La fachada del templo de San Ignacio Kadakaamán

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con el paso del tiempo y a través del arduo trabajo de un ejército de historiadores, antropólogos, etnólogos, arqueólogos, arquitectos, restauradores, etc. Se ha logrado ir desentrañando los secretos que encierran las joyas del tiempo misional: los templos. Estos hermosos edificios, erigidos por las órdenes de sacerdotes que estuvieron en nuestra península, conservan diferentes símbolos, emblemas y alegorías que recientemente se han podido desentrañar.

Los primeros templos que se erigieron en la antigua California, los hicieron los sacerdotes jesuitas. En un principio eran construcciones temporales bastante frágiles. Su estructura consistía en pilares de madera sobre los cuales se establecía un techo del mismo material, y las paredes eran cubiertas ramas entreveradas, lodo y zacate. Es claro que al paso de los años estas edificaciones temporales eran reconstruidas de forma más o menos frecuente. Sin embargo a partir del primer tercio del siglo XVIII, contando con mayores recursos económicos, procedentes de los donativos de personas pudientes de los confines de la Nueva España, y enviados a través del Fondo Piadoso de las Californias, así como la llegada, ya sea de forma fortuita o por medio de contratos, de arquitectos y Maestros de Obra, se fueron construyendo edificaciones con materiales más durables, como fue la cantera, argamasa y mortero (cal y ceniza).

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Al día de hoy sobreviven 8 de estos templos (refiriéndonos a los ubicados en la parte del estado de Baja California Sur), los cuales algunos fueron erigidos en la época jesuítica (1697-1768) y el resto en la época dominica (1773-1840). Entre estos podemos mencionar: San Luis Gonzaga Chiriyaqui, San Francisco Javier Vigge Biaundó, Nuestra Señora de Loreto Conchó, San José de Comondú, Santa Rosalía de Mulegé, San Ignacio Kadakaamán y Santa Rosa de Todos Santos.

En el caso del presente reportaje vamos a describir algunos datos curiosos de la fachada del templo de San Ignacio Kadakamán, uno de los más hermosos e imponentes. El inicio de la construcción del templo de cantera fue cuando estaba como sacerdote titular el padre Fernando Consang , y posteriormente lo sucedió el también jesuita Juan Marino Rotea quien siguió la construcción, sin embargo no lograron culminar la obra debido a que fueron expulsados. Fue hasta el año 1780 que el sacerdote dominico Juan Crisóstomo Gómez retoma esta ardua tarea de construcción culminándola en el año de 1786. El estilo arquitectónico del templo es barroco, sin embargo por estar ya en plena decadencia el estilo, se pueden apreciar una gran cantidad de ornamentos clásicos (griegos y romanos) así como formas geométricas cuyo uso es eminentemente decorativo.

En la fachada del templo se encuentra adosadas 4 esculturas y dos hermosos escudos, en los que mucha gente ha reparado sin embargo pocos con los que han investigado su significado. Después de buscar en varios libros que tratan sobre los templos de la California, encontré uno titulado Iglesias de la Antigua California. Fachadas y retablos del siglo XVIII elaborado por Bárbara Meyer de Stinglhamber, con fotografías de Carlos Lazcano S. y otros grandes fotógrafos. En este libro se menciona que las dos estatuas ubicadas en la parte inferior corresponden a los santos San Pedro y San Pablo. El motivo de su presencia se debe a que para la orden Dominica estos santos son de gran importancia. Se dice que Santo Domingo, en cierta ocasión que oraba para obtener la autorización de fundar la orden dominica, se le aparecieron estos dos satos y le ordenaron ve y predica, porque has sido elegido por Dios para esta misión, San Pedro le entregó un báculo y San Pablo un evangelio a fin de que realizara la tarea asignada.  Los dos santos que se encuentra en la parte superior, la autora piensa que pudieran tratarse de Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, por vestir cada uno los hábitos propios de cada orden.

El que representa a Santo Domingo se representa con un capa voluminosa, amplia túnica talar y el largo escapulario. Sobre el escapulario se aprecia un rosario con una cruz que aludea la devoción de la Virgen María, instituida por Domingo. Se dice que en una ocasión que Santo Domingo estaba frente a la Basílica de San Pedro, reconoció a Francisco y lo abrazó diciéndole Eres mi compañero. Unámonos y ningún adversario podrá contra nosotros, y a partir de aquel momento se estableció la hermandad entre las órdenes. La estatua que representa a San Francisco de Asís se distingue por su amplio sayal, con valona o cuello grande, ceñido por un cíngulo o cordón con tres nudos que aluden a los tres votos franciscanos: pobreza, castidad y obediencia. Sobre los dos escudos, podemos mencionar que el de la izquierda es el de la casa Real de España y el de la derecha el del reino de España.

El primero representa el escudo del rey, quien a la vez era jefe de  estado y monarca, con dos castillos y dos leones rampantes coronados, con fauces abiertas y cola encorvada hacia arriba. Son emblemas de los reyes de León y Castilla, Fernando e Isabel, cuya unión afirmó la autoridad de la corona. Al centro de este escudo hay uno más pequeño, nombrado de corazón, que ostenta tres flores de lis, emblema de la casa de Borbón, a quienes se otorgó el trono de España en 1713 en la figura de Felipe de Anjou. Se colocó una corona, la insignia imperial, en los cuarteles superiores conocidos como del jefe por ser la parte más honrosa del escudo.

El escudo de armas del reino de España destaca por las dos columnas coronadas que flanquean a dos círculos empalmados colocados en el centro. Las columnas representan las Columnas de Hércules, en las cuales aparecía la inscripción plus ultra posterior a la localización del nuevo mundo por los marinos españoles, y significaba que aún quedan por descubrir tierras y mares más allá de Europa y del Mediterráneo. En la parte inferior, el relieve ondulado simboliza los mares con oleaje. Los dos círculos aluden a los dos hemisferios. Europa y América, el nuevo y viejo mundo, bajo una misma corona: la española.

A manera de breve conclusión, el presente trabajo tiene la finalidad por un lado de aportar más información sobre estas joyas misionales que son los templos,
de los cuales podemos sentirnos orgullosos y privilegiados de contar aún con ellos, y por otra parte para motivar a más personas a que indaguen y difundan la historia de nuestra península, que al fin coadyuva al logro de uno de los propósitos más nobles de todo hijo e hija bien nacido de esta tierra, a promover y acrecentar la IDENTIDAD de todos los sudcalifornianos.

Bibliografía:

Bárbara Meyer de Stinglhamber. Iglesias de la Antigua California. Fachadas y retablos del siglo XVIII

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente, es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (Ebook) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”. Mención Honorífica en el VII Premio Estatal de Periodismo “Jesús Chávez Jiménez”, en Entrevista, por su trabajo “Graciela Tiburcio Pintos, la leyenda de la biología de las tortugas”.

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