palpable y consciente. Es el trofeo que todos en Silicon Valley quieren en su vitrina.

La consecución de tal tecnología redefiniría nuestra relación con los dispositivos. ¿Para qué un ratón o teclado cuando tu dispositivo capta tus intenciones y responde a ellas? Aquí es donde Apple Visión Pro brilla intensamente: una computadora virtual libre de teclados, ratones y monitores tradicionales. La fusión entre realidad virtual y aumentada es su marca distintiva, con cámaras que te permiten mantener el contacto con el mundo real mientras te sumerges en el digital.

La capacidad de rastrear los movimientos de tus ojos y manos redefine la interacción, permitiéndote jugar con pantallas y monitores virtuales. Y con una resolución de ojo comparable a 8k, estamos a las puertas de experiencias inmersivas inigualables: desde eventos deportivos hasta el auge del cine virtual.

Sin embargo, al fiel estilo Apple, lo que realmente cautiva es el horizonte de posibilidades que se avecina. David Holz, fundador y CEO de MidJourney — una empresa líder en la creación de imágenes a partir de texto con Inteligencia Artificial —, introduce un concepto más allá de la Inteligencia Artificial General (IAG): la ‘Inteligencia Artificial de Singularidad Visual’. Esta es una especialización que aspira a elevar la interpretación y comprensión visual a niveles superiores a las capacidades humanas. 

Su enfoque en superar las capacidades humanas en el ámbito visual promete abrir puertas a innovaciones y aplicaciones que transformarán la forma en que interactuamos y comprendemos el mundo visual a nuestro alrededor.

Un avance significativo en la intersección de la neurociencia y la inteligencia artificial fue el estudio publicado en diciembre de 2022 por la Universidad de Osaka. En esta investigación, emplearon Stable Diffusion, una herramienta de inteligencia artificial avanzada, para traducir la actividad cerebral en imágenes visuales. Aunque los participantes del estudio simplemente contemplaban imágenes, la tecnología fue capaz de recrear visualizaciones basadas en sus patrones neuronales. Aunque estas reconstrucciones no eran réplicas exactas, compartían aspectos clave como formas, colores y perspectivas con las imágenes originales.

Este estudio marcó la primera vez que se utiliza una herramienta generativa de inteligencia artificial como Stable Diffusion con la capacidad de interpretar la actividad mental. Esta hazaña se torna aún más asombrosa al considerar dispositivos innovadores como el Neurosity Crown, una diadema que registra la actividad cerebral. Disponible desde 2021, y con un costo de dos mil dólares, este dispositivo —como se evidencia en múltiples tutoriales en línea— permite al usuario interactuar con su computadora usando solo el pensamiento, logrando tareas como mover el cursor o incluso controlar dispositivos domésticos, acercándonos a una era de interacción digital casi telepática.

Ante estos avances, es inevitable preguntarse: ¿qué nos depara el futuro cercano? Imagina un dispositivo como Apple Visión Pro, equipado con un lector de ondas cerebrales y con acceso a una Inteligencia Artificial de Singularidad Visual capaz de visualizar tus pensamientos en tiempo real. Aunque parezca sacado de una novela de ciencia ficción, la integración de Apple Visión Pro con estas tecnologías podría ser la llave a una nueva dimensión del entretenimiento. Podríamos estar al borde de experimentar un híbrido entre videojuegos y meditaciones lúcidas, algo reminiscente a los sueños controlados.

Es fascinante pensar cómo, tras la aparición de la fotografía en el siglo XIX, la gente podía solo fantasear con la idea de imágenes en movimiento. Sin embargo, décadas después, esa fantasía se materializó en lo que ahora conocemos como cine, una pieza fundamental de nuestra cultura global. Siguiendo esta lógica, los Apple Visión Pro, que saldrán al mercado el próximo año, podrían ser el catalizador que inaugure una revolucionaria era de ensueño lúcido digital.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Robots poetas. De algoritmos y versos

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En 1996, Deep Blue derrotó a Gary Kasparov en una partida de ajedrez. Han pasado dos décadas de que una inteligencia artificial superó a un genio en su terreno. ¿Puede ahora otra emular el fondo y la forma de un Dante Alighieri en lo sublime?

En 2019, una compañía de inteligencia artificial llamada Engineered Arts lanzó el robot Ai-Da, a petición del dueño de la galería de Oxford. El objetivo fue crear una inteligencia artificial que pintara, esculpiera y escribiera poesía. La habilidad para el dibujo se la otorga un  programa desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford mediante un brazo mecánico, una mano biónica y cámaras en los ojos diseñados para tal fin.

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La computadora fue instalada en un robot con forma de mujer bautizada en honor a Ada Lovelace –la hija del celebérrimo Lord Byron-, matemática decimonónica que junto con Charles Babbage fue pionera de las computadoras mecánicas.

Para engañar a los despistados, la robot tiene un torso y rostro femeninos, que perturban al inconsciente, pues estamos acostumbrados a humanizar los objetos.

Desde entonces, Ai-Da ha pintado a diversas personas, dado conferencias, y hasta arrestada por diez días en Egipto, como sospechosa de espionaje.

En la conmemoración de los 700 años de la muerte de Dante, Ai-Da “leyó” —es decir, le metieron La Divina Comedia traducida al inglés. Entonces, mediante sus algoritmos que se nutren de su banco de datos de palabras y análisis de la sintaxis y la retórica, la computadora escribió poemas inspirados en la obra medieval.

Ai-Da genera los poemas a través de modelos de lenguaje y provee 20 mil palabras en 10 segundos.

Algunos de los versos que “leyó” en el museo de Oxford fueron:

A needle and thread would be necessary / For the completion of the picture. / To view the poor creatures, who were in misery, / That of a hawk, eyes sewn shut.

Según la poeta Carol Rumens es un verso poderoso y el ritmo fluye adecuadamente.

Otro verso dice: We looked up from our verses like blindfolded captives, / Sent out to seek the light; but it never came.

Ai-Da logra escribir versos, pero… ¿puede comprenderlos? Sus versos pueden parecer inteligibles, pero…¿significan algo? En el arte, la forma es la mitad de la obra. La calidad de pensamiento es el fondo, la otra mitad de una obra.

Sostiene Jesús Maestro que la poesía es filosofía en verso.  En el arte, la hermenéutica es requerida para dilucidar el fondo tras las metáforas o símbolos. Así, todo espectador funge como un hermeneuta. El hermeneuta es aquel que se dedica a interpretar y desvelar el sentido de los mensajes, haciendo que su comprensión sea posible y todo malentendido evitado. Un artista conlleva una intención al realizar una obra, incluso la impostura de fingir una no-intención resulta ya una.

¿La computadora tiene una intención de expresar un pensamiento filosófico o sólo vomita resultados según su programa?

Algunos matemáticos defienden la idea de una Inteligencia Artificial fuerte en la que el cerebro no es muy diferente a una computadora digital. Ambos ejecutan algoritmos pero la diferencia entre un cerebro humano y una computadora electrónica radicaría solamente en la construcción material de cada uno.

Simon y Newell afirman que desde que hay máquinas que pueden crear, el problema mente-cuerpo está cerrado, ya que la posibilidad de la conciencia se reduce a la ejecución y resolución de algoritmos.

La idea de que habitamos una realidad cósmica regida por leyes matemáticas se liga con el pensamiento de Anaxágoras sobre el Nous: si nuestro cerebro entiende el cosmos, es porque está regulado por leyes fisicomatemáticas precisas.

Hay científicos como Roger Penrose, o filósofos como John Searle, que piensan que esto es falso. Para ellos no se sostiene la idea de que nuestro pensamiento es básicamente lo mismo que la acción de una computadora muy compleja. Como un idealista platónico, Penrose argumenta que debe haber algo especial y esencial en los cerebros biológicos, especialmente en el humano, que está ausente de cualquier imagen puramente computacional. Eso es la conciencia.

Un universo gobernado por leyes que no permiten la conciencia no es un universo en absoluto, sostiene Penrose. Añade que la mente consiente no puede trabajar como una computadora.

Searle, como buen filósofo lógico, propone el experimento mental de la habitación china para refutar la afirmación de Simon y Newell.

El silogismo es: si la inteligencia artificial fuerte es verdadera, hay un programa para el idioma chino tal que cualquier mecanismo que lo ejecute entiende chino. Una persona puede ejecutar, mecánicamente, un programa para el idioma chino sin entender el idioma chino. Los argumentos de la inteligencia artificial fuerte son falsos porque en realidad el sistema no entiende chino, nada más simula entender.

La propia Ai-Da escribió, desde su programación: There are some things, that are so difficult – so incalculable. / The words are not intelligible to the human ear; / She can only speculate what they mean.

¿Será una ironía o una mera casualidad?

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Inteligencia artificial y seguridad pública

FOTOS: Internet

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

La Paz, Baja California Sur (BCS). En esta temporada de campañas electorales, hemos escuchado muchas promesas de candidatos a cargos de elección popular, la mayoría de las cuales, son vagas e inciertas, plagadas de buenos deseos y generalidades. Casi todos los candidatos al abordar el tema de seguridad pública, coinciden en la necesidad de mejorar el salario a los servidores públicos relacionados con tan importante labor, en mejorar o modernizar los sistemas de prevención, así como el combate al delito, pero ninguno nos dice cómo hacerlo y sospechamos que la mayoría de ellos no tienen ni idea sobre el tema.

El aspecto salarial es eminentemente, presupuestal y no amerita mayor comentario, pero el tema de la modernización si requiere atención adecuada, pues en las políticas públicas aplicadas en la entidad al respecto, no pasamos de comprar más y más camionetas que, a los tres o cuatro meses en promedio, quedan inservibles y se acumulan en los corralones en calidad de chatarra. La modernización en los esquemas de seguridad pública, prevención, detección, contención, combate y persecución del delito, exige de manera impostergable el uso de inteligencia artificial. Entendiendo la importancia de las herramientas cibernéticas disponibles para aplicación en el campo de la seguridad pública, un referente clave es el manejo eficaz de la Big Data.

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Big Data es un anglicismo cibernético que se ha incorporado al lenguaje castellano, traducible como almacén masivo de datos, que se aplica para referirse al proceso de almacenamiento masivo y análisis de datos, cuyo principal objetivo es crear patrones de estadística y desarrollar modelos predictivos, de eficacia comprobada en planeación y aplicación de programas mercantiles en el ámbito comercial, programas preventivos y terapéuticos en el ámbito sanitario, en campañas políticas, programas educativos, y un sinfín de utilidades prácticas, entre las que la prevención del delito y el combate a la criminalidad no pueden ni deben ser la excepción.

La factibilidad y eficacia del Big Data en los campos de seguridad pública referidos depende, fundamentalmente, de la capacidad tecnológica institucional, tanto para capturar como para procesar y analizar la información generada en el proceso, que depende en gran medida de la disponibilidad y veracidad de la información capturable, y de la eficacia en su análisis, en el ejercicio aplicado de la inteligencia policial, a través de las 5V: Volumen, Variedad, Velocidad, Veracidad y Valor.

  • El volumen atiende al número de datos que se captan, de las fuentes, y a mayor cantidad de fuentes, mayor es el volumen que se genera, principalmente, de las redes sociales y dispositivos electrónicos.
  • La variedad apunta a la diversidad de datos acumulables, diferenciando las fuentes, por su origen, ubicación, actividad, edad y del sujeto generador.
  • La velocidad atiende a la rapidez con que se acumula y analiza la información. A mayor velocidad, mayor eficacia.

En seguridad pública la actuación en tiempo real es fundamental cuando se trata de acción y reacción, por ejemplo, con los mensajes que se viralizan en redes sociales, las operaciones bancarias que se realizan con tarjetas de crédito o mediante operaciones virtuales, el seguimiento en videovigilancia de un evento, entre otros.

  • La veracidad es el factor de más alta trascendencia en el proceso, pues un falso positivo genera un proceso fallido. La capacidad funcional exige establecer mecanismos de verificación superiores a la reiteración en fuentes. Un padrón de referentes confiables, como la figura de informante seguro gestada a partir de la participación ciudadana en comités vecinales de vigilancia, resulta de gran utilidad.
  • El valor es el culminante positivo del proceso, pues permite incorporar la información certera y confiable a los procesos de planeación y operación de las políticas públicas de prevención, persecución, combate al delito, y en general en los esquemas de seguridad pública.

Por las consideraciones planteadas, es urgente incorporar a la brevedad posible, las mejores herramientas tecnológicas disponibles en el universo hiperconectado, para hacer funcional y efectiva la labor de seguridad publica en el Estado.

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Inteligencia artificial. Un debate filosófico y ético

inteligencia artificial

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Vivimos en una era prometeica. El hombre ha pasado de ser un descubridor a un creador. Como un demiurgo semi ciego y desatado, construimos espejos donde mirarnos y las pesadillas y augurios del pasado son ya tema ético al presente.

¿Qué es la inteligencia? Una facultad práctica para resolver problemas a través de la acción, de escoger entre diversas alternativas. Por lo tanto es subjetiva, imposible de medir objetivamente a pesar de diversos tests lógico matemáticos e inconstante. La raíz latina inter -entre- y legere -leer o acumular-, designa esta potestad; filosóficamente podría ser sinónimo de entendimiento.

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Parménides y Anaxágoras definieron el entendimiento como la facultad de pensar relacionándola a un modelo cósmico; función ordenadora de la realidad. Menos idealista es la noción del entendimiento como actividad técnica del pensar. Noción propuesta por Aristóteles como una facultad.

Pensar, para Descartes, era lo mismo que sentir. Definamos entonces pensamiento a partir de la neurobiología. Pensamiento es el flujo de imágenes mentales. Se entiende imagen no sólo la visual, sino todas las pautas mentales provenientes de los sentidos, pautas auditivas, olfativas, somatosensoriales y gustativas. Así, toda imagen proviene de los cerebros, por ende de la actividad neuronal. Esta concepción es de Antonio Damasio y partiré de allí por ser una noción materialista. Vivimos en un mundo material y real, somos cuerpos y construimos y programamos otros cuerpos artificiales.

¿Piensan entonces, las computadoras, los robots, los softwares?  Sí y no, dependiendo la postura filosófica  a la que uno se adhiera.

Piensan como sucesión de pautas de ejecución respondiendo a estímulos que perciben por medio de sensores y calculan probabilidades. Las redes neuronales artificiales son modelos computacionales que aprenden, clasifican, buscan patrones y escogen. Desde 2012 se han usado como un software programado para encontrar moléculas que pueden desarrollar medicamentos. También se usan para diagnosticar cáncer de pulmón, próstata y recto.  La posibilidad de que estas redes evolucionen ha dado origen a la robótica evolutiva mediante algoritmos genéticos que se someten a acciones aleatorias.

Interesante es la pregunta de si los programas desarrollarán una conciencia. Este concepto es propio de un debate de siglos. La conciencia como el diálogo del alma consigo misma o la mente que se sabe mente es una noción estoica. Fue Crisipo quien separó la conciencia del pensamiento. ¿Puede haber pensamiento sin conciencia? Por supuesto, los estoicos defendían que los hombres la poseen pero las bestias no. Por tanto, la razón estoica era basada en causas efectos y el hombre consiente de ellos. Esa filosofía fue también defendida por los neoplátónicos y así llegó al Cristianismo.

Los materialistas científicos como Comte o Pavlov rechazaron que exista alguna conciencia. Tan sólo hay pensamiento  y es únicamente producto de estímulos externos que podemos medir de manera objetiva. Roger Penrose sugirió que la conciencia era sinónimo de conocimiento. Siendo así, los programas ¿conocen, o simplemente calculan y ejecutan tareas? ¿Llegará el día en que conozcan algo, o conocerán que conocen?

La cuestión no es sólo si desarrollarán conciencia sino de qué tipo. La inteligencia artificial se basa en algoritmos, una razón lógica matemática que evolucionará en grados. Pero en el caso de los humanos esta es un tipo de razón de las muchas maneras que tenemos de pensar. Razón es ratio, cálculo, y considerar al humano como un ser racional es vago, limitado y simplista. ¿Usted, Lector, toma las decisiones con base en razones matemáticas? Lo dudo, y si lo hace, lo hace en pocos momentos. Lo cierto es que no somos seres racionales, casi nunca lo somos, somos seres pasionales, no sólo pensamos racionalmente; la irracionalidad, la inconciencia, las emociones derivan de nuestro cuerpo y nos vuelve impredecibles, falibles, caóticos.

No somos redes neurales numéricas, sino celulares. Nuestras neuronas sintetizan transmisores, cocteles químicos que cambian nuestros ánimos, nos drogan, nos estupidizan, nos deprimen, nos exaltan. Pensamos con el hígado, con los músculos y con las gónadas, las hormonas fluyen por nuestra sangre y nos trastornan. Cómo cualquier mamífero buscamos alcaloides que nos neuroexaltan o neurodeprimen. Los delfines se drogan con toxinas de peces globo, los gatos con caolín y los lémures con veneno de ciempiés. Nuestros cerebros funcionan como fibras palpitantes que se rigen en pos y bajo las emociones, no es un lenguaje pitagórico y lógico.

Nuestros nocireceptores nos provocan dolor pero no es una mera señal sino que se potencia hacia el sufrimiento, la exaltación o el éxtasis.

En cambio, las máquinas tendrán una conciencia (o pensamiento) fría, hiper racional, cósmica que los humanos no podrán entender.

¿Recuerda, Lector, el famoso match entre la Deep Blue de IBM y el entonces campeón de ajedrez Gary Kasparov, en 1997? En la primera partida el programa realizó un movimiento absurdo. Tenía dos torres en contra de una torre y un alfil de Kasparov. Pero los dos peones adelantados del campeón le aseguraban la victoria. El programa movió su torre hacia una posición absurda. Kasparov se obsesionó con tal movimiento creyendo en que la máquina era genial, escondía tal movimiento una táctica suprema y desconcertante. Aunque ganó la partida, el humano ya no pudo descansar, se le veía nervioso, dudaba, sudaba, cometió errores y terminó perdiendo el match.

Kasparov acusó a los programadores de hacer trampa, según él, detrás del programa había grandes maestros escondidos que urdieron un complot en su contra, ya que el programa jugaba cada día de forma más agresiva. Lo cierto es que la máquina había cometido un error, un bug, un movimiento al azar para no perder por tiempo pues de todas formas la partida estaba perdida. Al final, la máquina ganó el match, pero para ella el triunfo no significaba nada más que una posibilidad de dos. En cambió para Gary significó frustración, rencor, deseo de venganza; humillación.

Dos tipos de pensamientos distintos que evolucionarán en direcciones opuestas. Ahora, ¿realmente sucederá eso?, o ¿es sólo una paranoia derivada de un antropocentrismo recalcitrante?

Más interesante será la cuestión ética. En la actualidad usamos programas para curar enfermedades y drones para matar más gente. Los programas de reconocimiento facial son una herramienta para sojuzgar y controlar, en países como China, con un autoritarismo espantoso, las cámaras registran y reconocen a cada ciudadano en cada momento. Espionaje, tortura, matanza irán de la mano con diagnósticos, eficiencia y progreso benéfico. El problema ético no es en sí la tecnología sino el uso que hacemos de ella.

Otro aspecto es cómo afecta nuestra conducta la interacción con nuestras propias herramientas. Una co-evolución mental lleva consigo dilemas éticos interesantes. En 2018 se abrieron burdeles en EU y Rusia que ofrecen sexrobots o robots sexuales. En algunos estados, la legislación los ha prohibido. Estos robots con diversas formas tienen un software que les permite conversar, poseen sensores de temperatura y diversas cualidades. ¿Cuántos humanos se enamorarán de programas matemáticos? ¿Cómo afectará esto a los amantes? Diversas empresas ofrecen también robots con forma de niños pequeños. Esto horroriza a algunos bajo el argumento de la perversión mientras que otros alegan que es una opción para proteger a los niños reales de los pedófilos.

Más fantástico es imaginar que los programas desarrollarán su propia ética, o hasta una moral autónoma. Es dudoso, la ética tiene su origen en nuestra mortalidad y sufrimiento. ¿Tendrán los programas una noción de la muerte? ¿Podrás sufrir matemáticamente?

Los prolegómenos son fascinantes y el debate está abierto. Cualquier cosa que el humano se imagine querrá hacer. ¿Se podrá? ¿Hacia qué nuevas historias llevará este germen tecnológico? ¿Hacia distopías horrorosas o meras decepciones técnicas?

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