Amado Padre

image_pdf

FOTO: Cortesía

Concurso Carta Al Padre 2019

Carta ganadora del Segundo Lugar

Por Adriana Aracely García Mendoza

 

Amado padre:

A través del ejemplo, me ha enseñado a tomar decisiones y a asumir las consecuencias con fortaleza y dignidad, y lo he aprendido quizá, por la valentía con la que ha caminado por la vida, siempre recto y con la frente en alto, aún en las circunstancias más adversas y desafiantes, avanzando a paso firme y mirando a los ojos directamente a aquellas personas que, por diversos motivos, se han atrevido a realizar comentarios mal intencionados respecto a tu forma, tan única, de criar a tus hijos; con tanta libertad y confianza en sus acciones.

Mi infancia a tu lado fue maravillosa, supiste tener el tacto adecuado para orientarme, a pesar de tus pocas palabras pero de tus muchas demostraciones de afecto; amaba dormir en tu pecho, hasta hoy, no ha habido un lugar que me haga sentir más protegida que ese. También me encantaba sentir tus manos ásperas y duras en mi rostro, solía preguntarme ¿Cuántos pescados tuvo que sacar para tener esa escarpada superficie? y ¿Cómo era que su rostro no expresaba el dolor, en ocasiones las cortadas, por el tirón de la piola? Parecían demasiado profundas.

La admiración hacia usted creció cuando empezó a compartirme su extraordinario oficio, me contagió de orgullo y de amor al trabajo, bien lo ha expresado en el mar nací y si he de morir que sea trabajando. Acompañarlo a marea me hacía sentir valiente, estaba en el mar sin miedo a sus inmensas olas, incluso en la intensa oscuridad de la noche, admiraba presenciar su dominio como capitán en la travesía, guiándose, a mis ojos, sólo por el instinto; éstas son de las vivencias que más atesoro. Le agradezco, papá, la confianza que me enseñó a sentir en mí misma, pues, no hay que temerle al mar, sino respetarlo.

También aprendí a amar a la naturaleza, a protegerla, siempre abogaste por una pesca limitada y consiente, y hasta hoy lo sigues haciendo. Has buscado la protección y el cuidado del lugar donde naciste, lo sigues valorando y continúas arriesgando, incluso, tu propia seguridad, para combatir la pesca furtiva, sin importar los enemigos ganados. El cansancio no existe para ti, e inclusive el hambre deja de ser importante, cuando se trata de salvaguardar las especies marinas que se encuentran en veda, y que suelen explotar. En tu opinión no vale la pena ganar unos pesos, por años de escasez.

No niego que algunas veces tuvimos diferencias, sin embargo, con esa seriedad que te caracteriza, te sentaste a darme consejo, a través de las anécdotas tocabas cada fibra sensible de mi ser y lograste hacerme reflexionar; aún cuando trataba de engañarte con mis palabras, supiste encarrilarme con una sola frase: mientras tú vas yo ya vengo; al escucharte sabía que me habías descubierto. Y agradezco tu hombro pero también tu espalda, gracias a tus sabias acciones  me he realizado y he logrado alcanzar mis metas, siempre con compromiso y dedicación.

Papá, me despido, agradeciéndole a la vida la fortuna de haber sido tu hija, en cada etapa de mi existencia me has hecho inmensamente feliz. Eres una persona generosa, noble y de palabra, para ti no hay imposibles, sólo hay caídas que ayudan a tomar las fuerzas necesarias para continuar. Te ama y te admira,

Tu hija.

Compartir en
Descargar
   Veces compartida:

Compartir
Compartir