El conflicto de la falta de mujeres casaderas en las misiones de la Antigua California

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mucho se ha especulado sobre los motivos que desencadenaron el decaimiento de la población de los naturales de la California durante la época jesuítica. De acuerdo a los últimos estudios sobre el tema, se sabe que las constantes epidemias fueron diezmando a la población de nativos. Fue tanta la mortandad que algunas de estas enfermedades acababan con miles de pobladores en menos de tres o cuatro meses. Sin embargo otra causa del decremento en la población fue la disminución de mujeres, lo que ocasionaba la imposibilidad de encontrar pareja para los jóvenes habitantes de las misiones.

Posterior a la rebelión que inició entre los pericúes en el año de 1734, y que después se extendió a casi toda la media península, empezó a ocurrir un decremento en el nacimiento de mujeres. El sacerdote Miguel de Barco —autor de uno de los manuscritos más impresionantes en cuanto a información sobre la California, y que luego fue traducido y concentrado en el libro Historia natural y crónica de la Antigua California por el emérito historiador Miguel León-Portilla—, nos relata que a partir del primer tercio del siglo XVIII se tenían diversos reclamos en las misiones, por parte de los californios quienes ante la imposibilidad de encontrar suficientes mujeres con las cuales establecer una relación formal de pareja, lanzaban duras reprimendas a sus misioneros de no hacer nada por remediarlo.

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Del Barco nos dice en su escrito que muchos de los naturales que habitaban el puerto de Loreto, realizaban viajes hacia el puerto de Guaymas, para convencer a las mujeres casaderas de entre las tribus yakis y coras de que se desposaran con ellos. Para convencerlas se vestían con sus mejores ropas, adquirían hermosos vestidos con lo cual buscaban convencer a las damas de que ellos tenían la posibilidad de darles una “buena vida” y que además, por estar Loreto cercano a Guaymas, podrían tener noticias de sus familiares en la otra orilla. En varias ocasiones esta búsqueda tuvo buenos resultados, logrando traer a mujeres que aceptaran vivir en Loreto y casarse con uno de los habitantes, “portándose con juicio y cristiandad”, a decir de este sacerdote.

Sin embargo no en todas partes de la península se tuvo tanta suerte. El misionero de la Misión de Santiago de Los Coras Aiñiní, le relató en diversas ocasiones el reclamo que hacían sus catecúmenos al no poder conseguir mujeres que estuvieran en edad de formar familia con ellos. Ante esta situación tan desesperada el misionero acudió ante el padre visitador para que éste a su vez acudiera al gobernador de Sinaloa y le expusiera la triste situación que se vivía, al mismo tiempo le solicitara encarecidamente que si como producto del combate contra los grupos de yakis y coras hostiles a la presencia española llegaba a capturar a mujeres en edad casadera y tenían por pena el ser desterradas de aquellas tierras, que se las enviaran a su misión en donde les daría una cristiana educación y se aseguraría que se casaran con alguno de los neófitos de su misión. Lamentablemente, esta situación era difícil de realizar por lo que día a día crecían los reclamos e incluso acusaciones ante las autoridades de los presidios sobre esta falta de “cumplimiento” por parte de su misionero.

También era difícil lograr casamientos entre los integrantes de las diferentes rancherías. Lo anterior se debía al gran amor que tenían tanto los hombres como las mujeres del sitio en donde habían nacido y crecido, por lo que se negaban a casarse ya que con ello iba implícito —sobre todo en la mujer—, el trasladarse hacia la ranchería de su esposo. Recordemos que durante los últimos años de la estancia de los jesuitas en la Antigua California se tuvieron que cerrar varios poblados misionales por la escasa cantidad de catecúmenos. Entre algunos de estos sitios estaban las misiones de La Paz, San José del Cabo, San Luis Gonzaga, Los Dolores Apaté, Ligüí-Malibat y otras. Lo anterior repercutió en que al trasladarse los pocos catecúmenos de una misión a otra, las distancias entre las rancherías se hacían cada vez mayores.

De acuerdo a un censo levantado por los jesuitas a su partida, el total de nativos habitando en las misiones, desde la de San José del Cabo hasta Santa María de Los Ángeles era de poco más de 7 mil individuos, lo que nos da una idea del gran decremento que se dio durante los 70 años de presencia de los jesuitas en la California, en donde a su llegada se contabilizó entre 40 mil a 50 mil californios.

Bibliografía

“Historia Natural Y Crónica De La Antigua California” – Miguel del Barco (Edición e impresión: Miguel León-Portilla).

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (Ebook) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”.

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