CULCO BCS

¿Por qué no hubo fútbol este fin? Se cobraron la violencia contra los árbitros

Adrenalina paceña

Por Laura E. Cruz Reyes Mendoza

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El fin de semana pasado usted prendió la tele y para variar, en decenas de años, no había un partido de fútbol. Ni uno. No, no era el fin del mundo. Tampoco una señal positiva de que el fútbol se había acabado, ni la realización del sueño anhelado de muchas esposas de que por fin se termine el fútbol. No, no era nada de eso.

Lo que pasó es que hubo un  “aplazamiento” forzoso de la Jornada 10 de la Liga MX debido a que los árbitros afiliados al AMA (Asociación Mexicana de Árbitros) decidieron unilateralmente no participar en los partidos programados para este fin de semana. Se cobraron la violencia contra los árbitros. Los silbantes mexicanos decidieron no ir a trabajar.

La afición se preguntará ¿y qué culpa tenemos nosotros? Nuestros equipos no jugaron y los partidos programados se llevarán a cabo en otra fecha, y los que tienen otros compromisos en competencias diferentes pueden verse afectados, pero eso no les importó a los pinches árbitros. Esos ingratos hombres que reciben día a día en su trabajo honrado miles de insultos. Desde “árbitro vendido” hasta las más floridas groserías. Y ahora, a pesar de todo, también empujones y golpes.

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Efectivamente, no les importó porque su decisión se basó en que los jugadores no los respetan, simple y llanamente, anulan su autoridad, todo lo que hagan es cuestionado, y no conforme con lo anterior les gritan, se alejan cuando quieren imponerles las tarjetas, les mientan la madre cuando su único recurso es la sanción o la expulsión. Pero todo lo que los jugadores les hayan dicho o hecho enfrente o detrás de ellos no importa, al fin que ellos ni juegan.

Veamos la gota que derramó el vaso. Bueno, en realidad fueron varias. El vaso estaba lleno desde hace años ya, sólo que ahora sí se derramo. La primera fue cuando el jugador paraguayo Pablo Aguilar (América FC) al término del juego de su juego de octavos de final de la COPA MX en contra de Tijuana FC decidió encarar al árbitro Fernando Hernández. Aguilar corrió hacia Hernández y le dio un cabezazo, así sin agua va porque estaba enojado —es muy temperamental, dicen—, algunos de sus compañeros se lo llevaron a rastras para que no siguiera agrediendo al árbitro, pero otros siguieron gritándole.

Pero eso no es lo único que pasó tras este incidente, el directivo del América, Ricardo Peláez, después de la expulsión de Aguilar bajó al túnel buscando al árbitro y decidió seguir insultándolo, por lo que fue multado por la Federación con 150 mil pesos. Es decir, todos los que intervienen en el fútbol —ya sean jugadores, directivos y técnicos— tienen capacidad de ofender y atacar a los árbitros porque sus decisiones afectan a su equipo.

Igualmente, en el partido de la COPA MX entre Toluca contra Morelia, no fue un jugador, fueron tres quiénes decidieron manotear, gritar y aventar al árbitro Miguel Ángel Flores. Jesús Méndez fue pintado de amarillo por segunda ocasión por lo que fue expulsado y él considero que el árbitro estaba equivocado lo apoyaron sus compañeros Alfredo Talavera y Enrique Triverio quienes le manotearon y amenazaron. Triverio fue quien decidió pegarle. No faltará quien diga ni los tocaron, ¿qué no son hombres? Sí, lo son, pero también son la autoridad y repito: no los respetan.

¿Y qué hizo la autoridad? Lo único que puede hacer en ambos casos: expulsarlos. Como dijera el famoso meme del perro en Facebook ¡No, pos guuuuuuaaaaaaa! Y, ¿qué más va a pasar? La Federación originalmente habían sugerido sancionarlos con tres partidos a Aguilar y Triverio. Es decir, no iban a aplicar el artículo 27 del Reglamento de Sanciones, por lo que se aumentó a suspender a Aguilar 10 juegos, a Triverio 8 y las sanciones económicas, pues ninguna, se las perdonaron. Después, por la huelga de árbitros la Federación decidió que fuera un año de suspensión para ambos jugadores y una multa de 33 mil pesos que es un regalo para quienes ganan en millones de dólares. Sus respectivos equipos desean apelar esta decisión ante tribunales deportivos especiales fuera de México para que se reduzca la sanción.

Y si pensaban que alguien podría salvarlos pues les falló. La FIFA a través de Giovanni Martí, representante de medios, declaró que el asunto del paro arbitral es exclusivo de la Federación Mexicana de Fútbol, de modo que no esperen que intervengan para solucionar el asunto.

Esto nos lleva al problema de fondo, la violencia contra los árbitros, pero presente también en los partidos de fútbol, dentro y fuera del campo de juego.  Las conductas violentas han aumentado con los años. Los jugadores, los directivos, los programas deportivos, las televisoras que transmiten los juegos y  todos los que obtienen ganancia del balompié han hecho caso omiso al clima violento que se vive dentro de las canchas debido a que la maquinaria económica se vería afectada por detenerse a pensar el cómo solucionar este problema.

Esta decisión de los árbitros no es novedosa,  en 2016 los árbitros argentinos decidieron irse a huelga tras los actos de violencia – golpes y linchamiento – contra el silbante Claudio Elichiri, quién no marcó un penalti a favor del equipo Sarmiento de Ayacucho. El paro arbitral fue suspendido por orden del Ministerio de Trabajo argentino que ordenó a los silbantes realizar su labor en las diferentes ligas de fútbol de ese país.

Se calcula que el aplazamiento de la Jornada 10 de la Liga MX provocó la pérdida de 50 millones de pesos, divididos entre la venta de boletos, venta de comida en estadios y derechos televisivos no utilizados, hasta que tocaron el bolsillo de los equipos se tomaron decisiones más justas.

De acuerdo con la Revista Forbes los árbitros centrales mexicanos reciben $25,000 pesos por cada juego en el que participan de la Liga MX, lo cual asciende a $33,000 en cuartos de final, $44,000 en semifinales y $66,000 en la gran final y a pesar de ganar este buen sueldo, ellos decidieron irse a huelga. La decisión es producto de años de aguantar la presión impuesta por las partes que obtienen beneficios económicos del fútbol y que debía salir por alguna parte. La afición deberíamos aplaudir esta valiente decisión que decidió poner de manifiesto que debe haber un cambio real, un golpe de timón en las acciones conjuntas de la Federación y de los equipos que logren que la violencia pare, recordarle a todos los involucrados lo que significa respeto para la autoridad