De lo Trans-sexual a lo Trans-Fifi: Una reflexión política sobre los Trastornos Mentales.

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Colaboración Especial

Por Pablo Chiw

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hay una constante en la historia de la ciencia; la confrontación. Cada vez que una voz contradice la creencia popular (usualmente instalada por las fuentes del poder) se desata una ola de agresiones, desde la descalificación hasta el asesinato. En las ciencias hay luchas políticas, distintas corrientes peleando por imponer distintas verdades, desde este contexto partimos, mi objetivo es hacer psicología política impulsado por la consciencia de que los modelos económicos son actualmente, los principales productores de enfermedades mentales.

Antecedentes de una Ciencia Bruta y Brutal 

En 1948 el Manual de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades, Traumatismos y Causas de Defunción; Sexta Edición. Definió el Transexualismo como un trastorno de personalidad, en el 2018 la Organización Mundial de la Salud se encargó de quitarlo de la lista (El País, 2018). ¿Por qué lo pusieron y por qué lo quitaron?

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Lo pusieron por cuestiones ideológicas, lamentablemente, en la medicina y posteriormente en la psicología, tenemos múltiples ejemplos de este tipo de errores garrafales. El caso del doctor Kellogg (inventor de los famosos cereales) es uno de ellos. Él torturaba, mutilaba y castraba a niñas y niños que incurrían en la práctica de la masturbación, era una creencia generalizada en el ámbito medico que la masturbación provocaba enfermedades físicas y mentales (Bauso, 2014). Esta supuesta correlación entre la masturbación y la enfermedad tuvo consecuencias catastróficas para sus víctimas. La patologización de la Transexualidad fue otro acto de injusticia relacionado más con la moral y la religión que con la salud mental, tuvieron que pasar 70 años para corregir el error.

¿Qué define a un trastorno mental?  

Hay por lo menos tres criterios que se necesitan para establecer que tal o cual persona padece un trastorno mental; características clínicas, temporalidad y grado de discapacidad. En este último, medimos la afección en el funcionamiento laboral, social y familiar (Espinoza-López, 2019).

Una persona que nació con órganos reproductivos masculinos, pero que se identifica con el género contrario ¿es una amenaza para si misma u otros? Para nada. ¿Pero que hay del sufrimiento que va a experimentar por la crueldad de la sociedad? Bueno, en ese hecho, la patología está afuera de la persona Trans, no adentro. Lo que se debe atender entonces, es la enfermedad que padece una sociedad que ha culturalizado el odio a la diferencia sexual.

Si bien, el cruel error de los 70 años ya fue corregido al despatologizar la diferencia sexual, nos toca ahora poner la atención en una condición Trans que sí provoca daños, afecciones y discapacidades para quienes la padecen. Me refiero a las personas Trans-burguesas o Trans-fifi.

¿Quién es un Trans-fifi?

Hablamos de una persona en condición de pobreza, víctima de la explotación y precariedad laboral pero que se identifica con las lógicas y narrativas de quienes lo victimizan, simpatiza con ellos, los defiende, admira, justifica y reproduce el mismo odio y desprecio en contra de quienes comparten su condición de penuria. Es un aporofóbico pobre, símil tan absurdo como quien se identifica como supremacista blanco a pesar de tener la piel negra.

 Hablamos de una escisión psicótica entre su realidad material y su identidad psicológica, una personalidad que vive en permanente estado de negación, incapaz de verse como despojado de sus derechos laborales y constitucionales, un sujeto que se autoasigna valor simbólico a partir gestos subjetivos como el gusto por los productos de marca, la admiración del buen gusto de la familia real, la preferencia del café producido en Starbucks sobre aquellos destinados a las clases populares. Sus redes sociales fungen como un testimonio virtual que explica francamente la diferencia entre el Yo real y el Yo ideal, a mayor diferencia entre la vida real y la vida virtual, más profunda es la gravedad de su distorsión.

En esta disonancia mental, quien la padece, toma decisiones que terminan afectándole gravemente, cómo asumir un nivel de deuda económica que supera por creses su capacidad de pago, votar por instancias políticas que buscan retirarle derechos y prestaciones o apoyar abiertamente a instancias económicas cuyas prácticas de explotación son las que le han sumido en la pobreza que tanto odia. Algunas personas han nombrado esta condición como El síndrome de Doña Florinda. Un personaje ficticio que habita en una humilde vecindad pero que construye una diferencia discursiva con la cual se posiciona como superior al resto, superior a la chusma.

Otro concepto con el que podríamos entender lo Trans-fifi, es a partir del Síndrome de Estocolmo. De acuerdo con la psicóloga Lucía Rizo, se trata de una paradoja, donde la víctima desarrolla un vínculo positivo hacia su captor, esta respuesta mental se ha observado en casos de secuestro, esclavitud, abuso sexual, violencia de pareja, miembros de cultos, actos terroristas. Es evidente que muchas de las víctimas del modelo neoliberal terminaron desarrollando un vínculo positivo hacia sus agresores. En realidad, esto no es ninguna novedad, así funciona nuestro cerebro frente al dolor y la angustia, se tratan de mecanismos defensivos, o sea, estrategias mediante las cuales, la mente distorsiona la realidad para hacerla más llevadera. Sin ellos, la angustia propia que produce el vivir sería tan brutal que muchas personas desearían terminar con sus vidas.

Las personas que se identifican con el sexo contrario no se producen daño al expresar su coherencia de identidad interna y externamente, pero la condición el sujeto Trans-fifi si es autodestructiva, se daña a si mismo, su entorno, sus relaciones y sobre todo su futuro, pues las posibilidades del cambio social nunca vendrán de los que están conformes con la injusticia.

No se trata de condenar a las víctimas, la condición de lo Trans-fifi es terriblemente trágica, si pensamos un poquito, se trata de personas que entendieron que la única forma en que podrían disfrutar de una vida buena era dislocándose de la realidad. La crueldad de su situación es idéntica a la del hombre que, a punto de morir por deshidratación, sueña que bebe agua fresca de un río.

Referencias

Benito, E. de. (2018, June 19). La Oms Saca La transexualidad de la lista de enfermedades mentales. El País. https://elpais.com/internacional/2018/06/18/actualidad/1529346704_000097.html

Rizo-Martínez, Lucía Ester. (2018). El síndrome de Estocolmo: una revisión sistemática. Clínica y Salud, 29(2), 81-88. https://dx.doi.org/10.5093/clysa2018a12

Bauso, M. (2019, December 14). Dr. Kellogg: La Sorprendente Historia del médico que inventó Los Cereales para el Desayuno como receta contra La Masturbación. infobae. https://www.infobae.com/historias/2019/12/14/dr-kellogg-la-sorprendente-historia-del-medico-que-invento-los-cereales-para-el-desayuno-como-receta-contra-la-masturbacion/

 

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Colaboración Especial

Por Pablo Chiw

Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de la Laguna, especialista en Psicoterapia Clínica por la Universidad Diego Portales; Maestro en Liderazgo Educativo por la Universidad Mundial; Maestro en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Baja California Sur; y actualmente Estudiante de Doctorado gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en el posgrado de Desarrollo Sustentable y Globalización de la UABCS.

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