Tierra Incógnita
Sealtiel Enciso Pérez
La Paz, Baja California Sur (BCS). En los parajes solitarios de la Antigua California, las historias de valor y abnegación brillan con luz propia. Una de esas historias es la del Padre Juan de Ugarte, un misionero cuyo coraje y amor por su prójimo quedaron inmortalizados en un impresionante encuentro con un puma.
El Padre Ugarte fue llamado a confesar a un enfermo en un paraje lejano de su misión. Montando una mula indómita, emprendió el viaje con la determinación que siempre lo caracterizaba. Al adentrarse en un bosque, divisó a un animal echado en el suelo. Pensando que podría ser una cría de las yeguas de la misión, trató de acercarse, pero su montura se negó rotundamente, consciente del peligro que se escondía entre los árboles.
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El enfrentamiento con el puma
Decidido a investigar, el Padre Ugarte desmontó y se acercó a pie. Al hacerlo, se encontró cara a cara con un puma que se preparaba para atacar. Sin mostrar temor, el misionero tomó dos piedras y, con precisión asombrosa, lanzó la primera, golpeándolo en la frente y aturdiéndolo. Cuando el animal intentó una acometida más furiosa, el padre lanzó la segunda piedra con igual destreza, derribando al puma.
Sin perder tiempo, Ugarte se acercó y, con el pie en el pescuezo del animal, terminó con su vida. Este acto de valentía no sólo demostró su fortaleza física, sino también su fe inquebrantable y su confianza en el auxilio divino.
Habiendo cumplido su misión de confesar al enfermo, el Padre Juan de Ugarte decidió llevar el despojo de su victoria al pueblo. La tarea no fue sencilla, dado el instinto natural de repulsión que las mulas sienten hacia los depredadores. Sin embargo, Ugarte ideó una ingeniosa solución: utilizando su cíngulo, ató al puma a un árbol con un lazo corredizo. Luego montó nuevamente su mula, forzándola a pasar bajo éste, que cayó sobre la silla.
Aunque al principio la montura se resistió a cargar con el animal, finalmente se rindió, llevando la carga hasta el pueblo. Los habitantes, especialmente los indígenas cochimís, quedaron asombrados al ver el puma y comprendieron la grandeza y el valor del Padre Ugarte.
Un héroe de la fe
El Padre Juan de Ugarte no sólo demostró ser un hombre de coraje físico, sino también un verdadero héroe de la fe. Su capacidad para enfrentar peligros y su dedicación a proteger y guiar a su comunidad reflejan los valores de amor y abnegación que caracterizan a los verdaderos líderes espirituales. Este episodio de su vida es sólo una muestra del legado de fortaleza y fe que el misionero plantó en los incultos páramos de California. Su ejemplo sigue inspirando respeto y admiración, recordándonos que, con la fortaleza de la fe y la determinación, no hay imposibles.
Así, la figura del Padre Juan de Ugarte se alza como ejemplo de valor y dedicación, un verdadero Hércules de la fe, cuya memoria sigue viva en el corazón de los californianos.
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