Discutir por la sombra de un asno

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el siglo II, el gran enemigo de los cristianos, Celso, escribió un libro titulado Discurso verdadero, cuyo objetivo era burlarse de sus creencias. Con su sentido común, el filósofo arremetía contra las discusiones estériles entre religiosos. No hay nada más divertido que la disputa de los cristianos y los judíos, y respecto a Jesús y su controversia, recuerda este proverbio: Discutir por la sombra de un asno. Se supone que esta sección – que casi nadie lee en este páramo desértico- trata sobre conocimiento científico pero mi apatía me traiciona. ¿Para qué escribir sobre ciencia?

Hoy pensé en escribir sobre el origen de la ética desde un punto de vista evolutivo, el porqué no existe un progreso moral a nivel evolucionista. Luego, leí un artículo de Muneyuki y Kensuke, sobre la emergencia de la proliferación en coacervados, construidos en laboratorios sometidos a diversos estímulos fisicoquímicos, lo que da el espaldarazo una vez más a la teoría de la materia auto-organizada como origen de la vida y hasta pensé en relatar un debate del siglo XIX entre filósofos coreanos neoconfucionistas, sobre sí los animales tenían moral o no. Pero el ruido me ha abatido. Quizá la grasa que tragué ayer, condiciona mi pereza mental y la tristeza que amenaza convertirse en depresión.

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¿Para qué escribir sobre fantasmas cuando la sangre se derrama en el circo diariamente?¿Es relevante discutir sobre estos temas cuando hay miembros de niños mutilados en las cunetas? ¿Es relevante vomitar algunas líneas mientras miles de virólogos desarrollan las armas biológicas que matarán a nuestros hijos en laboratorios nivel 4? Esto pienso mientras veo una garza azul en un manglar y al fondo un cielo magenta. Se podría modelar cada espacio con vectores, ecuaciones químicas, cálculos de masa atómica, medidas anatómicas… ¿y? ¿La ciencia es vana, el arte falso?

El ruido de las discusiones estériles prima bajo la bóveda celeste. Debates infinitos entre simios. Por allá, los moteles bullen de fornicarios, las iglesias de fanáticos y la entropía reina como un monstruo helado. Una vez Adorno, se lamentó con una lucidez casi divina: «Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie».

La naturaleza no habla. Los humanos, como chachalacas inagotables, deseamos interpretarla.  Pero las palabras son sombras de las cosas, no las cosas, dioses falsos que no se pueden asir y jamás salvarnos. ¿Dónde está el diablo para engañarlo con mi sombra?

Se dice que cuando los otomanos cercaron Bizancio en 1453, los monjes discutían en un concilio, cuántos ángeles cabían de pie en la punta de un alfiler o si tenían sexo. Desde el año 589 hasta 1978, los cristianos heterodoxos pelearon contra los ortodoxos por el filioque, una forma de rezar el Credo desde el año 381. La pelea, es si, el Espíritu Santo procede del Padre o también del Padre y del Hijo. Esta tontería causó miles de muertes a lo largo de siglos, publicaciones de decretos, concilios, penas de muerte y campos sembrados de rencor. Se discutió también, si los monjes deben ayunar el sábado o el domingo de Cuaresma, si se pueden comer huevos y leche o si los sacerdotes deben rasurarse.

Durante el Sínodo de Macón en el 486 sucedió un malentendido cuando en el debate se propuso que en el momento de la resurrección de la carne las mujeres deberían convertirse en hombres (varones) para poder ir al paraíso a lo que un obispo replicó que las mujeres no son hombres empleando impropiamente el término homo (ser humano) en vez del más apropiado vir (varones).

Si usted, lector, piensa que esto solo sucedía en la Edad Media, piénselo dos veces. Por allí, un rubio discute con un zombi y una mujer, se llenan de adjetivos, de categorías completamente estúpidos. Poetas, activistas, afromexicanos, coordinadores, estrategias, saberes itinerantes, colectivos, educativos, edulcorantes; y discuten y discuten entre ellos intentando convencerse sobre un progreso moral que uno trata de imponer a otro. Por allá un autodefinido comunista materialista intenta convencer a un autodefinido liberal minarquista que Putin es una especie de mesías salvador satanizado por la perversa maquinaria lavacerebros del imperialismo yanqui, mientras el otro, brama contra el imperio ruso como un nicho de fascistas revividos. Y así, discuten a 10 mil 700 kilómetros de una madre que ha perdido a su hijo en pedacitos gracias a un misil.

Un grupo de criminalistas intenta racionalizar por qué dos monjas amantes mataron por envidia a otra mujer. Un apologeta alega que las hipótesis históricas valen para todas las religiones menos para el cristianismo pues este es la verdad. Otros debaten si el feto es una persona o solo un trozo de carne. Algunos adolescentes furiosos compran botellitas de agua sucia donde supuestamente se bañó una mujer que jamás conocerán. Otros defienden a políticos que jamás les servirán mientras debaten a insultos. Uno clama porque le cambiaron un nombre a su equipo de futbol americano por supuesto racismo, otra llora porque la interrumpieron mientras gritaba, otro más llora por que se le rompió su teléfono móvil; dos ex boxeadores se acusan en la radio de hacer trampa.  Mientras tanto, en la isla de los monos de Liberia, cientos de chimpancés infectados por hepatitis por científicos vagan libres desde que cerraron un laboratorio secreto en 2005.

Los odios saltan, cristianos progresistas contra cristianos tradicionales, cultura fitness contra obesas orgullosas de su deformidad, treintañeros discutiendo la última película de Spiderman debió tener tal escena o tal personaje… Todo plagado de falacias y sesgos cognitivos, hoy entiendo la soledad de Sábato.

Desde marzo de 2021 hasta febrero de 2022 todos los pobladores de Palmas Altas en Zacatecas huyeron dejando un pueblo fantasma ante las amenazas de grupos armados, y mientras; el presidente del país llora por un acoso a sus hijos adultos o acusa como niño berrinchudo a periodistas que lo critican. Se discute por la sombra de un asno, los que discuten son asnos y las materias de discusión asnal. Linneo bautizó a la especie humana como Homo sapiens…eso demuestra que Linneo fue un gran botánico.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

Doctor en Ciencias Marinas. Recibió el Premio Internacional de Divulgación Científica “Ruy Pérez Tamayo” en 2012. Entre sus libros sobre temas científicos destacan “Tiburones, supervivientes en el tiempo” y “Ensayos en Filosofía Científica” en coautoría con David Siqueiros.

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