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Celebramos Día de Nuestras Mascotas Fallecidas. ¡Aquí las fotos del concurso 2019!

Todas las fotos son cortesía de los participantes en este concurso.

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Por tercer año consecutivo, CULCO BCS lanza el concurso Recordando a mi mascota fallecida, como preámbulo para la celebración del Día de Nuestras Mascotas Fallecidas. Esta iniciativa nace del enorme sentimiento de gratitud y cariño con el que, el director de este medio, Modesto Peralta Delgado, recuerda a su gatita Tzury, una cachorra que fue muy amada y que, desafortunadamente, falleció atropellada el día 26 de julio de 2016, a tan solo 10 meses de haber sido adoptada por él y su familia.

Pensando que estos sentimientos eran compartidos por muchos sudcalifornianos, desde el año 2017, en CULCO BCS se realiza un concurso de fotos con perros y gatos que habían fallecido, pero compartiendo los bellos recuerdos que sus humanos guardarán por siempre en sus corazones.

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A continuación compartimos las fotos de los ganadores de este año en cada categoría de “Perro” y “Gato”, y también las del resto de los participantes. Los ganadores obtendrán productos y servicios de Clínica Veterinaria Madero para sus actuales mascotas. Queremos agradecer infinitamente a nuestro patrocinador por su respaldo, y por supuesto, a nuestros lectores por compartir estos gratos recuerdos. Por el cariño a esos animales que hemos considerado parte de nuestras familias.

Ganadores

ÑIMPO

Envía: Jani Murillo‎. “Él es Ñimpo, hace tres años que no esta con nosotros. Lo amamos desde que llegó, nos robó el corazón. Le encantaba el mar, era muy territorial y expresivo, estuvo con nosotros dos años, aproximadamente. Esta es es una de las mejores fotos por ser tan expresivo siempre, aquí íbamos camino al veterinario. En nombre de la familia Janet Adriana Murillo Lopez, Yanet Coral López Guzmán, Anibal Murillo, Sand De Sea”.

NIURKA 

Envía: Niurka Duran‎.”Es mi primera mascota en toda mi vida, llegó por azar una mañana de invierno, desde ese momento se convirtió en mi mejor amiga. Su loco amor fue mi mejor doctor para las tristezas y problemas de ansiedad que pasaba en ese momento. Aun es recordada por su increíble lealtad y amor incondicional ❤🐈”.

Participantes

NEWTON. Envía: Vale Ocampo‎. “Newton fue un gato muy importante para mí, a él lo encontramos en la calle, tirado, dentro de una caja, al día siguiente del huracán Newton (por eso su nombre). Al principio lo estábamos dando en adopción, pero con el paso del tiempo nos fuimos encariñando con él y formó parte de nuestra familia. Él era muy amigable, cariñoso y muy juguetón, siempre buscaba con que jugar, también si lo acariciabas por un rato empezaba a ronronear muy fuerte hasta que se dormía en tus brazos. Después de estar nueve meses con él, falleció cruelmente envenenado el 18 de junio de 2017. Siempre será recordado”.

FIRULAIS. Envía: María De Jesús Morales. “Firulais, única sobreviviente de una camada de tres, rescatada de la calle. Duró muy poquito, la extrañamos mucho”.

 

LION. ‎Envía: La Pattyta Mb. “Lion, perro labrador golden retriever. Humano: Alfonso Delgado Mendoza. 12 años. Murió de cáncer”.

SOMBRA. Envía: Vale Ocampo‎. “Sombra fue una perrita muy noble e inteligente, lamentablemente murió este año, a sus dos años de edad, a causa de un paro cardiorrespiratorio, siempre la recordaremos”.

CHOPITA. Envía: Monche Meza. “Chopita. 5 años estuvo con nosotros y la amaré toda mi vida. Ya está en el cielo de los gatos”.

TITA. Envía: Fca Cam‎. “Ella se llamaba Tita. Originaria de Mazatlán, vivió en La Paz desde el 2009. Siempre fue vaga. Un día tuvimos que mudarnos de la casa donde vivimos hasta el 2017, a cinco calles de donde vivíamos. Ella nunca se estabilizó en la nueva casa, la llevaba y ella se regresaba a su antiguo hogar. Así estuvimos por casi un año. La Tita siempre respondía de inmediato a mi llamado para darle su comida y agua, para llevarla de regreso a la nueva casa, se quedaba una semana y llegó a quedarse hasta un mes sin que tuviera que ir por ella. Sabíamos que se iba a la calle de su antiguo hogar porque la veíamos, pero en la noche ya estaba en la casa nueva. Un día ya no volvió y de nuevo a dejarle comida y agua todos los días, de pronto, al llevar su alimento ya no me respondió, así durante dos semanas. Me di por vencida. Jamás la volví a ver de nuevo. Mi bella Tita. Aquí sus fotos de los últimos días que conviví con ella, y ella con su manada…”

VENUSTIANNA. Envía: Trianna De Aragón‎. “Encontrada en un terreno baldío, chillando sola y siendo una recién nacida. La adopté, compré leche para cachorro y mamila, se recuperó. Tiempo después, un amigo le regaló un costal de croquetas deluxe para que su pelo fuera brillante. Se puso toda preciosa. Le gustaba meterse en cajas y bolsas, tirar cosas de la mesa y jugar con sus hermanos perros”.

COYO. Envía: ‎Mar CM‎. “Éste es Coyo. Es el gato más malhumorado que he conocido y mi mejor amigo por muchos años. Su amor y humor negro acompañaron la vida de todos los que lo conocieron. Hubo hasta un Festival de Cine en su honor y se entregaron estatuillas con su imagen. Hoy concursamos con esta selfie que se tomó Coyito mientras yo escribía mi tesis. Besos y una latita de atún hasta dónde quieras que estés, amigo Coyo”.

MICHELANGELO. Envía: Sin Gallardo Mejia‎. “Él es Michelangelo, estuvo conmigo casi 5 años, fue un gran compañerito, cariñoso, ocurrente y leal. ¡Todavía te extraño Mich!”.

HARRY BROKEN. Envía: Aralia Amador‎. “Harry Broken, mi compañero de andanzas. Llegó por azar conmigo, Aralia Amador, como regalo de una de mis entrañables amigas de toda la vida: Elda Garcia Peralta. Vivió muy feliz a mi lado, era valiente y aventurero, le encantaba el mar. ¡Jarrito de miel, siempre te recordaré!”.

BROWNIE. Envía: ‎Adry Soji Kilmister‎. “Ella era de raza salchicha y era muy tierna, falleció el 28 de diciembre del 2015, de parvovirus. Por eso es muy importante vacunar a tus mascotas a tiempo. Ella fue nuestra consentida en la familia, se ganó el cariño de todos, era una gran niña, ¡muy gordita!”.

GATITA. Envía: Luz Orozco. “Aquí les presento a mi gatita que falleció el 21 de marzo del 2013, a la edad de 15 años (humanos). Muchos la conocieron por estar fuera de la tienda de la casa de mi señora madre Sandra Luz Ruelas, la consentíamos mucho. Parecía de peluche, muchos la quisieron comprar”.

Tzury, por siempre. La gatita que inspiró este concurso.

“Tzury”. Sus humanos: Luis Fernando Azcárraga de La Peña y Modesto Peralta Delgado. “Tus patitas rosas se fueron pero sus huellas quedaron para siempre en nuestros corazones”.




Te seguiré buscando

FOTO: Cortesía

Concurso Carta Al Padre 2019

Mención Especial

Por Diana Karina González Cota

 

No he dejado de buscarte. Al principio te buscaba todo el tiempo, en la casa, en tus cosas, en la cama y en la silla de ruedas, pero no encontraba nada más que objetos vacíos e inútiles, porque no estabas tú para darles sentido. Llena de rabia y dolor, lloré tanto y tan desesperadamente como si eso pudiese hacerte volver, para verte y despedirme por última vez, otra vez.

El doctor dijo despídanse, ya déjenlo ir. En esos momentos los doctores aceptan dignamente la derrota de su profesión y hablan de Dios, porque saben que ni todo el conocimiento de una enfermedad te prepara para hablar de la muerte. Pero él jugó limpio, nunca mintió, nunca vendió esperanzas; siempre dijo que ese día llegaría. Lo intenté, te dije adiós, en silencio y casi a gritos, te dije gracias miles de veces, siendo la única palabra que pude articular entre mis sollozos, pero nada de eso me sirvió.

Yo no quería despedirme, por eso te seguí buscando. No te encontré en el mundo físico, así que te busqué en mis sueños. Primero fueron horribles pesadillas, donde volvía el dolor de verte indefenso, desprovisto de tu fuerza, incapaz de protegerme, yéndote lentamente quién sabe a dónde; y al despertar me daba cuenta que, en el mundo real, la angustia de perderte se había ido contigo. Luego aparecías más feliz que nunca, inmune a cualquier amenaza, invencible, capaz de todo, y ahí yo pude decirte todo lo que en el mundo de los vivos se me quedó atorado en la garganta tantas veces.

De esos sueños rescaté las huellas de tus enormes manos, el ángulo exacto en que tu ceño se fruncía, tus dientes perfectamente alineados detrás de tu sonrisa, el olor a aceite mezclado con tu perfume, el arrastrar de tus botas, el sonido de tus llaves tintineando de tu cinto, el rechinido de tus dientes, el tronido de tu rodilla izquierda. Memoricé cada cosa tuya porque de alguna forma tenía que hacerte volver.

Te soñé diario por meses hasta que dejaste de venir con tanta frecuencia. Convencida de que solo me quedaba el pasado, necesitaba grabar en mi memoria cada uno de tus días, entonces te busqué en mis recuerdos y en las fotos, pregunté de ti lo que no sabía, recreé escenas, llené algunos huecos de olvido y me aprendí tu vida mejor que la mía.

Solo así pude comprenderte, dejar de juzgarte y aceptarte con tus incongruencias: con tu dolor que a veces dañaba, con tu obsesión al trabajo, con tus vicios, con tu necesidad de control, con tu temor a fallar y a faltar; con tu sensibilidad y tu amor infinitos, con tu alegría, con tu seriedad, con tu moral, con tu inquebrantable carácter, con tu mano dura pero justa. Solo así te supe ser humano.

FOTO: Cortesía.

Cuando tenía el valor, visitaba esos lugares en los que dejaste rastro de tu existencia, hablaba de ti con otras personas buscándote en ellas y en sus recuerdos. Muchas veces te vi en tus hermanos y en tu madre, que tuvo el buen tino de darles los mismos ojos a todos, como si hubiera sabido desde siempre, que muy temprano dejaría de ver los tuyos. Todavía contengo el llanto al verles y visitar esa casa donde ahora estás en las fotos de los muertos.

Después te busqué en la gente nueva que, al conocerme, tenía la necesidad de conocerte, porque para conocer a alguien debes comprender de donde viene. Y en el proceso de hablar de ti y lo que hay de ti en mí, me he reconstruido, y me duele, porque la niña y la joven que fui se han ido, y tú con ellas. Me hubiese encantado volvernos a conocer ahora, tú más paciente y yo menos inexperta, que nos hubiésemos podido seguir conociendo, cuando yo fuese esa que aún no soy y tú el que no pudiste ser.

Todo el mundo dice que después de la tormenta viene la calma. Tienen razón, pero nadie dice que después de la calma se siente el vacío, y aunque mueves escombros y reconstruyes los espacios, si prestas atención, el vacío sigue ahí. Así ha sido esta infinita despedida. Transitar de decir adiós en incontables ocasiones cuando no te puedo traer conmigo, cuando necesito ir ligera para seguir, y volver a buscarte cuando no veo mis anclas, cuando no recuerdo quién soy o cuando quiero estar contigo.

Después de este tiempo me doy cuenta que te extraño más en el futuro y, aunque eso no sea lógicamente posible, te extraño en lo que aún no existe: te extraño siendo el abuelo de los hijos que no tengo; te extraño sentado en la mesa de mi nueva casa tomando café con pan cualquier día por la tarde; te extraño aconsejándome sobre el carro que debo comprar o el negocio que quiero emprender. Extraño verte sin prisa y sin preocupación; extraño verte envejecer.

Sin embargo, no me haces falta porque fuiste más que suficiente; los recuerdos de la vida que me diste han sido mi alimento para seguir en este mundo sin ti. La fuerza cuando me siento débil, la sabiduría cuando no sé a dónde ir, la tranquilidad cuando tengo miedo, la compañía cuando me siento sola, la unión cuando veo a mi familia fragmentada.  En el más grande atisbo de humildad, acepto que, si quisiera tenerte, es porque mi amor me hace egoísta, pero no porque me faltes. Como el poema que recitabas de memoria, “vida, nada me debes. Vida, estamos en paz”.

Y a pesar de todo, te extraño. Por eso me he inventado tantas formas de buscarte. En los objetos, en los lugares, en las fotos, en mis sueños, en mis pensamientos, en otras personas, en conversaciones sobre ti. No siempre con la misma intensidad, pero te busco, porque es la única forma que tengo de tenerte y de que no te vayas. No he dejado de buscarte, y a veces, si tengo suerte, te encuentro.

Diana Karina




Papá

FOTO: Cortesía

Concurso Carta Al Padre 2019

Carta ganadora del Cuarto Lugar

Por Andrea González Parra.

 

¿Cuál es el significado de esta palabra? Porque, fácilmente, podría buscarla en un diccionario o en internet. Sin embargo, creo que, más que darle un significado, hay quienes le dan un sentido. Papá, para mí, es protección y amor, porque ese sentido se lo dio el mejor padre del mundo, el mío.

Mi papá ha estado en cada uno de los momentos de mi vida, ha sido mi protector, mi amigo, un padre maravilloso que me ha dado su amor y apoyo incondicional siempre, mi más grande héroe y una de las personas a las que más amo y admiro.

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No recuerdo cuando fue la primera vez que me sostuvo entre sus brazos, pero estoy segura de que él sí lo hace, y muchas veces lo he descubierto mirándome con orgullo y un sentimiento que reconozco como auténtica felicidad; eso hace que me imagine cómo fue el primer momento que pasamos padre e hija, con él sosteniéndome con fuerza, pero, al mismo tiempo, con delicadeza, siendo extremadamente cuidadoso para no lastimarme, viéndome pequeña y frágil, como un tesoro: su tesoro.

Claro que no puedo describir lo que él sintió cuando me miró por primera vez, pero estoy segura de que irradiaba felicidad, y se encontraba maravillado por el brillo de los ojos de aquella bebita que era resultado de tanto amor entre él y mi madre. Desde ese momento y hasta la fecha, me ha protegido de todo y, de hecho, yo sé que, si fuera posible, desde que nací me hubiese encerrado en una burbuja, donde todo fuera perfecto para mí, donde nadie nunca me hiciera daño, donde jamás hubiera conocido el dolor.

Sin embargo, y como eso no era posible, se encargó de educarme para que fuera una persona segura de mí misma y fuerte, pero sin perder a esa niña que siempre corría hacia él, buscando en su mirada y sus brazos, su protección. Ahí es cuando me doy cuenta de que, a pesar de que siempre anhelé crecer y que mis padres dejaran de verme como una niña, siempre voy a ser la niña de papi.

Todos los recuerdos que tengo de mi padre, me dejan en claro que él es un verdadero papá; como cuando íbamos juntos al parque y, después de horas y horas, tenía que llevarme en los brazos hasta casa, porque yo seguía insistiendo en quedarme más tiempo. Recuerdo también las veces que lo despertaba picándole los ojos en las noches, porque necesitaba ir al baño, o a beber agua, y me daban miedo los monstruos y fantasmas que, en mi imaginación, me esperaban fuera del cuarto si no iba mi papá protegiéndome; se levantaba adormilado y bostezando, pero jamás se quejó o me reprendió por ello. También guardo los recuerdos de todas las veces que asistió a las juntas, para recoger mis calificaciones, y me decía lo orgulloso que estaba de mí.

Siempre trata de sacarme una sonrisa, y siempre lo logra, sin importar cuantas cosas me agobien, cuanto estrés, cuanta tristeza y cuanta negatividad haya a mi alrededor, él es como una luz que me ilumina en mis malos momentos y en los buenos también. No sólo es un maravilloso padre, sino un excelente abuelo para mi hija. Sé que nos ama a ella y a mí más que a nada en el mundo y que haría cualquier cosa por nosotras. Nunca voy a alcanzar a agradecerle todo.

Muy pocos tienen la misma suerte que yo, al tener un padre tan bueno como el mío, que de verdad se comprometa con su labor como papá, que tenga la paciencia, el valor, la fuerza, la actitud y, sobre todo, el amor, para convertirse en un verdadero héroe para sus hijos, para guiarlos por un buen camino, para aconsejarlos y estar para ellos en los momentos más difíciles, para compartir con orgullo y alegría los buenos momentos y sus logros, para recordarles a diario lo orgullosos que se sienten de ellos y de que sean sus hijos. Muy pocos se atreven a amarlos incondicionalmente, con todas las cosas que vienen de por medio al tener un hijo.

Quisiera poder agradecerle de alguna forma todo lo que ha hecho por mí, pero sé que jamás terminaría. Por todas las veces que me abrazó y me dijo que todo estaría bien, las veces que me llamó la atención para corregir mi comportamiento, todas las ocasiones en que jugó y salía conmigo, brindándome los mejores momentos padre e hija, los mejores recuerdos de mi infancia, mi adolescencia y, hoy en día, de mi vida adulta, aconsejándome lo mejor, amando incondicionalmente a mi hija y dando todo por nosotras. Es maravilloso contar para todo con la persona que me engendró, que esté orgulloso de mí, que realmente se preocupe y me ame.

Definitivamente tengo al mejor padre del mundo y, teniéndolo a él, no podría pedir nada más.

Espero que la vida me conceda muchísimos años más a su lado, que nunca me falte su buena vibra, sus chistes malos, sus consejos, sus brazos que siempre me hacen sentir una niña pequeña, amada y protegida.

Amo y admiro a mi padre, esa persona que le dio un maravilloso sentido a la palabra “papá”.

AndreaKappage.




Corazón de madera

FOTO: Internet

Concurso Carta Al Padre 2019

Carta ganadora del Tercer Lugar

Por Victoria Valery Vélez Valencia

 

Hay palabras que nunca se olvidan, más cuando vienen de las personas que más amas, pero son quienes, aunque les duela, nos ubican en la realidad. Por eso, aún resuena en mi mente cuando lo escuché decirme “Si ya no quieres trabajar, tendrás que dejar la carrera. No hay otra opción”, mi corazón se sintió abandonado y, obviamente, salí llorando de la habitación llena de furia; en mi mente sólo pensaba en ¿Por qué no me apoyaban?. Yo solo quería dedicarme a estudiar y a ser joven, como muchos de mis amigos.

Lo que no entendí en ese momento, es que me daban todo lo que estaba en sus manos, pero a la par me estaba enseñado, junto con mi madre, a vivir. Me demostraron que aunque me amaban, necesitaría poner de mi parte para lograr mis sueños.

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Él es un hombre sencillo, sus manos se han dedicado a dar forma a la madera, para crear todo aquello que viste los hogares de muchas familias, que aún valoran el esfuerzo de la carpintería, adora restaurar muebles y antigüedades, por eso cada vez que llegan a sus manos, se dedica ellos con amor y esa destreza de una vida, para renovarlas en hermosas piezas.

Heredó de sus padres el valor del trabajo y, desde su niñez, vivió el bullicio de una familia como las de antes, con un montón de hermanos con quien compartir, pelear y, ahora, recordar un sin número de proezas, tantas que hasta la fecha van surgiendo historias perdidas en las reuniones familiares.

Es de los hermanos sándwich, esos que solo llaman la atención de los padres con sus travesuras, y miren que en su haber tiene de todo, como aquél ratón que puso en la máquina de coser de mi abuela, quien entre el espanto solo alcanzo a gritar el primer nombre que vino a su mente en esos casos: Mauricioooo.

Claro que no estaba solo en esas aventuras, pero era quien no perdía oportunidad para hacer una broma, de hecho hasta la fecha no se le va una, y disfruta de dar carrilla. Y miren que es pesado, no perdona una, es parte de él, si no eres el sujeto de la broma es bastante disfrutable; ese carácter afable y bondadoso, lo hace el mejor padre que puedo tener.

En mi infancia disfruté de un padre que me enseñó a escalar montañas, correr en la playa hasta estar cubiertos de arena, nadar hasta cansarnos y soltar miles de carcajadas, estábamos solo él y yo, mi hermana nació hasta casi mi adolescencia, así que básicamente tuvimos un mismo padre pero en dos momentos muy diferentes de su vida.

Entre esos momentos, tuvimos que regresar unos años a nuestro lugar de nacimiento, pero nada fue igual; ya no éramos de ahí, la vida en una ciudad llena de complicaciones lo ponía triste, le tocaron de esos robos que con frecuencia se dan en autobuses, en los que la impotencia te va llenando de coraje, jornadas de salir de madrugada para llegar de noche a tu hogar, sin saber cómo están; si bien nos iba, no veníamos en la noche y los fines de semana. También hay buenos recuerdos, pues convivimos con familia que, estando al otro lado del mar, no habíamos tenido la  oportunidad de disfrutar, aun así su corazón estaba en La Paz.

En la primera oportunidad regresamos, mis padres venían cansados pero llenos de esperanza para retomar el paso, cosa que no fue fácil, pero aquellos clientes y amigos de toda la vida les dieron la pauta para volver a caminar; era nuestro hogar y habría que volver afanarse en los tablones, clavos y martillos, para recuperarlo.

Poco a poco nuestra vida avanzó, fue cuando tomé su mandato de seguir trabajando y, gracias a eso, el tiempo me abrió las oportunidades que llegaron con ese esfuerzo; en ese mismo transcurrir del tiempo, mi padre ha visto aparecer destellos de luz en su cabello y bigote, se convirtió del mejor papá, al mejor abuelo que mi hijo pueda tener.

Lo recibió con el doble de amor en sus brazos, un amor renovado de tener el orgullo de narrar sus primeras palabras, pasos y caídas; siguen pasando los años, y con ellos van siendo diferentes, abuelo y nieto, pero tienen un código que solo entiende la complicidad del día al día, por eso es nuestro Geppetto de gran corazón, nombre que de hecho significa José, su otro nombre.

Hoy sus manos no son tan fuertes como antes, pero siguen cargadas de energía y de un alma inquebrantable que lo ha hecho fiel a su familia, a sus convicciones y a si mismo, tiene piezas de hombre biónico, pero el principal, que es su corazón, para abrazar y adoptar a quienes llegan a su casa, es único.

Quiero mil años para seguir escuchando sus historias de sus travesuras, para que sea el mejor en juegos de mesa en los que pocas veces puedo ganar, para ser el mejor compañero en viajes; por eso lo quiero tan solo unos mil años a mi lado, como el gran árbol que es.

SEUDÓNIMO: VAVEL




Amado Padre

FOTO: Cortesía

Concurso Carta Al Padre 2019

Carta ganadora del Segundo Lugar

Por Adriana Aracely García Mendoza

 

Amado padre:

A través del ejemplo, me ha enseñado a tomar decisiones y a asumir las consecuencias con fortaleza y dignidad, y lo he aprendido quizá, por la valentía con la que ha caminado por la vida, siempre recto y con la frente en alto, aún en las circunstancias más adversas y desafiantes, avanzando a paso firme y mirando a los ojos directamente a aquellas personas que, por diversos motivos, se han atrevido a realizar comentarios mal intencionados respecto a tu forma, tan única, de criar a tus hijos; con tanta libertad y confianza en sus acciones.

Mi infancia a tu lado fue maravillosa, supiste tener el tacto adecuado para orientarme, a pesar de tus pocas palabras pero de tus muchas demostraciones de afecto; amaba dormir en tu pecho, hasta hoy, no ha habido un lugar que me haga sentir más protegida que ese. También me encantaba sentir tus manos ásperas y duras en mi rostro, solía preguntarme ¿Cuántos pescados tuvo que sacar para tener esa escarpada superficie? y ¿Cómo era que su rostro no expresaba el dolor, en ocasiones las cortadas, por el tirón de la piola? Parecían demasiado profundas.

La admiración hacia usted creció cuando empezó a compartirme su extraordinario oficio, me contagió de orgullo y de amor al trabajo, bien lo ha expresado en el mar nací y si he de morir que sea trabajando. Acompañarlo a marea me hacía sentir valiente, estaba en el mar sin miedo a sus inmensas olas, incluso en la intensa oscuridad de la noche, admiraba presenciar su dominio como capitán en la travesía, guiándose, a mis ojos, sólo por el instinto; éstas son de las vivencias que más atesoro. Le agradezco, papá, la confianza que me enseñó a sentir en mí misma, pues, no hay que temerle al mar, sino respetarlo.

También aprendí a amar a la naturaleza, a protegerla, siempre abogaste por una pesca limitada y consiente, y hasta hoy lo sigues haciendo. Has buscado la protección y el cuidado del lugar donde naciste, lo sigues valorando y continúas arriesgando, incluso, tu propia seguridad, para combatir la pesca furtiva, sin importar los enemigos ganados. El cansancio no existe para ti, e inclusive el hambre deja de ser importante, cuando se trata de salvaguardar las especies marinas que se encuentran en veda, y que suelen explotar. En tu opinión no vale la pena ganar unos pesos, por años de escasez.

No niego que algunas veces tuvimos diferencias, sin embargo, con esa seriedad que te caracteriza, te sentaste a darme consejo, a través de las anécdotas tocabas cada fibra sensible de mi ser y lograste hacerme reflexionar; aún cuando trataba de engañarte con mis palabras, supiste encarrilarme con una sola frase: mientras tú vas yo ya vengo; al escucharte sabía que me habías descubierto. Y agradezco tu hombro pero también tu espalda, gracias a tus sabias acciones  me he realizado y he logrado alcanzar mis metas, siempre con compromiso y dedicación.

Papá, me despido, agradeciéndole a la vida la fortuna de haber sido tu hija, en cada etapa de mi existencia me has hecho inmensamente feliz. Eres una persona generosa, noble y de palabra, para ti no hay imposibles, sólo hay caídas que ayudan a tomar las fuerzas necesarias para continuar. Te ama y te admira,

Tu hija.