San Luis Gonzaga Chiriyaqui. El rostro de la belleza, el abandono y la indolencia

image_pdf

FOTOS: Sealtiel Enciso Pérez

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El sistema misional que se implementó en las Californias a partir del año de 1697 y finalizó en 1840 (perduró durante 143 años), se constituyó en una compleja vía de poblados cuyo objetivo primordial era el extender la fe a todos los naturales que habitaran la parte conocida de la península (hasta ese entonces sólo era la región austral de la misma) e implantar un sistema de colonización, en donde los californios convertidos a la nueva fe cristiana paulatinamente abandonaran su hábitos nómadas y se integraran a la vida sedentaria, así como adquirieran la cultura europea. Una de estas Misiones fue la bautizada con el nombre de San Luis Gonzaga Chiriyaqui, la cual estuvo en funcionamiento desde el año de 1721 hasta su abandono en 1768.

El poblado de San Luis Gonzaga Chiriyaqui (no hay que olvidar que, en casi todos los casos, al finalizar el régimen misional en las Californias, los poblados que se formaron alrededor de las iglesias adoptaron el nombre), se encuentra ubicado a 195 kilómetros de la ciudad de La Paz y se tiene que acceder a él por un camino de terracería que dista de la carretera unos 37.2 kilómetros. El pasado 1 de febrero tuve la oportunidad de viajar a este sitio y constaté que el camino se encuentra en buenas condiciones. Aunado a ello, pude tomar las fotografías que se apreciarán en este reportaje y obtener las conclusiones a través de las apreciaciones que realicé en el sitio.

También te podría interesar: Melitón Albáñez Domínguez, un patriota sudcaliforniano

Haciendo un poco de historia, les comentaré que este sitio fue descubierto en uno de los viajes de exploración que emprendió el incansable sacerdote jesuita Clemente Guillén, en el año de 1719. El mencionado sacerdote, había sido comisionado por el provincial de aquellos tiempos para que encontrara un camino hacia las costas occidentales de la península y registrara si había un sitio donde se pudiera establecer una Misión, con el fin de surtir de alimentos y dar cobijo a los exhaustos viajeros que venían en el Galeón de Manila, de retorno de Las Filipinas. Tras su exploración por el sitio que hoy se conoce como Bahía Magdalena y al no encontrar un lugar que, a su parecer, fuera pertinente para establecer un poblado, decide regresar a Loreto y en su camino explora un gran valle, al cual los nativos denominaban con el vocablo “Chiriyaqui”, del cual se desconoce su significado. Como era costumbre en esos tiempos, el sacerdote Guillén lo bautiza con el nombre del santoral cristiano de “San Damián”.

Dos años después, cuando ya se habían extendido las exploraciones hasta establecer una Misión en el puerto de La Paz, el sacerdote Guillén procede a fundar la Misión de Nuestra Señora de los Dolores del Sur, como un punto intermedio entre las Misiones de La Paz y Loreto, para que sirviera de descanso y apoyo a los viajantes entre ambos puntos. En ese tiempo se establece una “visita”, o capilla, en Chiriyaqui o San Damián.

FOTO: El Vigía

Con el paso del tiempo y debido a la gran cantidad de naturales que habitaban en las ranchería de Chiriyaqui, se decide fundar una Misión, tocándole al sacerdote Lamberto Hostell tener este gran honor en el año de 1740. La iglesia provisional que se estableció se consagró al santo jesuita San Luis Gonzaga y esto pudo ser posible debido a las donaciones que realizó Don Luis de Velasco, Conde de Santiago. En ese entonces, se calculaba el número de naturales que habitaban en sus alrededores de 310, cantidad que incrementó en 12 años para ser 380, y en el año de 1768 decreció a 310 nuevamente. Uno de los incentivos que se tuvo para establecer la Misión en este sitio es que a unos 200 metros de ella había un pequeño manantial, que era suficiente para crear un estanque del cual el sacerdote Hostell supo sacar provecho. Con ayuda de los naturales ya conversos en los 6 años que estuvo en el lugar, creó un sistema de acequias, a través de las cuales irrigó un pequeño campo que preparó; al poco tiempo tuvo sembrados y dando excelentes frutos árboles de olivos, parras, palmeras de dátil y caña de azúcar.

El padre Hostell fue sustituido por el también sacerdote Johan Bischoff, quien permaneció en el lugar hasta el año de 1760, cuando también fue relevado del cargo por el Alsaciano Johann Jakob Baegert. Este sacerdote permaneció en esta Misión durante 17 años, hasta que los jesuitas fueron expulsados de todos los territorios de la Corona Española. Era un hombre de gran preparación académica, puesto que fue maestro de humanidades en varios colegios europeos. En su estancia en este sitio, se propuso la tarea de construir una iglesia de piedra buscando con ello que perdurara por muchísimos años. No fue una tarea sencilla, ya que a pesar de que el sitio contiene una gran cantidad de material pétreo y cal para formar la argamasa y unirlo, la mano de obra conformada por los naturales, aunque relativamente abundante, no estaban impuestos a realizar actividades que eran valoradas por el mundo europeo, como lo es el caso de la construcción. En los escritos que nos dejó el sacerdote Baegert, llena de improperios y adjetivos peyorativos a los Californios al considerarlos no solo haraganes sino carentes de inteligencia, siendo para él, semejantes en gran medida con los animales.

A pesar de todas estas adversidades, el padre Johann Jakob pudo concluir la iglesia, la cual fue consagrada, como ya se mencionó, a San Luis Gonzaga, uno de los grandes santos venerados por la Orden Jesuita. El mencionado santo es considerado como el “Patrono de la Juventud”, puesto que según se relata sobre su vida, estuvo dedicada al sacrificio por el bienestar de los demás, lo que lo llevó a fallecer a una edad muy temprana. Se cuenta que este sacerdote, el cual nació en 1568, a pesar de haber llegado a la vida en el seno de la nobleza italiana, abandonó su vida de comodidades y se ordenó misionero jesuita. Cuando recién iniciaba su ministerio, se desató una gran epidemia de “peste negra” en toda Italia y él, a riesgo de su propia vida, se dedicó a cuidar de los enfermos. Lamentablemente se contagió de la enfermedad y muere en el año de 1591, contando con tan solo 21 años. Fue canonizado en 1726.

FOTO: Wikipedia

Este hermoso templo, erigido por Baegert como ya se mencionó, consta de una sola planta con forma de una “I latina”. Al frente, sobresale su enorme puerta así como dos torres, en una de las cuales se encuentra la campaña original que data del siglo XVIII. Caminando al interior del templo, podemos apreciar la carencia de imágenes o relieves, lo que revela la gran sobriedad y carencia de recursos económicos para revestirlo de estos detalles. Al fondo, en el altar, encontramos 2 reproducciones de San Luis Gonzaga. La mayor de ellas, se dice que es la imagen original que se colocó en este sitio cuando se concluyó la iglesia, pero que fue robada en el año de 1914 y estuvo perdida por mucho tiempo hasta que recientemente se encontró y devolvió a su sitio. En el recinto que se encuentra a la derecha del altar, dentro de un pequeño nicho descubierto, se localiza una escultura de piedra, probablemente una imagen de la Virgen de los Dolores, que posiblemente provino de la Misión de Nuestra Señora de los Dolores de Chillá al ser abandonada en 1768.

Pero regresando con el sacerdote Baegert, este iracundo y sarcástico consagrado, al ser expulsado de las Californias, llegó, tras un penoso viaje de varios meses, hasta Europa y terminó sus días en el colegio Jesuita de Neustadt an der Haardt, donde murió en 1772. Un año antes de morir, publicó sus memorias sobre el tiempo que permaneció en San Luis Gonzaga Chiriyaqui en la California, el mencionado texto lo tituló “Noticias de la península americana de California“. Un documento de un gran valor, no sólo histórico sino etnográfico.

La Misión de San Luis Gonzaga, a la expulsión de los jesuitas, fue atendida por los franciscanos (Fray Andrés Villaumbrales), sin embargo, ese mismo año (1768), el visitador José de Gálvez ordena el cierre de esta Misión, y que los pocos naturales que aún permanecían en ella fueran enviados a la Misión de Todos Santos. En el lugar sólo permanecieron algunos pocos españoles, los cuales continuaron explotando la ganadería y la siembra, y son los troncos de los que proceden las familias que aún viven en el lugar.

Si bien el poblado tiene las grandes ventajas de ser un sitio apacible, silencioso y donde se impone la tranquilidad propia de los espacios abiertos y ajenos al ajetreo de la vida citadina, su potencial turístico no se ha explotado y,  lamentablemente, se está dejando caer aquello que podría ser un detonante para la economía del sitio: la iglesia y el manantial cercano.

La iglesia, a pesar de contar con más de 250 años, se encuentra en muy buenas condiciones arquitectónicas por dentro y por fuera. Se puede apreciar que se le ha dado mantenimiento, lo que es muy bueno, aunque no en fechas recientes. No se cuenta con personal en el sitio, ni quien periódicamente visite el lugar, lo limpie y le dé el mantenimiento permanente que requiere. En el interior, todo se encuentra lleno de polvo producto del desprendimiento del emplaste y el encalado. Las paredes tienen grietas, salitre y manchas de humedad. Se introdujo un cableado eléctrico para que, durante los días y noches en que se realice alguna actividad litúrgica, se pueda iluminar el interior,  sin embargo, el trabajo fue pésimamente realizado y rompe totalmente con el estilo interno de este recinto. Se carece también de señalización o de letreros que den cuenta de la historia o mayores datos de los objetos o imágenes que se encuentran dentro de la Iglesia. En las salas de la izquierda y derecha del altar, se amontonan varios objetos litúrgicos sin que tengan una protección y, por lo mismo, quedan expuestos al robo o destrucción.

En la parte exterior de la iglesia se localiza un pequeño nicho informativo sobre la ex Misión, el cual está en regulares condiciones, aunque deteriorado por la acción de los elementos. Se carece de mayor información sobre el sitio tal como: datos de las actividades que se realizaban durante el tiempo de la época prehispánica, colonia y posterior, actividades productivas, etc. Tras la iglesia hay un pequeño panteón, el cual también está carente de letreros que indiquen más información. Finalmente, agregaré que, pegado a los muros de la iglesia, en algunas partes, crecen plantas que pudieran ser un peligro para la estructura del templo, ya que al crecer podrían desplazar cimientos y/o paredes.

Como mencionaba, la comunidad es muy hermosa, pero debería tener señalización hacia el manantial o humedal, que se encuentra totalmente oculto por las casas que están en la calle principal, y que constituye también uno de los atractivos. Como ya mencioné, en este sitio se construyeron acequias por parte del sacerdote Hostell y se plantaron diferentes tipos de árboles frutales, por lo que, si aún existen, constituyen un magnífico atractivo turístico que llamaría a muchas personas que deseen admirarlos. Así mismo, algunas construcciones que se encuentran en las calles que rodean a la iglesia, aún dejan ver una estructura arquitectónica maravillosa, propia de un pasado de opulencia, pero lamentablemente se encuentran con gran deterioro y algunas de ellas en peligro de derrumbarse, por falta de mantenimiento y la acción del tiempo. Ninguna de ellas tiene letreros o señalizaciones del uso que tuvieron y de su importancia histórica.

Como conclusión puedo decir que este sitio es maravilloso y fue una experiencia increíble estar en él y admirar su templo y el humedal cercano, así como las casas antiguas que aún están de pie, sin embargo, reitero que se necesita un esfuerzo por parte de las diferentes instancias del gobierno y de la iniciativa privada para reactivar este lugar y que recupere su antiguo esplendor, convirtiéndose en un sitio turístico donde se preserven sus antiguas edificaciones, que genere ganancias y progreso a esta región.

 

Bibliografía:

 

  • Misiones de las Californias siglo XVIII: San Luis Gonzaga Chiriyaqui – Carlos Lazcano
  • Una misión, San Luis Gonzaga, Baja California Sur – mexicotravelclub.com
  • The Lost Treasures of Baja California por el S.J. James Donald Francez. Párroco de la Misión de San Ignacio.
  • Las Misiones Jesuitas de Baja California
  • Reports of the Smithsonian Institution (Washington, 1863), 352 sqq.; (1864), 378 sqq.: (1865), 41 sqq.; de Saint-Martin, L’Anne geographique, V, 1866 (Paris, 1867), 233-39; Backer-Sommervogel, Bibliotheque (1890), I, 760, sqq. and (1898), VIII, 1724.

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

Compartir en
Descargar
   Veces compartida: 97

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (Ebook) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”.

Compartir
Compartir