Tierra Incógnita
Sealtiel Enciso Pérez
La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia de Baja California Sur se enriquece con el reciente descubrimiento de la arqueóloga e investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Harumi Fujita, quien en su libro Covacha Babisuri: Doce mil años de prehistoria en la Isla Espíritu Santo, BCS, hace una revelación que ha causado gran impacto en la comunidad científica y en la población en general.
En su obra, Fujita explora en detalle la antigua línea de costa de todos los continentes, situándose entre 47,500 y 35,000 años atrás, cuando el nivel del mar descendió entre 68 y 79 metros por debajo del nivel actual. Esta información, sustentada en las investigaciones de un grupo de científicos liderados por Bard, Jouannic, Hamelin, Pirazzoli, Arnold, Faure, Sumosusastro y Syaefudin, fue publicada en 1996 en el estudio titulado Pleistocene sea levels and tectonic uplift based on dating of corals from Sumba Island, Indonesia en la revista Geophysical Research Letters.
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La hipótesis de Fujita es que durante ese periodo, las islas Espíritu Santo y La Partida estuvieron unidas a la península de Baja California, formando un corredor terrestre que permitió la migración y el asentamiento de fauna y flora, así como de los primeros habitantes humanos en la región. Este hallazgo no sólo reconfigura la comprensión geológica y biológica del área, sino que también abre nuevas perspectivas sobre la interacción de las primeras comunidades humanas con su entorno.
El descenso del nivel del mar —detallado en el estudio de Bard y sus colegas—, explica cómo las masas de hielo durante el Pleistoceno afectaron los niveles del mar a escala global. Las fluctuaciones climáticas y tectónicas jugaron un papel crucial en la configuración de las costas tal y como las conocemos hoy en día. Estas investigaciones se basaron en la datación de corales en la isla de Sumba, Indonesia, proporcionando un modelo que Fujita aplicó al contexto de Baja California Sur.
La Covacha Babisuri —ubicada en la Isla Espíritu Santo— ha sido el sitio central de las excavaciones arqueológicas lideradas por Fujita. Este refugio natural ha preservado restos que datan de hace 12 mil años, ofreciendo una ventana invaluable a la vida prehistórica en la región. Entre los hallazgos más destacados se encuentran herramientas de piedra, restos de fogatas y evidencias de prácticas de subsistencia que sugieren una ocupación humana prolongada y adaptativa.
Fujita argumenta que estos primeros habitantes no sólo se beneficiaron del corredor terrestre que unía las islas a la península, sino que también desarrollaron una cultura marítima temprana. La proximidad al mar les permitió explotar recursos marinos y terrestres de manera eficiente, demostrando una notable adaptabilidad y conocimiento del medio ambiente.
La investigación de Harumi Fujita no sólo desafía las nociones tradicionales sobre la prehistoria de Baja California Sur, sino que también destaca la importancia de las conexiones entre diferentes áreas geográficas durante el Pleistoceno. Las implicaciones de este estudio son vastas, proporcionando una nueva comprensión de cómo los cambios climáticos y geológicos afectaron la distribución y evolución de las especies, incluidos los seres humanos.
Además, su trabajo subraya la necesidad de proteger y preservar estos sitios arqueológicos, que son testigos silenciosos de la historia antigua de la humanidad. La Covacha Babisuri, en particular, se plantea como un recordatorio de la adaptabilidad de nuestros antepasados, quienes lograron prosperar en un entorno cambiante y a menudo desafiante.
El libro Covacha Babisuri: Doce mil años de prehistoria en la isla Espíritu Santo, BCS de Harumi Fujita es una contribución monumental a la arqueología y la historia de Baja California Sur. Sus descubrimientos no sólo enriquecen el conocimiento científico, sino que también inspiran un sentido de asombro y curiosidad sobre nuestro pasado compartido.
Mientras continuamos explorando y descubriendo más sobre estos antiguos habitantes y sus vidas, es esencial recordar la importancia de la investigación y la preservación arqueológica. Cada nuevo hallazgo nos acerca un poco más a comprender la complejidad y la riqueza de la historia humana, y nos recuerda que, aunque separados por milenios, estamos profundamente vinculados con aquellos que caminaron por estas tierras mucho antes que nosotros.
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