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La estrella de mar que come coral en la Isla Espíritu Santo

FOTOS: Cortesía Red de Informantes Submarinos y ECO: ecosistemas y conservación.

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Querido lector, hago de su interesado conocimiento que he nombrado a agosto como el mes de la Ciencia Ciudadana en esta su columna Sudcaliciencia. En este sentido, y por si usted se perdió el artículo de la quincena pasada –sobre qué hacer si ve un pulpo o un calamar, vivo o muerto, en playas mexicanas– le comparto que las iniciativas de Ciencia Ciudadana se basan en el concepto de “un trabajo científico realizado voluntariamente por miembros del público en general, a menudo en colaboración con o bajo la dirección de científicos profesionales e instituciones científicas”. Por trabajo científico se refiriere a una actividad intelectual y/o física que genere información o datos que puedan utilizarse en un proyecto de ciencia. La Ciencia Ciudadana se originó hace más de un siglo. Ha habido ciudadanos voluntarios en arqueología, astronomía, historia natural, etc., como colaboradores generando datos, de forma entusiasta, para los proyectos de investigación. En épocas recientes, el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (internet, computadoras personales, teléfonos móviles y cámaras digitales) han sido clave en el desarrollo de la Ciencia Ciudadana a distancia. Con estas innovaciones, la Ciencia Ciudadana cada día cobra más importancia en el conocimiento de la naturaleza. Al respecto, hay mucha información sobre las ventajas de este tipo de iniciativas y las múltiples opciones de colaboración.

Ahora bien, después de dejar en claro el concepto e importancia de la Ciencia Ciudadana, quiero platicarle, mi queridísimo lector, una situación inusual y posiblemente problemática en la cual necesitamos su apoyo como un ciudadano científico.

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Primeramente, ha de saber usted que, en los arrecifes rocosos y formaciones coralinas del Océano Pacífico, habita una estrella de mar, conocida como corona de espinas, que lleva por nombre científico Acanthaster planci. Aunque existe una polémica aún sin resolver entre los científicos sobre el nombre de la especie, se reitera que, a la fecha, Acanthaster planci es la única especie válida en el Pacífico Oriental.

La presencia de Acanthaster planci está registrada para la Bahía de La Paz desde 1867 en el trabajo de un investigador de apellido Verrill y, probablemente, si usted ha esnorkeleado o buceado en las cristalinas aguas de Baja California Sur, también la tiene registrada en su memoria por su aspecto característico y diferente al de otras estrellas clásicas. Acanthaster planci tiene un diámetro promedio de disco de 30 a 40 cm (es grande, ¿no?), despliega numerosos brazos, de 15 a 18; y presenta un cuerpo cubierto de espinas que son venenosas, debido a la presencia de sustancias llamadas saponinas.

Acanthaster planci es una estrella de mar bien conocida al ser un importante depredador de corales. Posee un cuerpo altamente flexible, lo que le permite alimentarse de una amplia variedad de diferentes tipos, formas y tamaños de coral. Sin embargo, prefiere colonias masivas, generalmente de los géneros Pavona y Porites, porque tienen menos protección de cangrejos guardianes (Trapezia) que las colonias ramificadas del género Pocillopora.

Para alimentarse, la estrella Acanthaster planci saca su estómago (sí, así como lo leen, puede sacar ese órgano desde el interior de su cuerpo) y comienza a engullir a la parte blanda/interna del coral –que, por cierto, y para los que no lo sabían, el coral es una colonia de animales que viven dentro de una estructura dura, algo así como una vecindad-. Después de alimentarse, la estrella deja una cicatriz, en forma de mancha blanca, sobre el coral muerto dando oportunidad al crecimiento de algas; esto puede alterar fuertemente el ecosistema al reducir la diversidad y riqueza de especies asociadas a los corales, incluyendo peces, cangrejos, pulpos, y otros organismos marinos que ya no encuentran protección en ese hábitat y pueden migrar o, simplemente, ya no volver a reproducirse ahí.

De manera normal, Acanthaster planci se encuentra en bajas densidades (en general menos de 1 estrella por hectárea) y tiene un efecto limitado sobre los ecosistemas arrecifales. Sin embargo, en altas densidades o explosiones poblacionales (outbreaks, en inglés), de incluso 20,000 estrellas por hectárea, puede matar más del 80% de los corales a través de grandes áreas de arrecife, como ha sucedido en la Gran Barrera de Arrecifes Coralinos de Australia.

Ahora bien, esta situación se vuelve de interés sudcaliforniano cuando un grupo de científicos y buzos, que colaboran en ECO: Ecosistemas y Conservación (Organización No Gubernamental) y la Universidad Autónoma de Baja California Sur, detectaron en el 2017, que en el Archipiélago Espíritu Santo, particularmente en la zona conocida como Corralito (ver mapa), había más estrellas Acanthaster planci de lo normal y, lo más importante, se estaban comiendo el coral.

Esta detección los motivó a realizar un seguimiento mensual, que continúa hasta el día de hoy, a través de mediciones y registro fotográfico, para conocer la extensión del área de coral que se han comido las estrellas. Los resultados actuales de su monitoreo son impresionantes, ya que actualmente las estrellas han acabado con todas las colonias masivas del coral Pavona, las cuales tenían una edad de ¡más de 100 años!, y con la mayoría de las colonias del coral Porites. Asimismo, es importante notar que cuando las estrellas terminan con su fuente de alimento predilecta, el coral, se mueven en busca de nuevas colonias. Este movimiento es realmente rápido, para lo que podría esperarse en una estrella de mar, ya que pueden recorrer ¡medio kilómetro diariamente! Aunado a lo anterior, y dado que Acanthaster planci no tiene un depredador natural en el Golfo de California que pueda controlar el número de individuos, cuando su población aumenta en eventos conocidos como explosiones poblacionales, puede ser un problema ecológico importante.

Al respecto, platiqué con la Doctora en Ciencias en Ecología Marina, Jenny Carolina Rodríguez Villalobos, quien es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, especialista en patología de organismos arrecifales y fundadora de la Red de Informantes Submarinos (RIS). La Dra. Jenny es una joven y experimentada científica que ha creado la RIS como una iniciativa de conservación que recolecta, por medio del trabajo voluntario, información sobre organismos enfermos, las características de las lesiones y/o enfermedades, las especies afectadas y demás datos de importancia para la realización de programas de seguimiento y contingencia según sea el caso.

En particular, con la situación de la estrella Acanthaster planci en el Archipiélago Espíritu Santo, la Red de Informantes Submarinos y ECO: Ecosistemas y Conservación, han lanzado recientemente una campaña informativa que tiene como objetivos: 1) Informar sobre la presencia de la estrella; 2) Capacitar en el reconocimiento de las actividades de la estrella y su depredación sobre el coral; 3) Contar con la colaboración de voluntarios para obtener información sobre su ocurrencia; y 4) Evitar el pánico y las acciones que pudieran llevar al deterioro del ecosistema.

Ahora bien, ¿qué hacer cuando veas una de estas estrellas y estás interesado en apoyar en esta campaña como un ciudadano, guía de turistas, pescador, turista, etc.?:

1) No sacarlas. No matarlas. No cortarlas (se reproducen cuando haces esto). Ya que primero es necesario establecer si su población y comportamiento es un problema o no, y en eso justo están trabajando los científicos de RIS y ECO.

2) Registra y reporta su presencia (dónde y cuántas estrellas viste) aquí.

3) Verifica si está comiendo y qué está comiendo (para reconocer cuando una estrella está comiendo, y diferenciarla de una que no lo hace, puedes guiarte de las imágenes que vienen a continuación o dar click aquí).

4) Reconoce y reporta la mortalidad de coral asociada a la estrella (cuando veas cicatrices en forma de manchas blancas en las áreas cercanas a la estrella).

Finalmente, querido lector, queremos agradecerle de antemano su consideración al leer este documento, compartirlo y apoyar en las investigaciones científicas que se realizan en los mares de nuestra hermosa y querida Baja California Sur. Recordemos que nuestro estado es uno de los lugares con mayor número de científicos marinos y su conocimiento, sumado al apoyo de la sociedad informada, será la diferencia en tener ecosistemas saludables para que los podamos conocer y disfrutar, así como lo harían las siguientes generaciones.

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A 105 años del Canal de Panamá, la empresa que sigue creciendo

FOTOS: Internet.

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El día 15 de agosto del 2019 se cumplen 105 años de la inauguración de la obra más grande de ingeniería civil hecha en el mundo: el Canal de Panamá. Según una encuesta hecha a finales del siglo XX, por la prestigiosa Sociedad Americana de Ingenieros Civiles ASCE (en inglés American Society of Civil Engineers) sobre las 7 obras de ingeniería civil que impactaron en el ser humano, el Canal de Panamá tuvo la mayor votación, por encima de otras 6 maravillas no menos importantes, y que fueron: la Presa Binacional Itaipú, en el Río Paraná frontera Paraguay con Brasil; el túnel sobre el Canal de la Mancha que une a Francia continental con Inglaterra; los trabajos de diques de protección del Mar del Norte ganando terreno al mar en los Países Bajos; el puente colgante Golden Gate construido sobre la Bahía de San Francisco; el rascacielos Empire State construido en la ciudad de Nueva York, y la Torre CN construida en la ciudad de Toronto, Canadá.

Pero ¿qué hace que el Canal de Panamá sea una de las obras de ingeniería civil más importantes? ¿Qué la convierte en un símbolo o referente de Panamá y de América?  ¿Qué tanta importancia económica representa para este país centroamericano? Y, ¿qué intereses extranjeros ha habido sobre él a través de la historia?

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En la historia, se relata que el primer europeo en llegar a las costas de lo que hoy es Panamá, fue el navegante español Rodrigo de Bastidas, quien había sido compañero en el segundo viaje de Cristóbal Colón, y, una vez que este último cayó en desgracia de los reyes españoles, pidió permiso para explorar la parte continental, esto sucedió en 1501 y aunque fue de manera muy parcial su llegada al actual territorio de Panamá, fue de gran importancia el acompañamiento que tuvo como ayudante en su nave, el joven Vasco Núñez de Balboa, futuro descubridor del inmenso Océano Pacífico. Pero no fue sino hasta 1502, cuando otra vez el almirante Cristóbal Colón, en su cuarto y último viaje al nuevo mundo, donde -ya con su experiencia- estaba buscando curiosamente una salida marítima hacia más el occidente para llegar a los territorios de China. En sus 4 viajes siempre se encontró con tierra entre más al oeste navegaba, por lo que nunca halló una inexistente ruta hacia el entonces desconocido Océano Pacífico.

Como dato curioso de aquel tiempo, se cuenta que entre sus entradas en extensas bahías de las costas de aquel territorio, las cuales siempre terminaban en tierra firme, conoció indígenas de la región que le informaron de un camino sobre las montañas que, recorriéndolo por varios días, llegaba a un mar gigantesco; Colón ya se animaba a iniciar el viaje descrito, pero tuvo miedo por la posible hostilidad de los indígenas y, considerando que él buscaba una ruta meramente marítima, finalmente desistió, fundando la población aun existente de Portobello el día 2 de noviembre de 1502 y regresando a Europa para nunca volver; hasta el 25 de septiembre de 1513, el ya mencionado Vasco Núñez de Balboa descubrió la inmensidad del Océano Pacífico, al cual lo llamo Mar del Sur.

Con el descubrimiento del Océano Pacífico, y una ruta hacia el lado oeste de Sudamérica, los españoles, al mando del conquistador Francisco Pizarro, iniciaron la penetración hacia las lejanas tierras del imperio precolombino Inca, en busca del preciado oro. Cuando Pizarro traía el oro desde el Perú hacia España, tenía que hacer una escala de sus barcos y atravesar la preciada mercancía en ruta terrestre, para luego embarcarla otra vez hacia Europa; se cuentan leyendas al respecto de que fue el primero en imaginar la idea de un canal para no tener que descargar y volver a cargar el oro traído del Perú, curiosidades de la humanidad el nacer la idea por un motivo muy económico.

Ya en la América colonial, el territorio del actual Panamá quedo integrado junto con el Virreinato de Nueva Granada, conformó una unión política con los futuros países de Colombia, Ecuador y Venezuela. Surgiendo los movimientos independentistas en el siglo XIX, se creó la gran Colombia y los estados de Ecuador y Venezuela en países independientes. En 1840 los rebeldes insurgentes de Panamá iniciaron una lucha de independencia de Colombia, que no culminaría sino hasta el 3 de noviembre de 1903.

El siglo XIX fue crucial para la construcción de un canal que conectara los dos grandes océanos, ya que el creciente comercio internacional entre los Estados Unidos y Europa, hacía necesario cortar la ruta hacia el Estrecho de Magallanes en el extremo sur de América. Fue a mediados del siglo cuando los países potencias de ese entonces, se interesaron en desarrollar los conocimientos para lograr llevar a cabo los trabajos de la construcción de un canal navegable, y que por la topografía del terreno había dos opciones: por Nicaragua o por Panamá. En estudios y costos ganó la propuesta por Panamá, y fueron los franceses quienes, el 20 de marzo de 1878, llevaron a cabo la firma del contrato llamado Convenio Salgar-Wyse con Colombia, en el cual se obtenía la concesión para construir y explotar el canal por 99 años, recordemos que Panamá no existía como nación independiente.

La compañía encargada de la obra de tal magnitud fue la Compañía Universal del Canal Interoceánico de Panamá (en francés Compagnie Universelle du Canal Interoceanique du Panama), de la cual estaba al frente el condecorado diplomático francés Ferdinand de Lesseps, quien había tenido un éxito rotundo en la construcción del canal de Suez. El funcionario francés inició con el mismo método usado en Suez, donde el trabajo era cavar canales hasta lograr una comunicación entre dos grandes masas de agua.

De Lesseps, que no tenía nociones de ingeniería, nunca se convenció que el Océano Pacífico tiene un nivel del mar más alto que el Océano Atlántico, por lo que su método de excavación nunca iba a funcionar. Después de varias adversidades, como las muertes por enfermedades tropicales, el clima lluvioso, crisis económica en Francia, y los constantes aumentos en los costos en las maquinarias, se convenció de utilizar un sistema de esclusas; pero ya era tarde, el gobierno francés decidió cancelar el proyecto en 1889, no sin antes dejar en la ruina a múltiples inversionistas e iniciar un juicio político contra Ferdinand de Lesseps, quien falleció sin haber cumplido su meta.

Debido a la efervescencia política por la independencia de Panamá, y el incremento de la influencia norteamericana en toda América, se decidió hacer un nuevo contrato entre los Estados Unidos y la autoridad panameña el día 22 de enero de 1903, aun sin declararse su independencia de Colombia. En forma muy astuta, el gobierno de Estados Unidos sacó una buena tajada de los trabajos ya hechos, negoció de manera muy ventajosa con el naciente estado de Panamá, dejando fuera a Colombia, y, sobre todo, ofreció a la ya quebrada compañía francesa una risible indemnización por sus trabajos previamente hechos.

 

Con estos antecedentes, Panamá cedió una porción importante de tierra que mucho tiempo se le denominó la zona del Canal de Panamá, y que consistía en 8 kms a cada lado del canal, con excepción de las ciudades de Panamá y Colón, donde el gobierno panameño no tenía ninguna autoridad civil, ni mucho menos militar, algo parecido a lo que sucede con Guantánamo en Cuba.

Con la mesa puesta y un proyecto elaborado por un equipo de ingenieros civiles, se reinició formalmente la construcción del canal (ahora sí, con un sistema de esclusas).

Fue el día 15 de agosto de 1914, cuando hace su viaje inaugural el buque estadounidense SS Ancon, al pasar por territorio panameño, pero cedido a Estados Unidos y generando miles de millones de ganancias para los norteamericanos, recuperando con creces el total invertido. Durante todo el siglo XX, Panamá miró pasar la totalidad de la ganancia producto de la explotación del canal en su territorio; fue el presidente Jimmy Carter quien se apiadó de los panameños y prometió entregar la soberanía antes de los 99 años que estipulaba el contrato, mediante los tratados Torrijos-Carter, y esta fecha se hizo efectiva el día 31 de diciembre de 1999 a las 23.59 hrs.

Hoy en día y ya con administración total panameña, representa una gran entrada de divisas haciendo un poco de justicia a tantos años de tener su territorio dividido y ocupado por los estadounidenses. Sus ganancias van creciendo exponencialmente, y con las utilidades ya ampliaron el canal en el año 2014, haciendo más atractivo el cruce y queriendo empañar la reciente idea de Nicaragua de hacer su propio canal.

Que a Nicaragua y al mundo no le caería nada mal la competencia.

 

Escríbanos a…noeperalta1972@gmail.com

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3 años, 3 océanos y 80,000 kilómetros. Quinto centenario de la vuelta al mundo

FOTO: Internet.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En la actualidad, cualquier niño de 4 ó 5 años sabe que la Tierra es más o menos redonda (ahuevada). La mayoría de nosotros desde muy pequeños hemos visto programas de televisión, mapas por computadora e incluso diseños en 3D que ilustran la forma que tiene nuestro planeta, así como los diferentes fenómenos naturales a los cuales está sometida año con año (estaciones, tormentas, fenómenos de El Niño y La Niña, etcétera). Sin embargo, esta imagen de la Tierra no siempre fue así. Hace más o menos 500 años aún se pensaba que la Tierra era cuadrada y que, si se navegaba lo suficiente hacia cualquiera de los  cuatro puntos cardinales, se podría caer del mundo hacia un vacío infinito.

Gracias a la entereza y valentía de algunos hombres aventureros, pero también consumados cosmógrafos y científicos, que arriesgaron su vida para probar sus ideas de avanzada, se demostró la falacia de estos dogmas y se inició una nueva era del renacimiento de las ciencias. Tal fue el caso de la vuelta al mundo que realizó el portugués Fernando de Magallanes.

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Nuestra historia inicia el año de 1518, cuando el explorador Magallanes acude ante el Rey de Castilla, Navarra y Aragón, Carlos I, para plantearle la empresa de localizar una ruta marítima que le permitiera a su reino el llegar a las islas Molucas, conocidas como de especias, sin necesidad de realizar el cansado y peligroso viaje rodeando el continente africano por el Cabo de Buena Esperanza. En un primer momento, Magallanes planteó este proyecto al Rey de Portugal, sin embargo, al no obtener una respuesta positiva, decide llevar su planteamiento ante el Rey Carlos I (también conocido como Carlos V, por ser el V emperador del Sacro Imperio Romano Germánico), al cual logra convencer.

En esas épocas, la Corona Española estaba deseosa de encontrar una ruta alterna para llegar a Asia, debido a que 24 años antes se había visto obligada a firmar un tratado con sus competidores más cercanos, los portugueses, en donde se delimitaba hasta dónde podían extender sus navegaciones en el mundo conocido. A este documento se le conoció como Tratado de Tordesillas. En el mencionado escrito, la única ruta conocida hacia las Molucas era por territorios que quedaron bajo el dominio portugués y, por lo mismo, vedados para ellos.

Después de diversas precisiones y las garantías respectivas, el 22 de marzo de 1518, Magallanes y el Rey Carlos I firman un documento conocido como Las Capitulaciones de Valladolid, en donde el navegante se comprometía a encontrar la mencionada ruta hacia las Islas de Especias, navegando hacia el oeste del mar Atlántico; y por su parte la Corona Española le dotaría de cinco barcos con 239 marineros, así como el avituallamiento y sueldos para todos los contratados. Fue el día 10 de agosto de 1519 que la expedición, con sus cinco barcos, parte del puerto de Sevilla. Los nombres de los barcos fueron: Trinidad, San Antonio, Concepción, VictoriaySantiago.

En el diario que se conserva de este apoteósico viaje, se narra que tuvieron una gran cantidad de contratiempos, los cuales casi estuvieron a punto de que la empresa se malograra. El primero de los problemas fue el hambre, debido a que por lo dilatado de la empresa, así como la dificultad de mantenerlos en buen estado en un medio húmedo, los pocos alimentos se pudrieron, por lo que se vieron en la necesidad de desembarcar en varios puntos buscando alimentos, lo cual representaba un grave peligro puesto que se arriesgaban a ser atacados, cosa que ocurrió en no pocas ocasiones.

Otra de las dificultades que tuvieron que arrostrar fueron las tormentas y las calmas, las cuales ocasionaban que se perdiera el curso de la navegación o, incluso, que lo poco que se avanzaba en un mes entero, en pocas horas se retrocediera, con el gran desánimo y descontento de sus tripulantes. No olvidemos que los 5 navíos sólo contaban para su impulso en la navegación con la fuerza del viento, así que cuando este dejaba de soplar o soplaba en contra de la ruta que querían, les ocasionaba una gran pérdida de tiempo, amén de las corrientes marinas que también les ocasionaban serios contratiempos.

En los diarios de navegación quedó constancia que, debido al hambre que se padecía, muchos de los tripulantes fallecieron, y al no tener los sobrevivientes forma de conseguir alimentos, se abalanzaron sobre los cadáveres cometiendo canibalismo.

Aunado a lo anterior, entre la tripulación empezó a causar estragos el famoso Mal de Loanda (escorbuto), el cual es una enfermedad ocasionada por la abstinencia, en periodos muy largos, de la vitamina C. Por lo general, esta vitamina la absorbe nuestro cuerpo de los alimentos frescos que se consumen cotidianamente, pero en los viajes tan largos como este, los alimentos frescos eran los que primero se acababan o se echaban a perder. Los marineros atacados por el Mal de Loanda presentaban síntomas como cansancio y debilidad, encías inflamadas que sangran fácilmente en la base de los dientes, pérdida de dientes, hemorragias en la piel y otras hemorragias, por ejemplo, sangrado nasal, sangre en la orina o en las heces, estrías hemorrágicas debajo de las uñas; demora en la cicatrización de las heridas y anemia. Cuando la enfermedad está muy avanzada, imposibilita el movimiento a quien la padece y lo mantiene postrado en cama entre grandes dolores. Una gran cantidad de la tripulación enfermó y murió de este mal durante la travesía.

Finalmente, y para agregar un poco más de complicaciones, en varias ocasiones se suscitaron motines y combates entre los marineros, los cuales, cansados de tanto tiempo de navegar y no encontrar el paso hacia las Islas de Especias, le exigían a Magallanes el regresar a España. Producto de estas revueltas, la nave San Antonio fue tomada durante un motín y la obligaron a regresar. Como ya mencionamos, este viaje fue un viaje de descubrimiento, de exploración, por lo que los sitios por los que pasaba era la primera vez que una expedición europea llegaba hasta el lugar. Fue durante una exploración en las costas de Patagonia que la nave Santiago encalló contra unos arrecifes y se hundió, llevándose consigo a una buena parte de sus tripulantes. Unos pocos pudieron ser rescatados en las 3 naves restantes.

El día 21 de noviembre del año de 1520, por fin se encontró una ruta para poder sobrepasar la gran barrera que representaban las tierras que hoy conocemos como Argentina y Chile. A este canal se le impuso el nombre de Estrecho de Magallanes. Tras pasar por este sitio, llegaron a un inmenso océano, el cual se mostró sereno y en calma, por lo que Magallanes lo bautizó con el nombre de océano Pacífico. Continuando con su viaje hacia su destino, empezaron a observar que la nave Concepción se encontraba en muy mal estado y que, a pesar de reparaciones constantes, su fin era irremediable e inmediato. Magallanes ordenó a la tripulación que sustrajeran todo lo que pudiera ser utilizado y que, junto con los materiales, alimentos y tripulación, pasaran a los dos barcos restantes (Trinidad y Victoria).

En la parte final del viaje hacia las Molucas, llegaron a un conjunto de islas a las cuales se les llamó Islas Marianas y posteriormente a Borneo, Islas del Poniente y San Lázaro (actualmente son las Filipinas). En este sitio tuvieron varios altercados con los nativos, lo que ocasionó que, producto de estos embates, cayera muerto Fernando de Magallanes el 21 de abril de 1521.

Tras estos lamentables sucesos, el maestre de la nave Concepción, Juan Sebastián Elcano, tuvo que tomar la capitanía de lo que quedaba de la expedición y continuar su viaje hacia las Molucas o Especiería. Al llegar a este destino reparó sus naves, dio atención médica a su tripulación y realizó comercio de especias (clavo). Una vez que restablecieron sus fuerzas, tomó consejo con los principales de entre su gente y decidieron que era tiempo de regresar a España, pero lo harían prosiguiendo hacia el oeste, ya que regresar por donde habían venido era más que imposible, tomando en cuenta el mal estado de sus barcos y la poca tripulación que les quedaba.

Durante su travesía de regreso a España, cruzaron el océano Índico hasta llegar a las costas de África. Como recordaremos, esta zona estaba bajo la posesión de los portugueses, los cuales al avistar la nave Trinidad, la apresaron así como a sus tripulantes. Poco después, la única nave restante dobló al Cabo de Buena Esperanza, en la punta austral de África, de ahí atracó por un corto tiempo en Cabo Verde y, finalmente, llegó a España (Sanlúcar de Barrameda) el 6 de septiembre de 1522.

El barco que logró llegar a su punto inicial fue Victoria, el cual arribó prácticamente hecho pedazos, con una gran parte de su madera podrida, e incluso, imposibilitado ya para navegar los últimos kilómetros, tuvo que ser remontado al puerto por otros barcos. De los 239 marineros embarcados, sólo sobrevivieron 18, los cuales llegaron semidesnudos y en un estado de desnutrición y enfermedad que los puso a un paso de la muerte. La travesía había durado 2 años y 351 días.

La venta del cargamento de especias (clavo) que traían en sus bodegas, dio suficiente capital para pagar todos los gastos de la expedición e incluso hubo ganancias. Al capitán de facto, Juan Sebastián Elcano, se le rindieron los honores como si él hubiera sido el iniciador de tan grande empresa. Dentro de los reconocimientos que obtuvo se le entregó un escudo con la leyenda Primus Circumdedisti Me (Fuiste el primero en rodearme).

Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, deben ser recordados como hombres valientes e intrépidos, los cuales, en una época donde el oscurantismo y el dogmatismo cristiano se enseñoreaba en todas partes, sacrificaron su vida misma, para demostrar que la tierra no era plana sino semiesférica y, si se navegaba lo suficiente desde un punto,  hasta el oeste, se llegaría a este mismo punto, después de, eso sí, arrostrar grandes peligros y tras mucho tiempo de viaje.

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