Borat: siguiente película documental. Comedia incómoda para combatir a la postverdad

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FOTO: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS) . 90 minutos de momentos incómodos, revelaciones hilarantes y conclusiones preocupantes. Eso es lo que ofrece “Borat: siguiente película documental: La Entrega de un Prodigioso Soborno al Régimen Estadounidense para Beneficiar a la Alguna Vez Gloriosa Nación de Kazajistán (Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan)”, que acaba de ser estrenada el pasado 23 de octubre por la plataforma de streaming de Amazon Prime.

Sacha Baron Cohen encarnando de nueva cuenta a Borat (y una serie de disparatados personajes en los que se cuenta una muy prominente figura política del país del norte) se integra en el mundo y habitantes de la posverdad, interactúa con ellos y se vuelve ácido, incómodo, hilarante, brillante y estúpido. En este filme, que además de protagonizar también funge como productor, Baron Cohen nos lleva junto a su personaje en un viaje que tiene como propósito entregar un regalo a una importante figura política para que Kazajistán vuelva a tener los favores de la nación más poderosa del mismo. Ese regalo es nada más y nada menos que la hija de Borat, Tutar, interpretada por la sobresaliente Maria Balakova.

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De esta forma vemos a padre e hija recorriendo varias ciudades de Estados Unidos que se encuentran desiertas a causa de la pandemia del COVID-19, en busca de lograr su propósito, mientras se infiltran eventos como una convención del Partido Republicano hasta vivir varios días con una familia de la ultraderecha norteamericana, para concluir en un día de campo que resulta tan revelador como aterrador. Y mientras Borat, un personaje misógino y antisemita se codea sin problemas entre ellos, nos revienta en las narices algunos de los absurdos gigantescos que vivimos en la llamada Era de la Información que, gracias a la polarización y a la manipulación de las redes sociales, mutó de manera grotesca hacia la Era de la Posverdad.

Pero no conforme con ello, Baron Cohen no tiene contemplaciones y se lanza con todo hacia Donald Trump y consigue un momento inaudito tomando como presa a Rudy Giuliani, aquel célebre alcalde de Nueva York que afrontó la crisis de las Torres Gemelas y que es amigo personal y abogado del actual presidente estadounidense. Y es en esa sola escena, donde logra poner en jaque a todo un sistema político basado en las mentiras y la manipulación. Al exponer a una sola persona de esa manera, y recordar el contexto que durante todo el filme se va construyendo, es donde uno se da una idea de como fue que llegaron ahí, cómo fue que les toleraron tanto, de como la verdad ha perdido valor y los hechos se someten a los dichos y las leyes se someten a las ocurrencias.

Ahora, no hay que desestimar el gran trabajo que entrega Maria Balakova como Tutar, hija de Borat.  La actriz de nacionalidad búlgara es un tremendo descubrimiento que se desenvuelve con soltura tanto en escenas con guion como en aquellas que demandan improvisación pura, al grado de opacar varias veces a Baron Cohen. De hecho, llega un punto en que Borat se vuelve predecible y es el personaje de Tutar quien permite que la película no se atasque, situación que Baron Cohen entiende perfectamente al dejarle las riendas de esa escena que se convierte en la cumbre de este mockumentary (falso documental). No sería extraña una nominación al Globo de Oro como mejor actriz de comedia, y en un año tan insólito como este 2020, hasta una nominación al Oscar.

La gran virtud de la incomodidad es que nos hace movernos, no nos permite quedarnos en un solo lugar. Y ese es el gran logro de Sacha Baron Cohen, ser tan incómodo que no podemos quedarnos indiferentes a su mensaje, que no podemos obviar lo que vemos y que nos haga pensar, aunque sea un poco, en cual de todas las verdades estamos viviendo. Algo de risa incómoda para hacer vibrar los muros de la posverdad y no quedar atrapados en una realidad que nunca ha estado ahí.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Marco A. Hernández Maciel

Nació en La Paz a inicio de los 80’s. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey. En 2006 dirigió el corto “Maldito Murphy” con la beca “Jóvenes Creadores”. Ha sido docente en la UABCS, Universidad de Tijuana y Universidad Mundial en guionismo y producción audiovisual. No puede evitar decir “I’m Batman” con voz rasposa, balbucear diálogos de “Volver al Futuro”, elogiar a Hitchcock o llorar al ver “Toy Story 3”.

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