El Poder del Perro. La paradoja de una producción pensada para la gran pantalla, condenada a streaming

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Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El cine es un espectáculo que se ha cimentado en el poder que transmiten las imágenes en la gran pantalla, y el lenguaje cinematográfico es un herramienta que está diseñada para aprovechar cada centímetro de ese gran espacio que abarca las pantallas de cine. Por ello, cuando obras pensadas para este formato son condenadas a ser presas del streaming, su fuerza cinematográfica se diluye un poco y no logran el impacto que pudieron tener en su momento.

El Poder del Perro sufre un poco de ello, pues es una historia que aprovecha cada centímetro cuadrado de pantalla y cada cuadro del metraje para contar una historia que quizás parca en diálogos, es riquísima en información visual. La historia fluye, haya o no intercambio de palabras y basados en una dirección perfecta de Jane Campion, la película en si misma seguramente se convertirá en una referencia obligada para los estudiantes de cine. No por nada, la directora del film y Ari Wegner, la directora de fotografía, tardaron un año creando el storyboard del filme, que no es otra cosa que un libro donde con dibujos diseñan cada uno de los emplazamientos y movimientos de cámara que tendrá la película.

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Sin embargo, no fue estrenada en la gran pantalla, solo algunos cuantos tuvieron la oportunidad pues Netflix compró los derechos y la lanzó en exclusiva en su servicio de streaming. Estuvo presente en algunos festivales, principalmente en el de Venecia donde fue vencedora, pero en las salas de cine no vimos los posters, ni los trailers, ni se generó la expectativa que a los cinéfilos nos encanta cuando una producción de calidad viene en camino. No hubo esa fascinación de ir a la marquesina e imaginarse sentado en la sala de cine esperando el inicio de esa película. Y esa misma discusión tuvieron las creadoras visuales del film, a sabiendas que se iba a estrenar por la plataforma tenían contemplado usar el formato 16:9 que se adapta perfectamente a las pantallas que tenemos en casa, pero al momento de llegar a las locaciones, ver los paisajes y acomodar en ellos la historia, se dieron cuenta que necesitaban filmar en pantalla ancha, un formato que está hecho y diseñado para el disfrute en la gran pantalla.

Ahora bien, es posible que sin Netflix, esta película no hubiera existido. Ante unos estudios que prefieren apostar por cualquier cosa que tenga como protagonista a un super héroe o personaje salido de cómic, y a los complejos cinematográficos buscando como nunca pensar en tener más butacas ocupadas que calidad en sus pantallas, el destino de este western hubiera sido el olvido y la nula atención. Y esa es la paradoja a la que nos enfrentamos hoy día, el streaming se vuelve refugio de producciones que no tendrán gran recaudo taquillero, pero que al sacrificar su estreno masivo en cines se pierde mucho de la experiencia cinematográfica con la que se planeó esa película. No sé que tan factible sea, pero creo que tarde o temprano Netflix migrará hacia un esquema donde estrene comercialmente sus films primero en salas para después lanzarlos en exclusiva en su plataforma. Eso les daría a producciones como El Poder del Perro o Roma en su momento, el punch necesario para quedar en la historia como eventos cinematográficos memorables, mas allá de condenarlos al archivo digital y a las recomendaciones de un algoritmo que cree que sabe lo que te gusta.

Luego entonces, llegó la temporada de premios y ahí, El Poder del Perro se hizo un lugar importante ganando en los BAFTA y en los Globos de Oro. Con 12 nominaciones se esperaba que fuera la gran ganadora en los óscares, pero no. Aunque ganó uno de los premios más importantes para su directora, la portentosa actuación de Benedict Cumberbatch fue ninguneada para darle gusto a Will Smith, que con una interpretación buena pero que se queda lejos de lo logrado por Cumberbatch. De igual forma perdió la categoría de guion contra CODA, dejando serias dudas sobre la seriedad y conocimiento fílmico de los votantes. Pues si bien CODA es una película disfrutable y que deja un buen mensaje, ofrece una fórmula ya vista y probada muchas veces que le da al espectador justo lo que espera, al contrario del guion de Campion que dibuja unos senderos emocionales intrincados que desembocan en un clímax filmado con una pasividad angustiante que se torna en un momento poderosísimo cuando caemos en cuenta de lo que sucede. Y claro, el premio a Mejor Película que recayó en CODA, una situación que recuerda mucho cuando Green Book le ganó ese premio a Roma de Alfonso Cuarón.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Marco A. Hernández Maciel

Nació en La Paz a inicio de los 80’s. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey. En 2006 dirigió el corto “Maldito Murphy” con la beca “Jóvenes Creadores”. Ha sido docente en la UABCS, Universidad de Tijuana y Universidad Mundial en guionismo y producción audiovisual. No puede evitar decir “I’m Batman” con voz rasposa, balbucear diálogos de “Volver al Futuro”, elogiar a Hitchcock o llorar al ver “Toy Story 3”.

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