El racismo invisible que susurra en Baja California Sur

FOTOS: Unesco | Unifranz

Vientos de Pueblo

José Luis Cortés M.

 

San José del Cabo, Baja California Sur (BCS). Desde la brisa que sacude los álamos en las tardes de La Paz hasta el rumor de las olas que rompen en Mulegé, los vientos de Baja California Sur arrastran historias. Algunas viajan ligeras, otras llegan cargadas de polvo y verdades incómodas. En esta tierra de atardeceres infinitos y mezclas profundas, el racismo —aunque algunos juren que aquí no existe— todavía se cuela en las rendijas de la vida cotidiana, invisible para quienes nunca han sentido su filo.

Hablar de racismo en pleno siglo XXI, en una región de migrantes y mestizajes, parece un contrasentido. ¿No somos acaso “gente buena”, “pueblo abierto”, “mestizaje puro”? Pero los “Vientos de Pueblo” no sólo traen leyendas de valientes y pescadores; también arrastran murmullos incómodos que la prisa urbana suele barrer bajo la alfombra. ¿Cuánto pesa la herencia de la discriminación en Baja California Sur? ¿Sigue latiendo en los rincones menos visitados del alma colectiva?

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Una mañana reciente en el malecón, encontré a la señora Tomasa, mujer de piel cobriza, mirada de horizonte largo. “Aquí no hay racismo, joven —dice con una media sonrisa—, sólo hay quien se cree más y quien lo deja.” Pero su historia revela matices: “En la primaria de mi nieto, los más morenitos siempre son los que les ponen apodos. ‘Prietito’, ‘negrito’, aunque sea de juego, eso duele.” Su testimonio resuena con lo que revela la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022): en Baja California Sur, 17% de las personas reconocieron haber sentido discriminación por su tono de piel o aspecto físico, una cifra que desafía el mito local de la igualdad sin fisuras.

La voz de Tomasa no es la única. Víctor Manuel, profesor en una secundaria rural cerca de Ciudad Constitución, me habla con la prudencia de quien ha visto mucho: “Todavía hay padres que prefieren que sus hijas ‘mejoren la raza’, aunque sea en broma. Y los chicos, pues repiten lo que oyen. A veces no se dan cuenta, pero ahí está”. El eco de sus palabras lo confirma el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED): los prejuicios ligados al color de piel y al origen indígena siguen vigentes, muchas veces disfrazados de chistes o costumbres inofensivas (fuente).

No se trata de linchamientos públicos ni de exclusiones flagrantes, sino de un racismo de baja intensidad, sutil y persistente, que se manifiesta en las bromas, en los estereotipos, en las oportunidades negadas sin que nadie firme un papel. La investigadora Silvia Díaz, de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, lo describe así en su más reciente publicación: “La discriminación aquí es una llovizna fina, no un aguacero. Pero cala igual, sobre todo para los que vienen de familias indígenas o migrantes del sur del país.”

En los últimos años, algunas escuelas y colectivos han lanzado campañas para promover el respeto y la diversidad. “Pintemos nuestros colores”, impulsada por la Secundaria Técnica 14, busca que los jóvenes reflexionen sobre el lenguaje y las etiquetas. Resultados iniciales muestran cambios: “Un par de chicos se disculparon públicamente tras un taller; a otros les cayó el veinte de lo que significa sentirse ‘menos’ por tu color”, dice la maestra Estrella Romero.

El racismo en Baja California Sur no es el monstruo del pasado, pero tampoco es sólo una sombra lejana. Persiste, disfrazado, sutil, pero presente. Los “Vientos de Pueblo” nos invitan a escucharnos, a dejar de barrer bajo la alfombra los prejuicios que heredamos y reproducimos.

¿Cómo romper el ciclo? Escuchando, hablando, educando con el ejemplo y la palabra. Cuestionando las frases que aprendimos de niños, abriendo el espacio a nuevas historias. Sólo así los vientos podrán limpiar el aire, y no seguirán arrastrando el polvo de la desigualdad.

Porque el viento cambia, pero sólo si todos empujamos juntos. El verdadero mestizaje se construye cuando la dignidad se respira en cada rincón, y el único color que importa es el del respeto.

Fuentes:
Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022. INEGI.
CONAPRED. Discriminación en Baja California Sur.
Díaz, Silvia. (2023). Identidad, migración y racismo en Baja California Sur. UABCS

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Vientos de Pueblo

José Luis Cortés

Escritor, filósofo, maestro de inglés y entrenador de liderazgo. Nació en Morelia, Michoacán, el 18 de mayo de 1973. Estudió Contaduría en la UABC de Tijuana, BC, y se certificó en Ontario, California, EEUU, como entrenador de liderazgo y como maestro de inglés. Obtuvo Mención Honorífica en el Premio Estatal de Periodismo de la ARSAC, 2025. Soñador despierto toda la vida.

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