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Iván Gaxiola, un camaleón de los géneros literarios

FOTO: Osiris Navarro.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este año, Iván Gaxiola participó con cuatro trabajos en los Premios Estatales de Literatura Ciudad de La Paz, obteniendo una mención honorífica en cuento y ganando en ensayo con su texto Ficciones históricas, verdades literarias, y en novela con Animales. Si se cuenta que en recientes emisiones ha obtenido el Premio Estatal de Poesía y el Regional de Cuento, estamos hablando de uno de los escritores más reconocidos de Baja California Sur en los últimos años.

En exclusiva para CULCO BCS, el también periodista compartió sus puntos de vista sobre el quehacer historiográfico, literario y periodístico; su opinión sobre la legalización de las drogas; y los planes que trae la banda de rock Venados Muertos —del cual forma parte como guitarrista. De manera que su pasión creativa abarca varias actividades escriturales y artísticas. La flexibilidad de los géneros literarios —como él lo cree—, le permite tomar la pluma para editar una nota periodística y soltarla para tomar otra para escribir unos versos, o analizar alguna obra literaria.

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Has barrido con los Premios Estatales de Literatura. Poesía y Cuento, y este año Ensayo y Novela. Aunque sea la pregunta más trillada, la quiero hacer: ¿cómo te sientes con esto? ¿Tendríamos que prepararnos para competir contigo en Crónica y Dramaturgia? Bueno, en realidad no he ganado el premio estatal de cuento, gané el regional en 2018, así que no he “barrido” con los premios estatales. He ganado tres de las seis categorías (poesía, novela y ensayo), y me siento tan satisfecho como insatisfecho. Me exijo mucho. En este último certamen estatal obtuve los premios de ensayo y novela, así como una mención honorífica en cuento, pero la realidad es que participé en cuatro categorías (ensayo, novela, cuento y poesía) y mi exigencia insana me dice: perdiste dos concursos. Es así que me siento animado por los triunfos, pero en deuda con las derrotas. De tal suerte que sí me verán competir en las categorías restantes de los premios estatales, pues mi idea es ganarlos todos: lograr al menos un grado mínimo de calidad en distintas expresiones literarias, a fin de conocer, y quizá dominar, su lenguaje.

Tu ensayo me recordó mucho a nuestras clases en la Maestría en Investigación Histórico Literaria en la UABCS; es como un resumen o extracto de algunas de ellas. ¿Hay la idea de ser un referente del posgrado o quizá de difundir estos contenidos que funden y cuestionan historia y literatura? Honestamente sí. Estudié esa maestría y entendí que la sustancia de ésta es una pregunta: ¿la historia es literatura?, ¿qué tan fiable es la literatura como fuente historiográfica? En este sentido, realicé una serie de ensayos acerca de la relación entre ambas y ofrecí ejemplos a través de la lectura de una serie de libros y documentos históricos, que van desde la intervención francesa, pasando por La Revolución Mexicana, hasta el “movimiento de la onda” y las drogas en la literatura; en este último caso haciendo referencia a los cambios y permanencias que tienen lugar en las percepciones sociales sobre un asunto particular a lo largo del tiempo. Es así que me encantaría que este libro sea aprobado, de alguna manera, por mis maestros, los doctores que me guiaron en la investigación histórico-literaria, a tal punto de considerarlo un buen referente de consulta para los nuevos estudiantes de la maestría.

En este postmodernismo en que nos situamos, donde se han proclamado “las muertes” de varias cosas —Dios, el Hombre, etcétera— ¿asistimos también a una muerte de los géneros en la escritura? ¿Qué ventajas o desventajas tendría que se puedan fusionar, transgredir o jugar con las diferentes formas de escribir la ficción y no ficción? Respondiendo primero la parte final de la pregunta, acerca de las formas de escribir ficción y no ficción: para mí, todo es ficción. Simplemente que hay distintas ficciones, las ficciones que buscan lo posible y las ficciones que buscan lo real. Es decir, todo estriba en la intención. Sé que es una postura precisamente muy postmodernista, muy a lo Hayden White, pero, al menos hasta el momento, estoy convencido de que todo lo que sale de los humanos, toda expresión, es reflejo de su percepción y tradición, imposibilitando el acceso verdadero al crisol de posibilidades en acción que es la realidad.

FOTO: Elena Zavala.

En el caso de la fusión de los géneros, diría que los géneros son simplemente una ilusión nacida de la necesidad clasificatoria del humano para comprender su entorno. De tal suerte que la frontera entre ellos, los géneros literarios, es tan permeable que no podemos distinguir dónde empieza una y dónde termina la otra cuando echamos la lupa. ¿No es acaso “Pedro Páramo” una obra poética?, ¿no nos engaña Borges con ensayos que son cuentos y cuentos donde ensaya sus hipótesis de la existencia? Por lo tanto no creo en la muerte de los géneros sino en su flexibilidad. El postmodernismo estirará todo lo que pueda los límites conceptuales del ámbito literario, pero jamás podrá destruirlos, ya que el postmodernismo no es más que una nueva curiosidad ontológica, una nueva necesidad de renombrar y reconceptualizar el mundo, aunque el mundo continúe intacto e indiferente a las obsesiones de la humanidad. ¿Cuáles son las ventajas de que las fronteras de los géneros literarios difuminen sus demarcaciones? La ventaja de crear algo nuevo (tomando en cuenta que todo es intertextualidad y que lo nuevo no es más que recordar lo olvidado para traerlo al presente).

Coincidimos en estudiar estos temas y además dedicarnos al periodismo. ¿Crees que el periodismo es una forma de hacer historia, y por tanto —ya que pareces convencido de que la historia es un género de la literatura—, de hacer literatura? El periodismo es un tipo de texto que pertenece al género argumentativo, el cuarto género literario –después de la lírica, la épica y el drama–, así que sí creo que es una forma de hacer literatura. En el otro caso, diría que no solamente el periodismo es una forma de hacer historia sino que todo lo es. Todo acto es en esencia histórico, está insertado en el tiempo, es reflejo del contexto y su trascendencia se decidirá en el futuro. No obstante, si se trata de una manera de hacer historiografía, yo diría que el periodismo no lo es. Esto porque su inmediatez no le permite tomar una perspectiva temporal que le dé la oportunidad de observar el fenómeno de forma histórica, sino que lo hace de manera fenomenológica, con el arrojo ciego y sordo que supone encontrarse en el vendaval de los hechos. Lo que sí, y no es que lo diga yo sino que es obvio, es que el periodismo es una fuente historiográfica, que, como todas las fuentes, debe manejarse con el rigor del historiador: corroboración sobre la veracidad del registro historiográfico en cuestión, consideración de la subjetividad insuflada por el lugar de producción del texto periodístico y revisión de fuentes secundarias. Así, el texto periodístico podrá formar parte de una obra historiográfica que explique y proponga una realidad sobre el pasado.

En el capítulo “Drogas y literatura en México” haces un lúcido recorrido histórico por novelas que retratan lo que antes se llamaba ‘manía’ y ahora ‘dependencia’. Un análisis de este tipo, ¿qué datos o reflexiones resultarían útiles o interesantes de plantear en el debate sobre la legalización de las drogas? (¿Cuál es tu postura al respecto?) En lo que a datos se refiere, creo que hay suficientes. Sería útil, en todo caso, que la ciudadanía se informe a fondo sobre el tema de las drogas, iniciando por su correcta categorización y definición, y después desde perspectivas científicas, sociales, políticas, económicas, sanitarias, de seguridad pública, filosóficas y culturales. Ese conocimiento, la reducción de nuestra ignorancia, abonaría mucho al debate.

Hablando de reflexiones, creo que sería útil pensar en el replanteamiento del concepto de libertad frente al Estado y de moral frente a la sociedad. En la libertad, porque la prohibición de las drogas no se soporta únicamente en evitar el daño físico del usuario, sino que el Estado tampoco permite el consumo debido al efecto disociador éstas. Acepta el alcohol, por ejemplo, por ser una droga social, de consumo dentro del entorno de sus reglas. Sin embargo, el efecto de otras sustancias, como la marihuana, el LSD y de ciertos hongos, hace que la realidad se desvele, desde dentro de nosotros, como algo nuevo, provocando que nuestra experiencia sea netamente personal e invite a cuestionarse la estructura de lo que siempre hemos llamado normalidad. De tal modo que el Estado le teme a sustancias que provoquen la indagación sobre el ser y la sociedad, pues, al hacerlo, el usuario es capaz de prescindir de sus normas. Finalmente, mi postura sobre las drogas es deben ser legales, siempre y cuando exista un programa severo de educación sobre éstas, una atención primordial a la salud psicológica y la salud preventiva, al igual que una revaloración del usuario para considerarlo y atenderlo como un ser humano sin culpas ni pecados ni delitos, un humano con una condición de salud.

FOTO: @alonso_sm

En la novela “Animales” tienes policías cabrones y corruptos, y ciudadanos honestos pero sumidos en problemas y deudas. Parece ser una constante en nuestro país. ¿Qué te interesa reflejar? Por ser esto que mencionas una constante en México, tal situación forma parte del contexto diegético de la novela, pero nada más. Lo que intento reflejar –yo elegiría el verbo decir– es que cualquiera, tu vecino, por ejemplo, quizá vive un infierno sin que lo sepas y pronto eso lo llevará a estallar y a provocar, o no, un cambio en él. A la par propongo que tales estallidos no son más que reflejos del instinto, además de sugerir que cada quien es responsable de sí mismo y de cambiar o no hacerlo, aunque siempre estará la máquina de dios, su ruleta del azar, lista para sorprendernos y transformar nuestros planes.

Veo muy vivos a los Venados Muertos. ¿Cómo te ha ido con la banda? ¿Qué novedades y planes nos podrías comentar? A pesar de la pandemia, la banda lanzó un nuevo EP con tres sencillos, llamado “Libertad en miligramos”, que está en todas las plataformas de streaming; grabamos y sacamos a la luz dos videos oficiales: “Víctimas del poder” y “Maniquí”, ambos en YouTube; consolidamos un par de canciones nuevas; y tocamos en el Pabellón de la República, en Cabo San Lucas, y en Bodega Madero, acá en La Paz. Así que nos ha ido bien, a pesar de todo. Acerca de los planes: queremos grabar un nuevo EP antes de finalizar 2020 y lanzar un video del último sencillo que estrenamos, “Huestes de dios”. De tal suerte que estamos bastante ocupados.

FOTO: J. R. Fernández.

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