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California Mítica
Por Gilberto Manuel Ortega Avilés
La Paz, Baja California Sur (BCS). El mar contiene misterios tan extensos como su misma profundidad; el mar es inmenso, al grado que el ser humano aún no ha explorado ni el 10% del fondo marino, por lo que no es de extrañarse que cada día encontremos nuevas especies, increíbles y casi míticas, todo esto alimenta nuestra imaginación y curiosidad.
Los antiguos escandinavos temían al enorme Kraken, que era un gigantesco pulpo que destruía embarcaciones sin piedad; los griegos huían de las encantadoras sirenas, que atrapaban a los marineros con sus cantos y engaños para devorarlos; incluso, existe gente que asegura que un dinosaurio del Pleistoceno aún habita nuestro planeta, el célebre Plesiosaurio en el lago Ness en Escocia, al cual los habitantes llaman Nessie.
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Quizá este querido dinosaurio sea el más polémico debido a la enorme cantidad de evidencias y testimonios -muchos de ellos refutados- que de su existencia se han presentado, lo cierto es que la investigación sobre el famoso monstruo del lago Ness sigue abierta; considerando que se han descubierto especies que han sobrevivido más de 65 millones de años como, por ejemplo, el celacanto (pez abisal que sobrevive desde la época de los dinosaurios), entonces su existencia podría no ser tan descabellada.
El acuario del mundo
Jacques Cousteau denominó acertadamente al mar de Cortés el acuario del mundo, debido a que contiene el 40% de las especies del planeta, además de muchas endémicas de nuestra región; por lo que no es extraño que, si se quiere iniciar una búsqueda de criaturas marinas fantásticas, el punto de partida sean los mares sudcalifornianos.
Quizás el primer avistamiento de una criatura marina fantástica fue el reportado por Hernando de Grijalva. El 9 de noviembre de 1533, el explorador español describió en su viaje por la península a un hombre marino que “se regocijaba de la misma manera que un mono, zambulléndose y bañándose con las manos, y mirando a la gente como si tuviera sentido” (José Luis Martínez, “Hernán Cortés”)
Entre los seres marinos de los que se guarda registro de su aparición en aguas sudcalifornianas destaca el pez mujer, encontrado por el sacerdote jesuita Ignacio Tirsh en la entonces llamada Bahía de Palmas en el año 1764. Tirsh fue un curioso observador de la naturaleza y criaturas en Baja California, de la cual destaca la trascendencia de sus ilustraciones, que actualmente se encuentran exhibidas en un museo de Checoslovaquia.
El padre Victoriano Arnés también contribuyó al mito del pez mujer o pez mulier, al realizar la descripción en base a un espécimen seco encontrado por él. La descripción que transcribe de Miguel del Barco es la siguiente: “El Pez Mulier (mujer) tenía la figura de una mujer de medio cuerpo para arriba; y de pescado común de medio para abajo. Como lo hallamos seco y aplastado como un bacalao, no se pudo hacer mucha anatomía. No obstante parecía una cara, un cuello y hombros y pecho blanco como si llevara una costilla, y tuviera descubierto los pechos; aunque no recuerdo si se distinguían pezones. Lo demás estaba cubierto de escamas, y remataba en cola como otros peces. Su grandor seria de dos palmos, y de a proporción de ancho, a semejanza de un bacalao no se descubrían brazos ni cabellos. Lo hallamos en la playa en el diámetro opuesto a mi misión de Santa María, en el mar del sur, en una ensenada que se forma al fin del arroyo llamado catabiña. ”(Gilberto Ibarra Rivera “Escritos y escritores de temas sudcalifornianos”, disponible para su consulta en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez.)
Monstruos marinos sudcalifornianos
Si retomamos las leyendas de viajes y expediciones marinas en la antigüedad, estarán plagadas de historias de calamares gigantes devoradores de hombres y destructores de barcos; suena a ficción, pero estos últimos años se han encontrado especímenes bastante grandes de calamar que, aunque no se ha comprobado que sean capaces de destruir barcos, son temibles depredadores que seguro despertarían el terror de los marineros, ya que cuando se enojan cambian su piel a colores amenazantes, y en su ataque furioso bien podrían ocasionar serios daños a algún buzo desprevenido.
Los calamares son considerados los invertebrados más veloces que existen en el mar; son carnívoros que consumen desde pequeñas larvas localizadas en el plancton, hasta peces como la sardina. Entre sus depredadores están tiburones, lobos marinos y delfines. La pesquería del calamar va desde la frontera de México y Estados Unidos de América hasta Chile; sin embargo, las regiones de la península de Baja California y Pacífico Norte son los mayores productores de calamar gigante.
La especie más impresionante -y que aún sigue siendo un misterio- es el calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni), cuya especie es considerada la más grande y el único miembro del género Mesonychoteuthis. Según los cálculos actuales, se estima que podría alcanzar un tamaño máximo de entre 12 y 14 metros, basándose en el análisis de especímenes juveniles y pequeños; el ejemplar más largo que se ha capturado tiene unos 4,2 m.2 El peso máximo estimado ronda los 750 kg, basándose en restos parciales que se encontraron en 1925 en el estómago de un cachalote. Muchos de estos metros están compuestos por sus dos largos tentáculos prensiles.
La dificultad de encontrarlos radica que pueden vivir a más de 2000 metros de profundidad, haciendo la tarea casi imposible a los investigadores de esta fascinante criatura. Su hábitat se extiende miles de kilómetros desde norte de la Antártida hasta el sur de América del Sur, el sur de África, y el sur de Nueva Zelanda, es decir, su principal hábitat sería el Océano Glacial Antártico. Criaturas de tan difícil avistamiento, sólo son captados gracias a restos encontrados en varamientos o en restos dentro de otros animales.
Por otro lado y siguiendo el tema de especies gigantes marinas, recordemos que en el año 2014 se dio el caso en la ciudad de La Paz el varamiento de 2 peces remo, criaturas que, aun sin ser míticas, causan intriga e incluso temor, ya que se les relaciona con grandes terremotos. Estas criaturas de más de 5 metros de longitud habitan a más 500 metros de profundidad y se presume que el cambio de la temperatura (ligado al calentamiento global) sea el responsable de que aparezcan muertos en la bahía.
Desde el 2002 no se tenía registro del llamado ángel de los mares, la mantarraya gigante, pero en 2016 tuvimos la fortuna que unos turistas observaron al amigable gigante de 8 metros en la Isla Cerralvo, la cual permaneció con ellos por más de 5 minutos (hay que recordar que son animales que no tienen problema para interactuar con el ser humano.).
Ese mismo año, en junio, las redes sociales se sorprendieron con el hallazgo de un extraño animal también en la Isla Cerralvo, en el video -que aún circula por las redes sociales- podemos escuchar al sorprendido testigo decir “¿El diablo o la sirena? Tiene cola, tiene pelo, tiene boca como la gente, y dos cuernos, tiene orejas, es un animal raro ¿Quién sabe qué será?.” Finalmente, el espécimen fue identificado por el personal del Museo de la Ballena que se dio a la tarea de investigarlo y llegaron a la conclusión que se trataba de un poco común zifio de cuvier (ziphius cavirostris).
También en 2016 se viralizó un video donde pescadores de Mulegé atrapan un enorme e impresionante Pez Luna, el cual es uno de los peces más pesados del mundo, con una media de 1000 kg de peso y con ejemplares que alcanzan más de 3 metros de longitud y superan las 2 toneladas; es un pez extremadamente difícil de ver. El video incluso salió en noticieros nacionales, y también está disponible en internet.
Entre los monstruos prehistóricos con registro fósil en Baja California Sur podemos encontrar ballenas dentadas y el famoso megalodon, siendo nuestro territorio el número uno a nivel mundial en cuestión de hallazgos fósiles del terrible ancestro de los tiburones.
Hablando de fósiles, debemos mencionar otra criatura prehistórica marina encontrada en nuestros mares, el Plesiosaurio, cuyo esqueleto fue rescatado muy cerca de Isla Guadalupe, poco antes de ser extraído por un extranjero y llevado fuera del país, según lo relatan periódicos resguardados en el Archivo Histórico Pablo L. Martínez.
Hoy en día, debido a la cuarentena y confinamiento mundial, no podemos acudir a las playas, pero en algunas semanas podremos regresar y observar el atardecer mientras recordamos estas criaturas que viven en la fantasía o en la memoria de los mares sudcalifornianos.
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