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La venganza de AMLO

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Juzgar, enjuiciar y encarcelar a un expresidente sería para México la ponderación del desarrollo democrático que seguimos buscando, siempre y cuando el proceso en contra de tal servidor público se realizara regulado por el marco legal pertinente y bien fundamentado. Poner en prisión a un exprimer mandatario sería para Andrés Manuel López Obrador (AMLO) su confinación en los libros de historia de la nación. Claro que en ningún momento debería ser una venganza del tabasqueño por los agravios recibidos.

AMLO ha reiterado que no se lanzará a la cacería de los políticos de más alto nivel “que nos hicieron daño”, como ha dicho refiriéndose a los ataques, difamaciones y campañas mediáticas falsas orquestadas en contra del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por parte de varios empresarios, intelectuales, expresidentes y otros políticos, entre los que destacan Carlos Salinas de Gortari, Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox y, principalmente, Felipe Calderón, del que siempre ha dicho se robó la presidencia mediante un fraude en las elecciones de 2006.

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Los tiempos político-sociales de México no están para la confrontación directa con personajes que aún detentan poder y cuentan entre sus aliados a empresarios y comentaristas de algunos medios de comunicación. Baste ver la dura batalla que AMLO está librando contra Claudio X González y sus esbirros por la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y para poder llevar acabo la terminal aérea de Santa Lucía. Es claro que varios grupos de relevancia político-económica no están dispuestos a dar paso al renacimiento de la nación, y obstaculizarán en la medida de sus posibilidades los proyectos más importantes del sexenio morenista: el Aeropuerto de Santa Lucía, la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, entre otros. Una confrontación directa con empresarios y políticos del viejo régimen enfrascaría a AMLO en una larga lucha legal, con un consecuente desgaste político, que puede implicar una mayor obstaculización de los proyectos de la cuarta transformación (4T).

Y aunque el pueblo bueno y sabio le pide a gritos enjuiciar a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y a Vicente Fox, así como a sus colaboladrones más cercanos, hasta ahora AMLO ha negado un accionar político y una línea legal contra tales tristemente célebres personajes, a pesar de que varios de los aludidos merezcan ser investigados por corrupción y hasta por traición a la patria.

Es claro que la venganza que los de la derecha claman que AMLO ha desatado contra sus huestes no es tal; los despidos de comunicadores chayoteros y mentirosos como Sergio Sarmiento y Carlos Loret de Mola, son ajustes de las empresas a las que pertenecían, éstas cuidan su rating y sus intereses; y aunque no nos guste aceptarlo, prescindirán de voces plenamente alineadas con las administraciones pasadas, porque hoy ya no tienen la popularidad de antes ni tampoco credibilidad. Esa supuesta venganza de AMLO no se ha lanzado con un mandato abierto, tan es así, que Obrador ha pospuesto una y otra vez la consulta ciudadana para enjuiciar a algunos expresidentes, pues es seguro que a mano alzada la nación se levantaría y pediría la investigación de varios de ellos.

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Lo que también es claro es que AMLO está destrozando a sus opositores políticos y mediáticos y la estrategia que está empleando es muy simple, a veces de manera discreta y y otras de forma jocosa.

  1. Contrarrestar las campañas mediáticas falsas organizadas desde la oposición y propaladas por los comentaristas afines a los gobiernos pasados por medio de las conferencias mañaneras, que son las que marcan el ritmo periodístico nacional.
  2. En su gesta contra la corrupción, cada que se destapa un nuevo caso de esta y los involucrados son importantes empresarios y/o políticos de mediano y largo alcance, ellos están relacionados a los ex presidentes priístas y panistas, con lo que está minando la poca credibilidad de la que aún puedan gozar los ex mandatarios. Podemos hablar de Emilio Lozoya, Rosario Robles, Juan Collado y muchos más.

 

  1. La minimización y la ridiculización de sus oponentes más vociferantes. Ya lo había hecho durante la campaña electoral cuando convirtió al aspirante presidencial panista Ricardo Anaya Cortes en Ricky Riquín Canallín. Al parecer ahora lo ha hecho con mucho mayor éxito con Felipe Calderón al decir que usando la casaca militar se parecía al Comandante Borolas; otra cosa es que Calderón se haya puesto de a pechito al decir que a él no le quedaba el saco, esto dentro de un intercambio de ataques entre ambos por la guerra contra el narcotráfico y los altos índices de violencia que se incrementaron exponencialmente durante el sexenio del panista. AMLO sólo ha usado el arma de ataque con la que fue denostado y ridiculizado durante los pasados tres sexenios, desde que Enrique Krauze lo bautizó como Mesías Tropical, y vinieron luego: Pejelagarto, Lopitos, Pejestorio y otros apodos más que le endilgaron presidentes, empresarios y comentaristas.

Y sin embargo, sin tal venganza, AMLO los está acabando.

 

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AMLO: A un año del triunfo, la lucha social continúa

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A un año de que el pueblo se alzara electoralmente respaldando a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con más de 30 millones de votos, la popularidad del Presidente se mantiene arriba del 60%, aunque tuvo máximos de entre el 77% y 83% en los primeros cuatro meses de su mandato. A pesar de esa merma, su aceptación es, por mucho, superior al 53% con que ganó la elección, superando a sus adversarios que, juntos, lograron el 44% de los sufragios; pues en estas encuestas de popularidad, se toma en cuenta a la población en general, más allá de los que votaron en las elecciones. Lo anterior indica que el grueso de los que votamos por cambiar el rumbo de la nación, estamos ahí, al pie del cañón, mas muchos otros que se han ido sumando al movimiento.

El descenso en la popularidad puede deberse a diversos factores. Uno fundamental implica a muchos de los que no votaron por la Cuarta Transformación (4T), que incluso no participaron en las pasadas elecciones presidenciales, pero que ante el apabullante triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se sumaron, aunque sea de opinión, en los meses siguientes; esos son los que subieron los porcentajes de aceptación arriba del 80%, y creo que muchos de esos adherentes pueden ser fácilmente influenciados por la campaña mediática constante que arremete contra el Presidente; la que se gesta desde la disminuida oposición política y una facción empresarial, respaldadas por un pequeño sector de la ciudadanía que está en contra de la 4T, ese que sale los domingos a tomar café y a caminar un rato en las manifestaciones anti-AMLO.

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Es así, que esos adherentes y desencantados de ocasión, pueden representar gran parte de la variación de la popularidad a la baja. Aunque no dudo que haya quienes votaron por AMLO y esperaban resultados inmediatos —ilusos hay en todos los movimientos—,  y que hoy se sientan desesperanzados; ellos y los que nunca han compartido nuestra visión política para la transformación de México, son una minoría que es magnificada por algunos medios de comunicación, sobre todo por comentaristas fieles al régimen que estamos acabando como Ciro Gómez, Joaquín López Dóriga, Leo Zuckermann, León Krauze —porque el padre ya perdió toda credibilidad— y algunos comentaristas más cercanos a la comicidad, como Carlos Alazraky, Ricardo Alemán y Carlos Marín; así como algunos de la nueva generación de opinantes ligeros, como Callo de Hacha y Chumel Torres, entre otros, que hablan más desde la burla y la ficción que desde el análisis. Varios de estos, bien pertrechados en las nóminas de las administraciones pasadas.

Afortunadamente, se abrieron espacios en la radio y la televisión a comentaristas y analistas más serios, como Julio HernándezJulio Astillero— que ya tiene un programa en Grupo Radio Centro (GRC), y se regresó a otros como Carmen Aristegui,  Nino Canún y John Ackerman, censurados por las administraciones pasadas.  Por otro lado, también se ha dado entrada a personajes críticos en general como Sabina Berman y a otros, de tendencia izquierdista, como Hernán Gómez Bruera, pero también es necesario mantener a los disconformes con la 4T. En este sentido es lamentable que Sergio Sarmiento salga de GRC, ya sabemos que se caracteriza por apoyar al régimen caduco y corrompido que intentamos cambiar, pero en una sociedad democrática todas las voces deben ser escuchadas y, aunque su salida no es cuestión de censura, sino, como él mismo lo ha dicho, una decisión de la empresa, sería bueno que accediera a otro espacio de difusión. Que GRC quiera congraciarse con la nueva administración, con acciones autónomas, no significa que hubiera línea presidencial.

Cambiar una inercia de décadas en la política, no dará resultados inmediatos. Así como yo, los millones que seguimos respaldando a AMLO no esperábamos que resolviera cualquier problema en 15 minutos, como tampoco lo hizo Vicente Fox, el ex Presidente que hoy es abucheado de las manifestaciones a las que convoca. Tampoco esperábamos que empeorara la situación del país desde los primeros meses de su mandato, como sucedió con Felipe Calderón. AMLO y Morena no lo han hecho, el país se mantiene y avanza, la prueba de ello es que no somos la Venezuela prometida en documentales pagados por un sector de la cúpula empresarial y propalados en la voz de los corifeos del poder, incluso extranjeros pagados como la guatemalteca Gloría Álvarez. El peso ha repuntado y se ha mantenido frente al dólar; se disminuyó considerablemente el huachicoleo en Petróleos Mexicanos (Pemex), institución que se está rehabilitando, igual que muchas otras en las que predominaba la corrupción, como las del sistema de salud.

El combate a la corrupción está limitando el robo de recursos económicos y en especie, pero se está librando en múltiples frentes; y es que casi todas las instituciones gubernamentales fueron entregadas a la nueva administración con altos índices de descomposición. Por otro lado, se han bajado sueldos de funcionarios públicos, sumas que eran insultantes ante los niveles de pobreza del país; además, se han eliminado plazas burocráticas duplicadas o innecesarias —muchas de ellas generadas por medio de moches y prebendas entre administrativos y directores corruptos de las pasadas administraciones o que fueron necesarias por la ineficacia de los sindicalizados—, con lo que se están ahorrando más recursos económicos. Todo lo anterior, aunado a una mayor recaudación de impuestos, que no implica el incremento de los mismos sino un ejercicio estricto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, nos da como resultado que se están obteniendo miles de millones de pesos, que serán destinados al programa económico, social y pacificador del país.

Así como no esperamos, y nunca lo hicimos, resultados inmediatos, tampoco creemos que AMLO vaya a llevar al país al borde del colapso en el sexenio, como sí lo hizo Peña Nieto; y no sólo no lo consideramos una posibilidad por el desempeño del presidente o de lo políticos de Morena, no lo esperamos porque nosotros, los que desde hace 18 o más años gestamos desde nuestras trincheras la coyuntura política, social y económica en la que nos encontramos, mas los que se nos sumaron en la elección pasada, somos parte de ese impulso que brega por romper la inercia de décadas de corrupción y política al servicio de las minorías privilegiadas.

La legitimidad de un nuevo gobierno se da por los resultados de la elección de la que emana, tenemos así que, en 2006, Felipe Calderón se erigió como primer mandatario con  15 millones de votos y que, en 2012, Peña Nieto alcanzó una cifra de 19 millones; pero los dos candidatos recibieron la banda presidencial bajo fuertes cuestionamientos de fraude electoral. En el caso de Calderón, su necesidad de legitimación ante los altos niveles de impopularidad lo hizo lanzar un combate frontal contra el crimen organizado, al menos contra algunos grupos, sacando al Ejército y a la Marina a las calles, a ejercer funciones de orden policial; como resultado, México está en la inercia de violencia y barbarie a la que nos condenó, al menos por varios años.

En el caso de Peña Nieto, su mayor golpe legitimador fue mediático, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) metió a la cárcel a su antigua aliada, la maestra Elba Esther Gordillo; en un acto de venganza le cobraban la afrenta de haberle ofrecido a AMLO su estructura magisterial para operar en las elecciones de 2006, la que el tabasqueño no aceptó, tras lo cual Gordillo y la mayor parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) operaron a favor de Calderón. Y sí, la maestra fue liberada después de la victoria de AMLO en las urnas, pero su liberación estuvo pactada desde el sexenio peñanietista con el Poder Judicial, ese que hoy también se evidencia inmerso en la corrupción.

La legitimación de AMLO se dio con 30 millones de mexicanos, entre los cuales se tiene al mayor porcentaje de gente con educación universitaria y preparatoria, así como con los mejores ingresos promedio. En cambio, entre los votantes de Antonio Meade, se tienen los porcentajes más altos de gente sin escolaridad o con el nivel de primaria, y con los menores ingresos, así como el menor porcentaje de gente con educación universitaria. Por su parte, el panista, Ricardo Anaya, obtuvo una clara medianía entre sus electores, quienes se dividieron en 5 porcentajes, que van del 20 al 24% entre gente sin educación, con primaria, con secundaria, con preparatoria y hasta universidad o más. Lo anterior indica que el cambio en la vida pública del país, se está dando con la mayor parte de la sociedad, y, de esta, con la gente más preparada; la clase media educada está impulsando la transformación. A diferencia del voto duro priísta, que incluso mermado, sigue sufragando por pequeñas dádivas en especie y/o económicas; y esta práctica clientelar ha sido bien adoptada por los panistas, pues en la elección pasada se allegaron a un sector importante de los votantes más humildes y sin estudios, que incluso superaron a aquellos panistas con nivel universitario (Los datos estadísticos pueden consultarse aquí).

Si la urgente necesidad de cambiar la trayectoria político social del país surgió de la decadencia en que los prianistas nos metieron, también es una realidad que, en términos prácticos, la acompañamos la mayor parte de la población de todos los segmentos, con una representación muy importante de la gente más crítica y educada de la nación, al contrario de lo que muchos comentaristas y la oposición se empeñan en decir, incluso haciendo símiles baratos con focas y borregos o considerándonos una masa manipulable.

No debemos olvidar que son tres las cosas fundamentales que esperamos los que impulsamos el cambio: disminuir la corrupción, mejorar las condiciones económicas de las mayorías y restringir la inseguridad y la violencia. En lo primero se están dando resultados tangibles y eso derivará, en el mediano plazo, en el mejoramiento de lo segundo; el tercer tema es algo en lo que la nueva administración —aunque ya está trabajando con La Guardia Nacional— debe enfocar todas sus baterías, y debe ya de dejar de repetir que es resultado de las malas administraciones pasadas, aunque así lo sea, pues eso lo toma la oposición como un arma de ataque y lo convierte en campaña mediática. El gobierno debe entregar resultados contundentes, ya nosotros nos ocuparemos de ilustrar a los ilusos, de agrandar la memoria de los detractores y de enjuiciar históricamente a ladrones, asesinos y vende patrias.

Han pasado seis meses de la entrada en funciones del gobierno y la inseguridad ha aumentado, eso es entendible por los cambios en todas las instituciones, sobre todo en las involucradas en la seguridad, como el caso de la Policía Federal, agrupación que está siendo purgada de sus malos elementos y que desaparecerá. Con los cambios, los acuerdos entre servidores públicos, mandos militares y/o policiacos corruptos con el crimen organizado, se ven alterados, y es normal que los índices delictivos se modifiquen. Eso es muestra de que se está haciendo algo, no como en la alternancia del año 2000, o en la continuidad panista del 2006 o durante el regreso del PRI a Los Pinos en 2012; ocasiones en que los canjes de administraciones significaron la continuidad de una política corrupta y corruptora, por lo que entonces los índices delictivos mantuvieron su tendencia a la baja o a la alta, pero en el largo término con propensión al incremento. La espiral de violencia no será fácil de detener, la inercia es enorme, la corrupción rampante, pero es indispensable que el gobierno de resultados notorios en esta materia antes de cumplir el primer año de su gestión, de otra manera la 4T podría ser frenada en sus otros objetivos.

La transformación de México no va a ser fácil, ni rápida, no va a estar libre de descalabros ni de errores, pero se está llevando a cabo. Y aunque los comentaristas de derecha griten en contra de la 4T, deben reconocer que, tras la transición, no nos encontramos en crisis económica y que los vaticinios del apocalipsis se han esfumado.

El repunte vendrá en todas las vertientes en los meses siguientes, incluso en el lapso de los tres primeros años del sexenio, de no ser así AMLO puede ser reprobado en el ejercicio de revocación de mandato; pero si el gobierno da resultados considerables en seguridad y en los rubros económicos y sociales, entonces la 4T habrá logrado instaurarse de la mano de AMLO para ser continuada por los que vienen a la izquierda, de en medio y de atrás, pero decididos a ir adelante; mientras tanto la lucha social continúa.

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Peña Nieto y Mendoza Davis inauguran Centro Estatal de Oncología

FOTOS: Gobierno del Estado.

La Paz Baja California Sur(BCS). Este lunes 12 de noviembre fue la inauguración del Centro Estatal de Oncología, en La Paz, el cual contó con la presencia del presidente de México, Enrique Peña Nieto; se trata del primero del país en trabajar bajo el modelo sectorial, es decir, que atenderá a todos los pacientes con cáncer, independientemente de su derechohabiencia, indicó el gobernador  Carlos Mendoza Davis, presente también en el acto.

El Gobernador de BCS —a través de un comunicado de prensa—, indicó que el Centro Estatal de Oncología resultará de gran apoyo para los ciudadanos que carecen de acceso a los servicios médicos especializados en el tratamiento del cáncer, puesto que se contará con equipamientos  que “nos colocan a la vanguardia en el país,” como es el caso del acelerador lineal de última generación; el tomógrafo simulador y braquiterapia; entre otros dispositivos médicos de alta tecnología.

“Cumplimos nuestra palabra de crear una infraestructura más funcional, con mejores instalaciones y equipamiento de última generación, donde los pacientes puedan recibir un tratamiento adecuado en condiciones dignas, sin la necesidad de viajar a otras partes del país”, agregó el Ejecutivo estatal en presencia de Peña Nieto.

En esta ceremonia donde de manera simbólica se develó la placa inaugural del nuevo Centro de Salud con Servicios Ampliados de Todos Santos, Peña Nieto, se dio a conocer que la inversión fue de 420 millones de pesos.

Mendoza Davis agregó que en su sexenio se construyeron más de 40 nuevos hospitales y clínicas, con una inversión superior a los 30 mil millones de pesos, lo que dio oportunidad de construir instituciones como este nuevo Centro Estatal de Oncología, que con áreas de radioterapia, quimioterapia y cirugía, así como clínicas de displasia, mama y dolor.

El nuevo Centro de Salud con Servicios Ampliados de Todos Santos es también resultado de los esfuerzos conjuntos para ofrecer mejores condiciones de bienestar a los sudcalifornianos, ya que, con una sala de procedimientos mixtos, servicios de laboratorio y de Rayos X, se evitará que las familias de la comunidad se trasladen a otras localidades para ser atendidos, concluyó el comunicado oficial del Gobierno de Baja California Sur.




Atletas sudcalifornianos asisten a abanderamiento con Enrique Peña Nieto

FOTO: Insude.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los atletas sudcalifornianos Ivanna Monique Anderson Villela de waterpolo, Gabriela Belén Agúndez García de clavados y Diego de Jesús Moreno Amador de boxeo, así como el entrenador Yunieski Hernández Sánchez también de clavados, estuvieron presentes la tarde de este miércoles en la ceremonia de abanderamiento que realizó el presidente de México, Enrique Peña Nieto, del contingente que asistirá a Barranquilla, Colombia.

En la residencia oficial de Los Pinos, deportistas y entrenador asistieron a la invitación que les hiciera la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, al formar parte del grupo de 634 deportistas que representará a México en los Juegos Centroamericanos y de El Caribe en la segunda quincena de julio, da a conocer el Instituto Sudcaliforniano del Deporte (Insude).

Al acto también fueron invitados los ciclistas Yuli Paola y Edgar Ismael Verdugo Osuna, junto con su entrenador Enrique Caraballo Valdez, los que declinaron por encontrarse realizando la etapa final de su preparación en esta ciudad, antes de viajar a la Ciudad de México y de allí a tierras colombianas.

En la ceremonia el presidente Enrique Peña Nieto dijo que “México compite contra cualquier nación sin mirar su desarrollo o su poderío económico, porque se mide al tú por tú con cualquiera”, reiterando que “representar al país tiene un enorme valor y por tanto se tiene que tener presente todo el esfuerzo que han realizado para llegar a esta justa, luchar con todo por sus familias”.

México buscará alcanzar una cifra de 104 a 127 medallas de oro, como lo anunció en la ceremonia el director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Alfredo Castillo Cervantes, con los 666 deportistas en 46 disciplinas que asistirán a los Juegos Centroamericanos de Barranquilla del 19 de julio al 3 de agosto.




La Paz tendrá más conectividad con ampliación de carretera a Pichilingue

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La Paz, Baja California Sur (BCS). Después del anuncio que hiciera el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, sobre la construcción de la carretera de 4 carriles La Paz Pichilingue, el alcalde Armando Martínez Vega afirmó que esta obra impulsará la conectividad del municipio con otros estados y permitirá mayor distribución de mercancías, beneficios para todo tipo de conductores, así como para turistas.

Martínez Vega señaló, a través de un comunicado de prensa del Ayuntamiento de La Paz, que era un reclamo añejo que se tenía por parte de la administración estatal y municipal, y hoy será una realidad tras el compromiso que hiciera el Gobierno Federal de concluirse antes de que culmine el sexenio. Está ampliación de 8 kilómetros vendrá a reforzar una de las vías de comunicación  más importantes, dijo.

El Alcalde de La Paz recordó, el mensaje que hiciera el Presidente de México de que esta obra representará un gran logro para Baja California Sur, pero en especial a la capital; “en temporada de vacaciones este espacio ya era insuficiente, pero en unos meses tendremos los beneficios, se mejorará el tránsito de vehículos particulares y de carga pesada”, dijo.