Escasez de agua en BCS. El gran desafío

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Vientos de Pueblo

José Luis Cortés M.

 

San José del Cabo, Baja California Sur (BCS). La escasez de agua es un desafío persistente en Baja California Sur, una región caracterizada por su clima árido y su geografía única. Desde los tiempos de sus habitantes originales, las comunidades han desarrollado estrategias ingeniosas para sobrevivir en un entorno con recursos hídricos limitados. En la actualidad, la situación se ha vuelto crítica, y es fundamental analizar cómo se ha enfrentado este problema a lo largo de la historia y qué soluciones pueden implementarse para garantizar el acceso al agua en el futuro.

Los pueblos indígenas, como los cochimies y los pericúes, habitaban BCS mucho antes de la llegada de los colonizadores europeos. Estos grupos establecieron técnicas de recolección y almacenamiento ade agua que les permitieron sobrevivir en condiciones adversas, utilizando pozos, cisternas y sistemas de captación de agua de lluvia, además de conocer los manantiales naturales de la región. Su comprensión del entorno les permitió utilizar este recurso de manera eficiente, asegurando su subsistencia a pesar de las limitaciones.

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La conservación del agua entre estas comunidades se basaba en un entendimiento profundo de los ciclos naturales. Sin embargo, la llegada de los colonizadores y el desarrollo de la agricultura a gran escala alteraron significativamente estas prácticas, llevando a un uso insostenible de los recursos hídricos. Las técnicas tradicionales fueron reemplazadas por métodos que no consideraban la sostenibilidad, lo que resultó en la sobreexplotación de los acuíferos y una notable disminución de los recursos hídricos locales.

Actualmente, Sudcalifornia enfrenta una de las crisis de agua más severas del país. Según datos del Sistema Nacional de Información sobre el Agua (SINA), el Estado presenta un déficit hídrico que afecta tanto a áreas urbanas como rurales. La Paz, por ejemplo, ha experimentado un crecimiento poblacional rápido, pero la infraestructura hídrica no ha podido mantenerse al día. Un 50% de la población carece de acceso regular a agua potable, lo que pone en riesgo la salud y calidad de vida de miles de habitantes. Este escenario se complica aún más por la falta de inversión en infraestructura y la creciente demanda generada por el turismo y la agricultura.

Las sequías recurrentes, agravadas por el cambio climático, han intensificado la escasez del agua. Las condiciones climáticas extremas han llevado a una disminución en su disponibilidad, afectando tanto el suministro urbano como rural. La agricultura, que sigue siendo una de las principales fuentes de ingresos en la región, ha tenido que adaptarse, pero muchas familias rurales continúan enfrentando dificultades por la falta de acceso a este recurso vital. Esto ha generado un ciclo de pobreza y desigualdad que se perpetúa en el tiempo.

Lo que hay y lo que falta

Diversas iniciativas han surgido para abordar la problemática del agua en Baja California Sur. El gobierno estatal ha implementado programas para mejorar la infraestructura hídrica, como la construcción de plantas desalinizadoras y sistemas de captación de agua de lluvia. Sin embargo, estos esfuerzos a menudo se ven limitados por la falta de financiamiento y la coordinación entre diferentes entidades gubernamentales. La implementación de políticas efectivas requiere una estrategia integral que considere las necesidades de todas las comunidades afectadas.

Las organizaciones no gubernamentales desempeñan un papel crucial en la sensibilización y educación sobre la conservación del agua. Proyectos que fomentan el uso de tecnologías sostenibles y la recolección de agua de lluvia están siendo implementados en comunidades rurales, ayudando a mitigar el impacto de la escasez. Además, estas organizaciones trabajan para empoderar a las comunidades, brindando capacitación en técnicas de gestión del agua y promoviendo la participación activa en la toma de decisiones.

Para abordar la crisis del agua de manera efectiva, es esencial adoptar un enfoque integral que combine la gestión sostenible de los recursos hídricos con la participación comunitaria. Algunas soluciones incluyen fomentar programas educativos que informen sobre la importancia de la conservación y las técnicas de uso eficiente; promover el uso de tecnologías de riego eficientes; establecer un marco de cooperación entre los diferentes niveles de gobierno y organizaciones de la sociedad civil; e involucrar a las comunidades en la toma de decisiones sobre la gestión del agua, asegurando que sus necesidades y conocimientos sean considerados.

La situación en BCS requiere atención urgente y un enfoque colaborativo. Aprender de las estrategias de los habitantes originales puede ofrecer valiosas lecciones sobre la gestión sostenible del agua. Es crucial que tanto las autoridades como la sociedad civil trabajen juntas para implementar soluciones efectivas. Cada acción cuenta; desde reducir el consumo diario de agua hasta participar en proyectos comunitarios, todos podemos contribuir a un futuro más sostenible. La conservación del agua es responsabilidad de todos, y la participación activa de la comunidad es clave para forjar un camino hacia la resiliencia hídrica en la región.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¿Tiene solución la escasez de agua en BCS?

Ius et ratio

Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El pasado 30 de agosto, El Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida en Baja California Sur, colectivo que aglutina a diferentes organizaciones de la sociedad civil sudcaliforniana, llevó a cabo una conferencia de prensa, en la que abordó la problemática actual del agua potable en la Ciudad de La Paz, enfocándose en tres factores: primero, la escasez y distribución del agua en la ciudad, segundo, los compromisos contraídos en campaña por los actuales titulares de la administración municipal y estatal, respectivamente, y tercero, las medidas efectivas a realizar para la solución del problema.

A grandes rasgos, la escasez del vital líquido es generada por:

a) la sobre explotación del acuífero, que provoca la contaminación de los pozos por intrusión salina,

b) el exceso de concesiones otorgadas por CONAGUA mediante procedimientos cuestionables, y

c) la pésima administración municipal del agua, cuya red de abasto carece del mantenimiento adecuado, lo que genera fugas que oficialmente se estiman en un 47% del total del agua potable, lo que significa que cada día, en el municipio de La Paz, se desperdician VEINTISIETE MILLONES, SEISCIENTOS CUARENTA Y OCHO MIL LITROS DE AGUA. Esta pérdida de agua equivale a abastecer cada día DOS MIL SETECIENTAS SESENTA Y CUATRO PIPAS de DIEZ MIL LITROS cada una, o 25,134 tinacos de 1,100 litros.

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FOTO: Archivo

Si bien la problemática es herencia de anteriores administraciones, ello no justifica que se normalice la excesiva pérdida del vital líquido y que no se resuelva eficazmente el problema. No es posible que se sigan atendiendo cuestiones no prioritarias, como lo hizo la administración estatal anterior, que, en lugar de reparar la red de agua potable y alcantarillado, se gastó más de mil millones de pesos en una muy cuestionada remodelación del malecón.

Atender las fugas y dar mantenimiento adecuado al suministro de agua, reduciría el déficit, buscando abatir lo más posible el 47% del volumen que se pierde diariamente.

La solución a la escasez de agua no es instalar grandes desaladoras, como equivocadamente afirman servidores públicos mal informados o con otros intereses, pues es la propuesta más costosa, tanto en lo económico como en lo ambiental, pues su instalación operación y mantenimiento implica enormes daños que no son considerados por quienes la proponen como la mejor opción. Algunos de éstos son:

La combustión de grandes cantidades de hidrocarburos para generar la energía eléctrica que demandan las desalinizadoras, significa la liberación anual de cientos de toneladas de contaminantes, incluyendo gases de cambio climático: Dióxido de azufre (SO2), Óxidos de Nitrógeno (NOx), Monóxido de Carbono (CO), Dióxido de Carbono (CO2); metales pesados como Vanadio (V) y Mercurio (Hg), así como la emisión de partículas de 10 y 2.5 micras, al igual que compuestos orgánicos volátiles (VOC), entre otros, perjudicando aún más la calidad de aire de la ciudad de La Paz, e impactando negativamente en la salud de la población.

El funcionamiento de las desalinizadoras produce centenares de miles de toneladas de salmuera al año, requiere de grandes cantidades de productos químicos para la operación y mantenimiento, mismos que, finalmente, en su mayoría, serían descargados al mar, lo que a corto plazo produciría una catástrofe en uno de los lugares marinos de mayor diversidad biológica del planeta, como lo es el Golfo de California.

¿CUÁL ES LA MEJOR OPCIÓN PARA ABATIR LA ESCASEZ DE AGUA?

1.- A un costo que representa menos del 10% del que implica la instalación de una gran desaladora, puede realizarse la reconstrucción de la pared de la laguna ubicada en la parte baja del vaso de la antigua laguna, al inicio del arroyo de Santiago, para retener una significativa parte del agua de lluvia de nuestra Sierra de La Laguna e incrementar la capacidad de nuestros acuíferos.

2.- Priorizar los proyectos de retención de aguas pluviales para la recarga del acuífero, así como los de tratamiento natural y avanzado de las aguas residuales para infiltrarlas y coadyuvar a detener la intrusión salina; dejando como última opción los proyectos de desalinización de agua de mar, debido a su nocivo impacto ambiental, a la salud pública, y su elevado costo social y económico.

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