Respeto al designio de un dios vs el matrimonio igualitario

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FOTOS: Internet.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ante la iniciativa de ley que plantea aprobar el matrimonio igualitario en Baja California Sur, las protestas de organizaciones y personas opositoras se han radicalizado. El argumento de algunos de ellos, se reduce al dicho de que el matrimonio es un designio de un dios, y que este debe celebrarse entre “un varón y una hembra”, según ellos por que eso preservará los valores de nuestra sociedad. Aducen los defensores de la que consideran la familia natural (integrada por un hombre y una mujer), que esta se organiza con el propósito de perpetuar la especie, y que el matrimonio igualitario, es decir entre personas del mismo sexo, nos llevaría a la ruina social.

Por otro lado, los que están a favor del enlace amoroso y legal entre dos personas del mismo género, defienden su prerrogativa a elegir, además argumentan que el matrimonio es un derecho y, como tal, no debe ser sometido a consulta o ser negado por cuestiones religiosas, y más aún cuando se supone que vivimos en un Estado laico.

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En las últimas semanas, el Congreso del Estado ha sido escenario del conflicto entre los fervorosos por la familia natural, entre estos destaca el grupo del Frente Nacional por la Familia de BCS (FNFBCS), y la comunidad LGBT+, así como ciudadanos heterosexuales que han ido a respaldar la lucha de estos últimos por los derechos de todos. En estas trifulcas, hemos escuchado verdaderas cátedras de cerrazón y egoísmo por parte de personajes que pueden calificarse de fanáticos religiosos, por ejemplo: “Vean lo que ha sucedido en otros países. Vean las consecuencias del matrimonio igualitario, ahora se está aceptando la pedofilia, matrimonios múltiples, hasta relaciones con animales, por aquí se empieza…” , advirtió una mujer, a gritos, al presentarse la iniciativa para reformar el Código Civil de Baja California Sur y reconocer el matrimonio igualitario, como ya se hace en otras partes del país.

 Y no, la homosexualidad no es el parteaguas para llegar a la pedofilia, tampoco para tener varios esposos o esposas, o de ambos, y mucho menos es la antesala de la zoofilia. Me parece que a estas prácticas, criminales unas, comunitarias otras y animalescas las últimas, se puede llegar por otros caminos, que pueden ser tan perversos como religiosos y hasta divinos.

En junio otra mujer dio una declaración de odio e ignorancia que es una joya: “…ofenden a la ciudadanía, al buen vivir, a la familia sobre todo, es la institución creada desde un principio y debe haber respeto, respeto a la familia, porque todos somos, un día vamos a ser padres (sic) y queremos lo mejor para nuestros hijos, y la palabra de dios dice que varón y hembra nos hizo dios. El que quiera irse por otros lineamientos está en su derecho; nosotros no los juzgamos, porque de nada sirve nuestro juicio, el juicio viene de arriba no de aquí de abajo, pero el orden viene de las autoridades y de la Constitución. Las mayorías queremos el bien para Baja California Sur y toda nuestra nación. No queremos, no queremos remedos, ni parches de medio-hombres, medio-mujeres ni de libertinos que solamente promueven leyes injustas para vivir fuera de la verdadera libertad, porque pasan de la libertad al libertinaje, eso es lo que está pasando en toda nuestra nación…”.

Esta señora no entiende que formar una familia no te obliga a tener un hijo, que la sociedad familiar legal tiene diversos propósitos, entre estos, la seguridad de los contrayentes en los ámbitos jurídico y de protección social. Las personas van más allá de sus preferencias sexuales, la mente es más amplia que el cuerpo, pero alguien que enarbola un único y divino origen de todo, no va a entender esto. Ella dice que hay que seguir la palabra de dios. ¿Cuál de ellos?, dioses hay muchos; es más, la religión es más diversa que la sexualidad. ¿Cuántos diferentes grupos de creyentes se reparten el dominio del mismo dios con variantes de prácticas, normas, prohibiciones y/o permisiones?

Se equivoca la mujer, sí juzgan, y lo hacen en la tierra, y ese es el juicio que importa, pues es el que coarta la convivencia de las personas, estigmatizando a los que tienen preferencias distintas. El juicio de arriba, ese no es relevante, por que polvo fuimos y polvo seremos. Así que lo que importa es el aquí y el ahora, no lo relacionado con “el más allá” o “el reino de los cielos”, del que no tenemos ninguna certeza. Las personas medio-inteligentes no tienen la capacidad de entender las diferencias, esa es la calidad de algunos de los que se oponen al matrimonio igualitario.

Y aunque el FNF se ha deslindado de esos personajes, lo que sostienen es también una máxima incivilizada y autoritaria, pues aseveran que el matrimonio no es un derecho humano, y que el matrimonio igualitario es una ficción jurídica; eso ha señalado Alan Loubet, dirigente de la asociación, aduciendo que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, acogiéndose igual que los fanáticos religiosos a las supuestas máximas de su dios. Tal cerrazón, egoísmo e ignorancia, pervive en un sector importante de nuestra sociedad, a pesar de que desde 2015 la Suprema Corte de Justicia de la Nación calificó, mediante una jurisprudencia, que las leyes que suscriban al matrimonio como un enlace entre personas de diferente género y con la intención de procrear hijos, son inconstitucionales y violatorias de los derechos humanos.

¿Quiénes son estas personas para decidir qué es lo correcto y lo incorrecto con base en la religión? También en la religión hay diversidad, en México y en el mundo no sólo se adora a su dios, y hay muchos que ni siquiera reconocen a alguna deidad; y si de perversión hablamos, deberían de empezar a limpiar la casa de Dios, ahí están los cientos de miles de crímenes de pedofilia cometidos por ministros eclesiásticos, y no necesariamente esos depredadores son homosexuales, pero sí son criminales. Los opositores al matrimonio igualitario viven apuntalando una fe que ha perpetrado atroces crímenes sexuales de toda índole, y están espantados por el amor entre dos personas adultas del mismo sexo.

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La Última Trinchera

Roberto E. Galindo Domínguez

Sudcaliforniano por decisión. Escritor. Maestro en Apreciación y Creación Literaria (Casa Lamm) y en Ciencias en Exploración y Geofísica Marina (Instituto de Geofísica-UNAM). Licenciado en Diseño Gráfico (Facultad de Artes Plásticas-UNAM), en Arqueología (ENAH) y en Letras Hispánicas (UAM). Investigó barcos hundidos y restos culturales sumergidos (INAH). Fue profesor en la ENAH y la UnADM. Tiene un libro y ensayos científicos en publicaciones nacionales e internacionales. Escribe en “Contralínea” y “El Organismo”. Ha colaborado en “Gatopardo”, “M Magazine” y otras revistas. Red Voltaire Internacional (París) seleccionó y publicó 29 de sus textos. Doctorante en Investigación y Creación de Novela (Casa Lamm). Miembro del Taller de la Serpiente y Mar Libre.

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