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Californios y Naturaleza. Relación de los grupos étnicos nativos de la Antigua California con su entorno

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cuando nos ponemos a meditar sobre la destrucción que hemos realizado los seres humanos en el medio natural en que nos encontramos coexistiendo, nos escandalizamos y horrorizamos antes las casi nulas posibilidades de retroceder en este camino. El ser humano en la actualidad ha demostrado tener un gran avance en las ciencias, las artes, deportes y en general en todo lo que se considera como cultura, sin embargo, de forma paradójica, hay que aceptar que hace miles de años los habitantes de la Antigua California vivían en un equilibrio inigualable con la naturaleza.

La península de Baja California inició su proceso de poblamiento hace aproximadamente unos 10 mil años. De acuerdo a los antropólogos, esta migración se fue dando en oleadas sucesivas de grupos humanos que pasaron del continente asiático al americano a través del estrecho de Bering, y paulatinamente fueron descendiendo hacia el Sur del continente en la búsqueda de mejores sitios de caza y recolección, hasta que finalmente algunos de estos grupos se internaron por la parte Norte de la península, quedando aprisionados en nuestra estrecha península de forma indefinida. Se sabe que el clima en aquellos años era más frío y húmedo que en la actualidad, lo que permitió la existencia de fauna como mamuts, bisontes, camellos, osos hormigueros gigantes y caballos, entre otros. Los grupos humanos se dedicaron a cazar estos animales y a recorrer por temporadas extensos territorios en su búsqueda. Conforme el clima cambió y empezó a aumentar la temperatura y desertificarse las tierras, los seres humanos adaptaron su dieta a la caza de animales pequeños así como introducir el consumo de plantas y semillas para complementar la ingesta calórica necesaria para sus organismos.

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Cuando los primeros colonos europeos arribaron a la península encontraron grupos humanos perfectamente adaptados a la vida en esta tierra, la cual a ellos se les presentaba como inhóspita e incluso “la peor que se haya descubierto”. Los grupos humanos nativos se podían dividir entre los que vivían en las costas y litorales, y los que vivían en las sierras y llanos. Los primeros habían desarrollado un modo de subsistencia basado en la recolección de moluscos y caza de peces, tortugas, focas, delfines, etcétera. Este tipo de recursos eran prácticamente ilimitados y permanentes en todo el año, por lo general sus asentamientos los realizaban cerca de aguajes con lo cual tenían garantizada su dieta. El segundo grupo, el de los serranos, se habían adaptado a la caza de pequeños animales (víboras, cachoras, conejos, ratas, aves, gato montés, berrendo) así como a la recolección de frutos de plantas (ciruela, higo, agave, pitahaya, medesa). Incluso, la coexistencia entre ambos grupos les permitía a unos y otros incursionar en diferentes puntos de la península en caso de que el alimento escaseara.

A pesar de lo que muchas personas piensan, el que estos grupos deambularan constantemente por la península en búsqueda de alimento y agua (actividades de apropiación), sí les permitió desarrollar una cultura. Lo anterior lo sustento en la existencia de maravillosos murales o pinturas rupestres las cuales dan cuenta de una gran cantidad de seres con los que convivían como son: otros seres humanos, venados, tortugas, etcétera. El tallado de petroglifos y la elaboración de diversas herramientas líticas así como otras de hojas y corteza de árboles nos da cuenta de su nivel de evolución. Además de lo anterior, en los diarios que escribieron diferentes exploradores así como los jesuitas, que fue la orden eclesiástica que convivió de forma permanente durante 70 años con los diferentes grupos que poblaban la península, nos narran el complejo nivel de especialización que tenían para desempeñar los diferentes roles ya sea entre los diferentes grupos como entre los integrantes de los mismos: rituales de encuentro entre los grupos, ceremonias anuales, roles del hombre y la mujer, rituales funerarios, etcétera.

Continuando con el nivel de adaptación californio-naturaleza que desarrollaron, se puede mencionar como un gran avance, el que adaptaran la cantidad de elementos que conformaban sus “bandas” o “rancherías” a las características de la zona en la que vivían o a los factores ambientales que reinaban en cada temporada. Con lo anterior, quiero decir que entre más árido e inhóspito era el sitio donde vivían y escaseaba más el alimento o el agua, las bandas se fragmentaban más en pequeños grupos con el propósito de abarcar mayor terreno y tener mayor facilidad de poder conseguir alimento para sus escasos integrantes. Además de lo anterior, cuando las lluvias empezaban a espaciarse, y por consiguiente era más difícil encontrar semillas, plantas comestibles o animales suficientes para alimentar al grupo, las bandas se fraccionaban en unidades pequeñas y se distribuían en diferentes territorios, con el mismo propósito que ya se describió anteriormente.

Los grupos humanos que habitaron la península de Baja California tuvieron que desarrollar rituales para convivir en un ecosistema con una limitada cantidad de alimento y agua. Es por ello que en las crónicas de exploradores y misioneros del siglo XVI, XVII y XVIII nos narran cómo las diferentes rancherías se saludaban y convivían cuando se encontraban en los mismos territorios. Sin embargo, también ha quedado constancia que había momentos en que dicha interacción no era tersa ni mucho menos pacífica por lo que había constantes enfrentamientos atribuidos a la lucha por conseguir o defender alimento suficiente para sus integrantes. Finalmente, es importante mencionar que dentro de los grupos también se desarrollaron prácticas que permitieron maximizar el aprovechamiento de los escasos recursos tales como: consumir de forma rápida y hasta el exceso el alimento que momentáneamente se les presentaba, o bien la práctica de la “segunda cosecha” (alimentarse de semillas previamente expulsadas del cuerpo) o masticar de forma grupal un pedazo de carne. Este tipo de prácticas alimentarias jamás fueron comprendidas por los colonos europeos y en la mayoría de los casos fueron elementos que utilizaron para demostrar el nivel de bestialismo y atraso en que vivían estos grupos.

Quisiera finalizar con este ejemplo del nivel de adaptación de los californios a su ecosistema para fundamentar mi concusión: “cuando los misioneros jesuitas comenzaron a trabajar en el desierto central, su registro llegó al impresionante número de 1 600 almas para la jurisdicción de la Misión de San Francisco de Borja, sitio que en la actualidad (2002) se encuentra escasamente poblado” (La economía de los Aborígenes de Baja California. Rosa E. Rodríguez T.). Ni con todos los avances tecnológicos con los que se cuenta en la actualidad, los seres humanos contemporáneos lograremos en nivel de armonía que tenían nuestros hermanos californios con esta tierra y este mar. Tal vez la respuesta para controlar y revertir el deterioro ambiental y la destrucción de la raza humana la encontremos no en el presente, sino en el pasado, y con ello, saber si todavía tenemos futuro.

Bibliografía:

Trejo Barajas, D. (Coordinación general). González Cruz, E. (Editora del volumen), Historia General de Baja California Sur. I. La economía regional.

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Luis Fernando o la fragilidad de la vida

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

Para Modesto Peralta Delgado.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Pienso en el dolor de Modesto o en el de sus padres. Luis Fernando Azcárraga se ha ido de este plano terrenal en el que habitamos los vivos, o que decimos estar viviendo. Me ha impactado la noticia, como todas esas que nos llegan como balde de agua fría, como si de pronto la vida se hubiera eclipsado por un segundo para decirnos que un alma buena nos ha abandonado. A donde fuere, seguro iluminará, como a nosotros, ese Más Allá tan especulado desde el territorio de la imaginación, pero que sin duda tiene sus cimientes en nuestras esperanzas y vivencias: de algún modo seguimos viviendo en la muerte aunque jamás podamos probarlo. Pero Luis Fernando sí podrá. Él allá podrá seguir con su tea radiante, ayudando a que nazcan, con su luz, nuevas estrellas. Tanta vida, tanto amor, tanta energía, tantas sonrisas, tantos afectos no pueden quedarse en este horizonte donde debatimos el futuro del instante de la humanidad.

Su partida me ha dejado partido. Era un hombre dulce, generoso, dispuesto siempre a ayudar sin pedir nada a cambio. No lo digo como un cliché, conmigo siempre tuvo voz de alegría y atenciones que sólo los buenos amigos saben dar. Ver que Modesto sufría, que se dolía, que todos los mundos vividos con él se derrumbaban, era descubrir que la fragilidad de la vida es un hilo delgado que no sabemos por dónde se va a romper. Comencé a mirar de cerca mi propia fragilidad y cómo ésta puede ser arrancada de tajo.

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Desde hace dos años estamos así, vulnerables, expuestos al paso de la vida y del tiempo, que se alarga y acorta según el afán fantasmal de un bicho que nos ha quitado la vida cotidiana. Hemos descubierto también no solo la solidaridad, la ternura, el amor, sino incluso la miseria humana que está dispuesta al aplastamiento con tal de lograr su propia supervivencia. Luis Fernando me ha abierto los ojos a mi propia alma que como una pluma es llevada por el vaivén de la fragilidad. Verlo partir es un aviso de que, como decía mi madre, “la vida no la tenemos comprada”, y que en algún momento debemos dejar esta hermosa vida a la que a veces no sabemos respetar ni venerar, pues es la única diosa a la que deberíamos rendirle culto con el templo de nuestra sabiduría y relaciones sanas.

Este bicho que está en todas partes nos muestra claramente que sólo somos carne y agua, nervios y fuego, sangre y tierra, aire y sentidos. La chispa de la vida, su jalea sabrosa que puede ser extraída en un santiamén, es solo una ilusión pasajera instalada en nuestras conciencias que luchan por entender el propósito de la vida. Nos llegó de súbito, pero así de súbito estamos aprendiendo que la mayor importancia es poseer un pedacito de significado y de amor para retirarnos en paz en cualquier instante.

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La ciencia que importa

FOTOS: Archivos.

La inmortalidad del cangrejo

Por Lorena Durán Riveroll

 

Las ciencias aplicadas no existen,

lo que existe son las aplicaciones de las ciencias.

Louis Pasteur

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Iniciamos un nuevo año y se siente un ambiente de expectación. ¿Qué nos espera? ¿Qué noticias habrá, qué cosas nuevas veremos? Hace unas semanas recibí la invitación para colaborar con este proyecto. ¡Qué emoción volver a escribir, ahora desde mi otro yo! Y así, mirando el mar por la ventana mientras tomo café, pienso en todos los temas sobre los que quiero escribir. Y entre todos esos temas, hay uno en particular que me ha estado rondando desde mucho antes de recibir la invitación: ¿cuál es la ciencia que verdaderamente importa?

Como dijo el profesor y divulgador científico de la Universidad de Murcia, José Manuel López Nicolás, “la ciencia es la obra de arte colectiva más importante de la humanidad”. La ciencia es un trabajo colectivo, una serie de información obtenida de manera metódica. Y, como es información sobre los fenómenos (naturales, sociales, físicos, químicos, planetarios, exoplanetarios, etcétera), es universal. El término universal generalmente me saca ronchas (como la “historia universal”, pues me parece injusto que solo trate de la historia de los terrícolas, por ejemplo, y que, además, generalmente se enfoca en la historia europea), pero no en este caso. La información científica es real y funciona en cualquier país de nuestro planeta y, si hablamos, por ejemplo, de la física del universo, también funciona en otros planetas. Por lo tanto, no hay tal cosa como una ciencia “nacional”; no hay una ciencia mexicana, estadounidense o alemana. La ciencia es el conocimiento conseguido por la humanidad a través de métodos, y ese conocimiento es revisado y comprobado todo el tiempo.

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¿Hay una ciencia que importa más?

Hace unas semanas, en un desagradable intercambio de ideas, una persona que intentaba descalificar mi trabajo me cuestionó: “tú, que te dices científica, ¿cuántas patentes tienes? Lo que haces no sirve de nada”. ¿Será que sólo la ciencia que produce patentes es la ciencia importante?

Una parte de la población piensa que sí. Que hacer ciencia es inventar y descubrir cosas para ser explotadas comercialmente de manera casi inmediata. Y, efectivamente, esa es una parte de la ciencia. La mayoría de los descubrimientos científicos son peldaños pequeñitos que pasan desapercibidos para la población no especialista en el tema y que sirven para que, eventualmente, la información generada sea utilizada por los que vienen detrás de nosotros, quienes construirán otro pequeño peldaño. Los descubrimientos científicos que llegan a los noticieros son el resultado de cientos o miles de investigaciones realizadas por cientos o miles de científicos cuyos nombres quedarán mayormente en el anonimato, pero cuyo trabajo creó una pieza de ese rompecabezas que al final vamos formando. Un rompecabezas que quizá sea infinito.

La inútil división de la ciencia

La ciencia produce, fundamentalmente, conocimiento. Toda ella. Pero de un tiempo a la fecha se ha querido dividir al quehacer científico en “ciencia aplicada” y “ciencia básica”. Sin duda, esta división, que es completamente artificial, no fue propuesta por algún científico; suena, más bien como la idea “brillante” de algún político, aunque desconozco al (a la) autor(a) de este disparate.

Dentro de este esquema ya marchito y sin base real, la “ciencia aplicada” es la que produce las patentes. Los productos. La que vende cosas. Por otro lado, la “ciencia básica” es la que no tiene una aplicación inmediata y que tal vez nunca la tenga, pero que es la base, como su nombre lo indica, de los descubrimientos y todo aquello que se patenta. Los productos. Las cosas. A esta parte de la ciencia también se le ha llamado —y probablemente sea un término más preciso—: “investigación fundamental”.

Pero no perdamos de vista que la “ciencia básica” es la madre de la “ciencia aplicada”. Sin ella, no existiría ninguna patente, ninguna tecnología. Todo esto que usamos ahora, desde los microondas hasta los satélites espaciales, todo lo de manufactura humana ha requerido de una base de conocimiento fundamental. Todo. (AQUÍ se puede encontrar un magnífico texto del Dr. Ruy Pérez Tamayo sobre el tema).

El desperdicio de tiempo y dinero en cosas “inútiles”: la invención del rayo láser

Una historia que me parece especialmente interesante y que ejemplifica la inutilidad de esta separación de la ciencia, es la invención del rayo láser. Ahora es extremadamente común encontrar punteros láser en cualquier lugar, como los que usamos para señalar algo en nuestra presentación o en clase, o que vemos proyectados hacia el cielo en los festivales de luces en muchas ciudades y espectáculos. Pero el inicio fue complicado y la idea surgió de (tambores) la “ciencia básica”. Por décadas, los investigadores tuvieron que luchar contra un sistema que consideraba que sus investigaciones eran una pérdida de tiempo al centrarse en analizar la luz, los electrones y los fotones, cosas inútiles, sin ganancia alguna. Una pérdida de tiempo y dinero, consideraron los políticos y economistas por mucho tiempo. Quisiera ver ahora sus caras, si supieran los múltiples usos de este invento, y las fortunas que se han amasado a partir de su fabricación específica con fines tecnológicos, científicos, médicos, educativos y hasta bélicos.

Los mexicanos y la ciencia

De acuerdo con una encuesta realizada en el 2018, una buena parte de la población mexicana (encuestada) opina que en nuestro país hay un grave retraso en el avance científico, principalmente debido a la falta de inversión. Una tercera parte piensa que los avances científicos resultan en una mejora en la salud y la calidad de vida de las personas, sin embargo, otro tercio de la población dijo no “creer” en ella. A pesar de esto, y a diferencia de las personas encuestadas en los Estados Unidos, los mexicanos dijeron preferir platicar con astronautas o premios Nobel que con cantantes o artistas, aunque más del 80% admite no saber nada de ciencia, y al 90% le gustaría saber más. Y estas son buenas noticias. (Dos interesantes artículos sobre el tema se encuentran AQUÍ y ACÁ)

¿Son los países más ricos los que más científicos tienen?

Spoiler alert: aunque Hollywood nos quiera convencer de otra cosa, la respuesta es no.

Cada cierto tiempo, aunque los últimos años con varias fallas, principalmente por la dificultad de realizar encuestas durante la pandemia, se realizan análisis en muchos países sobre indicadores económicos y de bienestar de la población. Y uno de estos indicadores es el número de investigadores por millón de habitantes.

El país que tiene más investigadores por millón de habitantes es Dinamarca (8 mil 66 en 2018). Pero, aunque Dinamarca no se encuentra entre los 10 países más ricos del mundo, este país está el primer lugar en calidad de vida y es el de menor contaminación.

Suecia y Finlandia, tercer y cuarto lugares en número de investigadores por millón de habitantes (7 mil 536 y 6 mil 861, respectivamente en 2018), tampoco están dentro de los 10 países más ricos, pero sí son parte de los 10 países con mejor calidad de vida y menor contaminación.

México, en cambio, se encuentra en el sitio 69, con 315 investigadores por millón de habitantes (datos de 2016); en el sitio 48 en cuanto a calidad de vida y en el 49 en cuanto a contaminación.

¿Significa que hay una relación directa entre la cantidad de investigadores por millón de habitantes y la calidad de vida de la población y/o la contaminación del país? Definitivamente no es una relación directa. Pero estos números dan mucho en qué pensar.

Entonces, ¿cuál es la ciencia que importa?

Regresando al tema, y si queremos seguir con la división de la ciencia en básica y aplicada, aunque huela a anilina, la respuesta es bien sencilla: toda la ciencia importa. La llamada ciencia básica es la madre de la ciencia llamada aplicada, por decirlo de alguna manera. La base de conocimiento que se genera sobre el tema que sea es fundamental para los pasos siguientes, aunque a veces no sepamos cuáles serán.

Importa la ciencia hecha en México, aunque no tengamos todas las facilidades con las que soñamos, pero que podemos subsanar a través de colaboraciones nacionales e internacionales. Importa la ciencia que produce patentes, pero no olvidemos que fue la ciencia fundamental la que sentó las bases para llegar a ellas. Importa toda la ciencia. Y nuestro país y todo el mundo necesita más científicos.

Datos obtenidos de:

https://www.bankinter.com/blog/mercados/ranking-paises-mas-ricos-mundo

https://www.muynegociosyeconomia.es/economia-y-finanzas/fotos/los-paises-mas-ricos-del-mundo-171614682161/8

https://data.worldbank.org/indicator/SP.POP.SCIE.RD.P6

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Sentencia en el Caso Digna Ochoa

FOTOS: Internet.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 25 de noviembre de 2021, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió sentencia en el Caso Digna Ochoa y familiares contra México, concluyendo un procedimiento contra México, por irregularidades graves en la investigación del asesinato de la defensora de derechos humanos: Digna Ochoa y Plácido, el 19 de octubre de 2001, inserta en un contexto de hostigamientos y ataques en contra de personas defensoras de derechos humanos en México.

El Estado Mexicano fue encontrado responsable por la violación de los derechos a la protección judicial y a las garantías judiciales, así como del derecho a la integridad personal en perjuicio de los familiares de Digna Ochoa y Plácido.

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En la sentencia, se condena al Estado Mexicano a:

  • Investigar y en su caso juzgar y sancionar a los responsables del asesinato de Digna Ochoa.
  • Realizar un acto publico de reconocimiento de responsabilidad internacional, y publicar la sentencia.
  • Crear un reconocimiento con el nombre “Digna Ochoa y Plácido”, y poner su nombre a una calle en su natal Misantla, Veracruz, y en CDMX.
  • Diseñar e implementar una campaña, reconociendo la labor de los defensores(as) de los derechos humanos.
  • Elaborar un plan de fortalecimiento calendarizado del “Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas”.
  • Reformar la Constitución para dotar de autonomía e independencia a los servicios periciales.
  • Crear e implementar “Mecanismo de Protección de Testigos que intervengan en el Procedimiento Penal”.
  • Elaborar, presentar e impulsar iniciativa de reforma a la “Ley Federal Para la Protección a Personas que intervienen en el Procedimiento Penal” para que incluya los parámetros y estándares internacionales sobre la materia para la creación y operación efectiva de un Mecanismo de Protección a Testigos.
  • Crear e implementar a nivel federal un protocolo específico y especializado para la investigación de ataques contra defensores(as) de derechos humanos, incluyendo un plan de capacitación del personal de investigación sobre el protocolo referido en el punto resolutivo anterior, así como la creación de un sistema de indicadores que permitan medir su efectividad
  • Pagar 385 mil USD, por concepto de indemnización por daño material e inmaterial, a los padres y hermanos de la víctima; reintegrar gastos y costas y cubrir al Fondo de Asistencia Legal de Víctimas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos la cantidad erogada durante la tramitación del juicio.
  • En un año, informar sobre las medidas adoptadas para cumplir la sentencia.

Entre los puntos más relevantes de la sentencia, destaca la concepción del daño material e inmaterial, cuyos parámetros obligan al Estado Mexicano a la adecuación y armonización de su legislación interna. Sobre el particular, la Suprema Corte de Justicia de la Nación habrá de redefinir la concepción de la llamada reparación integral del daño, ajustándola a los lineamientos establecidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Destaca también la obligación de dotar de independencia y autonomía a los servicios periciales en el ámbito forense, para romper la cadena de dependencia, subordinación y alineación que actualmente existe entre quien emite una pericia, y el órgano investigador y persecutor del Estado.

Finalmente, en la sentencia se destaca el señalamiento del Relator Especial sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos, que tras su visita a México en 2017 apuntó que pese a que se han logrado ciertos progresos, el nivel de violencia en México sigue siendo alarmantemente alto, lo cual afecta a la población en general, e indicó que la mayoría de los(as) defensores(as) de derechos humanos con los que se había reunido durante su visita confirmaron que habían sido víctimas de actos de intimidación, acoso y estigmatización a manos de agentes estatales y no estatales en represalia por su labor de defensa de los derechos humanos, aunado al alto nivel de impunidad que impera sobre estos crímenes.

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¡Adiós, Luis Fernando!

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Fue un hombre único y maravilloso. Entre sus varias virtudes: era leal y sumamente honrado —no por nada era el administrador de la casa y del negocio—; era de una carácter positivo, intenso y lleno de chispa, quien siempre se dirigía a las personas con sonrisas y palabras amorosas; y de una apariencia pulcra, un caballero siempre oloroso a perfume, todo un publirrelacionista nato; muy auténtico y orgulloso de ser lo que era. Era mi cara opuesta y mi mejor complemento: él era la rica bebida del martini, mientras yo era la amarga aceituna.

Luis Fernando Azcárraga de la Peña —o Güicho, Fer u Osito— nació en su amada La Paz el 4 de septiembre de 1979. Falleció el pasado 17 de enero, por complicaciones por COVID. Hijo de doña Irma y don Alberto; la primera vive junto con su otro hijo, Alberto; el segundo, ya finado. En abril, cumpliría con su servidor, 15 años de haberse conocido y ser una pareja y una familia en toda la extensión de la palabra. Me deja solo, si bien, acompañado en el dolor por mucha gente, y al cuidado de Jumbo, nuestro gatito. Y aunque no estudió una carrera profesional —de haberlo hecho hubiera sido la meteorología, pues era un aficionado al clima—, no le hizo falta, pues deja unas lecciones impresionantes a quienes lo conocimos de cerca, como el tener con poco para ser completamente feliz. Y lo fue. ¡Vaya que sí!

El idioma de la energía

Fernando Querido, hago este ejercicio inútil de la escritura, sólo por que mereces todos los homenajes, pero es inútil porque esto no regresa los relojes, ni tus cenizas vuelven a ser tu cuerpo. He tenido que aprender, a fuerzas, del dolor, de la resignación, y me doy cuenta que todos los clichés que se dicen ¡son ciertos! Que no alcanzan las palabras, que parece que quitaran un pedazo de mi vida, como si te hubieran arrancado de mi pecho… Todas esas palabras trilladas, son ciertas. Y yo he tenido que repetir mil veces Gracias, gracias a todos los que se acuerdan de ti y me dan su alivio. Pero estas Gracias ya suenan gastadas, no porque sea insincero, sino porque ha sido cansado explicarte a cada rato y traer tu nombre hasta mi boca para recordarte.

Es cierto: no hay palabras. Las palabras son las herramientas imaginarias que nos inventamos para nombrar al mundo y no perdernos, para intentar coger el agua o tatuar el humo —como dijo un poeta. Yo también recurro a ellas para expresarme, y hasta te hablo quedito para sentir tu presencia que está en toda la casa: en el refrigerador, en la cama, en tus pastillas, en tus novelas, en la mirada del gato esperando verte cada que abro la puerta. Por eso, aunque sea inútil escribirte, acudo también al idioma de la energía, al lenguaje de la luz y el viento, donde las letras ya no importan. Donde Ser es Estar.

Quiero imaginarte en todos lados y decirte que no tengas miedo, y que encuentres mucha luz. Decirte que muchísima gente te hemos amado, y aunque es cansado de contestar mensajes, todo lo hago por ti, Osito hermoso. Que merecías todo lo que compartimos y cómo te chiqueaba, y que fuiste una parte vital, importantísima, para mí. Que ya estás libres de medicamentos, de los achaques y las preocupaciones de la diabetes y otros males. Yo comeré tus paletas de hielo sin azúcar, por ti, y sobaré el lomo del gato diciéndole cuándo le amabas.

Aunque te he llorado, te he homenajeado por todos los medios posibles y me dueles tanto, necesito dejarte ir. Agradecer a la Vida, que eso es Dios para mí, que un día hace 15 años nos encontramos en un chat, nos conocimos en persona y nos fuimos a vivir juntos. Aunque hubo viajes y ausencias, tú estabas ahí y estaba yo contigo en la distancia, nos sentimos en ese idioma de la energía en el que las palabras sobran. Aunque suene también trillado, lo cierto es que me dueles en el alma y te amo. Siempre estarás en mí. Caminemos juntos todavía. Tú, en el camino de la luz, yo en el de esta tierra de sombras.

Los Heraldos Negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos, pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡Pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

César Vallejo.

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