Herejías, supersticiones y pacto con el demonio en la Antigua California

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con la fundación del primer poblado permanente en la península de la California, Real Presidio y Misión de Nuestra Señora de Loreto, en el año de 1697, se dio inicio formalmente con la colonización de estas tierras y la evangelización de todos sus habitantes. Poco a poco las costumbres y tradiciones ancestrales que detentaban los pueblos originarios fueron sustituidas por la religión cristiana de los colonos, y para lograr este objetivo se valieron de diversas estrategias entre las que destacaron el tacharlas de idolátricas y portadoras de pacto con el demonio.

Para comprender este intrincado proceso, es menester realizar un análisis de cómo se configuraron las creencias al interior de la iglesia católica, las cuales devinieron en interpretar ciertos fenómenos y conductas de los seres humanos como demoniacas y heréticas. La iglesia católica durante su existencia de dos mil años ha sufrido cambios, algunos solo de forma pero muchos otros han sido de fondo. En los siglos III y IV, el filósofo San Agustín definió que existían ciertas prácticas, tanto dentro como fuera de la iglesia cristiana, que buscaban la obtención de beneficios sobrenaturales concretos sin la intervención de Dios, por lo que para que esto ocurriera debía haber un pacto expreso con el demonio. Las prácticas por él identificadas fueron la adivinación, los amuletos medicinales y las vanas observancias. Este tipo de supersticiones, según San Agustín, constituían un desafío a Dios ya que atentaban contra el primer mandamiento, y por ello la superstición debía ser perseguida y exterminada. Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII, planteó la existencia de la religión, que era un culto justo hacia Dios, y que la superstición era un culto excesivo, pernicioso y superfluo. Condenaba la práctica de actos naturales que producían efectos sobrenaturales puesto que para ello era necesaria la colaboración del demonio, lo que llevaba a que sus actores cayeran en la soberbia, el pecado y la confusión.

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No olvidemos que la Europa del siglo XIII estaba repleta de una gran cantidad de grupos de individuos los cuales seguían a líderes que interpretaban libremente la doctrina de la iglesia católica, incluso incorporando prácticas surgidas de las antiquísimas tradiciones paganas. Es por ello que los jerarcas de la iglesia católica necesitaban redefinir el dogma y trazar un camino uniforme para su institución. Es así como surgen instituciones dentro de la Iglesia, encargadas de castigar estas desviaciones de sus miembros, la más antigua se remontan al año de 1184 en Francia, y las más triste y célebre: La Inquisición o Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, fundado en el siglo XIV. 

Con la llegada de los europeos a América y su posterior colonización, se empezó a implantar la religión católica bajo el pretexto de evangelizar y convertir a sus habitantes. Lo anterior trajo consigo la creencia de que la iglesia católica era exclusivamente el medio para comunicarse con Dios y por lo tanto la única certificada para poder realizar milagros. Conforme se fueron conociendo las tradiciones y creencias de los pobladores de los diferentes sitios de este nuevo mundo, los europeos se convencieron de que sus bailes, cultos mortuorios, rituales y dioses, eran surgidos del pacto con el demonio, el cual se había aprovechado de la ignorancia de los indios y de la ausencia de la Iglesia para someterlos por medio de falsas religiones. En pocas palabras, el imaginario católico de los colonos europeos redujo a un rincón a las creencias espirituales de los grupos nativos, tal como lo había hecho siglos antes con las prácticas espirituales no cristianas en Europa. 

Una vez que las diferentes órdenes religiosas se fueron extendiendo por el Virreinato de la Nueva España, y llegaron a la California, empezaron con su tarea de evangelización e integración de los integrantes de los diferentes grupos nativos originarios de la California. Es común leer en los informes de jesuitas como Miguel del Barco, Juan Jacobo Baegert, Miguel Venegas, Francisco Javier Clavijero, Francisco María Píccolo, y otros más, diversas interpretaciones sobre las costumbres y tradiciones de los Californios, y juzgarlas como producto de la influencia del demonio en las mentes y espíritus de sus habitantes.

Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en el siguiente relato incluido en el libro Historia de la Antigua ó Baja California de F. J. Clavijero, El nombre que daban al referido ídolo en su lengua nativa era el de Cachum, esto es, madre del sol, que veneraban por su Dios. Cuidaba de él un indio viejo que hacia el oficio de ministro del demonio, y á él ocurrían para que pidiese á la madre del sol remedio para las necesidades en que se hallaban, ya de agua para sus siembras ó de salud en sus enfermedades, como también para salir bien en sus viajes, guerras que so les ofrecían y conseguir mujer para casarse, que para obtenerla se presentaban delante de dicho viejo con un pliego de papel en blanco, por no saber leer ni escribir, el cual serbia como de representación, y luego que lo recibía el fingido sacerdote se tenían ya por casados.

Los jesuitas fueron los religiosos que estuvieron la mayor cantidad de años en contacto con los nativos de la península, 70 años. Durante este tiempo se dedicaron de forma sistemática y permanente a erradicar, en la mente de sus neófitos, las creencias y tradiciones ancestrales que practicaban en torno a diferentes acontecimientos de su vida cotidiana: nacimiento, muerte, casamiento, rituales de paso, cosecha de pitahayas, etc. Sus principales enemigos a vencer fueron los guamas, los cuales eran portadores y guardianes de sus creencias y tradiciones, y por lo tanto debían ser sometidos y acallados para evitar que convencieran a los nativos a regresar a sus antiguos rituales. Es común leer en los informes de los jesuitas el enfrentamiento que tuvieron con los guamas, los cuales en la mayoría de las veces se limitaban a gritos y regaños, así como la demostración de cuál de sus dioses era el más poderoso; sin embargo también se reseñan diversos hechos en donde los  guamas planearon el asesinato de los sacerdotes e incluso algunos de ellos lo intentaron con su propia mano, pagan con su vida por su atrevimiento.

A la salida de los jesuitas de nuestra península, en el mes de febrero de 1768, solamente sobrevivían poco más de 7 mil Californios; casi todos hablaban español y ya estaban evangelizados, con lo anterior quiero decir que la tarea de colonización (aculturación, la llama el Dr. Ignacio del Río) estaba completada. 

Hacer un análisis de aspectos tan interesantes como la razón por la que las creencias y tradiciones de los grupos originarios de nuestra parte sur de la península de Baja California no lograron llegar hasta nuestros días, nos hace comprenderlos. Es importante que los historiadores nos acerquemos a dar luz sobre estos sucesos con el propósito de fomentar la identidad de aquellos que amamos a nuestra tierra y su historia.

Bibliografía:

Clavijero, F. J. (1852). Historia de la Antigua ó Baja California. 252p.

Lara Cisneros, G., Portugal A.R., Valdés A.C., Luna Fierros A.K., Luzcán Cervantes O.  (2016) La idolatría de los indios y la extirpación de los españoles. Religiones nativas y régimen colonial en Hispanoamérica. Universidad Nacional Autónoma de México. 267p.

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente, es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (Ebook) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”. Mención Honorífica en el VII Premio Estatal de Periodismo “Jesús Chávez Jiménez”, en Entrevista, por su trabajo “Graciela Tiburcio Pintos, la leyenda de la biología de las tortugas”.

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