El agua en La Paz en tiempos de la COVID-19: ¿escasez selectiva?

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El derecho al acceso al agua es universal y en nuestro país está plasmado en el Artículo 4, párrafo sexto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra señala:

Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines.

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De acuerdo a lo anterior, el Estado es responsable de proveer del vital líquido a la población, ésto debe observarse y aplicarse con la colaboración de los tres órdenes de gobierno: la Federación, las entidades federativas y los municipios. Pero la participación de los municipios debe ser más intensa ya que es la autoridad al final de la cadena de mando, y es la que en última instancia debe garantizar que el agua llegue a los hogares de los mexicanos pues así lo establece el inciso (a), fracción III del Artículo 115 Constitucional, que estipula la facultad y mandata la obligación de los municipios para la prestación de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento, que a la letra dice así:

Los Municipios tendrán a su cargo las funciones y servicios públicos siguientes:

  1. Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales.

Y aunque todo lo anterior es mandato constitucional la realidad es otra y en todo el país un amplio sector de la población no tiene acceso a este derecho básico, ya que en muchos lados el suministro de agua es ineficiente e irregular o no existe. Por lo general, es en las zonas de mayor marginación social en las que la población más vulnerable económicamente sufre por la carencia del vital líquido.

Baja California Sur es una de las entidades con mayor estrés hídrico del país, debido a que se encuentra en una zona semidesértica comprendida en La Región Hidrológico Administrativa I Peninsula de Baja California (RHA I PBC), que comprende la totalidad de los estados de Baja California y Baja California Sur, y el municipio de San Luis Río Colorado de Sonora. La mayoría de los municipios comprendidos en esta región se encuentran ante un panorama desfavorable para el acceso al agua, debido a factores como la disminución de la recarga hídrica natural del manto freático, el desarrollo urbano y el incremento poblacional (Estadísticas del agua en México, 2017, Semarnat-Conagua, y Programa Hídrico Regional Visión 2030. Región Hidrológico-Administrativa I Peninsula de Baja California, 2012, Semarnat-Conagua). Y, por supuesto, los municipios de Sudcalifornia no son la excepción, principalmente Los Cabos y La Paz, debido al voraz incremento de la actividad inmobiliaria, sobre todo de los grandes desarrollos turísticos, pero también por la notable ampliación urbana.

En La Paz la mancha urbana se extiende incontenible hacia la carretera a Todos Santos; y en su zona céntrica, en las inmediaciones del malecón, la ciudad crece hacia arriba con la modalidad de edificios departamentales, para la cual en varias ocasiones se ha violado el Plan de Desarrollo Urbano municipal o éste ha sido modificado a conveniencia de los empresarios desarrolladores y en detrimento de la población.

Curiosamente, el agua escasea menos o no falta en la denominada Zona Comercial y en la zona inmediata de la colonia Centro, pero al alejarse unas cuantas cuadras del área turística, la falta del vital líquido es abrumadora. Manzanas enteras de la colonia Centro en colindancia con otras tantas de la colonia el Esterito carecen de agua durante días y hasta semanas; funcionarios del Organismo Operador Municipal del Sistema de Agua, Alcantarillado y Saneamiento de La Paz (OOMSAPAS), consultados al respecto, señalan que así es y que la problemática tiene algún tiempo y se muestran frustrados por la incapacidad que tienen para resolver el problema. Su respuesta final es que no hay agua.

El problema se agrava entre más lejos se esté de la zona céntrica, por ejemplo en colonias como Francisco Villa y Lázaro Cárdenas los habitantes sufren continuamente y por mayores periodos la falta de agua, incluso durante meses. Es así que la autoridad municipal no está garantizando el derecho básico de gran parte de la población paceña al acceso al agua consagrado en nuestra Constitución. Y si de poca agua se trata, el manejo de ésta también debería ser equitativo, es decir si nos va a faltar el agua, que nos falte parejo.

No parece un acto fortuito que la zona turística inmediata al malecón rara vez carece del vital líquido. ¿Será que desde OOMSAPAS se pueden decidir a quien le falta y a quien no le falta agua cada temporada de calor? Éste tipo de decisiones gubernamentales que parecen beneficiar a unas zonas y a otras no, deben ser consideradas inhumanas, pero en tiempos de la COVID-19, cuando el mandato es “Quédate en casa y lávate las manos…” deben ser consideradas hasta criminales. De no ser así, deberían entonces, no sólo los funcionarios del agua sino el Presidente municipal Rubén Muñoz, darnos un informe pormenorizado de la escasez del agua en el municipio y explicarnos por qué les falta a algunos y a otros no.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

 

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La Última Trinchera

Roberto E. Galindo Domínguez

Sudcaliforniano por decisión. Escritor. Maestro en Apreciación y Creación Literaria (Casa Lamm) y en Ciencias en Exploración y Geofísica Marina (Instituto de Geofísica-UNAM). Licenciado en Diseño Gráfico (Facultad de Artes Plásticas-UNAM), en Arqueología (ENAH) y en Letras Hispánicas (UAM). Investigó barcos hundidos y restos culturales sumergidos (INAH). Fue profesor en la ENAH y la UnADM. Tiene un libro y ensayos científicos en publicaciones nacionales e internacionales. Escribe en “Contralínea” y “El Organismo”. Ha colaborado en “Gatopardo”, “M Magazine” y otras revistas. Red Voltaire Internacional (París) seleccionó y publicó 29 de sus textos. Doctorante en Investigación y Creación de Novela (Casa Lamm). Miembro del Taller de la Serpiente y Mar Libre.

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