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Orquesta de memorias: un viaje a los recuerdos musicales

FOTOS: Internet

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Poco a poco se está dando paso a los libros digitales. Son baratos, tienen un alcance masivo y pueden ser leídos por cientos de personas alrededor del mundo. La transición tiene algunos años dándose y cada vez más es común que le apostemos por proyectos editoriales de este tipo, hechos por amigos y equipos de trabajo que piensan en el exclusivo placer de leer.

Agustín Cadena nos ha reunido en un libro digital llamado Orquesta de memorias, con el propósito de compartir las experiencias de vida en torno a la música. Agustín es un reconocido escritor mexicano que nació en Ixmiquilpan, Hidalgo, en 1963; ha escrito ensayo, cuento, novela, poesía y es, además, traductor. Estudió Letras Inglesas y Literatura Comparada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; asimismo, su obra ha sido antologada y traducida al inglés, el italiano y el húngaro. Fue premiado con el Nacional Universidad Veracruzana 1992, Juegos Florales de Lagos de Moreno 1998, el Nacional de Cuento Infantil Juan de la Cabada 1998, el Timón de Oro 2003, el Sexto Continente 2012, entre otros.

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A partir de sus primeros libros, Agustín Cadena tuvo una buena aceptación crítica, que incluye a cientos de lectores a nivel global. El escritor Eusebio Ruvalcaba ha dicho de él: “Cadena tiene algo que muy pocos escritores tienen: la devoción por la palabra escrita. No vive más que para y por la literatura”. Las características de su obra sobresalen de la de su generación, con temáticas de la vida citadina, el sondeo constante de símbolos particulares, el amor y los universales humanos que hacen sus libros excéntricos, con personajes solitarios, aventureros, vagabundos que van hacia el encuentro consigo mismos.

Les decía que nos había juntado en un libro, Orquesta de memorias, que es un compendio de aventuras, recuerdos de la infancia, escenas memorables que nos hacen ver que la cotidianeidad está provista de hallazgos, sorpresas, alegrías, tristezas, ritmos, temas, canciones; en suma: un encuentro de escritores, poetas, artistas, científicos de las más diversas voces y disciplinas que tienen el único fin de traer de regreso al presente el momento en que fuimos tocados, inspirados, salvados por la música. Un libro que sin duda nos hará sonreír, reflexionar, enojar, donde podremos ver lo distintos que somos como especie con respecto al resto del reino animal. Una obra para gozarse y para leerse una y otra vez.

Por mi parte, agradezco la invitación de Agustín Cadena a participar en este ejercicio monumental, un trabajo de casi siete meses que fue realizado por un equipo editorial conformado por el propio Agustín, Azucena García, María Elena Ortega y con el diseño de portada de Édgar Islas Cruz. Son ochenta autores de once países, que fueron convocados a partir de un post de Facebook sobre la música que generó un debate interesante y que empujó a que naciera una empatía por acopiar más de aquel ejercicio en redes: la música sería nuestro origen y quimera, nuestra sangre frente al silencio y la soledad. Está conformado por nueve secciones: 1. La música de la tierra originaria; 2. De la casa; 3. De los padres; 4. De los abuelos y los tíos; 5. Los fans; 6. Momentos especiales; 7. De los que hacían o siguen haciendo música; 8. Música y reflexiones, y 9. La música como testigo de la historia.

Orquesta de memorias fue lanzado el 21 de junio, Día de la Música; La Fête de la Musique, el Musikfest, una fiesta europea que se celebra todos los años y que coincide con el solsticio de verano, simbolizando el triunfo de la naturaleza viva, cuyo origen hace alusión a fiestas de corte pagano ofrecidas a la vida y a las cosechas desde tiempos antiguos. La pueden hallar y descargar gratuitamente —anexo al final el vínculo o link—, como nos explica Agustín Cadena: “Una forma es con pago social, que significa que los lectores eligen voluntariamente, recomendar la editorial en sus redes sociales; y otra que es completamente, gratuita: clic y ya tienen el PDF. La plataforma pide que a cambio se registren, pero es un trámite sencillo y seguro.”

Vínculo para descarga del libro: Orquesta de memorias 

Así que ahí tienen esa excelente recomendación. Por mi parte, les comparto un pequeño video en YouTube del escrito con el que participé en este ejercicio de voces. Espero les guste.

Vínculo para ver video: “La primera música”  

 

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Sin lectura, no hay aventura: los cambios bruscos del mito del libro

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El surgimiento del libro como entidad de comunicación y de información ha tenido sus mejores días en distintos tiempos, pero se ha mantenido como fuente inagotable de disfrute y sabiduría. La invención de la imprenta le dio una vida que antes no tuvo, y la idea misma de “libro” simplemente no existía, pues cualquier dato se guardaba de modo rústico, primero en tablillas de barro y luego en pergaminos enrollados, con diferentes tipos de papel. De alguna manera, su origen como fuente de conocimiento fue sagrado, donde sólo los instruidos o los elegidos tenían acceso, por supuesto pertenecientes a las elites de poder en las distintas civilizaciones humanas.

Poseer un libro antiguo es un placer que pocos tienen, que aprecian el valor no solo del contenido, sino por su valor histórico. Escribir un libro no solo era un reto, también lo era aventurarse en los gozos de estructurar para ofrecerlo a gente interesada o para despertar conciencias de nuevas maneras de ver el mundo. Hay cientos de historias donde el personaje central de toda la trama es un libro, precisamente por esa condición sagrada que alberga secretos y que todos desearan poseer. No obstante, eso fue cambiando con los años.

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Hoy en día cualquiera puede escribir un libro, o le pueden escribir uno, según al gusto del que paga porque se lo hagan. Los contenidos se han vuelto más comerciales, más encausados en que se vendan que en lo que traen dentro, una especie de seres sin espíritu o sin alma. Libros desalmados, sin sustancia, llenos de coloridas imágenes y frases ramplonas, facilonas, que atestiguan la decadencia de una parte de la sociedad de un país. A principios de los noventa se habló de literatura light, como un modo de designar libros suaves que no provocaban escozor a la inteligencia ni cimbraban la vida cotidiana; era como leer el contenido de una lata al alto vacío, desangelado y sin cochambre: libros Gerber para que no fueran digeridos sino simplemente tragados.

Hay millones de libros y cuando osamos escribir uno nuevo siempre le pensamos si valdrá la pena en agregar otro más, si valdrá la audacia de aventurarse a un nuevo ejercicio escritural, quizá porque el libro ha perdido una buena parte de su origen sagrado, pues muchos dejaron de aportar a la cultura social, mas no a la ganancia. Claro, el libro es un negocio porque si no, no tiene sentido publicarlo, pero ¿hasta dónde merece la pena lanzarlo a la selva de lectores? Hay algo que no nos detiene y ese es el sentido de sentirnos vivos. El libro electrónico ha venido a suplir un poco eso; en realidad, es el Internet la nueva biblioteca universal que ofrece mayores posibilidades de leer en tiempo real lo que se hace a cada minuto, no sólo literatura. ¿Eso hace que la gente esté leyendo más? Es probable, la idea misma de libro está transformándose para convertirse en algo todavía no definido, que lucha contra los gustos, la indiferencia y el mercado.

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