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Carta Al Padre 2023. Regresa el concurso literario de CULCO BCS

CULCO BCS | CULTURA Y COMUNICACIÓN DE BAJA CALIFORNIA SUR

CONVOCA AL CUARTO CONCURSO

“CARTA AL PADRE” 2023

FOTO: Internet

Podrán participar hombres y mujeres de cualquier ocupación, de 18 años en adelante, que radiquen en Baja California Sur. En caso de quedar seleccionados sus textos, las y los participantes aceptarán su publicación en esta revista digital bajo las siguientes condiciones:

Sobre la recepción de trabajos: Las y los concursantes deberán enviar su texto en Word al correo m_peraltadelgado@yahoo.com.mx y modestoperalta@culcobcs.com del jueves 1 de junio al miércoles 14 de junio a las 12:00 horas. En el Asunto deberá decir: “Concurso Carta al Padre en CULCO BCS 2023”. En el cuerpo del correo deberán escribir sus nombres y teléfonos, así como sus datos de localización. Si se detecta algún error, se les regresará esta convocatoria para que verifiquen su posible falla. Deberán recibir respuesta de “Recibido” para asegurarse de su participación. No se aclararán dudas por inbox. No se solicitarán textos en físico, sólo es por correo electrónico. Adjuntos se enviarán los archivos con la carta firmada con seudónimo y otros archivos con fotografías (opcional); CULCO BCS se compromete a enviar al jurado sólo sus textos, sin dar a conocer los datos del o la participante.

Sobre la presentación del trabajo: 2 Hojas tamaño carta como mínimo y 4 como máximo; márgenes de 3X3 cm; fuente Arial o Times New Roman número 12; párrafos justificados o a la izquierda; espaciado doble; hojas numeradas. No se editarán los trabajos para el concurso, sólo para publicación, en caso de salir seleccionados.

Sobre el contenido: Se trata de una carta personal y real (no ficticia) dedicada al padre de familia, con calidad literaria y entera libertad de expresión; sólo para efectos del concurso, se deben omitir nombres o poner “alias”, aunque en caso de quedar seleccionada la carta, sí sería publicada con los datos reales; CULCO BCS no censurará palabras y respetará el sentido de la carta, sea a manera de homenaje o de crítica, y sólo se reservará de publicar si el contenido denigra la dignidad de alguna persona. El autor puede iniciar y terminar su carta como desee; debe proponer arriba y al centro de la hoja el título de su carta, que podría editarse en caso de publicarse.

Sobre el dictamen: El jurado se compone de tres personalidades de las letras en BCS y su fallo será inapelable. Su deliberación será a más tardar el viernes 16 de junio a las 18:00 horas, dándose a conocer los resultados en el Facebook de CULCO BCS y de los patrocinadores, mismo día en que se darán a conocer los nombres del jurado. Los jueces determinarán los lugares del 1 al 5, mismo número de cartas que se publicarán. Los aspectos a calificar son: originalidad, calidad literaria y calidad de la escritura.

Sobre los premios:

  • Primer lugar: Publicación de su carta en CULCO BCS el domingo 18 de junio, Día del Padre de 2023; desayuno completo para dos personas en Café Delis y paquete de libros de autores y temas sudcalifornianos.
  • Segundo lugar: Publicación de su carta en CULCO BCS la semana posterior al Día del Padre; desayuno completo para dos personas en Café Delis.
  • Café Delis se ubica en La Paz, BCS. Los ganadores podrán disponer de sus consumos el Día del Padre o hasta un mes después como máximo; serán debidamente identificados ante los patrocinadores y podrán invitar a sus padres o a quien deseen. No son transferibles.
  • Se notificará al resto de los concursantes que hayan quedado en los lugares 3, 4 y 5, para pedir su autorización si desea la publicación de su texto en CULCO BCS en la semana posterior al Día del Padre.
  • Lee aquí la carta ganadora del Primer Lugar del concurso de 2022.

Sobre las fotografías: Este es un concurso literario, y aunque esto no impedirá su participación, es preferible que en el mismo correo del texto se adjunten dos o tres fotografías de los participantes y sus padres o familias (opcional); las imágenes deben ser en JPG, amplias y con buena resolución para manipularlas con fines de publicación en tamaño 604X468 px. El crédito dirá “FOTO: Cortesía” o nombre de autor.

Restricciones: No podrá participar personal de CULCO BCS, ni sus colaboradores vigentes o anteriores. Tampoco podrán participar los ganadores del primer y segundo lugar de los concursos anteriores. Cualquier situación no contemplada en la presente convocatoria se resolverá entre la Dirección de este medio y el Jurado.

CULTURA Y COMUNICACIÓN DE BAJA CALIFORNIA SUR AGRADECE EL PATROCINIO DE “CAFÉ DELIS”, EMPRESA COMPROMETIDA CON EL ARTE Y LA CULTURA EN LA PAZ, BCS, Y AL DEPARTAMENTO DE FOMENTO EDITORIAL DEL INSTITUTO SUDCALIFORNIANO DE CULTURA.

                                        




Cómo pueden las lecciones del pasado ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A lo largo de los siglos, la humanidad ha experimentado una gran variedad de conflictos, crisis y desafíos. Sin embargo, al analizar el pasado, podemos encontrar lecciones valiosas que pueden ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente.

Una de las formas en que la historia puede ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente es proporcionando una perspectiva histórica. Al comprender los eventos pasados, podemos poner en contexto los problemas actuales y tener una mejor comprensión de cómo se desarrollaron. Por ejemplo, si nos fijamos en la Gran Depresión de los años 30, podemos ver que muchas de las condiciones económicas y políticas que contribuyeron a ella también están presentes hoy en día. Al entender las raíces históricas de estos problemas, podemos tomar decisiones más informadas sobre cómo abordarlos. Además, la historia nos proporciona un marco para comparar situaciones similares en el pasado y en el presente. Si nos enfrentamos a una crisis política o económica, podemos buscar ejemplos de cómo se enfrentó a situaciones similares en el pasado. Al hacerlo, podemos encontrar soluciones que hayan funcionado en el pasado y aplicarlas al presente.

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Otro beneficio de aprender de la historia es que nos permite evitar repetir los mismos errores del pasado. Al estudiar los eventos pasados, podemos identificar las causas subyacentes de los conflictos y crisis, y así evitar cometer los mismos errores. Por ejemplo, si nos fijamos en la Segunda Guerra Mundial, podemos ver que las políticas económicas restrictivas y la falta de diálogo diplomático fueron factores importantes que contribuyeron a la guerra. Al aprender de estos errores, podemos evitar repetirlos en el futuro. La historia nos permite comprender las raíces históricas de los conflictos actuales. Si nos fijamos en los conflictos actuales en el mundo, podemos ver que muchos de ellos tienen raíces históricas profundas. Al entender estas raíces históricas, podemos trabajar para abordar los problemas subyacentes y encontrar soluciones más efectivas.

Además, la historia puede proporcionar ejemplos inspiradores de líderes y movimientos que han logrado superar desafíos difíciles. Al estudiar las historias de figuras como Martin Luther King Jr. o Mahatma Gandhi, podemos ver cómo han enfrentado adversidades y desafíos de manera pacífica y efectiva. Al aprender de estos ejemplos, podemos encontrar inspiración para enfrentar nuestros propios desafíos.

La historia también nos enseña sobre la importancia de la innovación y la adaptabilidad. A lo largo de la historia, hemos visto cómo las sociedades que han sido capaces de adaptarse a los cambios han logrado sobrevivir y prosperar. Por ejemplo, si nos fijamos en la Revolución Industrial, podemos ver cómo las sociedades que adoptaron nuevas tecnologías y formas de producción pudieron superar las dificultades económicas y mejorar la calidad de vida. Al aprender de estos ejemplos, podemos ver la importancia de la innovación y la adaptabilidad en el mundo moderno.

Otro ejemplo de cómo la historia puede ser útil en el presente es en la comprensión de los conflictos culturales. Si nos fijamos en la historia de los conflictos culturales, podemos ver que muchas veces los problemas se deben a la falta de comprensión y respeto por la cultura de los demás. Al aprender de los errores del pasado, podemos trabajar para construir un mundo más inclusivo y justo, donde todas las culturas son valoradas y respetadas.

La historia también puede ayudarnos a aprender sobre las consecuencias a largo plazo de las decisiones que tomamos en el presente. Si nos fijamos en la historia ambiental, podemos ver cómo las decisiones tomadas en el pasado han tenido un impacto significativo en el medio ambiente y en la calidad de vida de las personas. Al aprender de estos ejemplos, podemos tomar decisiones más informadas sobre cómo cuidar nuestro planeta y garantizar un futuro sostenible para las generaciones futuras.

Además, la historia nos enseña sobre la importancia de la cooperación y la colaboración en tiempos de crisis. Si nos fijamos en los grandes logros de la humanidad, como la llegada del hombre a la luna o la erradicación de enfermedades como la viruela, podemos ver que estos logros fueron posibles gracias a la colaboración y cooperación de personas de diferentes disciplinas y países. Al aprender de estos ejemplos, podemos ver la importancia de trabajar juntos para enfrentar los desafíos del presente.

Finalizamos diciendo que la historia es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a enfrentar los desafíos del presente. Al proporcionar una perspectiva histórica, ejemplos inspiradores y lecciones aprendidas, la historia nos puede enseñar sobre la importancia de la innovación, la adaptabilidad, la cooperación y la comprensión intercultural. Al aprender de los errores del pasado y las soluciones exitosas, podemos tomar decisiones más informadas y trabajar juntos para construir un futuro mejor y más sostenible para todos.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Un mural que honra a las aves de Los Cabos. El proyecto artístico de Gibrana Nemer Naveda (I)

FOTOS: Sealtiel Enciso Pérez

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Un hermoso día, exactamente a mediados de mayo, cuando se festeja a los docentes en todo México, elegí para trasladarme a San José del Cabo, la famosa ciudad lineal, y realizar la entrevista pactada con días de anticipación con la artista visual Gibrana Nemer Naveda. La cita tuvo lugar precisamente en donde está realizando una de las obras pictóricas más monumentales que se hayan hecho en Baja California Sur, en cuanto a un mural se refiere: El Mural de las Aves de Los Cabos, que cuenta con 160 metros de largo, (360 metros cuadrados en total), y la altura varía de 1.70 a 3 metros. Serían las 10 de la mañana, con el sol en todo lo alto, ofreciendo una claridad, pero también un inclemente castigo a quienes osábamos estar a la intemperie en esas horas.

 Estacioné mi carro a un costado de la Escuela Secundaria Antonio Mijares, sobre la calle Miguel Hidalgo, y de inmediato localicé a nuestra pintora, la cual portaba un hermoso sombrero de palma que se movía rítmicamente a la par de sus manos, mientras daba suaves trazos a las figuras que estaba pintando sobre una de las bardas del recinto educativo.

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En cuanto Gibrana me vio, se dibujó en su cara una sonrisa grande y expresiva. Me invitó a que me acercara. Platicamos un rato sobre el clima, la familia y sobre los últimos sucesos con amigos en común. Posteriormente, me invitó a que acercara un pequeño banquito que tenía cerca del lugar donde estaba pintando, y me invitó a que disparara la andanada de preguntas, ya que seguramente estaba ansioso por iniciar con la entrevista. Contesté que más que ansioso, estaba intrigado con las dudas que me fueron asaltando durante el trayecto que hice de La Paz hacia esta bella ciudad josefina, y que poco a poco se las iría externando para que me las fuera contestando con ese estilo afable y meticuloso que tiene para conversar, en donde cuida mucho no omitir detalles.

Gibrana es originaria de la ciudad de Toluca, Estado de México. Egresó de la Universidad Autónoma del Estado de México como Licenciada en Diseño Gráfico. Tal vez algunos se preguntarán, cómo fue que llegó hasta esta parte de nuestro Estado, y ella misma nos lo responde: El gancho que me trajo a Los Cabos fue hace ya muchos ayeres, por lo menos unos 7 años. En aquel entonces trabajaba en una fábrica de cuadernos y me enviaron a hacer una investigación de mercado a La Paz. Fue la primera vez que conocí el Mar de Cortés, desde que venía volando, me dije, en este lugar me está llamando algo, me quiere enseñar, y efectivamente, me llevé la grata sorpresa de que el lugar me encantó, me fascinó. A pesar de que fueron horas, porque en el mismo día hice el viaje de ida y vuelta, realmente yo sentí una conexión. Puede sonar muy extraño, pero deberás, sentí, en mi intuición, que el lugar me estaba llamando. Al poco tiempo, un amigo muy querido de nosotros, el doctor Jorge Gómez Leyva —quien tiene toda la vida viviendo en San José del Cabo—, fue a Toluca a tomar fotografías del Nevado, del volcán que tenemos allá. Nos lo presentaron, y cuando Jorge supo la actividad que realizaba Carlos, mi esposo, que es cetrero, y que soy diseñadora y artista visual (pintora), nos dijo Qué están haciendo aquí, váyanse a vivir a Los Cabos, allá van a tener un montón de trabajo, les va a ir muy bien. Total, que ese mismo año, a los pocos meses, tomamos un avión, y nos venimos acá, como decimos en mi tierra, a peinar el terreno. Nos venimos por doce días, y quedamos encantados con el lugar: la gente, la comida, sobre todo el lugar, nos llevamos grandes sorpresas, de ver que lo que nosotros buscábamos desde hacía mucho tiempo: tener contacto con la naturaleza, vivir en un lugar tranquilo, seguro, próspero; todo eso, lo tenía Los Cabos, así que, pues hicimos todos los preparativos, y ya llevamos aquí más de 3 años viviendo felices de la vida.

Escuchar a Gibrana, y ver su mirada y gestos tan expresivos, te lleva de la mano por un camino de emociones, hace que revivas cada uno de los momentos que relata, e incluso te vuelve un personaje más de la trama. No cabe duda de que es una persona que ha sucumbido, voluntariamente, al embrujo de estas tierras de Calafia.

Haciendo un gran esfuerzo y sobreponiéndome a la emoción, de forma instintiva, y muy a mi pesar, surgió mi instinto de reportero, y le pregunté: ¿Cómo fue que surgió el proyecto de pintar un mural para las aves de Los Cabos? Gibrana dio un largo suspiro y por un instante dejó de pintar, y observando un punto impreciso en el mural. Bueno para empezar, pues el amor por los animales, sobre todo al grupo de las aves rapaces, por el trabajo que hace Carlos. Como te digo, él es cetrero, y durante todos los años que llevamos juntos, siempre ha habido águilas en casa, y por esa razón es que he aprendido acerca del mundo de las aves. Posteriormente, al estar establecidos en esta ciudad, me encontré con la novedad de que se usaba la actividad de pajarear. En el centro del país, llaman pajarear a una persona que está muy distraído, como si la mente se fuera muy, muy lejos y no estaba poniendo atención. Pero resulta que aquí, pajarear es una actividad, donde literalmente las personas van en busca de aves para observarlas con binoculares, tomarles fotografías, identificarlas, conocer sus características. Pajarear me pareció como abrir la ventana a un universo paralelo, por ejemplo, en el Estero de San José del Cabo, en un solo día, podía observar treinta especies diferentes de aves. A mí me pareció de verdad esplendoroso poder tener la oportunidad de ver algo así, un mundo inmenso, increíble a unos cuantos pasos, ¡y gratis!

Pues, un día estaba pensando que me encantaría hacer algo relacionado con las aves. En Los Cabos, todo lo relacionado con el arte, tiene qué ver con los animales marinos: las tortugas marinas, las ballenas, los delfines, por supuesto, me encantan y los amo con locura, pero no hay nada relacionado con las aves. Entonces, me llegó una iluminación, hacer un mural o algo relacionado para homenajear a las aves de Los Cabos. Y ese momento llegó el año pasado, cuando un amigo mío muy querido, Isidro Delgado, que es cantautor allá en Toluca, un día me habla para decirme Gibrana, están lanzando una convocatoria para artistas de todas las disciplinas en Baja California sur. Acabo de leer la convocatoria y tú entras en una de las categorías, así que esta es tu oportunidad, sólo necesitas tener un proyecto artístico.

De inmediato vino a mi mente el mural de las aves de Los Cabos. Esta convocatoria se llama PECDA (Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico), y la organiza el FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes). Participé en la categoría de Creadores con Trayectoria como Artista Visual. Metí todos los papeles, desarrollé el marco teórico de mi proyecto, y tuve la enorme fortuna de que, al mes de haber enviado toda la información, mi nombre salió publicado en la página del PECDA. Obviamente conté con la asesoría de mi amigo Isidro, él ha sido ganador en tres ocasiones del PECDA en el Estado de México.

No cabe duda, Gibrana, cuando te toca, ni aunque te quites, le dije. Esas palabras salieron desde muy dentro de mi corazón. Aproveché esta pausa para indagar por qué se  seleccionaron las bardas de la Secundaria Antonio Mijares para plasmar su mural. Fíjate que, para poder ingresar el proyecto, tienes que tener avanzado todo lo más posible. Entonces, vi varias opciones antes de ingresar los requisitos. Mi primera opción fue pintarlo en una pequeña barda que está en el centro de la plaza Antonio Mijares. Ahí hay una especie de escenario en donde hacen eventos públicos, y tienen una pequeña bardita, como para enmarcarlo. Pero después dije, híjole, a lo mejor la temporalidad ahí puede ser corta. Después se me ocurrió que estaría más padre en una institución pública, y entonces pensé en la secundaria Antonio Mijares la cual es muy famosa. Además, vivo enfrente, así que se me ocurrió darle vida a sus bardas. Vine a entrevistarme con el director y el subdirector de la secundaria, y se quedaron impresionados con mi propuesta. Dijeron que en los 60 años que tiene de existir esta secundaria, nunca había sido tomada en cuenta para un proyecto de estas dimensiones, y además agregaron, Si usted no gana el concurso, nosotros vemos cómo le conseguimos el material, pero usted por favor, desarrolle el proyecto. Y así fue entonces, con el permiso por escrito de las autoridades de la secundaria, me fui a la Dirección de Imagen Urbana de Los Cabos, con todos los documentos y, afortunadamente, aprobaron el proyecto. El permiso de la Dirección de Imagen Urbana no lo piden como requisito en el Concurso, pero para mí sí fue importante para que los jurados del PECDA vieran que la cosa se iba en serio, y sí estaba todo formal y bien hecho.

Al finalizar Gibrana su mensaje, me percaté que mi mente había viajado a los mismos sitios que estaba describiendo, y casi sentí la misma emoción de ella al saber que su proyecto era recibido con tanto júbilo. Casi de manera automática le hice la siguiente pregunta: ¿cuál es el mensaje que quieres transmitir a través de tu mural? Conforme desarrollo el proyecto, se han ido agregando objetivos, y es algo que me ha parecido magnífico, sobre todo por la respuesta de la gente. Uno de ellos es que se ha convertido en un trabajo educativo, porque ahora la gente pasa y pregunta: ¿Que ave está pintando? Y me dan el nombre de cómo se conoce localmente, en dónde lo han visto, si tienen nidos en su casa; que gracias a este mural se ha mejorado la imagen urbana de la calle, que ahora la gente se siente más segura al caminar sobre esta avenida. Es increíble, te lo juro que no es mentira, la banqueta se ha conservado limpia casi al 100% desde que inicié, no es que fuera un basurero antes, por supuesto que no, pero sí había. Hay como unas pequeñas jardineras pegadas en la banqueta, y casi siempre ahí había justo algo de basura, envolturas, algún cubrebocas por ahí tirado, y ahora nada, todo el tiempo está limpio, entonces no sé si eso fue como una respuesta sociológica inherente al proyecto que estoy desarrollando o les nació hacerlo por su cuenta, pero así es como ha sucedido. Casi sin pensarlo, le dije: Creo que sí, fíjate, creo que la gente, cuando empieza a ver algo que se hace con tanto cariño, con tanta pasión, y sobre todo que embellece la comunidad, pues la gente se enamora y respeta.

Cuando los maestros de esta secundaria se enteraron de que estaba realizando el mural —continuó Gibrana entusiasmada— , pidieron a sus alumnos que, aunque estuviera aquí
trabajando, salieran a tomarse una foto con una de sus aves favoritas, de las que ya estaban pintadas, para que investigaran sobre ella, dónde localizarla, su alimentación, sus hábitos, etcétera. Entonces, durante un lapso de unas dos semanas, estuve recibiendo grupos de alumnos para hacerme preguntas sobre todo lo que te acabo de decir, y me sentí cobijada por tanto interés y respeto por el trabajo, porque a pesar de que los alumnos no han podido sumarse como voluntarios para ayudarme, lo sienten ya propio, ya sienten que pueden proteger la obra tal cual. He recibido gran cantidad de respuestas de afecto: me regalan agua, tortas, pan, barritas de granola, ¡bueno, una cosa impresionante!
No sé si sería por la resolana o las emociones que estaban a flor de piel en este momento de la entrevista, pero hubiera jurado que en los ojos de Gibrana se asomaban unas tímidas lágrimas, tal vez producto de la emoción que siempre embarga a los artistas cuando dan todo su ser en una obra. Hice como que buscaba una inexistente botella de agua, para respetar ese momento.

Al cabo de una breve pausa, le pedí a Gibrana que me explicara cómo eligió a las aves que está representando en su obra. Me comentó: Ah, mira, tengo dos amigos, de mis mejores amigos, y coincide también que son fotógrafos especialistas en aves. Uno ya te lo había mencionado, es el doctor Jorge Gómez Leiva, y el otro es Miguel Ángel Cruz Ramos. Ambos son pajareros, casi expertos en conocer las aves de Los Cabos. Un día nos sentamos a ver una Guía de Aves de Los Cabos, y si era una buena referencia para utilizarla en el mural.  Como primer punto, iniciamos por el orden de las aves. Me imaginé como si estuviéramos haciendo visualmente un recorrido panorámico del municipio de Los Cabos, iniciando por la Sierra de la Laguna, después la ciudad, posteriormente el Estero de San José, que es para nosotros nuestra reserva ecológica más importante, y después la playa. En ese recorrido visual panorámico, ubicamos en la Sierra de la Laguna a la mayoría de las aves rapaces, en la guía de las de las aves de Los Cabos, así viene esa clasificación, entonces este fue el primer grupo: los halcones, las águilas, el caracara, el águila pescadora, aguililla de Harris, pero también me hacían falta, los búhos. En la Sierra de la Laguna tenemos búho virginiano, lechuza de campanario, y entonces dije, bueno, aunque no aparezca en la guía de aves de Los Cabos, sí las voy a pintar, porque también es importante que la gente sepa que todas estas aves, ni son brujas, ni se llevan a los niños, ni te van a arrancar los ojos. Todas las connotaciones maléficas, que les han colgado a estas pobres aves; la gente debe saber que son muy valiosas para el ecosistema, como todo el resto del grupo de aves, pero estás en particular son aves que, si las llegamos a ver, quiero decir que seguimos viviendo en un lugar sano, el día que ya no veamos águilas, ese día sí nos vamos a tener que preocupar.

En el siguiente grupo están las aves, semiurbanas o paseriformes, que se refiere a las aves que cantan. Me refiero a ellas como semiurbanas, porque tanto las podemos localizar en la Sierra de la Laguna, como en la ciudad. Por ejemplo, los cardenales, el colibrí de Xantus, el cenzontle. Luego dejé un espacio en blanco, justo en el medio, que divide las cuatro sesiones, y donde voy a poner todos los nombres de las aves. El siguiente grupo de aves, son las aves del Estero, aquí empezamos a ver aves marinas. Otra ave muy importante, es la mascarita peninsular, que sólo la podemos encontrar en el Estero, las cercetas, las gallaretas, las garzas, y para finalizar, con las aves playeras, donde vemos a los pelícanos, las gaviotas, los ibis, las fragatas, las golondrinas marinas, el gallito marino. Me hicieron favor de cederme los derechos de uso de las imágenes, tanto Jorge como Miguel. También como tengo contacto con la organización que creó las Guías de Aves de Los Cabos, trabajo con ellos como diseñadora gráfica; me hicieron favor de que aquellas ejemplares que ni Jorge ni Miguel tenía fotografiados, Juan Carlos Cantú me prestó todas las ilustraciones científicas que me hicieron falta, y así cubrí perfectamente todas mis imágenes de referencia.

Al escuchar la forma tan emotiva en que mencionaba los nombres y características de estas aves que representa en el mural, decidí aprovechar el momento para hacerle una pregunta incómoda, ¿cuál es tu ave favorita y por qué decidiste incluirla en el mural? Sin embargo, sin disminuir un ápice al ritmo de la charla contestó: Tengo dos aves favoritas, unas son las aguilillas de Harris, porque es la especie con la que trabaja Carlos, y pues porque es con las que yo estoy más familiarizada. Las águilas de Harris son majestuosas. La segunda, es el águila pescadora, porque cuando llegamos aquí por primera vez, nos dijo Jorge, nuestro amigo, váyanse al estero y van a ver al águila pescadora que siempre hay una, hay una que siempre se percha en tal palo de palmera seco, pues llegamos y todo, pero en la fecha en la que nosotros venimos, es justo cuando las aves migran, y no vimos a ningún águila pescadora esa vez. Pero ya cuando nos venimos a vivir acá, lo primero que hicimos fue ir al estero a ver águilas pescadoras, y cuando la vi por primera vez bueno, se me calló la boca al piso. Es un animal enorme, bonito, tan perfecto, yo a ella le llamó siempre como Su Majestad.

A continuación, pasamos a un punto donde Gibrana es una gran conocedora, le pregunté sobre la técnica y los materiales que estaba utilizando para pintar este mural. Comentó que estaba utilizando pintura vinílica para exteriores. La marca comercial Comex le patrocinó sus materiales. También utilizaba sellador acrílico para preparar las paredes, y para el trazo de las de las imágenes usaba carboncillos. Las imágenes de referencia, las imprime en papel fotográfico para tener la coloración lo más apegado a la realidad. Al final, me dijo, voy a requerir sellador anti graffiti, porque quiero protegerlos para prevenir posibles daños. En este punto te comento que es muy probable que solicite el apoyo de la ciudadanía a través de una página de Facebook de donativos para poder sufragar el costo de este último material. En este punto le expresé a Gibrana que estaba seguro de que la ciudadanía sudcaliforniana cooperaría con mucho gusto puesto que sabemos apreciar las obras que se hacen por el bien común.

Momento seguido, le pregunté si los colores que utilizó en la obra tienen algún significado en particular. Me apegué al ecosistema donde están ubicados los grupos de aves, por ejemplo, en el caso de la Sierra de la Laguna, utilicé una gama de verdes y tres tipos de azul. En las aves semiurbanas, continúe con la misma gama de verdes para dar la representación de toda la vegetación que tenemos aquí dentro en San José del Cabo. En el Estero, representé con más claridad los cuerpos de agua, con los mismos azules que estoy utilizando en los cielos de los otros ecosistemas, que al final van a terminar utilizándose para representar el mar. Así que mi paleta cromática la identifique como si fuera a pintar al óleo, y consiste hasta ahorita de 18 colores más o menos

La entrevista continúa, mañana la segunda entrega, no te la pierdas.

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Testigo, de Gabriel Rovira, toda una vida de poesía

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ya hemos hablado de cómo los nuevos tiempos están marcando la historia de nuestras civilizaciones en todos los sentidos, especialmente el de los libros, de cómo poco a poco el mundo digital está dando paso a la desaparición del libro en papel, aunque algunos se resistan a que tal cosa suceda, pero que tarde o temprano sucederá. 

Con la aparición de dispositivos para lectura, de los que ya he dado cuenta en anteriores colaboraciones para Culco, esos cambios se aceleraron desde hace algunos años, pienso, para bien. Eso incluso da paso a que los libros tengan mayor alcance y mayor cobertura, además de que los propios autores pueden ser sus propios publicistas y divulgadores de su obra, ante la casi imposibilidad de que las grandes editoriales tomen en cuenta a nuevos creadores en sus catálogos, que usualmente apuestan por nombres consagrados o también recomendados de la elite del medio cultural y editorial.

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Es el caso del poeta y narrador Gabriel Rovira, un destacado escritor asentado en La Paz, B.C.S. desde hace más de treinta años y que se ha dedicado a la academia, donde decenas de generaciones de estudiantes han pasado por sus aulas. Rovira es sin duda alguna uno de los profesores más entrañables y queridos, que ha dejado una huella importante en lo literario y en la enseñanza de la lengua. Ya hemos hecho algunos apuntes literarios en este mismo medio acerca de la obra Rovira, donde destacamos la solvencia de su escritura.

Nacido en la Ciudad de México en 1962, estudió Letras en la ENEP Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); inició su carrera docente desde 1985 dando clases en las universidades más importantes de México, como la propia UNAM, la Universidad Iberoamericana, la UNISON y el ITESM. Estudió la maestría en Letras Mexicanas en la UNAM y la de Educación en la Universidad del Noroeste; asimismo, el doctorado en Literatura de la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 1991 es profesor-investigador en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS). Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Es miembro del Cuerpo Académico de Estudios Humanísticos de la UABCS, entre otras actividades.

Como escritor se inició muy joven, a los catorce años, en lo que luego sería Crónica del sueño, y a los dieciocho publicó su primer cuento en la antología Los frutos compartidos; ha aparecido en diversas compilaciones y en colaboración con autores diferentes a lo largo de su vida literaria. Por otro lado, tiene publicado en lo individual Los pequeños objetos amados (y otros cuentos), en la editorial Diana, en 1983, con un tiraje de quince mil ejemplares; también Discurso del asombro, de 2003 en la UABCS, así como una gran cantidad de publicaciones de artículos y temas dedicados a la educación.

Hace algunos días terminé de leer su libro Testigo publicado por él en Amazon y me ha maravillado encontrarme todas las voces que Gabriel Rovira ha desarrollado en el transcurso de toda una vida dedicada a las letras, donde veremos sus influencias, sus lecturas, sus amores, su familia, su entorno y el constante fluir de la cotidianidad. 

El sinfín de hallazgos que uno puede encontrar en cada verso, en cada poema, nos remite al encuentro con nuestros propios recuerdos, nostalgias, espejos en los que uno puede identificarse a plenitud. Gabriel es de esos poetas con los que nos unimos no solo por su voz sólida, fuerte, rítmica, sino también porque tiene la capacidad de que su poesía abarque la vida misma, es decir, que le habla a su lector, que le habla al individuo que entra en diálogo con él, con su corazón, con su inteligencia, pero sobre todo con su pasión por las relaciones interpersonales.

La poesía es uno de los géneros menos leídos y sin embargo por intuición es el más venerado. Testigo es una obra que deslumbra por su contenido bien cuidado, un trabajo honesto que hace honor a las tradiciones poéticas de la lengua española; será, con mucho, un libro leído y también venerado porque le habla a las personas que buscan y se desencuentran constantemente, en una eterna conversación poética con la realidad. Acercarse a la poesía, en especial la de Gabriel Rovira, será siempre una oportunidad de que constatemos la vitalidad de los versos y de la necesidad de que haya lectores que se adiestren en eso de limpiar el alma con las palabras de una poesía que todo lo trastoca. Vaya a Amazon, teclee Testigo de Gabriel Rovira y dese la oportunidad de leer a este poeta de voz clara y directa. No se arrepentirá.

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La Paz cumple 200 años (no 500)

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Fue en 1823 que José Manuel Ruiz Carrillo, Jefe del Territorio Sur, cedió terrenos para empezar a poblar lo que hoy es La Paz. Un oficio dirigido al entonces gobernador de la Baja California, fechado el 5 de julio de 1823 en el Real de San Antonio lo demuestra, así como datos de censos en años subsecuentes que revelan un poblamiento rápido, tan rápido que en 1830 se convirtió en la capital del Estado. Antes de eso no había más que arena, arena que sí, vio estériles intentos de fundar algo, pero nada más.

Sin embargo, el Ayuntamiento de La Paz continúa una rancia tradición de proclamar fundador a Hernán Cortés en 1535, por lo que, según sus cálculos, La Paz estaría próxima a cumplir 500 años de edad. Esto se ha convertido en una manipulación de la historia que cada vez es más cuestionada. ¿Hay alguna edificación, aunque sea una piedra, que señale la vejez de casi medio milenio de esta ciudad?

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En su momento, intenté proponer una nueva lectura para las Fiestas de Fundación de La Paz a Rubén Muñoz, quien nunca quiso atender mi solicitud, además de suspenderse los festejos a causa de la pandemia. El año pasado, en la actual administración, intenté ver a Milena Quiroga, pero fui recibido antes por la Directora de Inclusión y Diversidad, y el Director de Cultura del Ayuntamiento de La Paz, quienes me dijeron claramente que, de ver este asunto con la Presidente Municipal, me reenviarían con ellos; es decir: hablarían por la Alcaldesa.

En una reunión les expliqué sobre hacer una reformulación de las fiestas, y aunque quedé en regresar, pensándolo bien hubiera sido una enorme pérdida de tiempo. Me dejaron en claro que sólo ellos (o sea, el Ayuntamiento de La Paz y no la sociedad civil) eran los organizadores; que no contaban con dinero, esto, tras mi propuesta de hacer un documental; y que, literalmente, “no les parecía buena idea” anunciar que esta ciudad cumpliría 200 años, y no sus casi 490. La Dirección de Inclusión no incluye a la historia. ¿Para qué volver?

No es un capricho personal. Yo sugería involucrar a académicos e historiadores en la celebración, que no sólo podrían opinar al respecto, además pudieron ser invitados a participar en mesas de historiografía local. La propuesta para unas Fiestas de las Fundaciones de La Paz era vincular más la historia y menos los mitos, e integrar más a las jóvenes generaciones y a la sociedad, que ser sólo un espectáculo absurdo como la escenificación del Desembarco de Cortés del año pasado, que dejaba un extraño sabor a licuado de ajo con sandía.

Les proponía diseñar otra escenificación que incluyera representar a los comerciantes y marineros en el siglo XIX, quienes realmente hicieron surgir y prosperar este puerto; un documental sobre la historia de La Paz; retomar un mural del escultor Efrén Olalde quien ganó un concurso sobre este tema en 1989 y cuyo trabajo nunca fue materializado. Hacer una celebración más multitudinaria, organizada con escuelas, que la de solo los paseantes al malecón. ¿Por qué no invitar al Presidente de la Nación a un magno concierto, darle más realce mediático y hacer una celebración a lo grande por los 200 años de La Paz? Pensé que esta administración de presumibles transformaciones podría tomar en sus manos un buen momento para hacer un revisionismo histórico, pero me equivoqué.

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La fundación desconocida

Desde 1535, año en que Hernán Cortés arribó a las costas sudcalifornianas, hubo intentos de colonizar lo que hoy es la ciudad de La Paz. Pablo L. Martínez las denomina Las cinco fundaciones, y fue él quien señaló que la que debía atribuirse como fundación original era al conquistador español. Lo cierto, es que no se asentó nada, ni entonces, ni en los siglos siguientes. La Paz —nombrada así no por Cortés, sino por Sebastián Vizcaíno en 1596— era sólo un punto de referencia, no poblado alguno, pero fue atracadero de barcos y eso, al paso del tiempo, fue la actividad que vino a impulsar su poblamiento.

En 1823, el entonces gobernador, José Manuel Ruiz Carrillo, cede tierras para crear un poblado que atendiera las necesidades de la creciente actividad marítima. En la carta firmada ese año por José Fernández (Documento 177 del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”) se da a conocer que se emprende exitosamente esta iniciativa; se indica que es el soldado Juan José Espinoza el primer vecino, quien habría estado desde años atrás y a quien debían respetar sus tierras. De ocho a diez vecinos que había en 1826, para 1835 vivían casi 800 personas en La Paz. Este crecimiento llevó a que en 1930 la ciudad fuera la más habitada de Sudcalifornia, con 8 mil 166 pobladores.

El poblamiento de La Paz no tiene que ver con dramáticas epopeyas de hace cinco siglos. Se debe a la actividad de su costa como fondeadero de barcos, especialmente a finales del siglo XIX, y serían empresarios extranjeros o venidos de otras partes de México, quienes desempeñaron un papel muy importante para que la ciudad emergiera y creciera.

Dicho en pocas líneas, hay el sustento histórico para señalar que el proceso poblacional de La Paz tiene 200 años. Pero el Ayuntamiento de La Paz no lo ve de esta manera. No hay interés. ¿Cómo les puede interesar algo que desconocen?

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