La sorprendente e inusual poesía de e e cummings

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace muchos años la poesía me atrapó en sus tentáculos y jamás pude desafanarme. El acercamiento a la Literatura se dio en momentos en que andaba buscando un camino que tuviera un sentido que lo iluminara tanto de noche como de día. Aprendí pronto que la poesía no tiene preferencias, que no toma en cuenta los rangos, te pega por igual y bajo tu propio riesgo.

En esa etapa encontré a Edward Estlin Cummings (EUA, 1894-1962), a quien se le conoce más como E.E. Cummings o como sus editores lo promovían —muy a pesar del poeta— para resaltar su modo de plasmar su sintaxis extraña: e e cummings.

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Leerlo siempre fue un viaje de hallazgos, pero más que nada de entender por qué rompía con la realidad escribiendo desparpajado, con una estructura que no correspondía a la tradición y a la lógica gramatical, pues no utilizaba mayúsculas, los signos de puntuación podían cortar de tajo una idea o palabras o bien los versos eran sometidos fuera del renglón clásico o del mismo párrafo; no obstante, al leerlo en voz alta, aquello tomaba un sentido por completo distinto. Ha tenido imitadores por cientos, pero su poesía sin duda es reconocible, sabemos que se trata de él.

A lo largo de su vida productiva, publicó casi mil poemas, dos novelas y varios ensayos críticos. Su poesía se edifica a partir de su voluntad tenaz de buscar las voces íntimas que pudieran transmitir al lector los hallazgos poéticos que iba encontrando, con el fin de demostrar que el conflicto de escribir poesía no era cosa fácil. Tal vez por eso muchos de sus contemporáneos se le fueron encima, acusándolo de poco compromiso con la literatura y de que no quisiera ser más conservador, en aras de la legibilidad para estar al alcance de todos. Pero si somos justos, Cummings nunca fue del todo comprometido con nada, pues solo estaba interesado en la propia expresividad de su poética. Eso sí, su carácter y personalidad lo hicieron distanciarse de otros, con estilo propio y único, que logró a base de experiencia y de constantes ejercicios escriturales.

Leerlo en inglés es una cosa y leerlo traducido es otra, por lo que a veces esas traducciones no alcanzan a reflejar toda la plástica que Cummings quiso expresar. En sus libros va a la búsqueda de la certidumbre, de las voces en continuo conflicto interior, además de sus meditaciones sobre la condición humana, su naturaleza existencial en el discurrir del mundo. Siente que ese orbe fue mutilado y que nos obstaculiza para actuar y pensar fuera de los sistemas creados, en especial esos que se dedican a construir creencias que van en contra del espíritu humano, desde el político y el religioso.

E. Cummings es una lectura obligada para poetas. Sin la experiencia de su poética difícilmente comprenderemos parte del siglo XX y del impacto que tuvo no solo en Estados Unidos, sino en el resto del planeta.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Ramón Cuéllar Márquez

Nació en La Paz, en 1966. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Actualmente se desempeña como locutor, productor y guionista en Radio UABCS. Ha publicado los libros de poesía: “La prohibición del santo”, “Los cadáveres siguen allí”, “Observaciones y apuntes para desnudar la materia” y “Los poemas son para jugar”; las novelas “Volverá el silencio”, “Los cuerpos” e “Indagación a los cocodrilos”; de cuentos “Los círculos”; y de ensayos: “De varia estirpe”.

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