Calafia Piña, la mística del teatro sudcaliforniano

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FOTOS: Gabriel Larios Heredia.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para ir a ver el teatro de Calafia Piña, es mejor ir sin expectativas. En varias puestas en escena, he observado en el público reacciones que van desde la impaciencia a poner cara de ¿Qué diablos es esto? Usualmente, sus trabajos generan comentarios de no entenderse, pero también de envidiarse. Así, esta paceña ha ganado en varias ocasiones las Muestras Estatales de Teatro y otras convocatorias que la han hecho viajar al interior de México. Y es que hay algo muy particular en su teatro: hay una poética, una apuesta diferente, algunas veces una desnudez muy personal, en síntesis, un estilo propio que ya quisiéramos muchos.

Calafia Piña Juárez nació en 1979 en La Paz, BCS. Hace algunos años vivió en Bogotá, Colombia, donde cursó la Maestría en Teatro y Artes Vivas, y regresó a La Paz a crear proyectos en su compañía de teatro independiente Escénica Colectiva. Siempre he creído en la posibilidad de regresar al origen, a la ciudad o al terruño, para poder justamente aportar desde lo que uno ama hacer para el panorama cultural y artístico del Estado —nos dijo. Cerró el 2019 con María Amatzontli, y acaba de estrenar Corazón de lago. La mujer, siempre activa, va de proyecto en proyecto, y en exclusiva para CULCO BCS, nos contó sobre sus inicios, sus influencias y las motivaciones que la hacen continuar en el arte dramático, ese, en el que siempre falta dinero pero sobran las ganas.

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Desde muy pequeña, junto con mi hermano, siempre tuvimos la fortuna de que mis padres nos dieron ofertas de clases y unas de esas fueron teatro y danza. La primera vez que yo hice algo de teatro estaba muy chiquitita y fue con Raúl Conde, en uno de estos talleres que daba en El Ágora de La Paz. Después tuve también algunos otros talleres o cursos de iniciación a las artes en general y ahí empecé también a escribir. Recuerdo que escribía muchos cuentos y cosas para narrar; entonces, antes de que yo sintiera que me había atrapado el teatro empecé también a escribir una pequeña obrita de teatro; yo aún no sabía que estaba haciendo eso, y me ponía en la casa a hacer como playbacks y demás, con mi hermano.

Cuando yo sentí que el teatro me atrapó fue un poco antes de entrar a la preparatoria. Tuve la intención de acercarme al teatro porque yo en ese momento estaba más metida en el piano y era una de las artes que yo sentí que no había probado del todo, entonces empecé y mi mamá me apoyó mucho, mis papás me apoyaron mucho. Empezamos a buscar un grupo para que yo fuera viendo de que trataba esto de ser o de hacer teatro, y así fue como llegué con el grupo Altaira, con Alfonso Álvarez Bañuelos, y yo no sabía, no sabía muy bien de que se trataba esto de hacer teatro. Con Alfonso yo tuve la gran fortuna de tener como mis primeras herramientas que también me sirvieron para poder afrontar el examen de la escuela y algunos ejercicios de actuación, pero yo no tenía ni idea de que quería: si quería actuar, si quería dirigir. La primera impresión creo yo para muchos es actuar, pero ya que vas conociendo el teatro te das cuenta que hay muchas otras cosas que hacer en el suceso teatral.

Después de que terminó la preparatoria, Calafia Piña estudió la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana. De 4 años que duró la carrera, se quedó cinco más y descubrió al que sería el maestro de su quehacer escénico. Después de que yo terminé la escuela intenté hacer un grupo con algunos colegas, hicimos algunas cosas para calle, pero no fue sino hasta que yo entre a un laboratorio del maestro Abraham Oceransky que yo siento que encontré a mi maestro, yo en la escuela tuve muy buenos maestros pero para mí ha sido él. El maestro tenía su teatro estudio, que es su espacio de laboratorio, del trabajo de enseñanzas. Y él fue de mis primeras y más importantes influencias. Para mí él fue determinante en mi formación y mi quehacer teatral.

Además de Oceransky, su visión y formación tuvo influencias de las obras escritas de Peter Greenaway y de Luis de Tavira. Todos ellos sí influyeron mucho en cómo mirar qué tipo de teatro era el que me interesaba hacer (…) En su momento de cada una de esas experiencias creo que me dejaron marca y me dejaron como la inquietud de poder hacer una introspección y pensar qué tipo de teatro me interesaría, desde dónde o de qué. Y es que una de sus principales motivaciones es que lo representado signifique un cambio en el espectador. A mí me gusta mucho pensar que mi quehacer pueda ser un religue para que el espectador pueda despertar algo en sí, una conciencia, o una sensación, y ya. Esto es demasiado arrogante de mi parte pensarlo, pero a lo mejor, que pueda tener también un cambio en su vida.

María Amatzontli

Así se tituló la obra de teatro con la que Calafia Piña cerró exitosamente el año pasado. Suya es la dramaturgia y la dirección. Se presentó en Casa Parra, en esta ciudad, en noviembre pasado, pero tuvo también la oportunidad de representarla en campamentos cercanos a San José del Cabo, Ciudad Constitución y El VizcaínoLa presentamos en varios campos agrícolas como parte de los objetivos de ISMujeres y PAIMEF ya que fuimos invitadas a colaborar con ellas. Por eso el germen de esta obra fue esa primera colaboración, sin embargo, el montaje que actualmente presentamos es una reescritura de la dramaturgia y un remontaje de la puesta en escena, y por ende, ya una producción totalmente de Escénica Colectiva. La obra fue seleccionada para presentarse en Mérida en el festival Sacbé; en 2018, se presentó en la Muestra Regional de Teatro en Mexicali; y en Colima fue a la Muestra Nacional de Teatro 2019, donde cabe destacar que BCS estuvo presente tras 20 años de ausencia.

El primer germen fue una invitación a colaborar con el Instituto Sudcaliforniano de las Mujeres para trabajar con mujeres migrantes de los campos agrícolas. Ahí fue donde surgió la semilla de mazontli. Este es un remontaje de esa primera experiencia y con este remontaje, con esta obra también, representamos el año pasado al Estado en la Muestra Regional del Noroeste (…) Esta obra es la historia de una mujer que viene migrando del Sur del país al Noroeste de México, buscando la pizca del tomate, y es una mujer de origen triki y nahua, que justamente se enfrenta a este territorio y trae toda una carga y una historia a resolver que nos conecta además con toda su cosmogonía de un México antiguo que también nos pertenece. Es un falso documental que nos invita a reflexionar sobre la violencia, no sólo a las mujeres sino hacia los indígenas que sufren en México, y hacia la desiguladad social; incluso la sutilezas de desigualdades que a veces sufrimos también como hacedoras de teatro.

Corazón de lago

Actualmente, Calafia Piña presenta esta nueva puesta en escena. Una obra de teatro que será un viaje entre amigos en donde los caminos se cruzarán para dejarnos ver que la claridad más grande es aquella que viene del corazón y su escucha. Es una dramaturgia mía en donde se atraviesan temas como la migración infantil, la inclusión, la niñez que es cooptada o capturada por el negocio del narcotráfico y la trata de personas. Sin duda, no son temas fáciles de tratar y en este montaje esas han sido las apuestas. Además de contar con la dirección escénica de Perla Salas por primera vez en Escénica Colectiva.

Las últimas funciones serán en marzo el 9, 10, 11 ,12, 13, 17, 18, 19 y el 20 a las 9:00 y 11:00 horas en el Teatro de la Ciudad, aquí en La Paz. Corazón de Lago es apta para toda la familia y forma parte del Programa de Teatro Escolar, un estímulo que promueve la Secretaría de Cultura, el INBAL y la Coordinación Nacional de Teatro en colaboración con las secretarías o institutos de cultura. Es importante destacar que cada uno de lo proyectos beneficiarios de este programa federal se evalúa por un jurado especializado en material teatral que califica que la es proyecto sea viable, que las compañías que lo proponen cuenten con el perfil para asumir el compromiso que implica y pertinente para el público infantil y juvenil. Quienes se interesen en asistir habrá boletos en taquilla y en la página de Facebook de Escénica Colectiva.

El cuello de la botella

Para finalizar, Calafia Piña habló de la gran experiencia que le resultó presentar María Amatzontli en la Ciudad de Colima y su reflexión sobre el lugar que ocupan los teatreros en las políticas estatales y nacionales, donde dicho sea de paso, no es ningún secreto que actores y actrices tienen dificultades para sobrevivir de su trabajo y que tienen que abrirse a la iniciativa privada. Ver la calidad y la cantidad de montajes (en Colima) a mí me hizo muy feliz, porque yo dije, ¡Qué bárbaro!, en México sí tenemos mucho talento y sí tenemos buen teatro, y sí tenemos gente que cree en esto. La pregunta sería, yo me lo pregunto muchas veces, cada año egresan actores o artistas escénicos de las escuelas, con estas políticas nacionales ¿realmente que lugar ocupamos y cuál es nuestra función en este país?

Muchas veces pareciera que vamos como a un cuello de botella donde las oportunidades siempre son súper limitadas, donde cada vez se voltea a ver menos, porque hay una falta de trabajo y resentimiento gremial hacia las instituciones con las que no ha habido diálogos sanos en muchos de los casos y en mucho tiempo. Entonces estamos también mirando a la iniciativa privada, pero pasa que el Estado no se quiere responsabilizar, hay una serie ahí de dialécticas que se destapan a raíz de esto, pero lo otro es lo que yo digo, es que a pesar que la crisis que vivimos, a pesar de que año con año egresan más y más personas en el teatro a hacer una labor, en realidad son oficios utópicos como el escritor, el bailarín: ¿de qué viven? ¿de qué vivimos? No sé, y no sé tampoco para qué estamos porque muchas veces nos han dicho que “porque somos los que vamos a alimentar el espíritu del espectador”, y pues sí, es una frase un poco gastada, pero ¿de qué vivimos?. Entonces, a mí me lleno de orgullo, de mucha felicidad, ver la calidad y la cantidad de buen teatro que hay en este país y que se produce, y me da aliento.

Calafia Piña. FOTO: Modesto Peralta Delgado.

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