Baja California jura su adhesión a la Independencia Nacional: una crónica de valentía

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En los albores de 1822, el espíritu de independencia que recorría América Latina llegaba finalmente a las costas de la península de Baja California. La región, hasta entonces alejada de los principales escenarios de la lucha independentista, se vio de repente inmersa en una serie de acontecimientos que marcarían su destino. El hombre que se encontraba en el centro de esta turbulenta escena era Fernando de la Toba, quien, como Comandante de Armas de la Jurisdicción del Sur, tendría la responsabilidad de defender la región ante un inesperado giro de los acontecimientos.

De la Toba había sido asignado a comandar las defensas de los poblados estratégicos de Todos Santos, San Antonio y San José del Cabo, donde las aguas cristalinas del Mar de Cortés se entrelazan con la tierra desértica. Sin embargo, lo que empezó como una rutina de vigilancia y protección de la región pronto se transformó en una confrontación directa con la armada chilena, encabezada por el comandante Thomas Cochrane. Este líder de renombre había convertido a su flota en un símbolo de emancipación en el Pacífico, aunque sus métodos distaban de ser pacíficos o justos.

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El 17 de febrero de 1822, Fernando de la Toba recibió noticias alarmantes: dos barcos de la temida flota de Cochrane, con tripulación chilena, habían atracado en el puerto de San José del Cabo. Aunque su propósito declarado era emancipar a estos territorios del dominio de la Corona Española, sus acciones eran muy diferentes. La tripulación rápidamente comenzó a cometer actos de pillaje y saqueo, sembrando el caos y la incertidumbre entre los habitantes locales. Esta expedición chilena, que presumía de llevar la bandera de la libertad, no era más que una banda de saqueadores, al menos, en los ojos de los californianos.

Resistencia en Todos Santos: un pueblo se defiende

No conformes con la toma del puerto, los invasores dirigieron su atención hacia el poblado de Todos Santos, donde intentaron hundir un Galeón de Manila que estaba fondeado frente al puerto. Este galeón, cargado con mercancías valiosas, se convirtió en el objetivo de los chilenos. Sin embargo, la determinación de los habitantes de Todos Santos pronto los detuvo. Enfrentándose a los invasores con armas rudimentarias y el coraje de quien defiende su hogar, los residentes lograron repeler a las tropas chilenas, causando numerosas bajas entre los atacantes. Fue una muestra de valentía que reflejó el carácter indomable de los californianos.

Mientras tanto, Fernando de la Toba se apresuró a llegar a San José del Cabo, consciente de que la situación era crítica. Pero al llegar, se encontró con una situación inesperada. Fue interceptado por el comandante del barco chileno, William Wilkinson, quien le informó del supuesto propósito de su expedición y lo instó a jurar de inmediato la adhesión al Acta de Independencia Nacional. Aunque el propósito oficial de los chilenos era la liberación de estas tierras, el trasfondo real parecía más complejo. Algunos, como el escritor y antropólogo Fernando Jordán Juárez, han especulado que la verdadera intención de los invasores era anexar la península californiana al recientemente independiente Chile, aunque esta teoría nunca ha sido confirmada.

El juramento de adhesión: un acto de valentía política

Pese a la ambigüedad de las intenciones chilenas, el 25 de febrero de 1822, Fernando de la Toba tomó una decisión crucial: declaró la libertad de la península en San Antonio y juró la adhesión al nuevo gobierno independiente de México. Este acto no sólo marcó la primera declaración oficial de independencia en Baja California, sino que también consolidó a De la Toba como una figura clave en la historia de la independencia de la región. Su decisión fue recibida con entusiasmo y esperanza por muchos, aunque también suscitó preocupaciones sobre las represalias de los invasores.

Los acontecimientos, sin embargo, no se detuvieron ahí. Días después de la declaración de De la Toba, otro barco de la escuadra chilena, El Araucano, se dirigió hacia el norte, rumbo a Loreto, el centro administrativo de la región. Aparentemente, su objetivo era reabastecer sus bodegas con carne y harina, pero al llegar a puerto, la tripulación comenzó nuevamente con acciones de pillaje. Esta vez, el gobernador de la región, Argüello, optó por huir hacia el poblado de San José de Comondú, dejando a Loreto vulnerable y bajo el mando del joven alférez José María Mata.

La defensa de Loreto: un acto de heroísmo inesperado

Con muy pocos soldados a su mando, Mata se vio forzado a improvisar. A pesar de contar con escasos recursos y de estar en clara desventaja numérica, decidió enfrentar a los invasores con audacia. Los californianos, liderados por Mata, se defendieron valientemente, logrando capturar a varios de los atacantes y recuperar los bienes robados a los habitantes locales. Este triunfo inesperado demostró que la determinación y la unión podían superar incluso a fuerzas más grandes y mejor armadas.

Tras haber repelido a los invasores, José María Mata proclamó la Independencia de California el 7 de marzo de 1822, en un acto de gran simbolismo y coraje. Este pronunciamiento, aunque limitado geográficamente a Loreto, reflejaba el creciente fervor independentista que se extendía por la península. Inspirado por este acto, Fernando de la Toba ratificó la adhesión a la independencia en el puerto de San José del Cabo el 18 de marzo del mismo año, consolidando así la voluntad de la región de unirse a la causa del nuevo México independiente.

Un legado de libertad y resistencia

La jura de adhesión de Baja California a la Independencia Nacional no fue simplemente un acto político; fue una declaración de identidad, autonomía y valentía de sus habitantes. Enfrentando desafíos externos e internos, desde invasores extranjeros hasta incertidumbres políticas, la región demostró que, a pesar de su aislamiento geográfico, compartía el mismo espíritu de libertad y autodeterminación que recorría todo el continente.

La historia de este capítulo en Baja California no se limita a las acciones de unos pocos hombres; es, ante todo, una historia de resistencia comunitaria, de ciudadanos ordinarios que se convirtieron en héroes, y de un pueblo que, a pesar de las adversidades, eligió ser dueño de su propio destino. A través de estos eventos, Baja California no sólo se unió al México independiente, sino que también dejó claro que la libertad, una vez anhelada, no puede ser contenida por las olas del mar ni las armas de los invasores.

Referencias bibliográficas

Fernando Jordán – El otro México. Biografía de Baja California.

Marco Antonio Samaniego – Breve historia de Baja California.

Ulises Urbano Lassépas  – Historia de la colonización de la Baja California y decreto del 10 de marzo.

Marco Antonio Samaniego López (coordinador) – Breve historia de Baja California.

Fernando Jordán – El Mar Roxo de Cortés: Biografía de un golfo.

Francisco Holmos Montaño – Apuntes Cronológicos de Baja California Sur y Los Cabos.

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Decreto 374 de la Constitución de Baja California Sur. 38 años de letra muerta

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace unos días leía distraídamente una de esas revistas muy populares en donde se exhiben fotografías de eventos de moda y que viene con una gran cantidad de publicidad. Ante mi sorpresa, fui descubriendo poco a poco cómo la palabra baja aparecía en los nombres de varios negocios así como en eventos a los que se estaba convocando. El adjetivo baja era utilizado como una sustitución, ya sea del nombre de nuestro estado o de la península.

Qué lejos parece estar aquel tiempo en que decir en su totalidad el nombre de este Estado, sin omitir la palabra California, era motivo para henchir el pecho de orgullo. ¿Qué es lo que nos ha llevado a caer en esta insana costumbre? ¿Qué es lo que ganamos al sustituir el nombre de nuestro Estado y península por un adjetivo? En las siguientes líneas pretendo dar una respuesta.

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Gracias a los buenos oficios de los historiadores como Carlos Lazcano Sahagún, Miguel León-Portilla, Eligio Moisés Coronado, Leonardo Reyes Silva y muchos más, ahora sabemos que el origen de la palabra California es incierto, así como su significado. Muchas personas siguen especulando con aquella idea de que esta palabra tiene su origen en la frase en latín Cálida Fornax que según pronunció Hernán Cortés durante su estancia en esta península; con ella, según dicen, quiso poner en realce el calor insoportable que sintió y al cual comparó con un “horno caliente”, pero por alguna extraña razón, en lugar de decirlo en su idioma nativo, el castellano, prefirió decirlo en latín. Esta explicación del significado de la palabra California ya ha sido desechada desde hace varios años por los historiadores que han profundizado en este tema, y en la actualidad se acepta solamente que su referencia más remota se encuentra en el poema “El cantar (o canción) de Roldán (o Rolando)” escrito a finales del siglo XI, en donde aparece la palabra Califerne. Posteriormente en otro libro denominado “Las sergas de Esplandián” escrito por Garcí Rodríguez de Montalvo en el año de 1496 o 1510; en este libro aparece el siguiente párrafo: Sabed que a la diestra mano de las Indias hubo una isla llamada California, muy llegada a la parte del Paraíso terrenal. Este libro era muy popular entre los conquistadores militares que llegaron a América y posteriormente a nuestra península, quienes le impusieron el nombre de California, porque seguramente creyeron haber hallado a esta mítica isla y las riquezas que entrañaba. En la actualidad, siguen existiendo más hipótesis al respecto y seguramente algún día sabremos la verdad histórica.

El anterior preámbulo es lo que da significado al sentimiento de orgullo y beneplácito que tenían todos aquellos nacidos en esta hermosa península, quienes día a día luchaban a brazo partido para obtener el alimento para sus familias e ir forjando su futuro en esta tierra. Muchos hombres y mujeres valiosos sentían latir en sus corazones el amor por esta tierra, el darse cuenta que poseían una identidad que los aglutinaba con el sólo escuchar la frase “¿Eres de Baja California?”. Cuántas personas que llegamos de otras partes del mundo fuimos seducidos por el embrujo de esta bella tierra, por su nombre y por sus memorables atardeceres en donde el mar y el cielo daban fruto a una coloración que es envidiada en todas partes del orbe, y decidimos quedarnos en alguno de los bellos pueblos o ciudades de la península para forjar nuestro futuro y formar nuestras familias.

Precisamente fue ese amor por la identidad Sudcaliforniana lo que impulsó a los diputados del Congreso de Baja California Sur para que el 15 de diciembre de 1982 acordaran el decreto No. 374 que se tituló: “LEY PARA QUE EN LO SUCESIVO SE UTILICE EL NOMBRE COMPLETO DE «BAJA CALIFORNIA SUR» AL EJERCITARSE EL DERECHO DE PETICION ANTE CUALQUIER AUTORIDAD QUE RESIDA EN LA COMPRENSION POLITICO-GEOGRAFICA EN ESTA ENTIDAD Y AL MISMO TIEMPO QUE SE SUPRIMA EL CALIFICATIVO «BAJA» CONFORME AL TEXTO DE LA PRESENTE LEY”. En ese entonces el Presidente del cuerpo legislativo era el diputado Alfonso Ledesma Alcántar y el secretario el Profr. León Cota Collins.

En este documento, se fijaba de manera enérgica y contundente el reclamo por contrarrestar la malsana costumbre que estaba cundiendo en nuestro Estado de denominarlo como baja, la creciente propagación de comercios que sustituyeran el nombre del Estado con este adjetivo y, peor aún, el que muchos eventos deportivos y sociales también tuvieran en su denominación este limitado y despectivo título de “baja”. Esta deplorable postura tuvo su origen en los turistas extranjeros, en su mayoría estadounidenses, los cuales a partir de los años cincuentas empezaron a venir con mayor frecuencia a disfrutar de las playas y pueblos casi vírgenes de nuestra península, y como para ellos la única California que existe en el universo es el Estado que se encuentra geográficamente en su país, pues empezaron a utilizar el término baja o lower para denominar a nuestra bella tierra.

Culpables también de esta pérdida de una parte de nuestra identidad (el nombre de un lugar conlleva no sólo la ubicación geográfica sino que es un símbolo que define y aglutina a todos sus habitantes, da sentido a sus creencias y cultura e incluso sirve como lazo de hermandad) son una buena parte de la gente que trabaja en el sector del comercio y servicio enfocado al turismo. En su deseo de congraciarse con los extranjeros y buscando verse beneficiados con su dinero, no dudan un segundo en imitar la denominación de baja para usarla en sustitución del nombre de nuestro Estado e incluso, pomposamente, la colocan en los nombres de sus negocios o los eventos que organizan.

Es para tratar de combatir esta desafortunada y muy triste realidad que se promulgó este decreto y cobró fuerza de ley al ser publicado en el Boletín Oficial del Gobierno del Estado, el cual en ese entonces presidía el gobernador Alberto Andrés Alvarado Arámburo. En esta ley, se prohibía utilizar la palabra “baja” como sustituto del nombre de nuestro Estado en oficios enviados a cualquiera de las instancias del gobierno. También en su Artículo cuarto menciona Los giros comerciales, industriales, turísticos, sociales, los que realicen actividades culturales y en general los de cualquiera otra índole que ya están operando en el Estado de Baja California Sur y los que en lo sucesivo se establezcan, deberán suprimir de su correspondencia publicitaria, periodística, radiofónica y televisiva, el calificativo «BAJA» como identificación del Estado de Baja California Sur”.

Finalmente el Artículo quinto menciona lo siguiente Quienes continúen utilizando solamente calificativo «BAJA» para designar a nuestra Entidad, serán acreedores a las siguientes sanciones:

a).- Amonestación, apercibimiento o multa hasta de $ 25,000.00 (VEINTICINCO MIL PESOS 00/100 M.N.)

b).- Cancelación, de la autorización que hayan otorgado las autoridades del Estado, para el funcionamiento del comercio, industria o asociación que siga en franca desobedencia (sic) a este mandato y persista en la utilización del calificativo «BAJA«, para designar a nuestra Entidad”.

Así mismo, esta ley menciona a la instancia de gobierno encargada de hacer que esta legislación se cumpla: Compete a la Secretaría General de Gobierno vigilar el cumplimiento de esta Ley. En esa función serán sus auxiliares todas las Autoridades del Estado y Municipio, inclusive.

Cuántos desatinos, que actualmente se están convirtiendo en “vox pópuli”, se hubieran evitado si desde un principio se hubiese aplicado esta ley a todos los comercios y eventos que por ignorancia, seguramente, violentan esta ley y sobre todo el espíritu de los Sudcalifornianos que amamos nuestra denominación y que sabemos de la importancia de su respeto y perpetuación. Actualmente, en las redes sociales el hecho de que alguien defienda el nombre de este Estado o de la península es motivo de ataques, e incluso insultos, por parte de muchas personas que nacieron bajo esta permisividad e indolencia por cuidar nuestro legado centenario del nombre de Baja California Sur. Ya es momento de que se corrija el rumbo y se arreglen tantos equívocos que ha provocado la falta de aplicación del marco legal vigente. No necesitamos seguir perpetuando generaciones de sudcalifornianos que ignoren hasta su propio nombre y de dónde proviene. Lo anterior los está haciendo presa fácil de aquellos siniestros personajes que, a sabiendas de lo débil de su formación identitaria, se aprovechan para comprar lugares, monumentos, etc. que forman parte de la cultura de su Estado y que, lamentablemente, poco a poco se va perdiendo ante estas acciones ya descritas.

Baja California Sur, la extraordinaria isla de California, seguirá vigente mientras resuenen las palabras de aquellos hombres y mujeres que no claudicaron ni claudicarán en su esfuerzo por garantizar que esta península conserve su nombre así como nuestro bello estado.

 

Bibliografía

“LEY PARA QUE EN LO SUCESIVO SE UTILICE EL NOMBRE COMPLETO DE «BAJA CALIFORNIA SUR» AL EJERCITARSE EL DERECHO DE PETICION ANTE CUALQUIER AUTORIDAD QUE RESIDA EN LA COMPRENSION POLITICO-GEOGRAFICA EN ESTA ENTIDAD Y AL MISMO TIEMPO QUE SE SUPRIMA EL CALIFICATIVO «BAJA» CONFORME AL TEXTO DE LA PRESENTE LEY” – Constitución Política de Baja California Sur.

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Trascendiendo el tiempo y el espacio: el Día de la Californidad

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A nombre de quienes tenemos la convicción, la certeza y el orgullo en la legitimidad del nombre de California para esta península, la California Mexicana, la original, auténtica y primera California de todas, y particularmente del Cabo de San Lucas, hoy Ciudad de San Lucas en el municipio de Los Cabos México, me permito declarar a este día 14 de noviembre de 2020 Día de la Californidad, tales fueron las palabras con las cuales el emérito Maestro en Historia Eligio Moisés Coronado, hizo la declaratoria ciudadana de este importante evento que será el preámbulo de muchos más.

Para todos aquellos que amamos profundamente esta península, su historia y tradiciones, vemos con profundo regocijo que se haya podido cristalizar esta tan añorada empresa. En diferentes foros y durante muchos años, diversos investigadores y divulgadores de la historia han alzado su voz para protestar ante la eliminación del nombre de California para denominar a nuestro estado, dejando simplemente para su uso cotidiano el adjetivo de baja. Los sudcalifornianos, nativos y avecindados, que han dado por utilizar este adjetivo como sustituto de nuestro nombre, no tienen la menor idea del grave daño que causan a la historia de nuestra península, y quizás motivados por su deseo de congraciarse con los turistas estadounidenses, acceden a llamar a nuestra península de la forma que usualmente ellos lo hacen: Baja.

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Esta fue la principal razón del evento, el conjuntar grandes esfuerzos de asociaciones civiles, cronistas e historiadores, así como la presidenta municipal de Los Cabos y el secretario de Cultura de Baja California, para levantar de nuevo nuestra voz al unísono y hacer patente que estamos orgullosos de llevar el nombre de California, y que fue precisamente en un punto geográfico de nuestra península, el sitio que en primer instancia llevó este eufónico nombre, el famoso “Cabo California”, el cual actualmente se denomina como Cabo San Lucas. Dejar patentado con firmeza que jamás permitiremos que este nombre sea eliminado de la denominación de este brazo de la patria y que, en lugar de ello, se promueve el que se cambie nuestro nombre oficial a “California”, eliminando los adjetivos que la acompañan en la actualidad.

Este evento fue de tal trascendencia que se contó con presencia internacional, ya que participaron el alcalde de Medellín, España, así como el cronista de este importante lugar. El motivo de su presencia estaba más que justificado, ya que fue en Medellín el sitio en donde nació Hernán Cortés en el año de 1485, siendo este mismo personaje el que 50 años después vino a nuestra península, y propició, a través de las exploraciones de sus soldados, el que adjudicaran al punto más austral de la península el hermoso nombre de “Cabo California”.

Don Valentín Pozo Torre, alcalde de Medellín, en su intervención mencionó que Sin lugar a dudas, este evento que iniciáis este año tiene un gran significado, ya no solo para la propia Baja California, sino también para el pueblo de Medellín. Es indudable que nos unen lazos de historia que no se pueden borrar y que la figura de Hernán Cortés, vecino ilustre de Medellín, es el eje vertebrador de esos lazos de unión que cada día debemos seguir fortaleciendo.

Por su parte, don Tomás García Muñoz, cronista del municipio de Medellín, mencionó en su intervención Creemos que tenéis una ardua y a la vez apasionante tarea a desarrollar durante los próximos años; desde esta orilla del océano apoyamos decididamente vuestro empeño por varias razones: en primer lugar porque fueron soldados de nuestro ilustre paisano, enviados a iniciativa suya, los que exploraron, fundaron, cartografiaron y eligieron el nombre de California para esta hermosa tierra, y porque el mismo Cortés se pusiera al frente de la siguiente expedición exploradora, porque es un derecho irrenunciable de los ciudadanos de Baja California conocer cómo llegó este nombre allá, convirtiéndose en seña de identidad de vuestra comunidad, porque el nombre del espacio físico que compartís, California, conservado a lo largo de 500 años forma parte inherente e inseparable de vuestro acerbo cultural, yo diría más, constituye la esencia de identidad como pueblo, el eje vertebrador que cohesiona vuestra comunidad, y no debéis permitir que intereses foráneos, directrices políticas nacionales dudosas o la injuria que acompaña a la ignorancia os lo arrebaten.

Dentro del concierto de importantes participaciones resaltaron comentarios como el siguiente de la alcaldesa del municipio de Los Cabos: 14 de noviembre, para nosotros los cabeños, para los Californianos, es un día a conmemorar, un día porque se ha organizado la sociedad. Agradezco al grupo “Raíces”, al Grupo “CAHEL”, al grupo “Yenekamú” que hayan hecho posible el consolidar este día y contar la historia de esta forma en la cual se ha ido haciendo el paso con lo que conocemos como el territorio de las tres Californias. El profesor Ángel René Olmos Montaño, presidente del grupo de historiadores “Raíces” A.C. de San José del Cabo expresó: hay hechos que permanecen estáticos en el tiempo, lo sabemos pero que siguen siendo el origen de nuestras raíces. Al respecto todos sabemos que existe un pasado que dio forma y vida, es una generación de hombre y mujeres con decisión de buscar nuevos horizontes.

El profesor Felipe Marrón Rosas, presidente de la Asociación “Yenekamú” nos comentó en una parte de su alocución lo siguiente: para lograr en todos los que aquí vivimos, los que vivimos en este paraíso un gran orgullo de ser cabeños, de ser dignamente Californios, esa es y será nuestra Misión como lo ha sido desde siempre. Por su parte, el ingeniero Gilberto Enrique Amador Soto, presidente de la Asociación “CAHEL” de La Paz, señaló que: nuestra asociación se siente complacida con nuestra participación en este acto de justicia histórica que nos llena de orgullo por tener el legado en nuestro nombre de la California Original, que por justicia nos pertenece por ser nuestra península, y en particular el Municipio de Los Cabos, el primer indicio cartográfico del nombre de “Cabo California”.

A continuación, el secretario de Cultura de Baja California, licenciado Pedro Arath Ochoa Palacios dijo lo siguiente: el día de la Californidad es una fecha que no puede pasar desapercibida en la historia común de los territorios de Baja California Sur y Baja California, más tarde California. La fecha que celebramos hoy es cuando se le da el nombre de California a “Cabo California”. Este nombre de California viene envuelto en muchos misterios y leyendas, la hipótesis más aceptada es que está tomada de una novela, y he llegado a una conclusión “Nombre es destino”, y si esto es cierto, la palabra California que está envuelta en este mito, en esta leyenda tomada de un libro de caballería de la Edad Media española del escritor Garcí Rodríguez de Montalvo y que llega hasta nuestros días.

El director del Museo de Historia de Ensenada, Carlos Lazcano Sahagún refirió que Nosotros, los habitantes de esta península, somos los Californios, no Californianos, que heredamos ese nombre de los grupos indígenas. Junto con nuestro verdadero nombre que es California, y este es el nombre de toda la península. Es un nombre mexicano, no es un nombre estadounidense, aunque muchos piensan así, y hay que seguir en la lucha por dejar el “baja” y usemos este nombre de California que es el nuestro. Debemos convencer al resto de los Californios, tanto del sur como del norte, que no lo dejemos y que aboguemos por conservar, cuidar y sentirnos orgullosos de esa herencia hispana tan importante que es nuestro nombre y nos da identidad.

Finalmente, el licenciado Gabriel Salvador Fonseca Verdugo, cronista municipal de Los Cabos, concluyó esta agradable y conmemorativa jornada con este mensaje agradezco el esfuerzo de quienes apoyaron este logro en esta conmemoración histórica que sin duda despierta en nuestro espíritu y conciencia en hacer un esfuerzo para lograr una sociedad más justa, un planeta más sano y limpio a través de la nueva generación de californios buscando el progreso con fe en sus ideales, esperanza en su realización y teniendo como fin superior el amor por la humanidad.

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La leyenda de Juan Rodríguez Cabrillo vuelve a navegar

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Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Uno de los grandes navegantes que tuvieron el desarrollo de su carrera unida a esta península Baja Californiana es, sin lugar a dudas, el cordobés Juan Rodríguez Cabrillo. Este intrépido navegante español logró una de las hazañas de navegación más importantes y sin precedentes en el descubrimiento de las posesiones del noroeste de la Nueva España.

Rodríguez Cabrillo nació en Villa de Palma, hoy ciudad de Palma del Río, Reino de Córdoba en la antigua Castilla (España) a finales del siglo XVI. A la edad de 20 años llega a la isla de Cuba como soldado a las órdenes de Diego de Velázquez, el gobernador. Poco después de que Hernán Cortés desobedeciera las órdenes del gobernador y decidiera emprender por sí mismo el descubrimiento y colonización de las tierras que posteriormente serían conocidas como la Nueva España, encontramos a Rodríguez Cabrillo como parte de la fuerza enviada por Velázquez para sofocar la insurrección y aprisionar a Cortés.

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Posterior al enfrentamiento entre ambos grupos, Cabrillo decide unirse al grupo de Cortés y ayudarlo en la conquista de la Gran Tenochtitlán. Poco tiempo después, decide acompañar a Pedro de Alvarado en el suroeste de México, así como en la conquista de Guatemala, El Salvador y Honduras, en Centroamérica. En 1530 se establece en la ciudad de Guatemala y contrae matrimonio con una española, logrando procrear a 2 hijos. Para ganarse la vida se dedica a las actividades de comercio e importación de mercancías.

Sin embargo, el carácter intrépido y aventurero de Rodríguez Cabrillo lo hace que en 1541 responda al llamado del Virrey Antonio de Mendoza, el cual lo invita a encabezar una expedición a través de la Mar del Sur en donde se dedicaría a buscar evidencia de la existencia del afamado Estrecho de Anián, así como de la mítica ciudad de Cíbola. Como recordaremos, varios exploradores entre los que contamos a Hernán Cortés, Francisco de Ulloa, Fernando de Alarcón y el piloto Domingo del Castillo, habían realizado exploraciones hacia el mismo rumbo y sólo habían encontrado unas tierras que ignoraban si eran una gran isla o una península (lo que hoy se sabe que es la península de Baja California). Es así como, el 24 de junio de 1542, inicia su periplo por las desconocidas costas del Noroeste de la Nueva España al frente de 3 barcos de los cuáles él viajaba en la capitana la cual tenía el nombre de “San Salvador”.

Como producto de este intrépido e inusitado viaje, Cabrillo logró costear la península de Baja California en sus costas del golfo de California y de la Mar del Sur (Océano Pacífico), llegando hasta donde ningún marino español de aquellos tiempos había llegado, los 36º 36´ de latitud Norte, en donde encuentra una hermosa bahía a la cual impone el nombre de Bahía de Los Pinos, siendo rebautizada años después por Vizcaíno como Bahía de Monterrey, cuyo nombre aún conserva.

Lamentablemente, durante la exploración de estas costas sostuvo un enfrentamiento contra un grupo de nativos y, producto de una caída, se fractura un brazo el cual debido a la falta de los cuidados adecuados se gangrenó, siendo la causa de su muerte. El 3 de enero de 1543 fue la fecha en que este marino español expiró su último aliento.

Antes de fallecer Rodríguez Cabrillo transmite el mando de su mermada flota al navegante Bartolomé Ferrer o Ferrelo para que continúe explorando lo más al norte posible, tratando de cumplir sus órdenes de encontrar el Estrecho de Anián. Después de hacer un gran esfuerzo, el 1º de marzo, Ferrer logra llegar hasta la latitud 40º 26´ y bautiza esta parte de la costa como Cabo Mendocino (en honor el Virrey Antonio de Mendoza, patrocinador de la expedición). Con la mayor parte de la tripulación enferma del mal de Loanda, decide regresar a la Nueva España y el 14 de abril de 1543 atracan en el Puerto de Navidad, conocido en la actualidad como Barra de Navidad, Jalisco.

Si bien es cierto que esta expedición fue un fracaso ya que no logró encontrar ni el afamado Estrecho de Anián como tampoco evidencia de la existencia de Cíbola, estableció la presencia de una tierra vasta y llena de riquezas hacia el norte de la Bahía y Puerto de la Santa Cruz, establecido 7 años atrás por el Marqués del Valle.

Ahora bien, afirmamos que Juan Rodríguez Cabrillo vuelve a navegar debido a que hace un lustro se concretó un magno proyecto, acariciado desde hace más de 30 años (las primeras ideas del proyecto datan de principios de los ochentas), con la construcción de una réplica del barco “San Salvador”, el cual fuera, como ya dijimos, la nave capitana sobre la que navegó Rodríguez Cabrillo en su descubrimiento de las costas del noroeste de la Nueva España.

 El Museo Marítimo de San Diego, en el año de 2005, decidió retomar el proyecto de la construcción de este barco, debido a que el primer punto de lo que hoy es la costa oeste de Estados Unidos de América que se tocó por un europeo fue precisamente lo que hoy es el puerto de San Diego (el cual fue nombrado como San Miguel por el explorador Cabrillo cuando llegó a este sitio el 28 de septiembre de 1542). Es así como el comité de este museo inicia con actividades de investigación histórica para el diseño de la nave. En su contra tenían el que no se cuenta con planos sobre la construcción de este barco, por lo que tuvieron que integrar un grupo multidisciplinario que investigó en pinturas de barcos de la época, así como en restos de barcos que se habían encontrado en Canadá y que correspondían al tipo de nave que era el “San Salvador”.

Después de muchas peripecias, por fin el diseño estaba concluido. Ahora, la siguiente dificultad se encontraba en reunir los 12 millones de dólares que costaría el construir esta nave. De nuevo se mueve la maquinaria del museo y se consiguen 6 millones de dólares, donados por particulares, y los otros 6 millones con aportaciones de diversas instituciones, entre ellas el Gobierno de la Ciudad y asociaciones civiles. Cabe destacar, que muchas empresas de construcción hicieron importantes donaciones de materiales con los que construyó y detalló el barco.

En el año de 2011 se inicia la construcción de este magno proyecto y para tal fin, tratando de recrear el ambiente de un astillero del siglo XVI, se levanta una carpa en la cual penden las banderas de los reinos de España y Portugal y bajo ellas se empieza la construcción y ensamble de las partes del barco. Según estimaciones, cerca de 1 millón de personas visitaron este sitio durante los 4 años que se tardó en construir la nave.

La madera que se empleó en su construcción fue “sapele” traído desde la República Centroafricana, la quilla del barco se hizo de plomo sólido y se recubrió de madera, a efecto de que sirviera de contrapeso para ofrecer estabilidad en la marcha. En la construcción del barco trabajaron 500 personas, de las cuales 2 terceras partes eran voluntarios. Es importante mencionar que sólo la parte superior y exterior del barco tienen un diseño que replica al barco original, en el interior cuenta con un potente motor de combustión interna así como diversos aditamentos modernos que garantizan un viaje seguro y cómodo, sin depender, como lo hacía el “San Salvador”, exclusivamente del impulso del viento en sus velas. Las dimensiones totales del barco son de 28 metros de eslora, 7.3 metros de manga y 3.3 metros de calado con un peso total de 150 toneladas. Por lo general, requiere una tripulación de 18 personas para garantizar un viaje seguro.

La ceremonia en que se botó el barco se llevó a cabo el 30 de julio de 2015 en el puerto de San Diego, California. Hasta el día de hoy, el barco ha visitado 30 puertos entre los que se puede mencionar Santa Bárbara, Los Ángeles, San Francisco, Santa Cruz, Sacramento, Ensenada (el 17 de septiembre de 2018) y otros. Ha recorrido cerca de 3,500 millas y más de 400,000 visitantes han tenido la oportunidad de subir a él para conocerlo. Actualmente, la mayor parte del tiempo el barco se encuentra atracado en la Bahía de San Diego y es considerado como la atracción principal del Museo Marítimo de la Ciudad. Los visitantes pueden subir a él y recibir una interesante charla sobre la historia del barco, del explorador Juan Rodríguez Cabrillo así como tener la oportunidad de explorar la cocina, el salón comedor y diversos espacios que se utilizaban en los barcos del siglo XVI.

No hay que olvidar que en la ruta que siguió Rodríguez Cabrillo antes de llegar a las costas de lo que hoy es California, EUA, estuvo en muchos sitios de nuestro estado, Baja California Sur, entre ellos San José del Cabo, Bahía Magdalena (a la que nombra como tal) e Isla de Cedros. Una propuesta muy interesante sería que pueblo y gobierno nos uniéramos para establecer un museo donde se diera a conocer la vida y obra de estos navegantes, que ofrendaron su vida misma en su deseo de cumplir con el descubrimiento de estas hermosas tierras.

 

Bibliografía:

CLAVIJERO, Francisco Javier (2007) Historia de la Antigua o Baja California, estudios preliminares de Miguel León-Portilla, México, ed. Porrúa ISBN 970-07-7044-3

Relación del descubrimiento que hizo Juan Rodríguez, navegando por la contracosta del Mar del Sur al Norte, hecha por Juan Páez (julio de 1542)

Diario Hispanic council

Diario Ensenada net

Diario PS en línea

Diario El País

Diario El vigía

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Lagunas en Baja California Sur. Llanos de San Julio (I)

FOTOS: Noé Peralta Delgado

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La parte sur de la península de Baja California, que por cierto es la más antiguamente conocida y explorada por los aventureros y misioneros jesuitas, está conformada por el hoy estado de Baja California Sur; por mucho tiempo fue una región inhóspita, con escasa población nativa, en gran medida por la falta de fuentes de importantes fuentes de agua, y con un clima tan seco que los oasis fueron los únicos lugares donde los antiguos nómadas podían subsistir y ya después, con la llegada de los jesuitas, estos oasis fueron la cuna de los primeros centros de población.

El clima tan seco de la península, hace que tengamos un desierto con muy poca humedad derivada de las también pocas lluvias; aún así, existen plantas y hierbas que sobreviven con la gran cantidad de humedad que les acarrea el Océano Pacífico por el lado occidental, y los principales oasis están precisamente a las laderas de la gran sierra, que corre en sentido longitudinal la región y que, en las partes más altas, el clima tiende a ser más suaves por la elevación propia con respecto al nivel del mar.

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Pero, ¿qué pasaría si tuviéramos un clima con lluvias abundantes, tipo selva lacandona?  Pues en años recientes se generaron lluvias extraordinarias, procedentes de la cada vez más frecuente presencia de huracanes formados en el Océano Pacífico, los cuales, a pesar de dejar una estela de destrucción a su paso, también dejan una gran cantidad de precipitación pluvial, que han sacado a relucir hermosas vistas de lagunas que por mucho tiempo estuvieran completamente secas.

Llanos de San Julio

En la parte más inaccesible de la Sierra de la Giganta, donde corre la línea divisoria entre los municipios de Comondú y Loreto, se encuentra una serie de lagunas, que los lugareños llaman ¨llanos de San Julio¨, y que históricamente han servido como una fuente de recargas para un arroyo que nace muy cerca. Es importante aclarar que este llano no tiene una salida que desfogue su cantidad de agua, en caso de una lluvia excesiva que pudiera caer; por lo tanto, estamos hablando de una laguna tal y cual, aunque con el inconveniente que, con falta de precipitaciones constantes durante el año y la alta evaporación ocasionada por los intensos rayos solares veraniegos, el agua recaudada no dure mucho, aunque las fuertes lluvias ocasionadas por el huracán Jimena en septiembre del 2009, se presentó el fenómeno de que un año entero estuvo la laguna llena de agua y ahora si funcionado como una laguna.

Existen leyendas de los moradores de los pueblos de San José y San Miguel de Comondú, de que cuando los llanos están a su máxima capacidad de agua, se escuchan como remolinos en su interior, donde se supone existen corrientes que saturan de agua los mantos acuíferos, incluso tuvimos la oportunidad de conocer unos de los ¨ojos de agua¨ donde nace el arroyo de los Comondús, y que a pesar de haber años con mucha sequía, siempre tiene una fuente de agua, claro que con mucha menor intensidad que en épocas lluviosas; la localización de este manantial está en las coordenadas: 26.059824 latitud norte y -111.808809 longitud oeste, a pleno pie de la serranía que sirve de represo a los Llanos de San Julio.

En las imágenes satelitales, se pueden ver con mucha claridad la forma tan bien definida de la laguna o Llanos de San Julio que, de manera natural, juntan el agua de las lluvias para dar lugar a imágenes muy agradables a la vista en tiempos que se encuentran a una alta capacidad de captación de agua; para muchos, la única laguna que existe con agua en Baja California Sur es la que se forma en la sierra del mismo nombre, y que se encuentra cerca de Todos Santos, pero no cumple con las características de un lago, ya que nunca llega retener grandes cantidades de agua por tener un desagüe natural muy bien estructurado hacia el lado este, que da origen al arroyo que pasa por el poblado de Santiago en el municipio de Los Cabos.

Volviendo a los llanos comundeños, estos se encuentran en las siguientes coordenadas: 26.079097 latitud norte y -111.759832 longitud oeste, en pleno corazón de la Sierra de la Giganta; alrededor se encuentran un sinfín de pinturas rupestres de menor tamaño, donde da pista que el lugar fue en tiempos remotos un lugar de convivencia de los indios cochimíes en tiempos de lluvia, ya que, de acuerdo con los historiadores, los indígenas de la Antigua California eran nómadas y casi de una cultura tipo aborigen, sin ningún rastro de viviendas ni vestigios de construcción.

El acceso a estos llanos, es sumamente imposible en vehículos chicos o automóviles, siendo los carros grandes o camionetas de doble tracción los únicos que pueden acceder por el pedregoso camino que comunica a San José de Comondú con el poblado de San Javier en el municipio de Loreto. También se puede acceder en el sentido contrario, pero el camino, aparte de lejos, está igual de inaccesible; las pocas personas que transitan por esa geografía son los rancheros que tienen su ganado y sus propiedades a los alrededores o los guías de cazadores que andan en busca de venados o borregos cimarrones, ya que una vez que se atraviesan los llanos (en época seca), se puede tener un libre  camino hacia el cerro de la Giganta que, con sus pocos más de 1600 metros sobre el nivel del mar, lo convierten en el lugar más altos de la Sierra de la Giganta.

Seguramente que en algún tiempo el lugar fue una zona con mucha actividad volcánica, ya que por la forma de sus rocas y la serranía dan un aspecto parecido a zonas donde hubo erupciones, lo que se aprecia en los caminos de acceso demasiados pedregosos y totalmente carentes de vegetación, con la excepción del propio llano, donde con el tiempo se ha juntado tierra fértil y hay abundantes mezquites, palos fierros, palos blancos y arbustos diversos así como biznagas de varios tamaños, como la que se aprecia en la foto de portada del presente artículo.

Según se dice, cuando se viaja en avión desde la ciudad de La Paz hasta la fronteriza ciudad de Tijuana, y acaba de pasar un fenómeno de precipitación extraordinario derivado de un huracán, se puede ver por la ventanilla una belleza inigualable de una laguna en el municipio de Comondú, en pleno corazón de la sierra sudcaliforniana, así como también otra laguna que está más hacia el sur, en el municipio de La Paz y denominado Llanos de Kakigüi, que será la próxima entrega.

 

 

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