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Internet como herramienta para la difusión de la Historia Californiana

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia de los pueblos es una importante herramienta ideológica que utilizada de forma inteligente y mesurada puede favorecer la consolidación de una identidad positiva de las generaciones contemporáneas. Las herramientas que en la actualidad pueden contribuir, y lo hacen, para la investigación y difusión de la historia son el Internet y las redes sociales.

La historia californiana se ha compilado tradicionalmente en libros “en papel”, de hecho, la mayoría de los estudiosos de este tema los prefieren por encima de las ediciones digitales o electrónicas. Lo anterior se debe a una elección que va desde criterios personales como el romanticismo de tener entre sus manos un objeto concreto que emana olores que les recuerdan su época de infancia y/o estudiantil, y aunado a lo anterior, el valor implícito, no únicamente monetario, de poseer un documento rarísimo y de nula circulación, que da prestigio y estatus a quien lo posee (además de un poco de envidia). Las anteriores son solamente algunas de las consideraciones por las que una gran cantidad de investigadores siguen prefiriendo los libros “en papel” para realizar sus investigaciones así como la difusión de sus trabajos.

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Sin embargo, todo tiene su parte positiva y negativa. Lo negativo de limitarse a la investigación y difusión de los productos historiográficos en libros “de papel”, está en primer lugar en el impacto negativo que tiene en la naturaleza. Todos sabemos que el papel se obtiene de una fibra vegetal, y para conseguirlo es menester sacrificar a una gran cantidad de los escasos árboles que existen en nuestro planeta. El peso de estos materiales así como su volumen en ocasiones limitan en gran medida su transporte y encarecen su producción: a más hojas, más caro el libro. Además de lo anterior las fibras vegetales, de las que se obtienen las hojas de los libros, tienen un periodo de caducidad que va desde una decena de años a una centena de ellos, y en caso de no recibir un tratamiento adecuado, lamentablemente se van destruyendo tanto por los efectos de la tinta, microorganismos, y demás aspectos que pueden rápidamente inferirse. Finalmente, todos los historiadores sabemos que los libros que son materia prima de nuestro trabajo, en muy poquísimas ocasiones son reeditados, por lo general no pasan de la primera edición o de unas dos o tres más, si bien les va; debido a lo anterior, estos libros solamente se conservan en bibliotecas especializadas o colecciones particulares, y en caso de que sean subastados, sus precios son prohibitivos para la mayoría de los que realizamos investigación y difusión histórica.

Afortunadamente, desde el último tercio del siglo XX, con la creación de la WWW (World Wide Web) y su masificación de la mano de las computadoras u ordenadores, han tenido un gran impacto en la difusión de información de manera rápida y a un bajo costo. Paulatinamente, estas innovaciones han permeado diferentes campos de las ciencias, en donde la Historia no ha quedado aislada. Lo anterior me quedó de manifiesto cuando historiadores que han cursado licenciaturas y maestrías en diferentes universidades de México y el extranjero, me comentan que dentro de las materias a estudiar se encuentra el conocimiento de repositorios electrónicos en donde se encuentra una gran cantidad de libros digitalizados que pueden ser fácilmente consultados y/o descargados desde cualquier parte del mundo con sólo tener una computadora (o teléfono) y una conexión a Internet. Además de ellos, otras de las materias que llevan en su especialización en Historia, es la elaboración de blogs, wikis, etcétera, para poder difundir sus investigaciones. Finalmente, se les enseña a realizar búsquedas precisas en meta buscadores de Internet que son especializados en sitios electrónicos de revistas indexadas o “indizadas” que les servirán de fuente para sus trabajos científicos. Con lo anterior, quiero precisar que las herramientas electrónicas de transmisión de datos han venido a apoyar el trabajo de los historiadores, y que sus aplicaciones son ilimitadas en este campo.

Desde hace algunos pocos años, han surgido diversos portales auspiciados por gobiernos o por instituciones privadas de gran prestigio, y que su propósito es digitalizar libros “en papel” y ponerlos a disposición, en la mayoría de los casos de forma gratuita, tanto a los investigadores profesionales de historia como a estudiantes o público en general interesado en esta rama de la ciencia. Lo anterior ha venido a facilitar el que se tenga un mayor acceso a obras que sería prácticamente imposible, para la mayoría de los investigadores, el consultar. Lo anterior lo comento a través de este ejemplo, aún en los años ochentas del siglo XX, los investigadores que retomaban temáticas sobre la época colonial de México, tenían que acudir de forma presencial (viajar) a sitios como el Archivo General de Indias en Madrid, España; al Archivo General de la Compañía de Jesús en Roma, Italia, al Archivo General de la Nación en la Ciudad de México, etcétara. En donde con muchísimas dificultades se les permitía consultar documentos tan antiguos, y era imposible que se les “facilitaran” para obtener una fotocopia. Es obvio decir que los únicos que podían costear los grandes gastos en boletos de pasaje, hospedaje y alimentación, eran personas becadas por instituciones universitarias o historiadores consagrados, los cuales integraban un grupo sumamente reducido. Lo anterior, en esta segunda década del siglo XXI ha quedado atrás.  Actualmente podemos ingresar a repositorios de libros de historia de diferentes periodos de la humanidad y descargar los que necesitemos o nos plazcan e incluso si aún no se han “digitalizado”, se puede solicitar que se haga con un módico costo de recuperación y, nos lo envíen a través del correo electrónico o un disco duro virtual.

Con la masificación y diversificación de las famosas “redes sociales”, una gran cantidad de investigadores y/o difusores de la historia —la verdad no entiendo por qué algunas personas, sobre todo académicos, insisten en separar estas dos aristas que son indisolubles en la personalidad de cualquier historiador— han encontrado una veta inagotable para realizar investigaciones y también para difundir los resultados de las mismas. Es común leer “post” en Facebook donde algunos historiadores solicitan que se les facilite, de forma electrónica, tal o cual libro, fotografía o carta, de alguna persona que pueda tenerlo en cualquier parte del mundo. Además de ello existe una gran cantidad de páginas en Facebook, en donde algunos investigadores publican datos interesantísimos sobre la historia, ya sea a través sólo de texto, de imágenes, video o combinando las tres, lo cual logra captar la atención e interés de los usuarios para conocer más sobre estos episodios de su historia local o mundial.

En el caso de la historia californiana, podemos encontrar una gran cantidad de grupos y páginas en Facebook, que son alimentados por sus administradores o por ciertos usuarios agregados, y en donde publican fotografías, videos y relatos que atraen la atención sobre sucesos conocidos, y otros no tanto, de la historia peninsular. Es cierto que mucha de esta información que se comparte es de dudosa veracidad, fotografías y videos “alterados” para corroborar un dicho bastante cuestionable, e incluso relatos que están tan bien redactados, que solamente los historiadores muy especializados pueden comprender su falacia. Sin embargo, aún con todo eso, estos grupos y páginas han contribuido a despertar el interés sobre la historia californiana, e incluso a mantener viva la llama de la misma. Algunas de estas páginas que puedo mencionar son:

En las Californias, Un día como hoy

Aves de Sudcalifornia

Conociendo Baja California Sur

Día de la Californidad

Tierra Incógnita – California del Sur

Antigua California

O grupos destacados como:

Conociendo las Californias

Cultura General Sudcaliforniana

En algunos estados de la República Mexicana, las Secretarías de Cultura, tanto estatales como municipales, y organismos como asociaciones civiles o universidades, han creado repositorios electrónicos en donde comparte todo el material que han logrado editar y publicar en varias décadas. Y es importante mencionar que todos estos libros fueron producto de concursos públicos o de colaboraciones que hicieron diversos historiadores, y que ya han sido sufragados con presupuesto público, por lo que estas secretarías, asociaciones, universidades, cuentan con el respaldo jurídico para poner a disposición del público, en formato electrónico, todos estos materiales. Pese a lo que algunas personas puedan pensar, el distribuir de forma gratuita libros electrónicos en estos portales, favorece la consolidación de la carrera de sus creadores y también promueve a que más personas compren su obra. Un ejemplo destacado, fue la Secretaría de Cultura de Baja California, que en los años 2020 y 2021 realizó la impresión de una gran cantidad de libros de historia y literatura, los cuales fueron distribuidos entre los ciudadanos de forma GRATUITA.

Sobre esta temática se puede seguir profundizando y argumentando, por ejemplo sobre los libros electrónicos (eBooks) en sus diferentes formatos, las tesis o trabajos de investigación en formato electrónico, etcétera. Todos ellos abonan a la construcción de una historia, en este caso californiana, más detallada y profunda, sin embargo aún es un terreno virgen que se debe seguir explorando y trabajando de forma sistemática. Es cierto que en la difusión en Internet, no se gana ninguna recompensa económica, e incluso no faltan los detractores y mal intencionados que quieren que fracases, sin embargo, es ahí donde se forja la personalidad del verdadero historiador enamorado de la historia de su tierra calisureña.

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El sacerdote Baegert y su Noticias de la Península Americana de la California

FOTOS: Internet

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para todos aquellos que deseamos profundizar en la historia californiana es de primerísima importancia el leer las obras escritas por personas que estuvieron presentes en los primeros contactos con los naturales de estas tierras. En este caso vamos a hacer un análisis de la obra que nos legó el jesuita Juan Jacobo Baegert quien estuvo habitando y realizando su apostolado por 18 años en esta península.

Su biografía va íntimamente, relacionada con el contenido de esta obra y es necesario retomarla para que el lector tenga una idea clara de los motivos del porqué la redactó de la forma en que la hizo. Juan Jacobo Baegert —Johann Jakob Baegert, en su idioma natal—, nació el 23 de diciembre de 1717 en la villa de Sélestat —en idioma francés—, Schlettstadt —en alsaciano y alemán—, la cual en ese entonces formaba parte del reino francés. Su familia era de una gran raigambre católica y de su seno habían surgido una gran cantidad de clérigos. A los 19 años ingresó a la orden jesuita en la ciudad de Baviera, Alemania, en donde se ordenó como sacerdote en 1749, a los 32 años.

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En el mismo año —que se ordenó como sacerdote—, fue enviado a la Nueva España y tras una brevísima estancia en la capital lo enviaron a las misiones de la península de California. Al llegar a Loreto, se le da un curso introductorio de la lengua guaycura, una vez que aprendió los aspectos básicos de la misma lo destinaron a la misión de San Luis Gonzaga Chiriyaqui, la cual se encontraba en una de las regiones más apartadas y desérticas de la península, y a duras penas se sobrevivía —al igual que sus habitantes—, de un pequeño ojo de agua cercano a la misión. Durante los siguientes 17 años, hasta los primeros días del mes de enero de 1768, permaneció en este sitio donde es llamado a reunirse con sus hermanos de las demás misiones de la California en el puerto de Loreto y se les dio a conocer la orden de expulsión de los jesuitas de todos los dominios de España.

Es así como emprende el éxodo de salida de la Nueva España, el cual tenía como destino final la península ibérica. Al llegar a España, lo mantuvieron por un breve tiempo en un monasterio, para finalmente, retirarse al colegio Jesuita de Neustadt an der Haardt, en Alemania, donde finalizó su existencia cuatro años después. Muchas personas piensan que el carácter sobrio y bilioso de Baegert obedece a la estricta formación moral que tuvo en su casa materna, así como en los institutos en los que se formó. Su carácter metódico y muy prejuiciado por las ideas de superioridad de las razas civilizadas por su color, costumbres y profesar la religión católica, lo hizo interesarse por materias como la filosofía y la teología, llegando a ser profesor de Humanidades en Mannheim, Alemania.

Ahora bien, regresando a su obra literaria, el origen data desde el momento en que el sacerdote Juan Jacobo llegó al colegio Jesuita de Neustadt an der Haardt. De inmediato pone manos a la obra e inicia con la escritura de sus recuerdos del tiempo que vivió entre los californios de su misión de Chiriyaqui. Para dar estructura a este libro se basó en algunas de las obras que había estudiado durante los primeros años de su formación como sacerdote, entre ellas Historia animalium (Historia Animal) atribuida a Aristóteles.

Su libro está conformado por tres grandes bloques a los que el autor titula como “partes”. La primera de ellas trata sobre La California en general, su carácter, clima y productos que abarca los temas De la posición, longitud, latitud y extensión de California, así como del Golfo de California; Del calor, del frío y de las cuatro estaciones del año; De la lluvia y otras aguas; De las cualidades, fertilidad y aridez de la tierra; De los matorrales y espinas; De las frutas; De los cuadrúpedos, pescados y aves; De las sabandijas; y De las minas y perlas.

En la segunda parte titulada De los habitantes de California menciona Del aspecto, color y número de los californios, de dónde y cómo pueden haber llegado a California; De las habitaciones; De la indumentaria; De los bienes y utensilios, ídem del trabajo y actividades; De los alimentos, arte culinario y glotonería de los californios; De los matrimonios y crianza de los niños; De las enfermedades y medicinas de los californios; cómo mueren y cómo se entierran; Del carácter, costumbres y naturaleza; De ciertas costumbres y modo de vivir; y Del idioma.

Y finaliza con el capítulo De la llegada de los españoles a California e introducción de la fe cristiana, de las misiones y otras cosas anexas donde narra sobre las Expediciones infructuosas de los Españoles a California, el padre Salvatierra, un jesuita, pone pie firme en ella y funda la misión de Loreto; Progreso de la misión fundada y establecimiento de otras nuevas; De los ingresos y de la administración de las misiones; De las iglesias y sus ornamentos; De la agricultura; De los animales domésticos; De los soldados, marineros, artesanos y así como del modo de comprar y vender; De la muerte de los padres Tamaral y Carranco; Algunas preguntas dirigidas a los señores protestantes, principalmente, a sus señores ministros; y De la llegada de don Gaspar Portolá y salida de los jesuitas de California.

Para leer esta obra, una persona que no tenga un entrenamiento profesional para tomar su contenido de forma estéril y libre de prejuicios, se debe de proveer de una buena cantidad de antiácidos y tés tranquilizantes, puesto que el lenguaje frío, directo, incluso considerado por muchos, grosero y producto del carácter bilioso, los hará molestarse de momentos y otras desear tirar el libro a la basura. Baste la transcripción del siguiente párrafo que contiene el prólogo escrito por Baegert, para que aquellos que no lo han leído, se den cuenta del porqué de mis palabras.

“Todo lo concerniente a California es tan poca cosa, que no vale la pena alzar la pluma para escribir algo sobre ella. De miserables matorrales, inútiles zarzales y estériles peñascos; de casos de piedra y lodo, sin agua ni madera; de un puñado de gente que en nada se distingue de las bestias (….) ¿Qué gran cosa debo, que puedo decir?”.

Sin embargo, no crea el lector que el sacerdote Baegert dejaba nublar su juicio de naturalista y etnólogo por sus constantes frases hirientes y mordaces, muy al contrario, el ignaciano era capaz de llegar a razonamientos profundos y muy elaborados. Un ejemplo de ello fue que tras apreciar la formación de los cerros así como el descubrimiento de conchas de moluscos en lugares alejadísimos del mar, llegó a afirmar que, seguramente, el origen de nuestra península pudo deberse a que emergió del fondo marino. También, dio muestras de su paciencia al contar meticulosamente, cada una de las espinas de un brazo de pitahaya, llegando a expresar que cada matorral de esta xerófita tenía por lo menos un millón de espinas.

Es importante mencionar que para la época en que estaba realizando este libro, ya en Europa empezaban a circular algunos ejemplares realizados por personas que jamás habían estado en la California y mucho menos tenían fuentes confiables. Lo anterior, ocasionaba que estos textos que tanto gustaban a los ávidos lectores, estuvieran plagados de ideas erróneas como que la península estaba llena de minas de oro, de grandes y fabulosas riquezas, que había bosques frondosos, la cacería de grandes piezas como venados y cerdos salvajes era de lo más común. Baegert, con su carácter serio y socarrón se dedicaba a refutar estas obras, lo hacía de la forma en que mejor sabía hacerlo: con palabras hirientes, as como frases mordaces con las que se burlaba de aquellos textos y personajes que las elaboraban.

Sin embargo, la crítica no sólo fue para escritos realizados por personas fuera del campo religioso, también lo hizo hacia el interior. Antes de morir, Baegert realizó una segunda edición de su libro, al cual le agregó en el título la siguiente frase: mit einen zweifachen Anhang falscher Nachrichten, lo que se traduce en español: con un doble adjunto de mensajes falsos. Con lo anterior se refería a las críticas que dedicó a la obra que publicó su colega jesuita Miguel Venegas, titulada Noticia de la California, y de su conquista temporal, y espiritual hasta el tiempo presente en tres volúmenes. Como bien sabemos, esta obra de Venegas fue publicada en el año de 1757, contenía una serie de conclusiones que había sacado este autor derivadas de los cientos de cartas e informes que le fueron enviados para que realizara su escrito.

Venegas jamás estuvo en la California por lo que para redactar su obra confió en estos escritos, debido a lo anterior varios aspectos de lo que redactó era inexacto o completamente, falso y Baegert no desaprovechó la oportunidad de aguijonear con su acostumbrada ironía y filosa crítica los yerro de su hermano de la compañía. Baegert, cargado de los prejuicios de los hombres y sacerdotes de su tiempo, catalogaba a los habitantes de la California de la siguiente manera:

“Por regla general, puede decirse de los californios que son tontos, torpes, toscos, sucios, insolentes, ingratos, mentirosos, pillos, perezosos en extremo, grandes habladores y, en cuanto a su inteligencia y actividades, como quien dice, niños hasta la tumba; que son gente desorientada, desprevenida, irreflexiva e irresponsable; gente que para nada puede dominarse y que en todo siguen sus instintos naturales, igual a las bestias”.

Tomando en cuenta que esto escribió después de haber estado en la California 18 años y ponerlo por escrito cuatro años antes de morir, su concepto de los californios siempre fue el mismo, aunque en honor a la verdad, había momentos en los cuales entraba en profundas reflexiones que le permitían hacer comparaciones bastante justas y prudentes entre los naturales de esta península y sus congéneres europeos:

“En todo esto consisten los tesoros y riquezas de los californios, con los que pasan los días de su vida en perfecta salud, y con más grande sosiego, tranquilidad y buen humor, que miles y miles de hombres en Europa que nunca ven el fin de sus riquezas y que apenas pueden con las cuentas de sus monedas antiguas y modernas. Es muy cierto que California tiene sus espinas, pero estas no molestan ni lastiman con tanta frecuencia, ni tan hondamente, los pies de los californios, como aquellas otras que se guardan en los cofres de Europa y que desgarran los corazones de sus dueños, por medio de punzantes congojas, conforme a lo que está escrito en San Lucas 8, 14; sin tomar en cuenta las muchas heridas mortales que asestan, por medio de los abusos que se cometen con ellas.

Así es que la extremada pobreza de los californios y la absoluta falta de todas las cosas que a nosotros nos parecen indispensables para la vida humana, nos dan una demostración, de ninguna manera despreciable, que nos enseña cómo la naturaleza se conforma con tan poco y cómo con tan poco puede uno mantenerse; y que, por tanto, no es la miseria, sino una opulencia inmoderada y un exceso de lujuria, las que han inventado miles de cosas, con cuyo valor, tantos indigentes podrían y deberían ser alimentados y arropados”.

Mucho es lo que podemos concluir de este libro y los aspectos accesorios del mismo, sin embargo, el propósito de este documento es ser un acicate para que los lectores se motiven por leer esta obra y, lo más importante, obtengan conclusiones informadas producto de abrevar de las fuentes originales y hacer sus propias conclusiones. Como un obsequio para ustedes coloco el siguiente enlace de donde pueden descargar este libro de forma gratuita, en formato PDF: https://drive.google.com/file/d/1Od9Q8v3_6cF4xyOW4m0bKIRx344WspEJ/view?usp=sharing

Bibliografía:

Noticias de la península americana de California – Juan Jacobo Baegert

Historia de los animalesAristóteles

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