La señora de las tlayudas chilangas y el AIFA

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La Última Trinchera

Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el 21 de marzo de este año, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), demuestra con hechos que él y su administración ejercen la política de una manera muy diferente a los gobiernos federales del pasado. Con la más emblemática de las obras de infraestructura planteadas desde la campaña presidencial, la Cuarta Transformación (4T) pulveriza los esfuerzos de la oposición por descarrilar el proyecto morenista de México.

Cabe recordar que AMLO anunció la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) aún antes de ser presidente. Proyecto en el que involucró a su base social con la consulta sobre la cancelación del mismo. El AIFA comenzó a ser edificado el 17 de octubre de 2019, así que su desarrollo en campo tardó dos años con cinco meses; y desde su planificación oficial, tres años y poco más de tres meses a partir de la toma de posesión de Obrador el 1 de diciembre de 2018.

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Desde que se anunció la construcción del AIFA en los terrenos de Santa Lucía en Tecamac y Zumpango en el Estado de México, los opositores: políticos, intelectuales, cómicos y periodistas chayoteros se dedicaron a denostar el proyecto aeroportuario; se burlaron y hasta vaticinaron el fracaso de la megaobra. Ellos, los opositores hoy evidenciados en su vileza y marrullería, deseaban el incumplimiento de la palabra de Obrador; deseaban el fracaso de la megaobra, ya que para ellos eso significaría el comienzo de la debacle de la 4T. Pero, para su desgracia, debido al empeño y a la honestidad de AMLO, hoy el AIFA consolida el proyecto de nación de la Cuarta Transformación.

Haber entregado el AIFA en el plazo establecido y respetando los costos planteados para su edificación, debería ser un acto al que estuviéramos acostumbrados como ciudadanos; pero no es así, ya que durante décadas presenciamos proyectos de infraestructura, impulsados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y por el Partido Acción Nacional (PAN), que no se entregaban en los plazos fijados o que al ser inaugurados habían ya costado mucho más dinero que el proyectado; o simplemente obras que se iniciaron y en las que se invirtió gran cantidad de recursos económicos y que no se terminaron, como la refinería de Tula, Hidalgo, la obra de infraestructura más anunciada por Felipe Calderón en su campaña electoral rumbo a la presidencia y al inicio de su mandato; hoy emblemático fracaso del panismo, del que queda como testigo una barda, lo único que se erigió de esa obra. Y así, carreteras, trenes, hospitales y demás obras incompletas, defectuosas o generadas a sobrecostos eran el tipo de infraestructura gubernamental a la que nos tenían acostumbrados los prianistas.

Un acto de gobierno como la entrega del AIFA, debería ser la norma. Formalidad, honestidad y funcionalidad deberían de ser los parámetros de nuestros gobernantes cuando de edificación y entrega de infraestructura para beneficio social se trata. La inauguración del AIFA en los tiempos establecidos y dentro de los costos proyectados, debe ser un acto de celebración nacional, por significar una lección de cómo se debe proceder en el ejercicio de la política, por ser una cátedra: el más notorio Tengan para que aprendan para los opositores; por ser una obra que acalla a las voces de la derecha, que desnuda en su vileza a comentaristas, periodistas e intelectuales; y que expone a todos aquellos que desearon el fracaso de México con tal de que eso significara la caída de Obrador. Hoy por eso y más debemos celebrar el AIFA.

El AIFA, debe ser considerado una proeza por haber sido erigido por mexicanos y sin la contratación de créditos, sin inflar sus costos y en medio de la peor crisis económica y social generada por la pandemia de la Covid-19. El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es una muestra del orgullo de ser mexicano y obradorista, pues fue erigido con mucho en contra: organismos opositores como Mexicanos contra la corrupción; organismos empresariales como la Confederación Patronal Mexicana (Coparmex), la mayoría de los grandes medios de comunicación y varios despachos de abogados, en suma el aparato político económico opositor; que incluso tiene injerencia en las agencias de aviación, empresas que en un principio hicieron lo que pudieron por boicotear el proyecto obradorista utilizando tecnicismos absurdos y planteando catastróficas situaciones de aeronavegación.

Hoy la oposición habla con ardor, con resentimiento y con enojo. Las voces más críticas de programas de radio, noticieros televisados y columnas periodísticas sólo alcanzan a señalar que el AIFA está muy lejos de la Ciudad de México, que salieron muy pocos vuelos, que el único arribo internacional vino de Venezuela. Hoy los comentaristas opositores sólo atinan a señalar, sin poder ocultar su desprecio y clasismo, a la señora de las tlayudas —que en realidad son doraditas de maíz azul, platillo típico del centro de México— (https://regeneracion.mx/video-cuales-son-las-diferencias-entre-tlayudas-y-doraditas/). El día de la inauguración, doña Carmen se adentró en la terminal y estableció su puesto de doraditas y alimentó a gran parte de los asistentes. Hoy es ella parte de burlas en las redes sociales, en memes y comentarios de pobres mexicanos que difícilmente viajan en avión pero que sí comen doraditas y tlayudas, connacionales que son lo peor de la oposición: clasistas y aspiracionistas, fifís de fantasía.

Polilla política: Sin duda, serán los fifís opositores quienes más usen el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y cada que lo hagan recordarán la lección que hoy les ha dado AMLO. Y tal vez, sin confesarlo, se les antoje una doradita chilanga.

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La Última Trinchera

Roberto E. Galindo Domínguez

Sudcaliforniano por decisión. Escritor. Maestro en Apreciación y Creación Literaria (Casa Lamm) y en Ciencias en Exploración y Geofísica Marina (Instituto de Geofísica-UNAM). Licenciado en Diseño Gráfico (Facultad de Artes Plásticas-UNAM), en Arqueología (ENAH) y en Letras Hispánicas (UAM). Investigó barcos hundidos y restos culturales sumergidos (INAH). Fue profesor en la ENAH y la UnADM. Tiene un libro y ensayos científicos en publicaciones nacionales e internacionales. Escribe en “Contralínea” y “El Organismo”. Ha colaborado en “Gatopardo”, “M Magazine” y otras revistas. Red Voltaire Internacional (París) seleccionó y publicó 29 de sus textos. Doctorante en Investigación y Creación de Novela (Casa Lamm). Miembro del Taller de la Serpiente y Mar Libre.

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