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Las casas más embrujadas de La Paz

Foto: El Sudcaliforniano

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hablar de casas embrujadas es un referente en la historia de la humanidad, ya que se tiene la creencia que los objetos y lugares habitados por las personas guardan la esencia y alma de los difuntos.

No todas las casas viejas y abandonadas están embrujadas, como lo saben los exploradores urbanos que en más de una ocasión no salen espantados por espectros sino por algún vagabundo o animal, pero al parecer en su mayoría las más embrujadas si son antiguas, con un historial fácilmente comprobable por los relatos de la gente y, en ocasiones, por los mismos escritos o noticias.

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La casa más embrujada y conocida en La Paz ya no existe, fue derrumbada hace un par de años, aunque la gente sigue hablando de ella.

Hace muchos años, entre 1940 y 1970, existió una casa como cualquier otra en sus tiempos construida sobre cimientos de piedra, con muros de ladrillos pesados de color rojizo unidos con la mezcla de arena y cal, que a su vez sostenían un techo de cemento y palma. Las ventanas eran grandes, y las puertas estaban hechas de gruesa madera. Esta casa tenía dos amplios cuartos y dos más pequeños. Afuera había un viejo molino de viento y un pozo de agua, por lo cual se construyó una pila para el almacenamiento del vital líquido que serviría para el riego de las plantas y árboles de la huerta (Fuente: registro público. 373- foja 381 vol. 80 sección primera).

En este lugar vivió una pareja que, como todas, iniciaba una vida llena de esperanza y de planes para el futuro. Trabajaban, arreglaban su casa, sembraban, cuidaban los árboles de la huerta y más tarde tuvieron a sus hijos para formar a su familia. Desgraciadamente, ahí ocurrió una tragedia, la cual provocaría el abandono del lugar. La leyenda de la casa de la Allende nacería a partir de esa tragedia, que a diferencia de muchas otras ocurridas en aquel entonces, involucra historias de la gente y supuestos eventos sobrenaturales.

Tras el suicidio de una persona el cual consta en los registros policiales, se comenzó a decir que la casa presentaba mucha actividad paranormal y por eso nunca se habitaba, existieron muchos testigos y poco a poco la casa se fue abandonando y desgastando, hasta que el año 2018 fue demolida; muchos vecinos aseguran que aún en el terreno baldío se sienten malas vibras.

La biblioteca Justo sierra

Más de 100 años de historia y, por supuesto, no le podían faltar sus fantasmas.

La que fuera la residencia de la viuda de Manuel Mezta, gobernador del Distrito sur de la Baja California, fue vendida al gobierno para convertirse en cárcel y hospital. Se sabe que muy anterior a eso ahí eran terrenos del antiguo panteón, lo cual se puede corroborar en antiguos mapas de la ciudad, y esto de algún modo da certeza y hace más legítimas las diversas apariciones.

Empleados actuales hablan de como en ocasiones les apagan las luces, o incluso han visto correr una niña por sus pasillos, hasta han visto deambular extraños espectros por el lugar. También vecinos pueden testificar haberse visto ante las apariciones del lugar, sin duda, además de histórico, uno de los lugares más emblemáticos del estado de Baja California Sur.

La mansión Olachea

Esta antigua (aunque ya muy remodelada) construcción se encuentra sobre el paseo Álvaro Obregón, mejor conocido como el Malecón, la antigua residencia del Ex Gobernador Agustín Olachea, ha sido sitio de hoteles, restaurantes y hasta museos; pero, como si se tratara de una maldición, estos negocios no prosperan, y el lugar termina siempre abandonado un tiempo después.

También se dice que en su interior se encontraba el acceso a uno de los famosos túneles secretos de que se cree existen debajo del centro de la ciudad de La Paz, y más de un explorador curioso ha salido corriendo de ella mientras buscaba este acceso, ya que se cuenta que en su interior  espantan.                                                                   

Las casas desaparecidas

Existen dos casos de casas embrujadas muy curiosas, ya que se desconoce su paradero. Ambos relatos los cuenta la escritora Manuelita Lizárraga.

La primera cuenta la historia de una casa fantasma que se aparecía por las calles Héroes de Independencia y Rosales, en la época en que aún funcionaba el Cinema Juárez; en el sitio fue recurrente la aparición de la casa fantasma, de una mujer de negro y diversos fenómenos extraños, por lo cual las personas tenían miedo de pasar por ahí a altas horas de la noche (Revista Compás, número 204, publicado en el año 2009. Archivo Histórico Pablo L. Martínez).

La segunda cuenta como en un fraccionamiento en construcción por allá por los años 90s, un novio celoso asesinó brutalmente a su novia en una casa aun no habitada; este hecho no se hizo público para que el fraccionamiento no tuviera mala publicidad, pero se contaba como los guardias del lugar observaban y escuchaban una mujer llorando por el lugar, incluso la llegaron a ver vestida de blanco, aparentemente con un vestido de novia.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Transferencia de partículas de plástico en las cadenas tróficas marinas

IMAGEN: Internet

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Abramos un pescado para hacer un delicioso filete. Quitémosle las vísceras, pero, en lugar de desecharlas, vamos a examinarlas con el microscopio para buscar parásitos o ver la condición de salud que tenía el pez. ¿Qué son esas partículas diminutas tan simétricas que observamos en sus tejidos? ¡Fragmentos de plástico!

¿Hemos contaminado el mar de tal manera que sus habitantes ya integran polímeros a sus tejidos? De ser así, ¿cómo puede afectar esto a los ecosistemas y a los humanos? Estas preguntas son el parteaguas para nuevas líneas de investigación sobre un problema que debemos afrontar en este siglo.

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Plásticos, contaminación y fragmentación

Los plásticos son polímeros sintéticos de alto peso molecular y baja densidad constituidos por moléculas de carbono, es decir, orgánicas. El plástico es un material versátil, de larga durabilidad que ha sido usado extensivamente desde el siglo XX, debido a sus atractivas propiedades, tales como liviandad, ser agradable al tacto, aislante eléctrico, impermeable y por su resistencia a la corrosión, la degradación ambiental y biológica. Estas características han convertido el plástico en el material más común para la manufactura de miles de productos en industrias tan diversas como la electrónica, la de envoltorios, del vestido y calzado, además de múltiples artículos como juguetes, fibras, muebles, bolsas, botellas, gafas, etc.

En los últimos 60 años, la producción global de plástico ha ido en aumento y, en la actualidad, se producen 300 millones de toneladas al año, de las cuales 40% corresponde a la fabricación de envases y 20% a la construcción. El gran problema es que, al no ser un material biodegradable, el plástico —cuando se desecha— no puede reintegrarse a los ciclos moleculares orgánicos.

Una cantidad inmensa de plásticos entra en los ecosistemas acuáticos mediante el descarte, las aguas negras, los lixiviados, vertederos y contaminación de los mares. Algunos estudios han estimado que más de cinco trillones de piezas de plástico flotan en la superficie de los mares y se ha documentado una cantidad ingente de plásticos en el piso oceánico.

Los plásticos pierden resistencia y se fragmentan con el tiempo, debido a procesos físico químicos: la exposición a la luz solar, la oxidación o la acción física del oleaje y las corrientes, pero esta fragmentación no implica una degradación. El polímero, aun siendo más pequeño, no altera su configuración química; por ejemplo: en una sola lavada, una fibra sintética puede fragmentarse en cerca de dos mil fibras microplásticas. Estos fragmentos plásticos son clasificados según su tamaño, y se denomina microplásticos a las partículas cuya medida va de 5 mm a 1 μm de diámetro y nanoplásticos a las partículas menores a 1 μm.

Afectación de partículas plásticas en especies marinas

Los detritos plásticos han entrado a los ecosistemas marinos en todo el planeta y pueden dañar a los seres vivos. Se han documentado más de 630 especies marinas que interactúan con partículas plásticas, dentro de las cuales se encuentran peces, tortugas, cetáceos, aves, moluscos y crustáceos.

La ingesta de estas partículas ha causado daños a las aves marinas mediante el bloqueo del sistema digestivo o perforación intestinal. Se ha documentado que varias especies de tortugas marinas ingieren plástico, probablemente al confundirlo con medusas, lo que afecta su sistema digestivo ocasionando, incluso, su muerte. En junio de 2018 se registró, en el estómago de un calderón Globicephala macrorhynchus, un total de 80 bolsas de plástico, lo cual causó su muerte.

Transferencia de partículas plásticas en cadena tróficas

Aún no se ha descrito con claridad la forma de transferencia de las partículas plásticas a través de las cadenas alimenticias, si es que existe una biomagnificación, una acumulación o los mecanismos de transferencia; sin embargo, algunos estudios indican que las partículas plásticas pueden incorporarse en los organismos a través de las cadenas tróficas marinas.

Los nanoplásticos pueden pasar de estas cadenas al fitoplancton mediante algas, protozoarios o bacterias y ser asimilados por organismos filtradores como esponjas o briozoarios. Debido a su diminuto tamaño, estas partículas pueden permear las membranas biológicas, lo que podría afectar células sanguíneas o la misma fotosíntesis.

Varios grupos planctónicos como copépodos, larvas de decápodos, larvas de bivalvos y plancton gelatinoso pueden ingerir nanoplásticos y microplásticos suspendidos en la columna de agua o ingerir a otros organismos contaminados. Los animales marinos pueden confundir microesferas plásticas con zooplancton e ingerirlas.

Se ha documentado la transferencia de microesferas plásticas de mejillones Mytilus edulis a cangrejos Carcinus maenas: 24 horas después de ingerir mejillones, se encontraron partículas en la hemolinfa, los ovarios y las branquias de los cangrejos; pero, a los 21 días, prácticamente, las esferas habían desaparecido.

En otro estudio, se registró una transferencia de nanopartículas de poliestireno en un ecosistema de agua dulce desde el alga verde Scenedesmus sp hacia el cladócero Daphnia magna y hasta el pez carpín Carassius carassius, que sufrió un cambio en su metabolismo. Estos resultados dan pie a varias especulaciones que pueden transformarse en hipótesis; por ejemplo: que algunos organismos pueden incorporar o, incluso, desechar las partículas plásticas, lo cual detendría una posible transferencia a niveles superiores en el ecosistema; de ahí que algunos investigadores piensen que las partículas plásticas pueden inducir respuestas inmuno-tóxicas, alterar la expresión de genes o causar muerte celular.

No sólo la transferencia de las partículas es tema de preocupación, también lo son los contaminantes que las acompañan, ya que el plástico facilita la transferencia de contaminantes tóxicos en el organismo. Asimismo, algunas sustancias contaminantes, como los hidrocarburos aromáticos (bencenos), los bifenoles y las dioxinas, son absorbidas por los plásticos en el mar, debido a su naturaleza hidrofóbica.

Se han realizado experimentos que modelan cadenas tróficas simples en lugares donde los peces cebra Danio rerio ingirieron crustáceos del género Artemia. Los nauplios de las artemias ingirieron dos tipos de nano partículas plásticas. El primer tipo de partículas no tenía ninguna sustancia y el segundo tenía contaminantes orgánicos como benzopirenos. Los peces absorbieron los contaminantes en el epitelio intestinal y se acumularon en el hígado. Tosetto dejó por dos meses micro esferas plásticas en una bahía urbana de Australia en donde se impregnaron de hidrocarburos poliaromáticos –contaminantes altamente tóxicos–; los investigadores alimentaron a anfípodos Platorchestia smithi con estas partículas. Luego dieron estos anfípodos a gobios Bathygobius krefftii pero estos no mostraron ningún cambio significativo.

Estos estudios son muy novedosos y no se conocen los mecanismos o la absorción potencial entre plásticos, sustancias tóxicas y tejidos biológicos. El conocimiento sobre este tema es insuficiente y su potencial científico relevante, pues una parte sustancial de la dieta humana deriva de los animales marinos. Se ha registrado que del 28 % de pescados comprados en mercados de Indonesia y el 25 % de pescados adquiridos en mercados de los Estados Unidos tenían microplásticos en sus vísceras. También se ha reportado la presencia de microplásticos en especies de crustáceos de importancia comercial como la gamba Crangon crangon y la cigala Nephrops norvegicus.

Esto es relevante pues se sabe que tanto en ratas como en humanos las partículas de PVC <150 μm pasan del intestino hacia el sistema circulatorio. Partículas muy finas pueden cruzar las membranas celulares, las meninges y la placenta lo que puede causar daño celular, estrés oxidativo e inflamación.

Futuras investigaciones

Ante la perspectiva de que los desechos plásticos aumentarán en los próximos años aún queda por contestar varias preguntas claves como:

¿Hasta dónde los plásticos transfieren las sustancias contaminantes a los organismos por vía de la ingesta? ¿Obtienen los humanos partículas plásticas mediante la ingestión de animales marinos? ¿Qué proporción de la exposición humana a los ingredientes plásticos ocurre a través de las cadenas tróficas? ¿Hay efectos de sustancias contaminantes asociadas a partículas plásticas en depredadores tope?

Es necesario continuar la investigación científica para resolver estas cuestiones, entender los procesos de acumulación de micro y nanoplásticos y tener bases sólidas para desarrollar acciones que atenúen la contaminación en los ecosistemas marinos.

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Rescatar el patrimonio arqueológico de La Paz y Los Cabos. Entrevista con Aníbal López

FOTOS. Cortesía

Colaboración Especial

Por Arturo González Canseco

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Así como no existe un solo México, tampoco existe una sola “Baja”. La primera noticia que recibió Aníbal López de la existencia de arte rupestre cerca de La Paz fue gracias al libro de Fernando Jordán, El otro México. Encontró la pintura de la que hablaba el periodista y una pregunta surgió de inmediato: “¿dónde habrá más?”. Fue así que nació el proyecto que lo llevó a realizar más de 400 registros de pinturas rupestres en la región austral del Estado y la publicación del libro, Evocaciones del olvido (ISC-INAH, 2014).

A la fecha, esta línea de sitios arqueológicos que comprende de La Paz a Los Cabos, se mantiene a la espera de un programa para implementar su conservación y difusión. Al documentar estos lugares, Aníbal pudo atestiguar el abandono que prevalece en ellos. Un descuido por parte de autoridades y comunidad por igual.

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Un caso que contrasta con el de la sierra de San Francisco. El arte rupestre en la zona alta del Estado es uno de los máximos emblemas sudcalifornianos. Se le comenzó a prestar atención desde el lejano 1789 por el jesuita Francisco Javier Clavijero. Su estilo realista, con fauna marina y terrestre, además de figuras humanas, es un atractivo único en todo México. Desde 1993 recibió por parte de la UNESCO la denominación de Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Para Aníbal López, el rescatar la riqueza arqueológica en la parte sur permitirá a la gente que no tiene posibilidad de ir al extremo norte, apreciar parte de sus raíces. El legado de las etnias originarias que ya han desaparecido. Un bálsamo en medio de una desmedida transculturalidad que se está experimentando desde hace unas décadas en esta parte del territorio mexicano.

La denominación “Baja” surge a raíz del fenómeno de masificación del turismo con fines comerciales. Son muchas las voces que rechazan esta etiqueta que mutila el nombre del Estado. No todo en la vida son intereses comerciales. Una vez que se comienza a conocer esta región, se descubre que hay mucho más. El arte rupestre como ejemplo. La otra “Baja” de Aníbal López.

A continuación la charla con este guía, explorador, fotógrafo naturalista y egresado de Turismo Alternativo por la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

Para empezar, con tus propias palabras platícanos ¿quién es Aníbal López? Yo creo que se podría definir como “un vago con justificación”. Yo me he dedicado a hacer ecoturismo, ya tengo más de la mitad de mi vida haciendo distintos tipos de actividades ecoturísticas y turísticas. En algún momento incursioné en la investigación en lo que yo considero la base cultural del estado de Baja California Sur, arqueología y antropología. El tema específico fue el arte rupestre en la parte austral. Ese fue un proyecto que llevó casi seis años.

¿Cuándo fue que te diste cuenta de que eras un vago? Pues yo crecí en una ciudad de La Paz que era muy restringida en cuanto a actividades, no había espacios más que elefantes blancos, lo que los gobiernos proponían a la población para recreación eran puras canchas de básquetbol que nadie usaba. A mí me llamó más la onda de las patinetas, después de la escuela nos reuníamos en el Parque Cuauhtémoc. Hoy en día ya rindieron fruto todos los problemas que nosotros pasamos por andar en patineta. Era como un desafío entretenerse, fuimos perseguidos por las autoridades. La Policía Municipal no permitía que anduviéramos patinando en las calles.

Fue la patineta el primer vehículo en el que comenzaste a transitar por los caminos de esta ciudad.  Sí, básicamente sí. Ya después en la adolescencia conseguíamos tablas de surfear con extranjeros que venían de paso, mochileros. En ese momento se usaban los “raites”. La ciudad llegaba hasta donde está la UABCS y ahí eran horas de estar esperando para que nos dejaran en la entrada a los Cerritos, en la zona del sur de Pescadero.

A surfear en Cerritos. Sí, era lo más cercano a La Paz. En verano nos íbamos a Costa Azul, hasta San José del Cabo. Y eventualmente uno iba buscando, se acababan las olas de ahí y empezamos a buscar otros espacios, a viajar a lo largo de la costa del Estado.

¿Qué recuerdas de aquello, de esos primeros momentos que salías a conocer y explorar las rutas de Sudcalifornia? Recuerdo la paz, la tranquilidad, lo virgen de los espacios. Definitivamente ya no es lo mismo que antes, estamos viviendo un tiempo de transición (que algunos lo llaman progreso), esos lugares que en algún momento estaban vírgenes ya se quedaron atrás. Es el caso de los Cerritos, ya es un pueblito, una comunidad intercultural no sólo con extranjeros norteamericanos sino también mucho sudamericano que se está viniendo para acá.

¿Qué más te ha quedado de aquellos años en la memoria? ¡La buena comida! Antes llegaba uno a esos pueblos pesqueros, éramos raros los que llegábamos ahí, y nos recibía la gente con muy buena vibra, siempre como todo buen sudcaliforniano muy buenos anfitriones. Eso sí yo creo que nunca se nos va a quitar, tampoco lo desconfiados. En esos tiempos uno se podía quedar días en esos lugares, ahora en Cerritos ya no se puede acampar, por ejemplo. Sin embargo, uno busca otros espacios y seguimos con la vagancia.

¿Cómo te involucraste con el turismo? Nosotros en mi familia somos sudcalifornianos. Mi abuelo vivía en Guerrero Negro, entonces desde niño me traían por todo el Estado. Conocía perfectamente bien todos los pueblos. Mi padre se dedicaba a la comercialización del pescado y marisco, así que desde chavito cuando había vacaciones a mí me traían por todos los campos pesqueros. A la par que estaba estudiando tuve muchos otros trabajos pero después tuve la oportunidad de tener un negocio. Una tienda que proveía a todos los jóvenes de patinetas, ropa, calzado, tablas de surf, a veces usadas o a veces tenía nuevas. En algún momento, tuve a un chavo que trabajaba conmigo y resultó ser que su papá era el fundador de la empresa ecoturística más vieja yo creo que de todo el país, Baja Expediciones. Yo decidí vender el negocio luego de diez años, es muy esclavizante ¿sabes? Luego de eso me dieron la oportunidad de trabajar con ellos. Por cierto, el año pasado se nos acaba de ir el señor Tim Means que es una leyenda en cuanto al ecoturismo a nivel nacional. Así empecé en distintos programas de la empresa como viajes en kayak desde La Paz por las islas hasta Loreto, buceo, ballena gris, en ese entonces la compañía montaba un campamento en Bahía Magdalena, me tocó trabajar ahí en el estero de San Buto, al sur de San Carlos. A veces me mandaban a otro campamento que la empresa aún tiene en la laguna de San Ignacio.

¿Cómo observas al estado en materia de turismo alternativo? ¿Cuáles son las áreas que más destacas? En la bahía de La Paz indiscutiblemente la zona de mangles, tiene mucho potencial. La bahía de La Paz tiene mucho potencial en varios aspectos. Toda la zona de El Conchalito es una zona de humedal y se extiende hasta pasando el CET del Mar. Hay unas zonas de mangles muy bonitas, pero también hay una zona de recintos arqueológicos muy interesantes. En lo personal, me hubiera gustado que la universidad del estado ya ofreciera otras carreras, técnicas por lo menos, una de arqueología y otra de antropología. Hay material arqueológico por todos lados. Esto porque aquí las culturas eran seminómadas. Si bien no tenemos registros de grandes edificaciones como pirámides o cabezas olmecas, sí hay bastante material arqueológico. De hecho, hoy en día como parte de la documentación que necesitan los desarrolladores está una liberación arqueológica. Lo que sucede es que la institución encargada de esto importa estudiantes de la ciudad de México, egresados de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, cuyos programas de estudio no están siquiera cercanos a lo que eran estas culturas. También todo un tema son los saqueos y pues todo eso es de nosotros, acuérdate que estas culturas son más antiguas que la mismísima cultura azteca.

¿Qué se ha hecho bien y qué no referente a la preservación de las riquezas naturales en BCS? Lo que se ha hecho bien ha sido la intención de los programas de manejo, la capacitación. Lo que no, ha sido la implementación de las cuestiones que son para el cuidado de, es decir, hay muchas restricciones pero no hay quién las vigile. Las Áreas Naturales Protegidas en general, en todo el estado existen pero no hay suficiente personal para la supervisión y aparte el compromiso como funcionarios para ponerse más estrictos en la cuestión de las sanciones.

Platícame por favor de la experiencia que tuviste con tu libro, “Evocaciones del olvido”, cómo fue que lograste llegar a este conocimiento de las pinturas rupestres al sur del estado. Cuando tenía como 12 años tenía un libro que se llamaba “Pinturas rupestres de la Península de Baja California”. Era un libro muy antiguo, que hablaba de las pinturas rupestres en la parte media de la península. Ya de grande me tocó leer otro libro, del periodista Fernando Jordán, “El otro México”. Hablaba de la cultura de Sudcalifornia, de un viaje que hizo en los años 50 desde Tijuana hasta Cabo San Lucas. Al escribir esto, dio a conocer a muchas personas en la ciudad capital cómo era la cultura en estos lugares. Y en ese libro, Jordán hablaba específicamente de un lugar con pinturas rupestres que estaba cerca de La Paz. Yo ya tenía conocimiento de que había en la parte norte ¿no? La Sierra de San Francisquito, San Borja. En ese entonces tenía una novia y nos convencimos los dos de irnos a explorar y a encontrar esa pintura. Llegamos al lugar y estando ahí me llegó la pregunta: “¿dónde habrá más?”. Dimos con personas que nos fueron dando referencias, también nos cobraban, por su tiempo, que es obvio. Así empezó esto y después se me hizo como una adicción. Me fui dando cuenta que no había tanta información acerca de estos sitios arqueológicos y de ahí me nace la idea de hacer este proyecto.

¿Cuál es la ruta que tú detectaste, las zonas donde ubicaste estas pinturas rupestres y cuántas localizaste? Cuando empecé el proyecto comencé con una lista bien pequeña, pero cuando me fui a la institución adecuada para poder hacer esto de manera oficial y mostrar lo que estaba haciendo, porque me enteré que también se tenían que sacar permisos, ya mi lista era de casi 400 sitios. Entre la zona de la Bahía de La Paz y el puerto de Cabo San Lucas. Con arte rupestre, que no quiere decir que sean los grandes murales, pero un diseño que esté en un lugar ese ya es un sitio arqueológico. Usualmente hay más evidencia de otro tipo en la misma zona, eso habla del desplazamiento que había de un lugar a otro. Cuando presenté el proyecto el mismo instituto tenía 11 sitios arqueológicos nada más, que son los que autorizaron ellos mismos para que se publicaran en mi libro “Evocaciones del olvido”.

Impresionante, es muchísimo. Sí y hasta la fecha sigo colaborando con el INAH para el registro oficial de sitios arqueológicos.

¿Cuál es el estatus, qué ha pasado con estos sitios, con lo relacionado a abrirlos al público, darlos a conocer?  Esa es una muy buena pregunta ¿sabes? Yo hace tiempo inicié una asociación civil para en conjunto con las autoridades apoyar la protección de los sitios arqueológicos y que se pudieran abrir algunos espacios oficialmente al público. Se platicó con la antigua directora del INAH, hicimos una reunión, pero básicamente lo que ella resumió fue que no se podía llevar gente a estos lugares, turismo, porque no estaban abiertos al público. Se quedó en realizar una nueva reunión para hacer lo posible para abrir algunos sitios en el municipio de Los Cabos y de La Paz pero terminó su periodo y nunca se logró una nueva reunión. Hace un par de meses hubo un acto vandálico en uno de los sitios, que es de los más representativos en Los Cabos, grafitearon. Y el tema es que no hay ni siquiera señalítica. Hoy justamente hablé con uno de los investigadores del centro INAH Baja California Sur y me dijo que ayer hicieron una visita a este sitio y que van a tomar medidas para restringir el acceso, van a hacer una serie de vallas, señalítica y están viendo la posibilidad de conseguir patrocinios. Y quiero hacer hincapié en que aquí es distinto, porque no es como el tratar de restaurar un microambiente, tú sabes que dejas un espacio que ha sido afectado y eventualmente la naturaleza va a volver a hacer su trabajo, pero en un sitio arqueológico es bien difícil. Una vez que dañan una pieza con 5 mil, 10 mil años, ya no hay retroceso.

Es Baja Ocre el nombre de tu organización ¿cierto? Es correcto.

Pues mira tu libro es del 2014, ya estamos en el 2021, han pasado varios años. Desde Baja Ocre y de tu parte ¿cuál sería el llamado, cuál es tu visión y qué acciones son necesarias respecto a toda esta riqueza arqueológica que existe en el estado? Educar, educarnos. Muchos de estos espacios están cerca de lugares muy marginados, en zonas rurales, y muchas veces piensa uno que por el hecho de que están cerca de un arroyo o que sabemos que pertenece “a todos los mexicanos” uno puede llegar y simplemente hacer una afectación, lo hacemos inconscientemente. Dices “bueno, aquí voy a hacer una carne asada”… me ha tocado llegar a un lugar con pinturas rupestres y hay una familia ahí haciendo carne asada, todo el humo de la fogata pegándole al mural. Muy sudcaliforniano el asunto en el sentido de convivencia familiar, pero es como sentido común. Sensibilizarnos más. Pensar cómo nuestros actos pueden estar afectando al que viene atrás, a la siguiente generación. No dejar rastro, caminar pero sin dejar rastro. De alguna manera se empezó a hacer una idea errónea del tema de las actividades ecoturísticas, del senderismo. Se hizo moda y empezaron a surgir grupos hasta por debajo de las piedras. Ahí veías las filas de 40-60 personas subiendo el cerro, pues. Obviamente eso no es senderismo, y algunos de esos organizadores, que no quiero decir nombres, resultó ser que pintaron algunas rocas grandísimas, unos monolitos bien bonitos con unas flechas blancas indicando por dónde va el camino, o llenando todo de listoncitos rosas. Ya después me enteré de que sí los capacitaron, les hicieron entender de que los grupos tienen que ser reducidos para dejar el menor rastro posible, y sobre todo hacer que la gente se concientice pero a través de un cobro.

Me gusta mucho el título del libro, ¿por qué elegiste Evocaciones del olvido? Un hermano de mi padre hizo su autobiografía y así la nombró. Ya por publicarse el libro me preguntaron por el título que le iba a poner, yo ya tenía varios. Siempre tengo una biblioteca a un lado mío. De repente volteo y veo el título del libro de mi tío. Hablé con su viuda y le pedí la autorización de usar ese nombre. Pensé que le cayó como anillo al dedo a todo el contexto de la temática del libro. Ciertamente, todas estas zonas que yo visité la gran mayoría estaban vandalizadas o saqueadas. Eso hablaba de un olvido de las autoridades correspondientes y de la falta de compromiso de nosotros como ciudadanos de no darle la importancia y cuidado a este tipo de emblemas que tenemos. “Evocaciones”, porque estamos tratando de rescatar, la palabra evocación es más como un llamado espiritual, y digo espiritual porque justamente son de culturas que ya no existen. Si has estado alguna vez en uno de estos sitios puedes sentir la energía. Tenemos entendido que estos artistas plasmaban esos diseños después de algún ritual o durante alguna ceremonia. Parte de los pigmentos que se encontraron en los resultados de análisis presentaron hematita, sangre. Son lugares con una energía bien fuerte, demasiado fuerte. Vas a decir híjole Aníbal ya se está volviendo loco…

No, para nada. Con estas experiencias que has tenido, eres alguien que ha estado en contacto con el alma sudcaliforniana más auténtica, me gustaría escuchar tus palabras sobre cómo describes el espíritu sudcaliforniano, qué representa para ti esta tierra y estas rutas. Libertad. Nosotros los sudcalifornianos creo que tenemos ese espíritu de libertad en muchos aspectos. Nos excluimos completamente a diferencia de otros mexicanos de otras partes del país. Nosotros aquí somos un estado que ciertamente ha sido formado por migrantes de otros estados, pero a pesar de que cada vez son menos las familias 100% sudcalifornianas, creo que cada sudcaliforniano desde Cabo San Lucas hasta Tijuana y Mexicali, nos sentimos de alguna manera con cierto arraigo a la tierra. Simplemente con el hecho de abrir los ojos y decir, toda esta gente que está alrededor mío si llegaron a vivir o están aquí es por algo, algo de magia debe de tener. Y eso que está desolado y medio desértico.

Por algo aquí estamos, la magia que nos reúne. Estamos tan orgullosos de nuestras tierras, este aire que se respira, estas maravillas que vemos todos los días. Aquí estoy en Todos Santos, tú puedes venir aquí, caminamos veinte minutos de donde tienes tu casa y vamos a ver ballenas saltando, ahorita al atardecer, ¿dónde ves eso? O estás viviendo en la ciudad de La Paz y te cruzas al Mogote, contratas a alguien que hace los tours al tiburón ballena y en un ratito estás nadando con los peces más grandes del planeta. Estamos en un lugar muy privilegiado.

¿Cuál es el lugar favorito de Aníbal López, el más entrañable, el que te hace sentir más orgullo de ser sudcaliforniano? Aquí, justamente, mi campamento base que es mi casa. Esta casa está hecha biotecnológicamente, estas paredes están hechas con costales rellenos de tierra, tierra de aquí mismo de Todos Santos. Todas estas vigas que están arriba son de palmas que yo mismo labré, es una cabañita muy bonita, bueno lo diré yo porque yo la construí. Este piso que estoy pisando es de madera y fue de un delfinario, de un muelle muy antiguo que existió en La Paz. Todos Santos es donde empieza esa transición de dos hemisferios, el trópico y el hemisferio norte.

¿Cuánto tiempo tardaste en construir tu casa? No pues todavía, estos proyectos nunca acaban porque yo mismo me aferré a hacerlo yo solo, ya llevo unos 4-5 años haciéndola. Es de dos pisos, no hay una sola varilla, el primer piso son paredes de piedra de un metro de grueso. La luz la metí apenas hace un año y medio, ya sé lo que vivieron Cervantes y Da Vinci al estar bajo la luz de la vela dentro de una mazmorra de piedra.

Gracias por esta entrevista y por tu trabajo en rescate de la riqueza arqueológica sudcaliforniana. Hay muchísimo qué ver, mucha gente no sabe que existen estas pinturas en esta zona del país. No es como en otras partes que todavía hay etnias indígenas, aquí las culturas étnicas hace más de 200 años que desaparecieron. Este es el único legado que nos queda.

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Las imágenes sagradas en las Misiones Californianas

IMÁGENES: Cortesía

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cuántas veces al visitar los pocos templos ex misionales que aún subsisten en nuestra parte austral de la península de Baja California, nos sorprende la mirada las decenas de retablos, óleos, esculturas y en general todas las imágenes que decoran el espacio sacro.

Ante este soberbio espectáculo uno  no deja de hacerse preguntas como ¿Cuál fue el propósito de traer desde cientos de kilómetros de distancia estas imágenes? ¿Su uso sólo fue decorativo u ornamental, o tuvieron otra función? Fue así como inicié una búsqueda de información que pudiera satisfacer mi curiosidad a este respecto.

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Las imágenes, al igual que el lenguaje humano, escrito u oral, tienen como función el transmitir un mensaje. En el caso del lenguaje oral y la escritura, el mensaje se transmite con una mayor precisión puesto que poseen un código, fonético o gráfico, que hace que esta función se cumpla más o menos a cabalidad. En el caso de las pinturas o esculturas, el mensaje se transmite de manera simbólica, es más interpretativo y depende en gran medida de la pericia de la persona que lo trasmite así como de los “significados” que posee quien lo recibe. Sin embargo, para ser justo, en todos los tipos de mensajes que se transmiten entre los seres humanos siempre cabe un nivel de subjetividad, ya que como se dice coloquialmente “una cosa es lo que se dice y otra es lo que se interpreta”.

Regresando al asunto que nos ocupa, a la llegada de los Misioneros a tierras en donde les era desconocida la cultura y el lenguaje de las etnias que las habitaban, se les presentó una gran dificultad para poder entablar una comunicación. El principal objetivo que buscaban estos religiosos era evangelizar, esto es, convertir a su religión a todos los naturales que pudieran por medio de la enseñanza del catecismo así como de los “misterios” de la fe. Como podemos imaginarnos, el lograr concretar este propósito se presentaba muy difícil.

En el caso de los Misioneros que llegaron a la California —desde el año de 1683 cuando acompañaron a la expedición del explorador Isidro Atondo y Antillón—, los cuales fueron Eusebio Francisco Kino, Juan Bautista Copart y Matías Goñi, la primer estrategia que emplearon para evangelizar a los Californios fue aprendiendo la lengua que se utilizaba en cada uno de los lugares donde estuvieron (La Paz, San Bruno y Londó). Posteriormente, la evangelización se dio traduciendo los rezos y toda la doctrina básica de la iglesia católica para que posteriormente fuera memorizada por los catecúmenos a través de largas jornadas de repetición. Lamentablemente, esta experiencia de conversión fue de muy corta duración, escasos 2 años, además de que no se contó con los recursos y el tiempo necesario para ello: los misioneros compartían su tiempo de catequizar con largas exploraciones hacia diferentes partes de la península, además de que no contaban con recursos económicos suficientes como para construir un templo y ornamentarlo de forma adecuada. Sin embargo, esto no obstó para que aplicaran la primer estrategia iconográfica en sus neófitos, la cual consistía en entregares un collar del cual pendía un pequeño crucifijo, posteriormente a ser bautizados. Este collar simbolizaba, por un lado, su pertenencia como siervos y creyentes de la Iglesia Católica y por otro, una clara distinción de quiénes ya estaban bautizados y los que no.

Posteriormente al establecimiento de la Misión y Real Presidio de Loreto en el año de 1697, en donde ya se estableció de manera formal la incursión permanente de la colonización de la península, la cual correspondió estar bajo el mando de la iglesia católica y de la mano de los sacerdotes de la Compañía, previo acuerdo entre la Corona Española y los religiosos; los sacerdotes iniciaron una etapa permanente de evangelización de los miles de Californios que fueron encontrando a su paso. Lo anterior lo realizaron basándose en algunos diccionarios elaborados por Kino y Copart en su anterior estadía en la península, sin embargo, a lo largo de los 70 años que duró la labor misionera de los ignacianos, continuaron creando más obras de este tipo.

Por lo general a los jesuitas que iban llegando a la península se le enviaba por un año o más a algunas misiones, para que aprendieran la lengua de los naturales y, posteriormente, los destinaban a fundar nuevos enclaves o a sustituir a sacerdotes que por enfermedad o muerte ya no podían desempeñarse en su ministerio. El lenguaje oral fue la primer herramienta que tuvieron para hacer que los naturales aprendieran el Evangelio, los rezos y en general toda la doctrina católica. Conforme pasó el tiempo y tuvieron recursos económicos suficientes para adquirir pinturas o imágenes religiosas, empezaron a utilizarlos como “materiales didácticos” a fin de que fuera más fácil el aprendizaje de ciertos pasajes bíblicos o doctrinales, al tiempo que causaban un mayor impacto en la mente de los catecúmenos.

Este tipo de enseñanza basada en el aprendizaje de la lengua de los naturales así como el uso de iconografía no fue inventada en la California ni mucho menos dejada a la casualidad, al contrario, era un sistema que se había perfeccionado en los 157 años previos a la llegada de los Ignacianos a la península (la Sociedad de Jesús fue fundada en 1540). En las incontables misiones que se realizaron en Asia, Europa y muchas partes de América, antes de llegar a la California, tuvieron la oportunidad de ensayar muchas técnicas y métodos de enseñanza, concluyendo que la mejor forma de lograrlo era de la forma en que ya describimos. Estos adelantos eran reportados en largos informes a sus superiores en Roma, los cuales los destinaban a grupos de estudiosos que sistematizaban su uso y lo convertían en guías de enseñanza para que los misioneros las estudiaran durante su noviciado e, incluso, las llevaban consigo al iniciar su labor misionera.

Algo que muy poca gente conoce, es que los Jesuitas durante su formación en los Colegios estudiaban en su Ratio Studiorum: interpretación de  jeroglíficos, símbolos pitagóricos, apotegmas, adagios, emblemas y enigmas, incluso, se les incentivaba a agregar a los temas estudiados, pinturas que respondan al emblema o argumento propuesto, esto es, “tenían así una educación proclive al uso, la creación y la interpretación de signos y emblemas como a la relación entre textos e imágenes y a la lectura “figurada” o metafórica”. Lo anterior los preparaba para que, al llegar a un determinado sitio donde emprenderían su obra misionera, fueran percibiendo aquellos símbolos o alegorías tallados en piedras, dibujados en códices o pinturas rupestres, esculpidas en ídolos u objetos de este tipo, para poco a poco buscar una semejanza o interpretación pero que estuviera directamente relacionada con la doctrina católica. Con ello garantizaban que los naturales fueran comprendiendo los misterios de la religión que se les estaba enseñando —o imponiendo— basado en los “significados” que ellos ya poseían y que manifestaban en sus ídolos o pinturas.

Es por lo anterior que los templos que fueron erigiendo los Jesuitas en toda la península de Baja California poseían una gran cantidad de óleos, retablos, esculturas religiosas, pinturas de cruces y símbolos relacionados con la cosmovisión católica, mismos que aún podemos apreciar en los pocos templos que aún se encuentran en pie. Lamentablemente, desde la expulsión de los Jesuitas de la península, ocurrida en el año de 1768, se han ido perdiendo —no puedo decir robando, ya que no tengo pruebas de ello— una gran cantidad de pinturas y esculturas, dejándonos sin la posibilidad de admirarlas y de poder estudiarlas para conocer aún más sobre su uso en la doctrina católica.

 

Bibliografía:

Los jesuitas y la imagen—signo — Ricardo González Marchetti

Historia natural y crónica de la antigua California – Miguel del Barco.

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Decreto 374 de la Constitución de Baja California Sur. 38 años de letra muerta

IMÁGENES: Cortesía

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace unos días leía distraídamente una de esas revistas muy populares en donde se exhiben fotografías de eventos de moda y que viene con una gran cantidad de publicidad. Ante mi sorpresa, fui descubriendo poco a poco cómo la palabra baja aparecía en los nombres de varios negocios así como en eventos a los que se estaba convocando. El adjetivo baja era utilizado como una sustitución, ya sea del nombre de nuestro estado o de la península.

Qué lejos parece estar aquel tiempo en que decir en su totalidad el nombre de este Estado, sin omitir la palabra California, era motivo para henchir el pecho de orgullo. ¿Qué es lo que nos ha llevado a caer en esta insana costumbre? ¿Qué es lo que ganamos al sustituir el nombre de nuestro Estado y península por un adjetivo? En las siguientes líneas pretendo dar una respuesta.

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Gracias a los buenos oficios de los historiadores como Carlos Lazcano Sahagún, Miguel León-Portilla, Eligio Moisés Coronado, Leonardo Reyes Silva y muchos más, ahora sabemos que el origen de la palabra California es incierto, así como su significado. Muchas personas siguen especulando con aquella idea de que esta palabra tiene su origen en la frase en latín Cálida Fornax que según pronunció Hernán Cortés durante su estancia en esta península; con ella, según dicen, quiso poner en realce el calor insoportable que sintió y al cual comparó con un “horno caliente”, pero por alguna extraña razón, en lugar de decirlo en su idioma nativo, el castellano, prefirió decirlo en latín. Esta explicación del significado de la palabra California ya ha sido desechada desde hace varios años por los historiadores que han profundizado en este tema, y en la actualidad se acepta solamente que su referencia más remota se encuentra en el poema “El cantar (o canción) de Roldán (o Rolando)” escrito a finales del siglo XI, en donde aparece la palabra Califerne. Posteriormente en otro libro denominado “Las sergas de Esplandián” escrito por Garcí Rodríguez de Montalvo en el año de 1496 o 1510; en este libro aparece el siguiente párrafo: Sabed que a la diestra mano de las Indias hubo una isla llamada California, muy llegada a la parte del Paraíso terrenal. Este libro era muy popular entre los conquistadores militares que llegaron a América y posteriormente a nuestra península, quienes le impusieron el nombre de California, porque seguramente creyeron haber hallado a esta mítica isla y las riquezas que entrañaba. En la actualidad, siguen existiendo más hipótesis al respecto y seguramente algún día sabremos la verdad histórica.

El anterior preámbulo es lo que da significado al sentimiento de orgullo y beneplácito que tenían todos aquellos nacidos en esta hermosa península, quienes día a día luchaban a brazo partido para obtener el alimento para sus familias e ir forjando su futuro en esta tierra. Muchos hombres y mujeres valiosos sentían latir en sus corazones el amor por esta tierra, el darse cuenta que poseían una identidad que los aglutinaba con el sólo escuchar la frase “¿Eres de Baja California?”. Cuántas personas que llegamos de otras partes del mundo fuimos seducidos por el embrujo de esta bella tierra, por su nombre y por sus memorables atardeceres en donde el mar y el cielo daban fruto a una coloración que es envidiada en todas partes del orbe, y decidimos quedarnos en alguno de los bellos pueblos o ciudades de la península para forjar nuestro futuro y formar nuestras familias.

Precisamente fue ese amor por la identidad Sudcaliforniana lo que impulsó a los diputados del Congreso de Baja California Sur para que el 15 de diciembre de 1982 acordaran el decreto No. 374 que se tituló: “LEY PARA QUE EN LO SUCESIVO SE UTILICE EL NOMBRE COMPLETO DE “BAJA CALIFORNIA SUR” AL EJERCITARSE EL DERECHO DE PETICION ANTE CUALQUIER AUTORIDAD QUE RESIDA EN LA COMPRENSION POLITICO-GEOGRAFICA EN ESTA ENTIDAD Y AL MISMO TIEMPO QUE SE SUPRIMA EL CALIFICATIVO “BAJA” CONFORME AL TEXTO DE LA PRESENTE LEY”. En ese entonces el Presidente del cuerpo legislativo era el diputado Alfonso Ledesma Alcántar y el secretario el Profr. León Cota Collins.

En este documento, se fijaba de manera enérgica y contundente el reclamo por contrarrestar la malsana costumbre que estaba cundiendo en nuestro Estado de denominarlo como baja, la creciente propagación de comercios que sustituyeran el nombre del Estado con este adjetivo y, peor aún, el que muchos eventos deportivos y sociales también tuvieran en su denominación este limitado y despectivo título de “baja”. Esta deplorable postura tuvo su origen en los turistas extranjeros, en su mayoría estadounidenses, los cuales a partir de los años cincuentas empezaron a venir con mayor frecuencia a disfrutar de las playas y pueblos casi vírgenes de nuestra península, y como para ellos la única California que existe en el universo es el Estado que se encuentra geográficamente en su país, pues empezaron a utilizar el término baja o lower para denominar a nuestra bella tierra.

Culpables también de esta pérdida de una parte de nuestra identidad (el nombre de un lugar conlleva no sólo la ubicación geográfica sino que es un símbolo que define y aglutina a todos sus habitantes, da sentido a sus creencias y cultura e incluso sirve como lazo de hermandad) son una buena parte de la gente que trabaja en el sector del comercio y servicio enfocado al turismo. En su deseo de congraciarse con los extranjeros y buscando verse beneficiados con su dinero, no dudan un segundo en imitar la denominación de baja para usarla en sustitución del nombre de nuestro Estado e incluso, pomposamente, la colocan en los nombres de sus negocios o los eventos que organizan.

Es para tratar de combatir esta desafortunada y muy triste realidad que se promulgó este decreto y cobró fuerza de ley al ser publicado en el Boletín Oficial del Gobierno del Estado, el cual en ese entonces presidía el gobernador Alberto Andrés Alvarado Arámburo. En esta ley, se prohibía utilizar la palabra “baja” como sustituto del nombre de nuestro Estado en oficios enviados a cualquiera de las instancias del gobierno. También en su Artículo cuarto menciona Los giros comerciales, industriales, turísticos, sociales, los que realicen actividades culturales y en general los de cualquiera otra índole que ya están operando en el Estado de Baja California Sur y los que en lo sucesivo se establezcan, deberán suprimir de su correspondencia publicitaria, periodística, radiofónica y televisiva, el calificativo “BAJA” como identificación del Estado de Baja California Sur”.

Finalmente el Artículo quinto menciona lo siguiente Quienes continúen utilizando solamente calificativo “BAJA” para designar a nuestra Entidad, serán acreedores a las siguientes sanciones:

a).- Amonestación, apercibimiento o multa hasta de $ 25,000.00 (VEINTICINCO MIL PESOS 00/100 M.N.)

b).- Cancelación, de la autorización que hayan otorgado las autoridades del Estado, para el funcionamiento del comercio, industria o asociación que siga en franca desobedencia (sic) a este mandato y persista en la utilización del calificativo “BAJA“, para designar a nuestra Entidad”.

Así mismo, esta ley menciona a la instancia de gobierno encargada de hacer que esta legislación se cumpla: Compete a la Secretaría General de Gobierno vigilar el cumplimiento de esta Ley. En esa función serán sus auxiliares todas las Autoridades del Estado y Municipio, inclusive.

Cuántos desatinos, que actualmente se están convirtiendo en “vox pópuli”, se hubieran evitado si desde un principio se hubiese aplicado esta ley a todos los comercios y eventos que por ignorancia, seguramente, violentan esta ley y sobre todo el espíritu de los Sudcalifornianos que amamos nuestra denominación y que sabemos de la importancia de su respeto y perpetuación. Actualmente, en las redes sociales el hecho de que alguien defienda el nombre de este Estado o de la península es motivo de ataques, e incluso insultos, por parte de muchas personas que nacieron bajo esta permisividad e indolencia por cuidar nuestro legado centenario del nombre de Baja California Sur. Ya es momento de que se corrija el rumbo y se arreglen tantos equívocos que ha provocado la falta de aplicación del marco legal vigente. No necesitamos seguir perpetuando generaciones de sudcalifornianos que ignoren hasta su propio nombre y de dónde proviene. Lo anterior los está haciendo presa fácil de aquellos siniestros personajes que, a sabiendas de lo débil de su formación identitaria, se aprovechan para comprar lugares, monumentos, etc. que forman parte de la cultura de su Estado y que, lamentablemente, poco a poco se va perdiendo ante estas acciones ya descritas.

Baja California Sur, la extraordinaria isla de California, seguirá vigente mientras resuenen las palabras de aquellos hombres y mujeres que no claudicaron ni claudicarán en su esfuerzo por garantizar que esta península conserve su nombre así como nuestro bello estado.

 

Bibliografía

“LEY PARA QUE EN LO SUCESIVO SE UTILICE EL NOMBRE COMPLETO DE “BAJA CALIFORNIA SUR” AL EJERCITARSE EL DERECHO DE PETICION ANTE CUALQUIER AUTORIDAD QUE RESIDA EN LA COMPRENSION POLITICO-GEOGRAFICA EN ESTA ENTIDAD Y AL MISMO TIEMPO QUE SE SUPRIMA EL CALIFICATIVO “BAJA” CONFORME AL TEXTO DE LA PRESENTE LEY” – Constitución Política de Baja California Sur.

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