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Poliamorosos en La Paz. Una opción con más de una opción

FOTOS: Modesto Peralta Delgado

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los amorosos callan… inicia uno de los poemas más sagrados de México. Aquí, los poliamorosos hablan —y hablan mucho— para explicar sus formas de relacionarse que se salen de la normativa de la monogamia. Ellos y ellas se involucran amorosamente con más de una persona al mismo tiempo, y todos saben de la existencia de uno/as y otro/as.

En entrevista para CULCO BCS, estos poliamorosos en La Paz son: Mara Kristal García Martínez, de 32 años, oriunda de La Paz, quien trabaja en redes y telecomunicaciones; y Emmanuel Bustamante, de 45 años, nacido en el Distrito Federal, pero viviendo en esta capital desde hace 26 años, dedicado al área de turismo; así como la actual pareja de él, Jessica Sánchez Ruiz, de 42 años, médico de profesión.

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FOTO: Cortesía

“No manejo exclusividades”

Hace aproximadamente cinco años, Mara terminó una relación monógama, en la que se sentía asfixiada, y comenzó a informarse sobre las relaciones no monógamas. En mi caso, estuve en una relación monógama, de exclusividad, por unos cuatro años, pero desde el segundo año yo me sentía muy asfixiada, muy ahogada, y no es que no quisiera a la persona con la que salía, pero sí me sentía ahogadísima. Había otras personas que me interesaban y me gustaban, pero yo me quedaba así, de que no podía. Así duré otros dos años. A los cuatro años yo entré en una crisis donde definitivamente ya no podía continuar con la relación. La terminé. Quería mucho, amaba mucho a la persona, pero no podía continuar sintiéndome así de ahogada.

Terminando empecé mi proceso de empezar a salir con otras personas. Sin quererlo, fui a dar en YouTube con una divulgadora muy popular entre los que somos poliamorosos —se llama Noemí Casquet—, quien habla mucho sobre temas de sexualidad. Ella en ese tiempo subía mucha información sobre prácticas sexuales no convencionales. Ella empezó a platicar de sus experiencias como no monógama: cómo se sentía, cómo se asfixiaba con ciertas relaciones, qué era lo que ella padecía antes de abrirse a relaciones abiertas, y yo en mi caso, empecé a palomear cosas, “¡ésto me coincide!”, dije.

Por Tinder, Mara conoció al primer hombre con quien vivió una relación poliamorosa, pues él tenía otra novia en ese momento, y aunque ella no tenía otros novios, le es complicado expresarlo, pero dice que en ese momento mantenía otras relaciones cariñosas con otras personas. Al parecer, se sintió bien en este tipo de relación, así que actualmente vive una de esta manera.

Ahorita, sentimentalmente, estoy involucrada con dos personas. Una situación es más complicada que la otra. Con la Persona 1 con la que ya tengo dos años saliendo, él tiene a su vez otra pareja, con él hay mucho cuidado, batallamos un poco para vernos porque no vivimos en la misma casa, él vive con su pareja, yo vivo sola. Su pareja sabe de mí. Está completamente de acuerdo. Es fácil gestionar esa situación de los celos. Tengo otra pareja de hace como tres o cuatro meses para acá. Están enterados uno del otro. Con la Persona 1 siempre hay como que esa necesidad de saber, y no por una cuestión de celos, sino un gusto por saber si uno está bien, de chismear un poco. No siento yo que tenga esos celos de ‘Ella es mía y nada más mía’. Ni al caso. Es más de compartir, ‘Quiero saber cómo te fue, ¿qué hiciste? con tal persona’ (…) Con la “Persona 2” ha sido más complicado. Lo que sí, tuve con él fue de decirle: la situación conmigo es de que yo no manejo exclusividades, yo no puedo con ellas, porque ya las he intentado y no es para mí. Él aceptó bajo estas condiciones. Sí se le nota, de repente, que se salen las actitudes posesivas.

Con la pareja de su “Pareja 1”, Mara dice que se llevan bien, son amigas, y de repente van a comer juntos o a la playa. ¿Hubo alguna declaración? Siempre nos hemos dicho que somos noviecitos. Es complicado, debido a que a uno le meten tanto lo de la monogamia en la cabeza, que yo todavía no me siento así de es mi novio.

Mara admite estar abierta a una relación con una mujer, pero tiene sus reservas: Sí. Sí la he buscado, pero siento que entre mujeres es más complicado. Es algo que a lo mejor yo traigo porque vengo desde la convencionalidad, de ser educada como mujer, que los hombres les enseñan a darte a desear, a que te procuren. Por eso a mí me ha sido más complicado por ese hecho, de que te busquen ellos. Y uno también cuando piensa en otras chicas, también es de que tampoco quiero invadir tanto. ¿Cómo le llego?, siempre es más complicado y siempre me he sentido más tímida en ese sentido. Ha sido más difícil, pero no lo descarto.

“Todos eran bisexuales y poliamorosos”

Emmanuel tenía 30 años y su pareja también, cuando la segunda realizó un estudio de maestría en Londres; ella conoció a una mujer, se enamoraron, y fue esta segunda mujer quien le habló del poliamor; a su regreso a La Paz, la pareja de Emmanuel le platicó sobre esta nueva forma de relacionarse y a ambos les gustó tanto la idea, que luego de cuatro años de noviazgo decidieron formar una pareja abierta. Me di a la tarea de empezar a leer y fue ese el primer encuentro, leer y descubrir que era cierto, porque empecé a descubrir que yo también tenía la capacidad de amar y que, de hecho, amaba a más personas.

Al preguntarle ¿hasta con cuántas parejas has andado simultáneamente? Emmanuel contestó: En algún momento tuve una relación de las que se llaman “de red”, cuando ya somos más de cuatro personas. En la cual llegamos a ser de manera simultánea entre cuatro chicas y nada más yo, ahora que lo pienso, éramos yo y éramos como cuatro o cinco chicas. Seis en total. O sea, yo y ellas. Era una relación poliamorosa abierta, nos definimos como “red”. Fue un momento hasta onírico. ¿Por qué? Porque no seguíamos el dictado de nadie. Nadie nos decía cómo debía ser la relación. No existen, realmente —aunque ya hay libros—, no hay manuales sobre esto. Entonces lo vivíamos como lo sentíamos y lo expresábamos de una manera muy inocente y muy pura. No fue secreto, tampoco es que fuera explícitamente público, pero sí salíamos, convivíamos, nos íbamos a la playa. Fue muy interesante y muy bonito. No siempre coincidíamos todos, pero llegábamos a coincidir todas y todos en un momento, pero a veces estaba Persona A, B, C; luego estaba A, C, D; luego estaba A y B; luego B, C, D. Cada uno teníamos nuestra vida, nuestro trabajo, nuestra profesión y nuestra casa. Era como un noviazgo muy libre.

¿Alguna vez llegaron a vivir más de dos en una misma casa? Mi expareja y yo, vivimos con otra chica por siete años. Mira, esa era una relación de amor. Pero fíjate, esto es para que exista idea de cómo pueden ser las relaciones poliamorosas. Vivimos juntos siete años con esa chica. Con amor, cariño. Salíamos a la calle, nos besábamos en la boca, nos llegamos a agarrar las pompis, nos fuimos a la playa desnudos los tres, de todos los fines de semana. Vivimos juntos siete años. Vivíamos en la misma casa, como se vive en pareja, pero éramos tres con todas las mismas confianzas y conflictos que puede haber a veces. Pero ¿sabes? Yo nunca tuve relaciones sexuales con la Chica C, solamente ellas dos tenían relaciones. Pero era amor. Sí, nos amábamos. Finalmente, eso pasó. Después viví otra relación. Pero fíjate qué curioso, aun así, había confianza e intimidad. Pero yo nunca tuve nada que ver con la Chica B. Jamás. Cuando Chica B con la Chica A, sí. Pero con la chica B no, ellas dos sí. Entonces fíjate que entonces yo con A sí; B con C, sí; pero yo no.

Hoy en día, Emmanuel está en una relación poliamorosa abierta donde tanto él, como Jessica, su novia, son bisexuales. Él es consciente que su orientación sexual fue así desde la infancia, y de hecho, un tiempo se planteó la posibilidad de ser homosexual, sin embargo, también le atraen las mujeres y hasta el momento sólo se ha relacionado con ellas, incluyendo una experiencia con una mujer trans. Tengo claro que soy bisexual, que lo he entendido, que desde mis 27 años entiendo que ser bisexual no me hace ni mejor ni peor persona que nadie.

Sin embargo, no ha estado cerrado a una relación que involucre a otro varón. No lo descarto. Claro que sí. (…) Con mi anterior pareja, durante 11 años, siempre deseamos involucrar a un hombre bisexual activo a nuestra relación. Para esto, abrimos perfiles de Facebook, conocimos, salimos en citas con personas, es decir, durante 11 años de forma regular y activa buscábamos a un hombre, porque era nuestra máxima, era nuestro deseo, un anhelo, una posibilidad que concebíamos como algo que deseábamos. Pero en 11 años, nunca logramos conocer a ningún hombre que, en nuestra opinión, valiera la pena. ¿Por qué? El tema fue honestidad. ¡Nunca conocimos a un hombre de verdad, nunca en 11 años! No es que no quisiéramos. Nunca conocimos a un hombre. Podría tener todas las demás cualidades. Pero, ¡carambas, honestidad! (…) Se nos acercaban hombres que parecían perfectos, pero nos decían “pero tengo mi pareja y ella no debe saber”. Esa cantaleta era el 99% de los casos. Otros que conocimos a alguien que nos parecía ideal, perfecto y nos gustaba y todo, y descubrimos dos años después que nos había estado mintiendo: era casado, nos lo había estado ocultando.

¿Cuántas personas y/o parejas conoces que practiquen el poliamor en esta ciudad? Por supuesto, Emmanuel no tiene una respuesta exacta, pero sí un indicador con experiencia: él ha conocido, al menos, una veintena de poliamorosos en La Paz, en los 16 ó 17 años que él ha practicado este tipo de relación. Llegó un momento en el cual todas las personas que yo conocía, con las que convivía, todas, todos eran bisexuales y poliamorosos (…) Ahorita aquí en La Paz yo te podría decir… Bueno, es que no sería un número exacto de personas de La Paz, a los que yo conozco que aún quedan, o sea, de mis conocidos, más de una veintena.

“Me agradó la idea”

Jessica es la actual pareja de Emmanuel y llevan dos años y medio de relación. A él lo conoció hace 26 años, aproximadamente, siendo su primer novio. Aquí en La Paz, ella llegó de Guadalajara, apenas en febrero de este año, pero ya viven juntos. Se trata, en su caso, de su primera relación poliamorosa.

Nunca nos dejamos de tener en redes sociales, siempre tuvimos contacto, yo tuve mis parejas, yo veía que él tenía también sus parejas, pero no sabía en realidad de su poliamor. En octubre del 2020 retomamos platicar, más constante y él me empezó a hablar de cómo era, cómo lleva su relación, que en ese momento estaba con Chica A viviendo juntos y yo ya no tenía pareja. Yo viví muchos años con una pareja. En ese momento ya estaba soltera y me empezó a hablar, a platicar y pues está interesante. Yo también siempre he sido muy abierta, de hecho, yo igual, soy bisexual. Mi última relación que fue de diez años fue con una mujer, y de ahí me dije ‘Bueno, ok, voy a intentarlo’.

Empecé yo a venir aquí de manera regular, más o menos cada tres o cuatro meses, aquí a Baja California Sur, a La Paz y pues me agradó la idea. De hecho, yo empecé allá también, honestamente, siempre hemos hablado Emmanuel y yo, yo también empecé a salir allá con personas, con chicos, principalmente, pero siempre yo les dije “¿sabes qué? Tengo mi pareja, podemos buscar algo ¿no? O sea, de manera afectiva”, porque salíamos y salí varias veces con una persona y sí, sí había afecto, pero no se concretó el decir “es mi novio”. Pero yo me siento muy contenta, porque creo que, incluso mis relaciones anteriores no era como que tan honesto.

¿Y el asunto de los celos? En el caso de Jessica, confiesa que sí llegó a sentirlos, especialmente al inicio de la relación, al ser su primera relación poliamorosa y que se veían en persona cada tres o cuatro meses. Si él salía, no sé, a lo mejor con alguna chica, con la Chica A —con su pareja—, ahí curiosamente jamás hubo ningún tema de celos, porque incluso ella y yo nos llevamos muy bien. Pero si Emmanuel salía con otras chicas, la Chica F, ¡oh, Dios mío, sí! Pero al final, considera haberlo superado: Lo he gestionado bastante bien. Sí ha costado trabajo. Sí costó muchas discusiones.

Emmanuel está convencido de que los celos a quien más torturan es al que cela, no al celado, y para el poliamor lo que podemos hacer es, en lugar de expresar los celos de forma trágica y terrible, se transforman en algo que conscientemente se llama compersión. La compersión son los celos, pero expresados en un proceso en el cual nosotros tratamos de mejorar nosotros mismos. Entonces, es ofrecerle a la otra persona lo mejor de mí: mi comprensión, mi comunicación, mi honestidad.

Finalmente, Mara: Cuando se expresa de decir, yo soy poliamoroso… Mucha gente lo primero que dice es: yo no podría por los celos. ¿Quién te dijo que los que estamos en una relación no sentimos celos? Creo que es mucho trabajo de seguridad en sí mismo, empezando por ahí. Tener bien en claro quién es uno y qué es lo que aporta uno a la relación con la que está (…) Eso de los celos, también los poliamorosos también lo hemos sentido, nada más que hay una cosa que los monógamos no hacen y que desde este lado sí, es abordar los celos, no se esconde, no se trata de huir, no es un tema tabú.

Qué es y qué no es

Para RTVE, Silvia Congost señala que el poliamor se da cuando un grupo de personas —de tres en adelante— mantienen una relación afectiva y sexual, que incluye lo emocional; además esta relación es simultánea y duradera, por lo cual, la regla de oro es la sinceridad: nadie le es infiel a nadie. “La clave del poliamor es que todos los que están involucrados en esa relación tienen que saber de la existencia del resto de personas”. Sin embargo, aconseja que nunca hay que convencer a alguien de participar en una relación de este tipo, si no cree en ello, ya que, al no buscar lo mismo en una relación, los involucrados irán directo al fracaso en su intento.

En ElMundo.Es se dice que no hay que confundir el poliamor con otros tipos de relaciones como la poligamia: cuando un solo hombre está casado con varias mujeres —o al revés; no son swingers, es decir, no es intercambio de parejas sexuales; y tampoco es una relación abierta donde hay una pareja estable y se tienen encuentros sexuales esporádicos con otras personas ajenas a la relación. “Los retos a los que se enfrentan las personas que viven en este tipo de relaciones se basan en la creación de un vínculo sano y en el que cada una de las partes está segura del “contrato” que se ha pactado”.

Si alguien desea saber más, en Facebook pueden encontrar el Colectivo Poliamor BCS.

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Amar a más de uno a la vez. ¿El poliamor es una forma avanzada de relación?

FOTO: Internet.

Colaboración Especial

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Diariamente, hay personas que en nuestro país buscan romper los estereotipos que marca la sociedad, como la inclusión de personas con discapacidad, matrimonio igualitario, familia homoparentales, por nombrar algunas. Y en nuestro Estado, no es la excepción. Hoy buscamos nuevas formas de relacionarnos erótico/afectivamente con los demás, lo que ha permitido que se acuñe un nuevo término: el poliamor.

El psicólogo bélgico Yves-Alexandre  Thalmann, publica en su artículo Las virtudes del poliamor (2007) que éste es la posibilidad de amar a varias personas a la vez, sin celos ni posesión —o cuando menos trabajando para reducirlos. Sin embargo, cualquier persona que haya tenido una relación con otra —por lo general, tradicionalmente monógama—, sabe que éstas pueden ser complejas, ya que se ponen en juego sentimientos, pensamientos, juicios de valor, formas de ver la realidad, entre otras, que, en la mayoría de los casos, difieren de los nuestros y la forma en la que percibimos nuestra realidad. Lo que suma cierta complejidad a este tipo de relaciones.

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Es necesario puntualizar que el poliamor es diferente a tener una relación abierta con tu pareja, ya que en las relaciones abiertas hay un acuerdo explícito en que una o ambas partes pueda relacionarse más sexual que afectivamente —por lo general— con otra persona. El poliamoroso pueden vincularse emocional y sexualmente con una o más personas, puede que las otras parejas duren años o no, puede que todos se conozcan y también puede pasar que todos convivan entre sí. El poliamor es, sobre todo, reconocer que hay diferentes redes de afecto que pueden —o no— pasar al mismo tiempo y que no son exclusivamente sexuales, pero, sobre todo, todas las personas que participan de esta relación están de acuerdo en la forma en que viven sus relaciones de pareja.

Uno de los grandes mitos que existen sobre el poliamor, es que estas personas están más evolucionadas que los demás, nada más alejado de la verdad. Los poliamorosos, sólo perciben la realidad de manera distinta y confrontan la idea tradicional de que las relaciones de pareja deben de ser exclusivamente monógamas.

Por otro lado, no es que sea la próxima forma en la que se deban vivir las relaciones de pareja, es sólo una opción distinta para aquellos que nunca han encajado en las relaciones tradicionales. Sin embargo, hay que tener cuidado cuando se cree que el poliamor se trata de involucrarse sexualmente con alguien y después dejarlo botado; para amar a varias personas a la vez, el poliamoroso debe de entender sus propias necesidades y la de los demás y llegar a un mutuo acuerdo que permita que todos vivan la relación plenamente. Cada relación es única y tiene sus propios acuerdos, los cuales, sólo se lograrán con una amplia comunicación, negociación y confianza.

En la práctica

Si bien no existe ninguna guía para las relaciones poliamorosas, si hay algunos puntos a tomar en cuenta:

  1. Deconstruyendo los conceptos que tengo sobre el amor romántico, como el querer poseer al otro, junto con los sentimientos de control y devoción que son tan solicitados en nuestra actualidad
  2. Negociar siempre lo que está permitido y no de cada uno de los involucrados. Todas las personas inmiscuidas se comprometen a una serie de normas de convivencia, tiempos, formas de llevar la relación, entre otras.
  3. Respetar los acuerdos establecidos. Ser fiel a lo que se acuerda y respetar siempre el contrato establecido al principio de la relación. En estos acuerdos se debe de mencionar si las múltiples relaciones podrán ser abiertas o no, lo que puede llevar al punto de practicarse exámenes de sangre para monitorear las Infecciones de Transmisión Sexual.
  4. Programar los tiempos para cada pareja y ser equitativo. Es importante destinar tiempos específicos para cada pareja formada, esto solo podrá lograrse por medio de la comunicación y los acuerdos previos. Se puede llevar una agenda para facilitar el manejo del tiempo.
  5. Practicar sexo protegido. Siempre es una recomendación para todas las parejas, sean poliamorosas o no. El sexo protegido es aquel donde se utiliza algún método de barrera que impida el intercambio de fluidos corporales, el más común es el condón.

No exclusividad

Con todo lo anterior, ¿cómo se perciben las infidelidades en las relaciones poliamorosas? Exactamente igual que en una relación monógama, al momento de romper los acuerdos que se establecieron en la misma. Sin embargo, una de las diferencias entre las relaciones monógamas y las poliamorosas, es que en las últimas, es más común que estos acuerdos se hablen y se establezcan desde el principio, mientras que en las monógamas, se dan por sentado, al igual que los roles estereotipados de marido y mujer.

En estas relaciones tradicionales —y sobre todo en la sociedad mexicana—, se enaltece la lógica de la posesividad del otro, la celotipia, la exclusividad, y en muchos casos la silente obediencia al hombre que guía a la mujer a lo que sabe es correcto. No se cuestiona lo que la sociedad ha impuesto como correcto, ambos, hombre y mujer, tienen un papel determinado que deben de jugar o se convierten en parias de la sociedad —y aquí entran las diversas orientaciones sexuales, las diversas identidades sexuales, las formas de vivir la pareja o la familia— y es, precisamente todo esto, lo que cuestiona y busca romper el poliamor.

Por lo tanto, si una persona prefiere ser monógama no tiene nada de malo, como no debería de serlo el poliamoroso. Lo importante de las relaciones humanas es que ambas partes estén de acuerdo en cómo se lleva la relación y prevalezca el respeto, la fidelidad y lealtad —a los acuerdos establecidos— y la dignidad de cada persona involucrada en la relación erótico-afectiva.

Por otro lado, las relaciones poliamorosas no son exclusivas de las parejas heterosexuales, las parejas homosexuales, queer, los que pertenecen a un género fluido, entre muchas otras formas de expresar la sexualidad, participan activamente en la construcción de nuevas formas de relacionarse con el otro.

Por último, para que este tipo de relaciones puedan funcionar, es fundamental la mutua confianza y aceptación del otro, así como la honestidad y responsabilidad erótico-afectiva, las cuales, son algunas de las premisas del poliamor. Una forma diferente de amar a varias personas a la vez.

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