Knockemstiff de Donald Ray Pollock

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FOTOS: Cortesía

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre la relación entre cine y literatura, sobre cómo el libro supera a la película, pero pocas veces hablamos de cómo una película nos conduce a un libro, y por añadidura a un nuevo escritor del que no habíamos oído. Este es el caso de Donald Ray Pollock, autor de El diablo a todas horas, cuya historia fue adaptada al cine, película que por cierto tiene méritos por sí misma: se las recomiendo ampliamente, junto con la novela. Pero no voy a hablarles de ese filme, que es solo el pretexto para contarles de otro de sus libros, Knockemstiff, uno de cuentos.

Donald Ray Pollock es de esos escritores que un día decide ser escritor y dedicarse a lo literario, gracias a un programa de escritura creativa a los cincuenta y cinco años en la Universidad Estatal de Ohio, anécdota que me recuerda a José Saramago, quien dijo siempre que su vida literaria había empezado cuando cumplió cincuenta años y resolvió encauzar todo su tiempo y energía a escribir. Donald Ray Pollock nació en Knockemstiff, Ohio, en 1954; estudió durante un tiempo en sus primeros años de vida, sin embargo, luego abandonó la academia para trabajar en una planta de carnes, para finalmente quedarse en una fábrica de papel, en la que estuvo por más de treinta años. Tal vez una larga época dedicada a la hechura de papeles lo condujo al gusanito de escribir, pero lo cierto es que al tomar aquel taller literario descubrió su verdadera vocación, para gratitud de sus lectores, que los tiene por miles, pues ha sido traducido al español, francés, italiano, portugués, catalán y húngaro.

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El título de su libro de relatos, Knockemstiff, se refiere, como ya hemos visto, al pueblo donde nació, y que incluso se le conoce como Glenn Shade o Shady Glenn, y se ubica al sur de Ohio, en Estados Unidos. Hay un debate sobre el origen de la palabra, y algunos dicen que tal vez se originó de la frase en inglés knock them/him, sitff, es decir, “déjalos tiesos”, que según cuentan se refiere a una pelea en la cantina del pueblo, mientras que otros narran que una mujer le preguntó al presbítero cómo hacer para que su marido ya no le fuera infiel y le dijo eso, “déjalo tieso”; otros más, dicen que el clérigo, al hallar a dos mujeres pelearse por un hombre, les indicó que no merecía la pena gastar sus vidas en algo tan inútil, que lo mejor sería “dejarlo tieso”. Pollock cuenta que han intentado cambiarle el nombre en innumerables ocasiones.

El libro es un extraordinario viaje a la zona rural norteamericana, la que no sale en las películas hollywoodenses ni en los folletos de turismo, ni mucho menos el primer mundo que nos han vendido como la imagen central del país del norte. No, Knockemstiff nos habla de un pueblo abandonado por la mano del progreso, un lugar que a duras penas se le puede denominar “pueblo”, donde el blanco es denominado “white trash”, el último eslabón en la cadena de la miseria económica y social de Estados Unidos, de la que casi nadie sabe o poco se difunde. El libro nos retrata —por momentos, con cierto sentido de humor negro— a una población sin esperanza, que vive en el desasosiego, que la idea del porvenir les es ajena y la violencia es el eje central de sus relaciones humanas; un lugar miserable donde nada ocurre en apariencia, que no obstante está lleno de vida y su gente lucha por no caer en la espiral de decadencia que pareciera casi genética. En suma, Donald Ray Pollock nos muestra una cruda realidad estadounidense que hace que lo veamos con otros ojos, más humanos, y con cierta ironía y compasión por aquellos que no están incluidos en el “american way of life”.

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El librero

Ramón Cuéllar Márquez

Nació en La Paz, en 1966. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Actualmente se desempeña como locutor, productor y guionista en Radio UABCS. Ha publicado los libros de poesía: “La prohibición del santo”, “Los cadáveres siguen allí”, “Observaciones y apuntes para desnudar la materia” y “Los poemas son para jugar”; las novelas “Volverá el silencio”, “Los cuerpos” e “Indagación a los cocodrilos”; de cuentos “Los círculos”; y de ensayos: “De varia estirpe”.

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