El pasado está en el presente. La lengua nebe de Las Californias

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cada día se van encontrando más documentos que nos hablan de las maravillas que existían en nuestra hermosa península californiana a la llegada de los primeros europeos, y de cómo ellos dieron cuenta en sus escritos, los cuales nos han llegado hasta el presente para que disfrutemos y conozcamos más sobre la hermosa cultura que floreció en este rincón del Nuevo Mundo.

En el caso que hoy, comento sobre un documento que fue encontrado por un intelectual de la ciudad de Tijuana de nombre Manuel Acuña el cual obtuvo una fotocopia del original que se encuentra en el Centro de Estudio de Historia de México CARSO (Fundación Carlos Slim), —era conocido como el Archivo Histórico de Condumex—, este edificio está ubicado en la delegación Álvaro Obregón en la Ciudad de México. Fue hasta el 2011 que el escrito fue presentado por el historiador Carlos Lazcano Sahagún, al cual le fueron entregadas las fotocopias por Acuña durante el segundo Festival de la Antigua California.

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El documento consta de 22 cuartillas en letra manuscrita y se divide en dos secciones. La primera se titula Arte y bocabulario de la lengua Nebe de las Californias o Carolinas y la segunda Bocabulario de la lengua Nebe traducida en lengua castellana. El autor describió algunas reglas gramaticales sobre la pronunciación de las frases en dicha lengua así como 615 vocablos con sus respectivas traducciones al castellano —verbos, sustantivos y adjetivos.

Fue elaborado entre los años de 1683 a 1685 durante la expedición que realizó el almirante Isidro Atondo y Antillón a la península, en su larga estancia en lo que fuera el Real Presidio y misión de San Bruno. Lamentablemente, se desconoce su autoría. En la mencionada expedición viajaron los sacerdotes Eusebio Francisco Kino, Matías Goñi y Juan Bautista Copart con el propósito de fundar una misión y evangelizar al mayor número de gentiles, todo lo anterior incluido en el plan de formar un enclave permanente en esta península.

En diferentes testimonios que se levantaron por escrito, se menciona que los tres sacerdotes realizaron registros del vocabulario de los californios con el propósito de dominar su lengua y utilizarla como vía para transmitir la doctrina religiosa. No obstante, también uno de los alférez que acompañaba al comandante Isidro de Atondo aprendió rápidamente, esta lengua realizando para ello diversas anotaciones. El nombre de esta persona era Nicolás de Contreras.

Debido a lo antes mencionado y a que este documento no contiene datos que identifiquen a su autor ha sido muy difícil establecer este punto. El historiador Carlos Lazcano ha concluido que es muy probable que la autoría sea del sacerdote Eusebio Francisco Kino ya que basado en el tipo de letra que se utilizó y comparándola con otras cartas escritas por él, existe una gran semejanza.

Además de lo anterior, al inicio de este “bocabulario” existe una anotación sobre la dificultad de los californios de pronunciar los fonemas “f”, “s” y “r”; misma anotación que deja establecida Kino en el diario que llevó durante el año de 1684 que permaneció en esta península.

Sin embargo, independientemente, de quien sea el autor, su importancia es trascendental ya que viene a enriquecer aún más los aspectos culturales que tenían los primeros habitantes de esta tierra. Para tener una idea más clara del documento es importante mencionar que trata sobre una de las muchas variantes dialectales que se encontraron entre los cochimíes —grupo de californios que vivían a partir de la región de Loreto y hacia el norte de la península.

De acuerdo a los testimonios del sacerdote Kino, esta lengua era hablada por los habitantes de los sitios denominados por los colonos como San Isidro (San Juan Bautista Londó), San Nicolás, San Juan, San Bruno y al menos dos más, todos ellos a las orillas de la Sierra de La Giganta. Estos sitios fueron recorridos por Kino acompañado de un grupo de soldados durante diversas expediciones que realizaron en los dos años que ocuparon el Real de San Bruno.

El grupo de californios que vivían en este sitio fue denominado con diferentes nombres: didiu, didú, didius y didúes; sin embargo, generalmente, se usaba la palabra “Didios”. El significado de “nebe” en castellano es “higo” y “canción”; y “nebel” significa “lengua”, pudiendo ser éste último el sentido que le dieron a la palabra con la que se denominó esta lengua.

Algunas de las reglas gramaticales que se anotaron en este “arte y bocabulario de la lengua nebe” podemos resaltar algunas. Por lo general las palabras en plural finalizan en “i”, por ejemplo, Undaki significa “los muchachos”. El pretérito se utiliza agregando la sílaba “te” al final de una palabra; bandecute que significa “he llamado” o delete de significado “he peleado”. Para decir una palabra en futuro se le agregan las sílabas “doro”,  Badecudoro, es igual a “llamaré después”, o deledoro significa “pelearé”.

Dentro de las palabras que se tradujeron de esta lengua mencionaré las siguientes igui significa acarrear; menechip es algodón; guenbe, aposento; gassel, árbol; nebo, cabello; niemi, camisa; cade, caña; tegape, carta; mege, delgado; idoro, después; tegase meji, fabricar; ussi, fuego; gueke, herir; guegui, irse; nemesi, leche; chigue, madre; meleque, miedo; modo, muchos; y meji, obrar, entre otras.

Tenemos la fortuna que el mencionado documento se haya editado en un libro el cual podemos conseguir fácilmente, en el Archivo Histórico “Pablo L. Martínez” de esta ciudad de La Paz, Baja California Sur, el cual fue elaborado por el historiador Carlos Lazcano Sahagún y Arnulfo Estrada Ramírez. En esta obra aparece una fotocopia del escrito, así como una traducción y muchos más datos que nos permiten ubicar en todo su valor a este gran hallazgo.

Es probable que al igual que esta joya, miles de ellos se encuentren “extraviados” bajo pilas de papeles en los diversos archivos y colecciones particulares que existen en el mundo. Es por lo anterior de singular importancia la trascendencia que tienen los historiadores al investigar, estudiar y escribir sobre estas obras y compartirlas para que los actuales habitantes de esta bella tierra sudcaliforniana nos sintamos más orgullosos de nuestras raíces y apuntalemos nuestro sentido de identidad.

Bibliografía:

Arte y vocabulario de la lengua Nebe de las Californias o Carolinas. Eusebio Francisco Kino, Autores: Carlos Lazcano Sahagún y Arnulfo Estrada Ramírez.

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (Ebook) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”. Mención Honorífica en el VII Premio Estatal de Periodismo “Jesús Chávez Jiménez”, en Entrevista, por su trabajo “Graciela Tiburcio Pintos, la leyenda de la biología de las tortugas”. 

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