Ataques de tiburones ¿incidentes, accidentes o verdaderos ataques? (I)

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FOTO: Internet

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El pasado 11 de noviembre de 2019 en Loma Amarilla, en el complejo lagunar de Bahía Magdalena, un tiburón mako mordió el brazo de un buzo danés. Aunque el incidente no pasó a mayores, este hecho fue calificado en la prensa como un ataque de tiburón. Casi un año antes, el buzo Naum Iván Erubey murió desangrado en Puerto San Carlos y en 2017 el cadáver de Andrés Rozada fue recuperado en Cabo Pulmo con mordidas evidentes de tiburón.

La satanización de los tiburones es injustificada. Es difícil discernir si un tiburón ataca a un ser humano, es decir, se lanza contra él con la intención de hacerle daño. Más preciso es hablar de incidentes; los tiburones al carecer de manos dan mordidas de prospección para saber que son las cosas. A veces su intención no es comer, sino solo es curiosidad. Lo más probable es que eso haya sucedido con el danés. Asimismo, hay accidentes, el azar se presenta en la realidad sin otra intención que el grado de ignorancia que tenemos sobre ella.

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Ahora, algunos tiburones han matado seres humanos. Es un hecho.

El encuentro de estos dos depredadores ha sido, la más de las veces, horripilante.  El hombre merma de forma continua las poblaciones de escualos, los escualos —muy pocas veces— sesgan la vida de los hombres.

En la actualidad hay más de 500 especies de tiburones, de estas muy pocas han atacado humanos. Tres son las más peligrosas. El tiburón blanco Carcharodon carcharias, el tiburón tigre Galeocerdo cuvier, y el tiburón toro Carcharhinus leucas, son los principales protagonistas de incidentes fatales. Tríada de peces masivos, habitantes de aguas tropicales y templadas, su forma de vida les acerca a donde el humano ha invadido.

El tiburón blanco es un cazador temible. Ha atacado nadadores, kayakistas, buzos, náufragos y surfistas. Una hipótesis que está siendo refutada sugería que los confunde con pinnípedos.  Su forma de atacar a los mamíferos resulta formidable. Vaga por el fondo y cuando divisa una presa potencial se lanza verticalmente para dar el primer golpe. Mutilada, la presa comienza a desangrarse, el tiburón a veces se retira por unos instantes y después regresa a comer. Este comportamiento ha provocado mutilaciones humanas pero también ha propiciado que los heridos puedan salvarse, ya que el tiburón paladea algo extraño y no regresa a matarlo.

Sin embargo, esto no es necesariamente cierto, existen pocos registros que indican que el tiburón blanco ha devorado seres humanos.

El tiburón tigre es un animal voraz, que no desprecia ningún alimento. Agresivo y curioso, se le atribuye la mayoría de los ataques a humanos en aguas de Hawái y Australia.

El tiburón toro nada en los fondos, se introduce en los ríos, habita lagos, estuarios, manglares, playas rocosas, esteros, aguas bajas y contaminadas; lugares que frecuentan los hombres. Es muy agresivo, algunos biólogos comparan su forma de morder con la de un pit bull.

Luego siguen especies que han mordido a nadadores y buzo; principalmente: el tiburón mako Isurus oxyrinchus, el tiburón limón Negaprion brevirostris que se acerca a las costas y se introduce en los esteros. El puntas blancas oceánico Carcharhinus longimanus y el tiburón azul Prionace glauca han sido relacionados con naufragios. El tiburón del Ganges Glyphis gangeticus ha matado peregrinos y santones en la India. El tiburón de Galápagos Carcharhinus galapagensis, el tiburón de arrecife Carcharhinus perezi, el tiburón oscuro Carcharhinus obscurus, el tiburón puntas negras Carcharhinus limbatus, el tiburón sedoso Carcharhinus falciformis, el tiburón gris de arrecife Carcharhinus amblyrhynchos, el gran tiburón martillo Sphyrna mokarran y el tiburón puntas negras de arrecife Carcharhinus melanopterus. De la mayoría se han documentado en ataques no fatales, mordidas a pescadores o bañistas.

Relatar los ataques necesita una selección.

De 1500 casos estudiados, el 75 % no tuvo nada que ver con un comportamiento de caza y alimentación. Esto indica que la mayoría fueron contingentes, accidentes diremos. El hombre no es su presa habitual pues no pertenece al ecosistema marino.

Sin embargo, los incidentes no pasan desapercibidos, la prensa alardea y se esparce el pánico. Tradicionalmente, el morbo ha hecho que se publiquen más documentos sobre sus ataques que sobre su biología.

El archivo global sobre ataques de tiburón (Global Shark Attack File), reporta cerca de 5700 ataques documentados desde el siglo VIII a. NE  hasta el 2018. De estos, 4288 no fueron fatales y 1388 costaron la vida a humanos.

Global Shark Attack Files

Global Shark Attack Files

Evidentemente, los más antiguos se basan en dibujos de vasijas, leyendas, mitos, bitácoras y testimonios escritos.  Los primeros datos que se obtuvieron de estos animales fueron anécdotas sangrientas.  A partir del siglo XVIII se obtuvieron datos provenientes de bitácoras y anécdotas, pero su confiabilidad seguía envuelta en la sazón de los relatos marineros. Según el historiador Marcus Redliker si tuviéramos, como ahora, registros confiables de ataques de tiburones del siglo XVIII, cuando las poblaciones de escualos eran mucho mayores, las estadísticas modernas serían despreciables en comparación.

La investigación científica se disparó después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de minimizar los riesgos en caso de naufragio.

El problema es que los reportes provienen de los países imperialistas como Estados Unidos, Francia o Inglaterra que llevan cuenta de lo que sucede en sus territorios y colonias. No existen registros confiables en otros lugares del mundo, lo que no significa que esos incidentes nunca hayan ocurrido. Las estadísticas están sesgadas por la política y la falsa consideración de lo que llamamos civilización occidental. ¿Cuántos pescadores o buceadores han sido atacados en la historia de la humanidad? Incontables.

Un aspecto a considerar es la falacia numérica que he leído en varios libros. La probabilidad de sufrir un ataque de tiburón es de 1/12,000,000 ¿Y la de morir por esta causa? 0/264,000,000. Otro artículo da esta cifra 1/300,000,000 ¿Cómo calculan esta probabilidad? Se pueden encontrar frases como: la probabilidad de que te ataque un tiburón es menor que la probabilidad de que te caiga un relámpago. ¿Se mide el número de fatalidades por tiburones contra fatalidades por los rayos? Si la premisa original no tiene relación con la subsecuente, ¿cómo relacionarlas? Esto es un error de silogismo. Planteo estas preguntas: ¿cuál es la probabilidad de sufrir un ataque de tiburón si habito un departamento en Zacatecas? ¿cuál es la probabilidad de sufrir un ataque de tiburón si naufrago de noche en alta mar y quedo a la deriva por cinco días?

Se antoja un chiste: un hombre nada entre un cardumen de tiburones tigre mientras arponea bagres. Cuando emerge su piloto le pregunta: ¿no tienes miedo de ser mordido? Y el pescador deportivo responde: no, según las estadísticas sólo una persona entre once millones que van al mar es muerta por ataque de tiburón. Y la semana pasada murió un amigo aquí mismo, así que la probabilidad de que me muerdan es nula.

Los acontecimientos raros —dice el matemático John Allen Paulos en su libro El hombre anumérico— que son fruto del azar no se pueden predecir individualmente.

No hablamos de números solamente, sino de hechos en un planeta peligroso. El hombre minimiza o maximiza el riesgo en su trato con un animal dependiendo las actividades que realiza y los lugares donde los realice.

La primera representación de un ataque, de la cual se tiene noticia, es la figura en un vaso desenterrado en Ischia, isla del Mar Tirreno. El vaso muestra a un hombre llevado por un pez parecido a un tiburón. Los análisis demuestran que data del 725 a.NE. Esta época aún abunda en mitos, por lo que no sabemos si es una representación de facto o una representación poética.

Los últimos casos de ataques fatales, refieren la mano de un hombre llamado Richard Martin Turner que se encontró en el estómago de un tiburón tigre en agosto de 2019 en la Isla Reunión de Madagascar. Su viuda lo identificó por el anillo de bodas.

En los últimos 20 años el número de ataques de tiburones ha sido mayor que en toda la historia de la humanidad. Esto no significa que los tiburones se hayan vuelto más agresivos, lo que sucede es que nunca antes la comunicación había sido global; cualquier incidente se reporta inmediatamente.

Por otro lado, la superpoblación mundial es de tal magnitud que nunca antes el hombre había utilizado tanto el mar para sus actividades lúdicas y económicas. Simplemente, la probabilidad de ataques se incrementa en cuanto más personas se metan al agua.

Aun así los encuentros son raros con relación a la población. Por ejemplo, la Bahía de Mossel Bay en Sudáfrica alberga una población residente de más 300 tiburones blancos que atacan a las focas de Seal Island frente a playas que se colman de turistas en verano; casi dos millones de visitantes anuales. Y no ha habido un ataque en más de dos décadas.

Continuará…

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

Doctor en Ciencias Marinas. Recibió el Premio Internacional de Divulgación Científica “Ruy Pérez Tamayo” en 2012. Entre sus libros sobre temas científicos destacan “Tiburones, supervivientes en el tiempo” y “Ensayos en Filosofía Científica” en coautoría con David Siqueiros.

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